domingo, 19 de noviembre de 2017

INFORME SOBRE EL FUTURO II

INFORME SOBRE EL FUTURO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS (NT)
Alberto López

CAPITULO DOS… DISQUISICIONES SOBRE EL FUTURO.

Elysium 2013

En ninguna otra época anterior, ha habido tanto interés por el futuro, por conocer el futuro y por controlarlo, como en la actual. Conocer el futuro ha sido desde siempre, una ambición de los hombres, pero en la actualidad es como si se hubiere disparado un interés desorbitado que, está en todas partes, en los medios, en las universidades, en el cine, en los bancos, en las redes sociales etc. lo que hace sospechar, de hasta qué punto, es un interés real de las personas o un interés inducido por el sistema como parte de la implantación de una nueva ideología. 

En ello tienen su papel central las NT, que se dice, están cambiando el mundo, y configurándolo de tal manera que en un próximo futuro todo será profundamente diferente a lo que conocemos. El umbral de este cambio lo cifran los gurús especializados, en el 2050.

Hasta ahora el futuro era lo desconocido, lo aleatorio, lo imprevisible, algo incontrolable cuyo conocimiento y alteración solo estaba al alcance de los dioses. Los hombres se limitaban a vivir en el presente y con ello tenían bastante, porque pensar el futuro era pensar el presente. E intentaban hacerlo de la mejor manera posible, disfrutando de la naturaleza de la tierra y de la suya propia, porque la tierra era su casa. 

El futuro era motivo de la adivinación de las pitonisas, del oráculo de Delfos y de la predestinación de los dioses. Pero con la llegada del cristianismo la cosa cambió. Durante los siglos dominados por la Iglesia, el hombre vivió en la tierra en un régimen transitorio de alquiler, a la espera de la casa definitiva en otra vida mejor, en la casa del Señor. Fueron siglos (todavía lo son) de servilismo y esclavitud en los que el placer estaba proscrito en este valle de lágrimas sin futuro, porque el único futuro posible, se encontraba en el más allá. 

El Renacimiento intento colocar de nuevo al hombre en el centro del universo, volviendo a retomar el pensamiento clásico de cuando los dioses se mezclaban con los humanos, hasta que el intolerante dios único, los expulso del Olimpo. Pero fue un movimiento de élites que solo cambio la piel de las cosas.

Fue largo, el periodo de oscuridad cristiana, hasta que el hombre, con el Iluminismo, consiguió de nuevo liberarse del futuro en el más allá y reconstruir una nueva morada en la tierra para vivir en libertad y armonía con la naturaleza. Parecía que la ciencia iba a colaborar en la construcción de un mundo de nuevos ciudadanos, presidido por la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero la ciencia fue secuestrada por la tecnología práctica y el maquinismo, y una nueva raza de esclavos desarraigados de su tierra y de sus medios de producción, volvió a poblar la tierra. 

Las máquinas no liberaron al hombre del trabajo físico, como aseguraban los ideólogos del incipiente capitalismo industrial y algunos del socialismo, sino que lo esclavizaron mediante el trabajo repetitivo y alienante, como ya adelantaron clarividentemente que pasaría William Morris y algunos otros socialistas, a los que los marxistas calificaron de utópicos.

Ahora los hijos y herederos de aquella acumulación capitalista industrial, vuelven a predicar la liberación del trabajo físico con las NT, asegurando que, sí o sí, serán (son) el futuro. Sus predicadores han cambiado el determinismo histórico de los marxistas sobre el acontecer de un nuevo mundo sin explotación del hombre por el hombre, sustituyendo las utopías sociales por las utopías tecnológicas igualmente deterministas. 

Las pretendidas leyes del desarrollo histórico que aseguraban que las leyes de la historia eran más fuertes que las de los aparatos políticos, se han visto así sustituidas por las propias leyes del desarrollo tecnológico tan deterministas, falsas e ilusorias como aquellas. 

La ideología social ha pasado a ser sustituida por la ideología de las NT, que nos prometen una inteligencia sin límites unida a las máquinas, incorporando estas al organismo humano como ya se está haciendo con el organismo social a fin de dominarlo; una vida sin dolor con tantos repuestos biotecnológicos como sean necesarios para reponer los fallos o defectos de nuestro cuerpo a fin de alargar la vida hasta casi la eternidad, lo que nos convertirá en Dioses; una memoria casi infinita a la que podremos conectarnos abandonando en el desván de los trastos viejos nuestra memoria obsoleta de humanos; sin lenguaje, porque la conexión directa entre cerebros será más fiable y eliminará los malos entendidos, aunque con el tiempo quizás nos convierta a todos en mudos; sin literatura ni poesía humanas, porque los algoritmos permitirán una más amplia combinación de elementos del repertorio poético… En resumen en una nueva naturaleza que será difícil calificar de humana. 

Pero… ¿y la identidad, se preguntan algunos escépticos?... ¿Qué es eso?... responderán los sabios…Quizás una cosa antigua de los hombres, una debilidad para los nuevos poshumanos, raza hibrida de hombres y máquinas que no necesitaran ni el sexo (¡qué asco y que cosa más sucia!) para reproducirse, como avanzaba Woody Allen en su delirante película.

El hombre nuevo del marxismo y de los socialistas utópicos del que hablara Karel Kosik, se construía sobre la solidaridad del grupo, en la medida en que el hombre se definía como animal social (a decir de Aristóteles, fuera de la sociedad el hombre es una bestia o un Dios) como ciudadano de una civilidad clásica de la que somos herederos. Por el contrario el hombre nuevo, el poshumano que se predica desde las NT, es por oposición, el sumun de la individualidad, del ensimismamiento y del aislacionismo. 

La paradoja es que cuanto más se desarrollan las NT de la memoria y la comunicación, más aislado se encontrará el hombre en su pompa de jabón. La comunicación sin límites deriva en incomunicación. El nuevo poshumano apenas guardará, más allá del nombre, nada de humano. Sin memoria propia, sin historia, con sentimientos prestados, sin saber distinguir que es suyo y que fiado, que piensa él o que piensa la maquina gobernada por otros, será sin duda un nuevo Frankenstein, un ser vacío, un ser sin alma. La racionalidad incontrolada, como sucedió con el maquinismo, una vez más creara monstruos. 

La pregunta que me hago después de escribir esto y que está fuera de lugar para el sistema, cuyo futuro desarrollo a partir de la NT no está en cuestión y se da por hecho, es…y todo esto ¿para qué?...Lo intentaremos tratar en los próximos capítulos.

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