domingo, 1 de febrero de 2009

GERMÁN CASTRO CAYCEDO



EL HUECO.



Las casualidades de la vida quisieron que me entrevistara con el gran escritor: Don Germán Castro Caycedo, periodista objetivo y sobre todo gran observador de la conducta humana.
Aunque no soy un gran lector, si conocía la obra del maestro, lo que me proporcionó las bases para entablar un diálogo muy ameno con él. Esa oportunidad se dió, gracias a la invitación que me hizo Francisco García, en ese entonces propietario de la bella librería "Mundo libro" y amigo personal del escritor, al que había invitado para que firmara sus libros en un afortunado día.

Después de las presentaciones de rigor y aunque soy algo tímido, no tardé en entablar con el escritor una amena charla. Le hice algunos comentarios respecto a su obra El hueco, de los que reseñaré dos: uno sobre la historia de un profesional caleño que agobiado por una dificil situación económica se vió obligado a vender lo poco que tenía y emigrar con su familia a los Estados Unidos, donde después de una increíble serie de circunstancias, logró convertirse en un magnate de las artes gráficas en Nueva York.

No sé si sería otra casualidad, pero pocos días antes de mi encuentro con el escritor, le había contado a Marta, quién me digitaba la revista Radio Ondas que yo editaba en esos tiempos, la increíble historia de ese próspero hombre, ella se sorprendió cuando oyó el nombre del protagonista y me dijo: Ese hombre no tuvo que vender nada para viajar a la USA, él defraudó a través de una empresa de inversiones a muchos
ancianos jubilados y ahorradores que le confiaron su capital y huyó, no emigró, a los Estados Unidos; Don Germán se sorprendió muchísimo con mi cuento, y muy serio comentó: -Ese debe ser un homónimo, vaya uno a saber Don Germán.

El otro comentario que reseñaré, es el de una historia que el escritor narra, también en su obra El hueco: Esta es sobre un jóven que viaja al pais del norte en busca del sueño Americano, cuenta con lujo de detalles las peripecias que pasan los compatriotas emigrantes, la madre de este muchacho, era una maestra que presumía a sus amigas sobre los supuestos triunfos de su hijo en las tierras del tío SAM, desconociendo que de las cartas que recibía con fabulosas historias y fotos en las que aparecía el monzalbete frente a bellas mansiones, recostado sobre un lujoso automóvil, lo único verdadero eran: los pocos dólares que contenían y el sello de correo.



Finalmente la historia nos relata como esa madre orgullosa de su niño, vende a menos precio su casa, y ajustando con los ahorros de su pensión viaja a Nueva York, no si antes guardar en su bolso el sobre de la última carta recibida, en la que está muy clara la dirección de la mansión de su hijo esperando sorprenderlo, no se sabe aún quién se sorprendió más, si el hijo al ver a su querida madre, o ella al descubrir que su hijo vivía en un inquilinato maloliente. Maestro, esta es una de las historias que más me gustó de su libro, por su profundo contenido humano; él se sonrió y en tono de gran confidencia me dijo: - El hombre que aparece en esa historia es ficticio...Ese jóven es en realidad Carlos Ledher.

El siguiente tema tratará sobre La bruja, otra gran novela de Germán Castro, sobre la que me confió asombrosos detalles, inéditos hasta hoy.


Enlace directo a LA BRUJA

LA BRUJA

2 comentarios:

el drummondvillano dijo...

La casa de la hacienda la Botero muy cerca de Puente Iglesias, además de servir de escenario del libro la Bruja es particularmente cautivante.
Me encontraba haciendo uno de los múltiples inventarios que la secretaria de Cultura intenta hacer sobre el patrimonio inmueble ya bastante olvidado y pisoteado.
Gracias a un amigo que era conocido en la región a donde iba a pescar y acampar en las orillas del Cauca logre conocer algunos encantos de la hacienda.
Después del libro la Bruja, sus propietarios y en especial una mujer que nunca vi. y a la que llaman la señorita Camila tenían totalmente prohibido a sus empleados el ingreso de personas con etiqueta de investigador que intentaran seguir escarbando las historias del lugar.
Del hermoso sitio de una frescura particular gracias a la sombra de centenarios árboles y esa vegetación que en ese sitio crece a una velocidad record. Una quebrada que fue desviada por una acequia y que entra en forma de cascada a la ducha más espectacular que mis ojos hayan conocido. Una fuerza hidráulica de un tubo de 6 pulgadas cayendo en esa pieza, agua helada que viene seguramente de ese balcón sobre el cañón del cauca llamada la vereda la soledad del Municipio de Jericó, agua que sigue corriendo por una acequia empedrada y atraviesa las caballerizas y la casona como un palacio de la Alhambra criolla.
Del patio no pasé. Es un verdadero misterio la perfección del diseño y la colocación de las piedras, sin utilización alguna de morteros o cementos. Al igual que los pisos de ladrillo de los corredores. Las espesas tapias que sirven como en muchas casas antioqueñas de la época de bóveda de los bebés que morían antes de nacer o en el parto y que alimentan leyendas de espantos y extraños ruidos que con la madera hacen las tenebrosas sinfonías nocturnas.
Nunca he leído la Bruja. Alguien me dijo que contaba la historia de cómo la sociedad de Fredonia, un mini cosmos de la sociedad colombiana había gracias al poder del narcotráfico invertido los papeles. Ahora los últimos eran los primeros y como esos antiguos miserables habían tomado simbólica posesión de las casas de la marco de la plaza. Como se habían acabado las clases sociales tradicionales. El dinero y el nivel cultural a partir de ese momento no iban de la mano. Es un libro que me falta por leer, gracias por recordármelo

Anónimo dijo...

Leálo y verá que interesante historia, digna de una buena pelicula.

Danubio