domingo, 5 de julio de 2015

CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

Porfirio Barba Jacob.
Poeta colombiano

(Santa Rosa de Osos, 29 de julio de 1883 - Ciudad de México, 14 de enero de 1942)


Manuscrito del autor

"El hombre es cosa vana, variable y ondeante....".

                                                            (Montaigne)
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables

¡un día en que ya nadie nos puede retener!

Miguel Ángel Osorio Benítez


Observación: El poeta JUAN BAUTISTA JARAMILLO MEZA, biógrafo del poeta, quien visitó su residencia en Manizales, tomó nota de otras dos estrofas, insertadas como tercera y penúltima en el poema:


Hay días en que somos tan tímidos, tan tímidos,

como la flor oculta que oculta su candor.

Ante el valor de un Hércules el alma se conmueve

quizá hasta el trance mismo de convertirse en flor...


Hay días en que somos tan débiles, tan débiles,

cual infantil goleta sujeta al temporal.

Tras el castigo bíblico de terrenales luchas

el corazón invoca su predio celestial...

Fuente de la observación:


Caricatura de Rendón
Jorge Correa Tamayo - Poeta y declamador

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