lunes, 16 de septiembre de 2013

EL ÁRBOL DEL CAMINO

Alberto Lopez.

EL ARBOL DEL CAMINO

El pino de Alfaz del Pi, en la Plaza Mayor.
Porque le atraía el horizonte
sus compañeros le llamaban fantasioso
insolidario, aventurero, irresponsable.
Quédate con nosotros…le decían…
no seas loco…
juntos somos más fuertes.

Pero el árbol no les escucho
tomó el sendero que bajaba serpenteando la ladera
y se fue del bosque, para vivir junto al camino.

Allí ofrecía sombra a los vagabundos
y descanso a los peregrinos y caminantes.
A cambio escuchaba sus conversaciones
y conocía del mundo.

Los viejos se citaban bajo él
para comentar, lo rápido que pasa la vida
y los jóvenes enamorados
acudían al atardecer a declararse su amor
y los niños jugaban trepando por sus ramas
bajo su mirada vigilante.

Un día, llegaron unos hombres sin rostro con sierras eléctricas
y talaron el bosque de pinos
para hacer pasta de papel y levantar edificios.
El árbol solitario, silencioso y olvidado
lloró por sus hermanos
pero siguió junto al camino
contemplando, impasible
como la pequeña y adormecida aldea
crecía hasta convertirse en un bullicioso pueblo.

Fue por entonces, cuando
las gentes redescubrieron su presencia.
Se había convertido en el centro.
Entonces decidieron dejar en torno a él
un espacio libre para reunirse
y celebrar las fiestas patronales de San José.

Y levantaron la nueva iglesia
y después el ayuntamiento
y más tarde la escuela
y el juzgado de paz
y el cuartelillo de los civiles.

Y la tasca de Pepe se transformó snack - bar
y el colmado de doña Vicenta, en supermercado
y la hija de don Froilán
convirtió la botica en una moderna farmacia
y otros niños, hijos de aquellos enamorados
volvieron a trepar por sus ramas
y otros jubilados, sentados a su sombra
a comentar lo rápido que pasa la vida.

Hoy preside la plaza del pueblo
que tomó su nombre
del árbol del camino.
Está en Alicante…
Le llamaron, Alfaz del Pino.

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