sábado, 23 de mayo de 2015

SI APRENDIÉRAMOS A PERDONAR

En la absurda violencia que desató en el país Pablo Escobar, fueron asesinados el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla y el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán Sarmiento. Años después (Sebastián Marroquín) Juan Pablo Escobar, hijo del capo decidió contactar a los hijos de esos personajes para pedirles perdón. Un episodio que demostró que cuando hay voluntad todo se puede lograr. Todo esto quedó consignado en el documental "Los pecados de mi padre" que puede verse en youtube.

Por: Patricia Lara Salive
Octubre 25 de 2009

Rodrigo Lara, Sebastián Marroquin, Carlos Fernando Galán, Claudio Galán y Juan Manuel Galan

La carta revelada por la revista Semana en la que el hijo de Pablo Escobar, hoy llamado Sebastián Marroquín, les pide perdón, en nombre de su padre, a los hijos de Luis Carlos Galán y de Rodrigo Lara, por el asesinato de sus progenitores, y el perdón dado por éstos es un acontecimiento que no puede pasar desapercibido en este país donde los odios y las venganzas han provocado tantos muertos.

 “Cuando asesinaron a mi papá sentí una rabia muy fuerte”, le dijo a Semana Carlos Fernando Galán. “Tanto, que cuando mataron a Pablo Escobar alcancé a sentir cierto descanso (…) El poder sentarme con el hijo de Escobar me permitió darme cuenta de que ese odio no lo tengo por dentro. Y eso me tranquilizó”, agregó Carlos Fernando.

 Algo parecido le ocurrió al senador Rodrigo Lara, a quien atormentó toda la vida el recuerdo de esa noche nefasta, en que él, entonces de 8 años, recibió en casa a su padre recién baleado y lo acompañó en el carro hasta la clínica, donde falleció. Sí, ese recuerdo y la ausencia lacerante de su papá generaron en ese niño dolor, rabia y deseos de crecer para vengar su muerte. Pero al vivir tantos años fuera del país, en compañía de su madre y sus hermanos, pudo evacuar su odio y convencerse, como le dice a la revista, de que “los ciclos de violencia no se pueden repetir”. Y añade: “aunque no tenía nada que perdonarle a Sebastián, me pareció que estrecharle la mano, darle un abrazo, era mandarle un mensaje de reconciliación al país”.

Y el hijo de Escobar, por su parte, quien en noviembre estrenará un documental titulado Los pecados de mi padre, también es víctima de los delitos y crímenes atroces cometidos por su papá, los cuales lo llevaron a la tumba. “Finalmente todos somos huérfanos”, afirma en el documental el hijo del capo.

Pablo Esobar con su familia
 Estos ejemplos de arrepentimiento y perdón me han puesto a reflexionar: ¿cómo hubiera sido nuestra historia si ‘Tirofijo’ no hubiera crecido con el impulso de vengar las agresiones que vivió en la época de la violencia? ¿Y cuántos muertos menos hubiéramos tenido que llorar si Carlos y Fidel Castaño hubieran sido capaces de controlar el deseo de vengar el asesinato de su padre? ¿Y cómo sería el estado de ánimo de Colombia si la guerrilla fuera capaz de arrepentirse de sus crímenes y de implorar el perdón de sus víctimas? ¿Y cómo cambiaría el corazón de esta tierra si los mandos y los soldados y policías responsables de los ‘falsos positivos’ pudieran pedirles perdón a las madres y a los padres de los jóvenes asesinados por ellos?

¿Y, finalmente, cómo sería el futuro de Colombia si el Presidente perdonara, desde la última encrucijada de su alma, a los homicidas de su padre? Tal vez, en ese caso, él podría llegar a negociar el acuerdo humanitario e iniciar un camino de paz, estimulado por el deseo de los guerrilleros de seguir el ejemplo El Salvador y Uruguay, donde antiguos combatientes llegaron al poder. Entonces, probablemente, terminarían los insurgentes incorporándose a la vida política del país, finalizaría la guerra y las centenas de miles de millones que se gastan en sostener soldados y en comprar armas y municiones empezarían a invertirse en la erradicación de la pobreza.

Así, Colombia, por fin, podría terminar de llorar y empezar a sonreír. Pero, antes, tendría que haber aprendido a perdonar…

Tomado del periódico El País de Cali


martes, 19 de mayo de 2015

ILUMINACIONES SOBRE EL LENGUAJE

Alberto López
"Se puede mentir de muchas maneras, pero la más repugnante de todas, es diciendo la verdad"


La idea de verdad, es una ilusión, un sueño, un propósito imposible. Con el discurso de la verdad, es el propio sistema quien así mismo se legitima.

Siempre que hablamos, queremos hacer valer nuestra verdad. En el argumento y la retórica del discurso están implícitos los primeros escalones de la falsificación y la mentira. Convencer es la forma suprema del vencer, porque cuenta con la aceptación del vencido. Sin la palabra no se puede construir ni sustentar ningún poder.

En un principio fue el verbo, y el verbo, antes que perdón amor y gracia, fue poder. Desde su origen, la palabra otorgada por el Creador, que hizo al hombre rey de la naturaleza, estuvo cargada de violencia contra la propia naturaleza. Al igual que el lenguaje llevaba en su ser el germen del domino y la destrucción, la escritura quedo plasmada desde su nacimiento con letras de sangre.

Con el lenguaje, creamos un Dios a nuestra imagen y semejanza. Con el aprendimos, tanto a mentir como a perdonarnos nuestras propias mentiras y fechorías.

En la conquista americana el arma del lenguaje fue fundamental para imponer las formas culturales que legitimaban a un lejano emperador y las religiosas para imponer a un nuevo dios invisible. La consolidación y administración del imperio en un territorio tan vasto solo fue posible mediante la palabra escrita. Quizás la debilidad más importante de los imperios prehispanos fue que carecieron de escritura. Tan importante como los caballos de guerra y las armas de fuego para los conquistadores fue, la posibilidad de enviar noticias o informaciones a cientos de millas mediante algo tan endeble como un papel escrito. Para el mundo indígena, un papel escrito en un lugar lejano que pudiera ser descifrado y comprendido en silencio sin intervención verbal, resultaba algo mágico.

Ya no existen palabras neutras y exactas con las que poder construir la verdad. Ya nadie está seguro de haber dicho lo que quiso decir, ni del significado de lo que le dijeron.

Si se controlan las reglas de juego del lenguaje, se controla su verdad. Hablar de comunicación es hablar de relaciones de dominio donde la clase que detenta el poder también posee la hegemonía en los modelos de dominación lingüística.

El lenguaje, que no duda en comercializar su verdad, se ha convertido en la herramienta más afilada y perversa para imponer una dictadura de ideas y valores banales, a unas masas a las que el sistema, alimentando con las nuevas drogas del deporte y el espectáculo, convierte en gregarias.

Toda palabra, en sí misma, no significa nada. Solo es metáfora de otras palabras que remiten a otras palabras en un vertedero infinito de palabras prostituidas. Toda palabra es una palabra de más. Toda palabra resulta prescindible y vacía.

Así como la religión, la justicia, la ciencia, la política o el arte están basadas en el gesto, la impostura, la ocultación, la hipocresía y la apariencia, el lenguaje está podrido por la tergiversación, la calumnia, la falsedad, la publicidad y la mentira.

Hoy, en el mundo de la cultura, todo es repetición. Como una noticia en el periódico del día anterior, todos los discursos, de un día para otro, se tornan caducos y viejos.

Al margen del idioma empleado, el único lenguaje posible en nuestras actuales sociedades desarrolladas es el del poder.
Desde su interior, no caben cuestionamientos al sistema. No es como un calcetín, al que se le puede dar la vuelta. Fuera de su ámbito escrito ya no quedan palabras, porque más allá todo es desierto. Buscar un espacio de libertad dentro de la dictadura del lenguaje es una quimera. La única alternativa está en el silencio.

Hemos construido un mundo de ilusiones falaces y espejismos cegadores, en el que el pensamiento y la reflexión cansan y aburren, porque suponen esfuerzo.

Convertida en espectáculo y distracción trivial y superficial, en lugar de personas protagonistas de su propio destino, la cultura solo demanda comparsas y palmeros.

No es casualidad (el poder lo llama nuevo arte urbano) que sean precisamente estatuas (casi siempre en bronce) de personas en actitud de caminar o sentadas en bancos, las que pueblen actualmente las vacías y desangeladas calles, plazas y parques de nuestras inhóspitas ciudades.

Cuando inventamos el lenguaje, creímos que nos haría libres, pero su uso reiterado, banal y perverso, lo acabó convirtiendo en nuestra propia cárcel de papel. Con el quisimos convertirnos en dioses, pero acabamos en esclavos.

Cautivos de nuestras palabras, hoy estamos condenados a la soledad y a la incomunicación. Hemos hablado tanto que, hemos acabado por no decir nada.

Diseñados desde el poder, una nueva raza de hombres solitarios, sordos y mudos, ensimismados ante una pantalla de cristal, están repoblando un mundo habitado por fantasmas, donde los amigos se han sustituido por imágenes pixeladas, el sexo por el onanismo virtual y las mascotas biológicas por limpios y pulcros juguetes mecánicos que ni cagan ni mean.

Gracias a lo avanzado de mi edad, tengo la fortuna de poder librarme de todo esto.

EL COPYRIGHT EN ACCIÓN

Por poco me botan de youtube. 


Todavía no me pasa el susto, es que ese asunto del copyright  es una cosa muy complicada. Resulta que no todo lo que está en la red es público y es susceptible de reclamaciones. Lo difícil para un usuario del montón es distinguir que se puede usar y que no, que música y videos son distribuidos libremente y se pueden incluir en nuestros videos familiares y cuales no.

Si edito un video familiar de una primera comunión y le pongo un trozo del Danubio azul, tal vez esté infringiendo algún derecho de autor sin saberlo, aunque esa obra fue compuesta por Johann Strauss (hijo) en 1867, y dudo mucho que en ese año existiera el copyright. Tal vez los reclamantes puedan entonces decir que están protegiendo los derechos de la orquesta X o a tal o cual sello discográfico que lo grabó, me pregunto entonces a quién ampara el copy, ¿al autor, al intérprete, al grabador, o a todos los anteriores? O será que los que reclaman el derecho son los “tatatatatataranietos” del señor Strauss, entre los que tal vez  se podría incluir a Doña Hilda Strauss, quien sabe.

Cosa complicada esta. Incluso se puede ser infractor si se comparte un video casero en el que se cante, silbe, tararee o baile un tema musical, como La Cucaracha, por ejemplo.

Pareciera que hay un ejército de videoescuchas monitoreando a los millones de usuarios que suben sus videos a youtube y a otras plataformas diariamente, o tal vez sea un sistema robotizado que detecta automáticamente tres o cuatro compases de los trabajos protegidos y atienda a los chivatos que denuncian nuestro video.

No niego que me asusté algo cuando al abrir la página encontré a este gatico pirata al lado de la notificación de la reclamación hecha por una empresa con nombre elegante. Además recibí una pequeña reprimenda por mi gravísima falta, hasta insinuación directa de demanda hubo si repetía mi imperdonable delito.

Yo opino que cuando alguien se usufructúa con sus ediciones de video o música tendría sentido la aplicación del copyright, pero no cuando se comparte un bautizo para que lo vean la familia y los amigos. Y menos cuando un despistado saca a su abuelita bailando graciosamente el ras tas tas tas, el asunto no debería ir más allá de la vergüenza de la pobre señora al verse haciendo el oso y con un millón de visitas.

Lo cierto es que todo esto no es más que mi percepción de este asunto, sabrán ellos como manejan el tejemaneje. Mientras tanto dejaré de subir videos hasta que aprenda a componer mi propia música y a tocar todos los instrumentos de una orquesta sinfónica para grabar en mi propio estudio. Entonces tal vez me haga rico cobrando mis derechos de autor.

domingo, 17 de mayo de 2015

LADY LA VENDEDORA DE ROSAS

Llega otra estupenda serie a RCN televisión.


Pronto veremos esta serie por RCN Televisión que ya se transmite con gran éxito por Netflix, pero que excluyó su cobertura para Colombia. Pero no se angustien, RCN ya anunció que la pasará cuando termine "Sala de urgencias".

Lady, la vendedora de rosas fue producida por Sony para el canal RCN y se basa en la novela "Lady, la niña que vendía rosas" de Edgar Dominguez. Seguramente muchos vieron la película de Victor Gaviria y conocieron a su protagonista Lady Tabares, esa humilde niña que se robó el show con su actuación interpretando a Mónica, la niña que vendía rosas y que se volvió famosa en Colombia y en muchos otros paises, además de que estuvo como invitada en el estreno de esa película en el festival de Cannes en 1988.

La serie nos enseñará su vida y los momentos dramáticos que la llevaron a la cárcel. De seguro esta serie arrastrará audiencia por la calidad de la historia, por sus protagonistas y por la impecable producción.

La serie será protagonizada por Natalia Reyes, Majida Issa, Julian Román, Ernesto Benjumea y Fabio Restrepo.

Este es su trailer