martes, 30 de julio de 2013

LAS COSAS PERDIDAS

Si deseas que tus sueños se hagan realidad, ¡despierta!. (Ambrose Bierce)
Leyendo un escrito de Eloy Moreno, autor del libro El bolígrafo de gel verde, me encontré un texto que a todas luces parece ser universal, habla de los pequeños objetos que de repente desaparecen en la casa, como escondidos por algún misterioso gnomo o absorbidos hacia alguna dimensión desconocida. El autor enumera algunas cosas que encontró al mover el sofá: “Objetos o personas que ya había olvidado, un calcetín que se quedó sin pareja o una pareja a la espera, y a veces secretos que te obligan a decir: Tenemos que hablar.”

Así es que no solo desaparecen los objetos, también se ocultan algunos recuerdos que por algún motivo elegimos olvidar pero que inevitablemente de cuando en cuando resurgen con más ímpetu haciéndonos pedazos el corazón, amores perdidos, amores no declarados y la infaltable procastinación, terrible enemiga de todos esos sueños y anhelos  que nunca se realizan, gracias al:”Mañana lo hago”.

Todo este cuento surgió después de que moví la lavadora de mi casa, una vieja máquina que contrario a las de ahora pesa una tonelada. No sin mucho esfuerzo logré desplazarla a jalones hasta dejar descubierto el espacio que ocupó desde que la instalamos, hace unos veinte años más o menos, tirando a más.

Y que sorpresa,ahí estaban algunas de esas cosas desaparecidas, un calcetín negro, de un par que solo usé una vez, algunas monedas que rodaron algún día y que entonces inexplicablemente nunca hallé, el pequeño muñequito de goma que Carito perdió hace cinco años y por el que lloró dos días, una pinza de pelo quién sabe de quién, una fruta de mamoncillo arrugada por los años, una cucaracha disecada, un pequeño adorno de navidad. Cuantas cosas extraviadas por tanto tiempo yaciendo en el mundo del olvido.

Igual a veces pasa que al escuchar una vieja canción se corre el velo del olvido y salen a flote momentos que impactaron nuestra vida. Julio Jaramillo canta algunas de esas canciones que esculcan el alma: “Desde que te marchaste dormir casi no puedo,  hay noches que despierto con ansias de llorar, sueño con tantas cosas que infunden tanto miedo,  que prefiero la muerte a dolor de esperar”.

O la de Willie Colón: "Cuanto me cuesta dejarte, hoy que se cumple la historia, dicen que voy a olvidarte, yo se que olvidarte es mi derrota. Para olvidarte requiero, perder todas mis memorias, y comenzar desde cero a respirar el aire que te sobra".

Es que bajo esa lavadora estaban los retazos perdidos de la vida, los amores idos, los amigos que no están, los trabajos fallidos, los momentos ingratos de nuestra existencia, todas esas cosas que preferimos mantener ocultas a nuestra conciencia para que no sean un lastre y nos permitan seguir el camino con un equipaje más liviano.

Pero es inevitable o tal vez hasta recomendable abrir la tapa de esa caja de Pandora ocasionalmente y sentarnos un rato a mirar todo aquello que contiene, para limpiarle el polvo y comprender que todo sucedió por algún motivo.

"El olvido está lleno de memoria"
Mario Benedetti