jueves, 11 de agosto de 2011

CANTINFLAS

100 AÑOS DE GLORIA
Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes
Santa María La redonda, México D.F. 12 de agosto de 1911
México D.F. 20 de abril de 1993
"Cantinflas, el cómico más grande del mundo" (Charlie Chaplin)


Nunca imaginaron sus padres que Mario llegaría a ser el comediante más grande del mundo. Fue el sexto de quince hijos de un humilde empleado postal de Ciudad de México, creció en el barrio Tepito en medio de una gran pobreza pero sin embargo sus padres se las ingeniaron para matricularlo en la Facultad de Medicina. El joven Mario no se sentía a gusto porque se inclinaba más al canto y al baile. Así fue que a los dos años decidió abandonar sus estudios y comenzó a buscar trabajo. Inicialmente fue mensajero, luego empleado de billar y boxeador, pero de esto último solo ganó unos buenos chichones.

En 1928 logró ser admitido en una carpa ambulante como cantante y bailarín, pero por casualidades del destino una noche que no llegó el maestro de ceremonias el director hechó mano de Mario y de un empujón lo hizo salir a escena.
- Anda, di lo que se te ocurra, le ordenó.
Salió entonces el asustado muchacho hasta quedar bajo las luces de los reflectores y comenzó a hablar incoherencias, había nacido sin querer su lenguaje cantinflesco y el público soltó estrepitosas risas. 


Mario huyó tras bambalinas presa del pánico, pero lo detuvo el director al tiempo que le decía: - ¿Has oído? ¡Si, se están riendo! Caíste bien.
De nuevo y de un empellón lo volvieron a lanzar al plató, fue Valentina Zubareff, rubia de origen Ruso, hija del propietario de la carpa quien lo hizo en esta ocasión. 

Desde entonces por decisión del director que había descubierto el talento natural de Mario, fue el maestro de ceremonias, asistido por Valentina. La ayuda de Valentina fue definitiva para potenciar esa jerigonza que había surgido en medio de un ataque de pánico. Luego, como si viviera su propio cuento de hadas, Mario se casó con Valentina en 1937.

Comenzó pronto Mario a hacerse conocer por sus agudos comentarios políticos en su país, refiriéndose a los recursos de México dijo:
- Los Ingleses son los dueños del acero, los Franceses de las tiendas, los Norteamericanos del petróleo… ¡Y los Mexicanos de las ruinas!


Su remoquete fue producto del azar. Mientras actuaba una noche en la carpa, un hombre gritó: ¡En la cantina tu inflas! La frase no era precisamente un elogio pero a Mario le sonó bien y aglutinándola creó su nuevo nombre: CANTINFLAS., nombre tan famoso hoy día, que ha pasado a formar parte del diccionario de la lengua Hispana. (Mario Moreno, por otra parte , afirmó en alguna ocasión que el nombre de Cantinflas se la había ocurrido espontáneamente sin mediar ningún hecho). “Cantinflear” es ya un verbo que significa: Hablar mucho sin decir nada. Por otra parte el sustantivo “Cantinflas” se aplica a cualquier payaso que se gana el afecto general.


La fama de Cantinflas fue creciendo como alud, fue así que a las funciones de la carpa comenzaron a llegar en las noches, lujosos automóviles, cosa algo incongruente hasta entonces. Un empresario se percató de esto y compró un ruinoso teatro que hizo remodelar y luego ni corto ni perezoso contrató al joven comediante para presentarlo como atracción principal en un programa de variedades.

Cantinflas actuaba dos veces por noche en cuadros escritos, en parte por su esposa Valentina y en parte por el mismo acudiendo a sus improvisaciones dictadas por el humor del momento. 


Su popularidad llegó al tope y en 1940, atraído por su encanto, Santiago Reachi, un importante publicista , contrató a Cantinflas para hacer una serie de películas cortas para promocionar electrodomésticos. Al enfrentarse por primera vez a las cámaras, Cantinflas no solo se mostró tan ingenioso como en el teatro, si no que se superó al abandonar los guiones e improvisar brillantes parlamentos. 

Sobra decir que esos graciosos mensajes dispararon las ventas y llamaron la atención de los empresarios del cine que comenzaron a pagar por tener el privilegio de pasar los comerciales en sus cines, como si se trataran de películas importantes.

Después de sus dos largometrajes al lado del cómico Manuel Medel, el autor y director Juan Bustillo Oro lo contrató para hacer la película que llevaría a Cantinflas al estrellato: “Ahí está el detalle”. Y llevados por este “Detalle”, Reachi, el productor Jacques Gelman y Cantinflas se asociaron y crearon la productora “Posa Films”, para filmar largometrajes en los que Cantiflas sería la estrella. 


Después de la ll Guerra mundial sus películas han sido las más taquilleras en Iberoamérica extendiéndose su fama a Europa y Asia.

Mario Moreno fue siempre reservado en su vida privada, en cambio se emocionaba al referirse a su otro yo. Complacido explicaba:
- De ese si que puedo decirle muchas cosas. Primero que nada, tiene usted que saber que Cantinflas busca la felicidad de todos. Anda siempre luchando para mejorar las cosas, al mismo tiempo que procura no causarles dificultades a los demás.

Invariablemente Mario hablaba de Cantinflas como si se tratara de otra persona.

En cierta ocasión Santiago Reachi le comentó a Mario Moreno que el hecho de tener un retrato de si mismo en la oficina era una muestra de vanidad.

- Pero no es un retrato mío, es de Cantinflas,

repuso Mario. Y es verdad, cuando Mario se posicionaba en su papel se operaba una completa transformación. Su semblante grave cobraba una repentina movilidad, su bigote se agitaba maliciosamente, y cuando hablaba, sus cejas ejecutaban absurdas piruetas. Su improvisada vestimenta, el confuso lenguaje y la pintoresca caracterización de Cantinflas son fruto de su atenta observación de las costumbres y ambiente que se viven en los barrios pobres en los que se crió y a cuyas gentes quería llegar con sus interpretaciones. 

Pero ya Mario no era el pelagatos que Cantinflas encarnaba, era uno de los actores que más ganaba en Latinoamérica y sus alrededores. Delgado de cuerpo, de carácter tímido y de hablar tranquilo, vestía generalmente con elegancia, viajaba frecuentemente en uno de sus automóviles o en su propio avión, un Martin 404 que a veces pilotaba el mismo. Fue dueño de cinco fincas, entre ellas una lujosa mansión en la ciudad de México, un refugio en Acapulco y un enorme rancho en Pastajé, donde criaba toros de casta.

Después de la prematura muerte de su esposa vivió solo en compañía de su entonces pequeño hijo adoptivo. Valentina murió en 1966 a pesar de que el entonces presidente, Lyndon Johnson despachó un avión oficial a Ciudad de México para someterla a un tratamiento especial en Estados Unidos. Por cierto, cuando el presidente Johnson visitó a México en 1966 tuvo un excepcional detalle de amistad con Mario, camino al aeropuerto detuvo su caravana en casa del artista para charlar un rato con el.

Pero a pesar de sus riquezas, una secreta aureola de melancolía lo envolvía a causa de su gran sensibilidad ante las aflicciones ajenas, sus ojos indígenas chisporroteantes y alegres de repente se podían tornar tristes por ello. Nunca se sintió cómodo en cocteles y agasajos de la alta sociedad y a menudo se escabullía de ellos. Una vez una anfitriona se percató de su ausencia en la mesa, para luego descubrir que estaba en la calle jugando con su hijo con una motocicleta de juguete.

Mario amaba a la gente y le encantaba observarla, comentaba una actriz amiga suya, pero como tantos genios es dado a la soledad.

Tal vez porque Mario no tuvo hijos con su esposa, o quizá porque el mismo no disfrutó su ninéz, el siempre se mostró conmovido por los niños pobres. En cierta ocasión Mario pasó la noche en la cabecera de un pequeño gravemente enfermo, hijo de un hombre a quien el no conocía, solo para consolar al pequeño. Mario solo abandonó el lugar cuando el enfermito dejó de sufrir.
Dedicó mucho tiempo y dinero para auxiliar a los demás.

Año a año participó en cientos de funciones benéficas en el que desempeñaba su famoso personaje de torero cómico, entonces lucía su cantinflesca versión de traje de luces. Los toros que entrentaba eran toretes, pero igual siempre existió riesgo, el toro no sabe que yo tengo que hacer reír a la gente, decía entonces.

Era Mario Moreno el hombre más generoso de México, se sabe que donaba buena parte de sus ingresos a obras filantrópicas oficiales y privadas. Cada seis de enero, día de Reyes, multitud de personas menesterosas se agolpaban en la puerta de su casa en México poniendo en aprietos a lo policía para mantener el orden, de cuando en cuando Mario salía el mismo para repartir algunos regalos. Igualmente por su oficina desfilaban hombres tan andrajosos como el propio Cantinflas para solicitarle su ayuda. 


Al respecto comentaba su socio Jacques Gelman: - En ocasiones estas filas son más largas que las que se ven a la entrada de sus películas. El los atendía y escuchaba con atención, como si fueran sus amigos.

Nunca le preocuparon los grandes desembolsos que hacía para ayudar a los necesitados: - Tengo dinero a montones y se que es la pobreza, decía para corroborar su filantropía.

Se comprende pues que Diego Rivera pintara un inmenso mural en el teatro Insurgentes sobre la historia del teatro en México, en el que la figura más destacada es Cantinflas recibiendo dinero de los ricos para dárselo a los pobres.

Vine al mundo entre gente humilde, decía Mario, y remataba: Nunca he olvidado el medio del que salí.

Hoy 12 de agosto se cumplen 100 años de su natalicio, maestro Mario Moreno, o mejor, Cantinflas, gracias por todo ese talento que nos compartió y por su generosidad sin límite, que nos sirve de ejemplo en estos tiempos sombríos de egoísmo e intolerancia.


DISCURSO DE CANTINFLAS LA ASAMBLEA INTERNACIONAL
Aunque sucedió en su pelicula "Su excelencia", no deja de ser impactante.

PARTE 1


PARTE 2



Cantinflas en "Su Excelencia", México, 1967


Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me da mucho gusto, porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico, ni mucho menos atómico, todos ustedes, esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.

Señores Representantes: estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta ante la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico, en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo. La opinión mundial está tan profundamente dividida en dos bandos aparentemente irreconciliables, que dado el singular caso, de que un solo un voto. El voto de un país débil y pequeño pueda hacer que la balanza se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Estamos, como quien dice, enuna gran báscula: con un platillo ocupado por los Verdes y con otro platillo ocupado por los Colorados. Y ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza. ¡Háganme el favor!... ¿Y no creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? No considero justo que la mitad de la humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político y económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya votado, o lo hayan hecho votar, en un sentido o en otro.

Por eso yo, el que les habla, su amigo... yo... no votaré por ninguno de los dos bandos. (voces de protesta). Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones: primera, porque, repito que no sería justo que el solo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera los destinos de cien naciones; segunda, por que estoy convencido, de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de los Colorados, son desastrosos (voces de protesta de parte de los Colorados). ¡Y Tercera!... porque estoy covencido de que los procedimientos de los Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos (ahora protestan los Verdes). Y si no se callan de plano ya yo no sigo, y se van a quedar con la tentación de saber lo que tenía que decirles.

Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables, aunque sean “ideítas” o “ideotas”, y aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense ese señor, o ese otro señor, o ese señor (señala), o ese de allá de bigotico que no piensa nada porque ya se nos durmió, eso no impide que todos nosotros seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco tratamos de imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales por cuales y al ratito andamos a la greña. ¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si tan sólo respetásemos el modo de vivir de cada quién. Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes pero más grandes de nuestro continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz” (aplausos). Así me gusta... no que me aplaudan, pero sí que reconozcan la sinceridad de mis palabras.

Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el representante de Salchichonia (alusión a Alemania) con humildad, con humildad de albañiles no agremiados debemos de luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio, el día que lo logremos podemos decir que nos volamos la barda (risas). Pero no la barda de las ideas, ¡eso no!, ¡nunca!, el día que pensemos igual y actuemos igual, dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas.

Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y económico Hablan de libertades humanas, pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países? Dicen defender los Derechos del Proletariado, pero sus propios obreros no tienen siquiera el derecho elemental de la huelga, hablan de la cultura universal al alcance de las masas, pero encarcelan a sus escritores porque se atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los pueblos y sin embargo hace años que oprimen una serie de naciones sin permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga. ¿Cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto? No señores representantes, yo no puedo estar con los Colorados, o mejor dicho con su modo de actuar; respeto su modo de pensar, allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la fuerza en todos los países de la tierra (voces de protesta). ¡El que quiera ser Colorado que lo sea, pero que no pretenda teñir a los demás! — los Colorados se levantan para salir de la Asamblea.

¡Un momento jóvenes!, ¿pero por qué tan sensitivos? Pero si no aguantan nada, no, pero si no he terminado, tomen asiento. Ya sé que es costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos... todavía tengo que decir algo de los Verdes, ¿no les es gustaría escucharlo? Siéntese (va y toma agua y hace gárgaras, pero se da cuenta que es vodka).

Y ahora, mis queridos colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no?, pues no jóvenes, y no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de lo que pasa en el mundo, ustedes también son medio soberbios, como que si el mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y aunque hablan de paz, y de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es en la forma que ustedes pretenden resolver esos problemas, ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la Humanidad y por eso la Humanidad los ve con desconfianza.

El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador de Lobaronia dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ju... y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos? (aplausos).

Debemos de pugnar por que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos. Pero esta aspiración no será posible si no hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad que está en manos de ustedes los países poderosos de la tierra, ¡Verdes y Colorados!, el ayudarnos a nosotros los débiles, pero no con dádivas ni con préstamos, ni con alianzas militares.

Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo, por nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo con nosotros sus notables adelantos en la ciencia, en la técnica... pero no para fabricar bombas sino para acabar con el hambre y con la miseria (aplausos). Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestras creencias, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como naciones por pequeños y débiles que seamos; practiquen la tolerancia y la verdadera fraternidad, que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional. Reconózcannos como lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de laboratorio, sino como seres humanos, que sentimos, que sufrimos, que lloramos.

Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, que espero me sea aceptada. Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia, sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libres, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres, pudiésemos vivir como hermanos. Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras que hace dos mil años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: “Amaos... amaos los unos a los otros”, pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: “Armaos los unos contra los otros”

He dicho...