domingo, 7 de diciembre de 2008
martes, 2 de diciembre de 2008
LA CASA DE LOS MORALES.
Casa de los Morales 1931 |
Solo queda la parte frontal, en la parte posterior hay un edificio. |
La misma casa 2 de diciembre de 2008, 2 P.M., 77 años después. |
Ningún juego era virtual, todo real y maravilloso, sudábamos, nos golpeábamos con las ramas o nos pinchábamos con espinas reales. Pero lo que quiero contarles es lo de aquella vieja casona, en otros años de seguro la casa del mayoral, de algún afortunado hombre de una época gloriosa en la que surgió la gran industria y el comercio en Medellín. Tiene toda la estampa de haber sido una próspera hacienda, de esas que abundaron en este sector de la Bella Villa, en lo que antaño llamaron Otrabanda, o sea del río para acá, hacia el centro oeste del valle, hoy Barrio La América.
Cuentan los viejos que estaba lleno de lagunas, de hecho conocí algunas en lo que hoy es Santa Mónica. Dicen también que del centro partía un camino de herradura, por el que pasaban los arrieros rumbo a San Cristóbal; parada obligada era la fonda LOS JOTOS que aún existe y les muestro como se ve hoy día, donde los corajudos transportadores de ese entonces se apuraban unos buenos aguardientes anisados antes de continuar sus épicos viajes hasta Santa Fé y Cañasgordas.
jueves, 20 de noviembre de 2008
El PAPA DE BARBOSA
Pedro II, primer papa antioqueño |
En una fría mañana de Roma, el encargado de la correspondencia del Sacro Colegio de Cardenales, en la ciudad del Vaticano, no pudo dejar de sonreír cuando abrió uno de los cientos de telegramas llegados a su oficina, proveniente de un pueblo colombiano llamado Barbosa. La fecha era reciente, febrero de 1939, y el texto escrito en castellano no le fue de difícil lectura:“Salón del Vaticano en la ciudad de Barbosa, Colombia, departamento de Antioquia, a 14 de febrero de 1939. Eminentísimo y reverendísimo el hoy Jefe de la Iglesia Católica, cardenal Camarlengo.
En el periódico El Bateo apareció, tras la muerte de Achille Ratti, Pío XI, un artículo titulado Aunque usted no lo crea, donde dibujaron con sarcasmo los principales rasgos de Pedro II: “Antonio Hurtado, natural de Barbosa, dentista de profesión, de 45 almanaques Bristol, soltero, de regular estatura, preciosa cara de Apolo, más afeitado que un míster, apuesto como un galán cinematográfico, discreto, correctísimo y definitivamente conquistador de la simpatía, llegó a nuestra redacción y nos entregó la siguiente comunicación que será transmitida telepáticamente". (La copia del texto al cardenal Camarlengo). Así dice textualmente y textualmente nosotros decimos: tiene figura de Papa, esperaba la muerte del Papa y probablemente le debe gustar bastante la papa, especialmente envuelta en huevo.
Sobrina del Papa, señalando una pintura de su tío en la sala de su casa. |
La Calle del Comercio hoy es una línea de casas y edificios no muy altos de apartamentos, la mayoría nuevas construcciones de adobe y cemento revocado que poco o nada recuerdan a las construcciones de bahareque tan común en los pueblos. Todavía numerosos almacenes se ciernen a lado y lado de este paso peatonal que en los años cuarenta estaba formada por casonas amplias, de patios internos y ventanas grandes con rejas de madera.
De su cuello cuelgan las llaves del Reino pero puede encontrarse desterrado para siempre de la Paz de la Elección y de la Comunión de los Santos. Si dice que no lo tienta la autocracia y la ambición, es un embustero. Si no avanza a veces aterrorizado ni ora a menudo en la oscuridad, entonces es un necio”, dejó escrito en El Emmanuel.
Inquietos como eran su carácter y personalidad, Hurtado se dedicó en algún momento de su vida a leer libros de botánica y medicina, buscando la cura de las enfermedades más comunes, pero sobre todo el cáncer que su madre, Luisa Hernández, padecía desde hacía varios años, generándole una herida muy grande en la cabeza. Como muchas de las yerbas que necesitaba para sus menjurjes no las encontraba en un clima tan cálido como el de Barbosa, el novel herbolario cambiaba los ingredientes que exigían los textos para el compuesto por otros más asequibles y comunes. Horas y días invirtió tratando de hallar la milagrosa sustancia y a pesar de que su madre se curó aparentemente con sus mezcolanzas, nunca dejó en claro si había hallado la cura del mal, si ocurrió por pura coincidencia o, porqué no, un milagro.
Y milagro dicen que fue el saludo que una guacamaya le dio cuando un hombre se acercó a vendérsela, sabiendo que en su Vaticano II había implantado una réplica del Jardín del Edén, con animales de toda pelambre y forma.El ave, luego de las constantes negativas de Antonio Hurtado para comprarla abrió el pico y repitió “Papa, Papa”. Gracias a ese detalle el campesino se fue del lugar con algunos centavos y la guacamaya engrosó la lista de huéspedes en su zoológico personal.Allí, por ejemplo, en un estanque, nadaban diversos peces de vivos colores y tamaños, algunos perros callejeros que habían sido abandonados por sus amos encontraban refugio y cariño, y hasta los caballos viejos y mal heridos eran partícipes de muchos mimos y atenciones, en una especie de versión andina de San Francisco de Asís.
Cuando se reponían y estaban gordos, la puerta del reino terrenal se abría para que corrieran libres por el pueblo, hasta que caían en manos de algún carnicero o un campesino necesitado de vender una bestia.Si la santidad de un hombre es un calificativo equivalente a la capacidad de entrega desinteresada a los demás, el Papa de Barbosa bien tiene merecido el título que él se prestó sin permiso de Roma. Los pobres, mendigos y familias con mínimos recursos económicos fueron sus mayores desvelos. Consideraba que como buen guía espiritual debía ayudar a sobrellevar la carga de la indigencia a aquellos apabullados por ese gran peso.
Varios miércoles de la década de los años cincuenta viajaba en su Packard a Medellín con el ánimo de comprar numerosos billetes de la lotería, hacer algunas diligencias como adquirir los materiales para la dentistería o entregar sus obras por encargo. Allí adquiría los billetes con la esperanza de ganarse el premio mayor, $100.000, para distribuir entre los conocidos.“Cuando tenía la plata para los pobres la repartía en varios sobres y colocaba en una ruleta los nombres de los vergonzantes.
Al que ganaba se lo mandaba y era el equivalente al mercado de un mes. En otras ocasiones, sin que lo supieran, se lo remitía a una familia muy necesitada o al asilo de ancianos”, añadió una de las personas que lo conocieron.Consciente de su frágil condición de divinidad eterna envuelta en empaque temporal, en mayo de 1955 vaticinó que de esa semana no pasaría. Los 58 almanaques Bristol eran un lastre duro de cargar y sus cansadas piernas no respondían a su infatigable labor caritativa, a pesar de los ungüentos y masajes que le daba Nina Ríos, una de sus más cercanas colaboradoras. Cuando iba hacia el ancianato, cada paso era acompañado por un descanso sentándose en un taburete que varios ayudantes portaban cuando él salía de la casa.
Las relaciones con la Iglesia local eran mucho mejor que antes. Incluso el padre Pérez, quien reemplazó al beligerante Arias, iba a su casa a conversar sobre la actualidad del país y de temas teológicos. “Esa casa está llena de conocimientos y saberes”, había expresado en una ocasión. Incluso el padre Antonio Mesa, quien lo había visitado antes de fallecer, sólo atinó a decir: "He confesado a un santo".
“Hay que recuperar su memoria por su gran valor, pues fue un gran odontólogo cuando enseñar esa profesión era muy difícil. Tuvo una vida intachable y una visión clara de sacrificio a la verdad, a la fraternidad y al servicio a los demás. En esos aspectos se adelantó a los cambios que vivió la Iglesia con el Vaticano II".
Pinzas usadas por Antonio José Hurtado en su dentisteria.
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Muchos artistas de Barbosa y Colombia se han inspirado en la imágen de este celebre Papa Colombiano.
El siguiente artículo fue publicado en el diario El Tiempo el 9 de abril del 2005 por Luis Alberto Miño Rueda.
Víctor Bustamante
Conocido es el propósito del presidente conservador Laureano Gómez de convertir a Colombia, a principios de los años cincuenta, en una República Católica, Nacionalista y Orgánica, que llevaría por nombre "Cristalandia", modelo de exportación de la reproducción en Hispanoamérica de los fascismos europeos.
La historiografía ha registrado tímidamente la participación de la Iglesia Católica en el delirio fascista y su incidencia en la oscura noche fratricida que costó la vida a 300.000 colombianos. Pero las historias que aún no han sido contadas están en el filo de la ficción y la realidad. La obsesión de Antonio Hurtado por su proverbial vocación, en Noticias de Pedro II: El Papa de Barbosa, de Víctor Bustamante, deja de ser un caso clínico o una leyenda municipal para despojar de majestuosidad los medievales rituales tras los cuales la Iglesia oculta la esencia violenta de su dogmatismo y la anulación de los instintos vitales de los individuos.
El equilibrio entre el monólogo grandilocuente de Pedro II y el boato autoedificado alrededor suyo sirven al autor para captar lo fantástico que la fría ciencia psiquiátrica o historiográfica escamotea. Esta novela le devuelve a la palabra su poder de ironía y regodeo estético, perdidos en los fragmentos de la memoria colectiva.
(Juan Carlos Celis)
Víctor Bustamante [Barbosa, 1954] es economista de la Universidad de Medellín, director de la revista Babel y autor de Luis Tejada: una Crónica para el Cronista [1994], Amábamos tanto la Revolución [1999] e Historia del Estadio [2001]]. Darío Lemos: Cuando el poeta muere [2008] y uno de los fundadores de el movimiento poético NEONADAISMO.
Entrada original: http://www.igooh.com/notas/noticias-de-pedro-ii-el-papa-de-barbosa/
domingo, 9 de noviembre de 2008
RADIOAFICIONADOS Y ONCEMETRISTAS MEDELLÍN
Lamentablemente a esta cita no respondieron los Oncemetristas, eso sí los Barbas Largas parecen estar muy activos en el medio y allí estaban, como en sus mejores tiempos, el señor Goldman, Fernando Vélez, Alberto Villegas, Benjamín Martinez V., Juán Enrique Jaramillo y muchos otros directivos y asociados del Radio Club Antioquia y la Liga Radio Medellín, Morito, Doberman, Willy, Ferney Maya, Florencio Rocador, William Cuartas nos recordaron los 27 MegaHertz de los 70 y 80, rememoramos la época en la que nos tomábamos un tinto en la antigua sede del RCA en el Pent House de Camacol cuando transmitían ATV por UHF y el cable T.V. aún no aterrizaba en nuestra Patria.
Recordé que al primer radioaficionado que conocí, fué a Fernando Vélez, transmitiendo con un equipo de tubos que a mis 10 años me pareció, (y aún me parece) magia.
Fuimos a esta reunión como 40 personas, prometo ir agregando detalladamente los nombres de los asistentes. Sobre el tema que se trató, solo les diré que giró en torno a la seguridad y al compromiso que como ciudadanos tenemos ante la sociedad, filosofía que no es novedad para el espíritu radio aficionado pero que no sobra estar recordando de cuando en cuando, saqué algunas fotos que estoy publicando, por favor, espero sus comentarios.
miércoles, 29 de octubre de 2008
ASI NOS CRIAMOS
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir. Fuimos la generación de la: "espera." Nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando.
Teníamos que esperar "dos horas de digestión" para no morirnos en el agua de la piscina, esperar meses los nuevos zapatos para la clase de educación física y así casi todo. Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, ¿acaso no recuerdan como se desmayaba la gente en misa?.
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos.
Los que podían, viajaban en autos sin cinturones de seguridad y sin airbag, y se hacían viajes de 10 y12 horas, hasta la costa, con cinco personas, y no pasaba nada.
Montábamos en bicicleta sin casco. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver quien era el más bestia. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había celulares. Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles la cola, no en un chat diciendo tonterías.
Quedábamos con los amigos y salíamos, o ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a la pelota, a las tapitas, las canicas, guerra libertada, a las penas, en fin, tecnología de punta. En los juegos de la escuela no todos participaban en los equipos, y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
Tuvimos peleas y nos "reventábamos" unos a otros y aprendimos a superarlo. Comíamos dulces pero no éramos obesos.
Si acaso alguno era gordo y punto. Entonces no había día de Halloween, pero si el día del niño, y nuestra mamá nos disfrazaba de indio con una falda corta con flecos de papel de globo y la cara pintada con colorete, no los costosos atuendos de hoy día.
Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber a pico de botella y nadie se contagió de nada.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de balines", antes de ser mayores de edad y sin adultos. ¡¡DIOS MÍO!!.
Coleccionábamos estampas del álbum de naturaleza de chocolatinas jet, de futbol etc. En vacaciones íbamos a las mangas del barrio y pasábamos horas al sol, sin crema de protección solar ISDIN 15, no a clases de manualidades, de sistemas o de etiqueta, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena y chozas con chamizos.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños que se curaban con agua oxigenada y unos puntos en el consultorio del médico del barrio, pués no había ¡ EPS !.
Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos. No había al final del año compensatorios y algunos se "volaban de la casa en tren" porque perdían el año, y sus papás tenían que ir a buscarlos hasta Puerto Berrío, lugar de destino preferido de las fugas.
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.No te extrañe que los niños salgan ahora tan flojos y poco creativos.
Si tu eres de los de antes...¡Enhorabuena!. Comparte este artículo con otros que tuvieron la suerte de crecer como niños. A lo mejor todavía estamos a tiempo de que nuestros hijos crezcan también como niños.
Finalmente no le paren bolas a esto, que tiempos tan distintos nos tocaron, los niños de hoy día también son maravillosos, hagamos de sus días un tiempo feliz y seguro.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Montecristo
Guillermo Zuluaga, Montecristo
Actor, presentador, humorista.
Esto no tiene que ver con mi libro, que temporalmente esta QAP, pero me parece interesante y aclara el origen del nombre artístico de Don Guillermo Zulaga Montecristo, hay una versión que su título de Conde de Montecristo se lo había dado Cantinflas, pero en esta nota de la revista Cromos de 1968 se nos presenta otra versión muy convincente.
En 1946, Guillermo Zuluaga era un modesto empleado en Cali de la Compañía Colombiana de Tabaco. Ya estaba casado con Emma Bonilla.
Y no daba asomos de querer ser algo diferente de "un buen padre de familia".
En la fábrica era considerado como un buen narrador de cuentos. Algunos de sus amigos estimaban que también tenia capacidades de cantante.
Estos últimos lo convencieron de que se presentara en un programa de aficionados al canto. Guillermo fue a "Radio Cultura' acompañado de un guitarrista que tenía 'oído de artillero".
El resultado -dice- fue desastroso. El iba por un lado, solitario con su guitarra, totalmente distanciado de mí. Nos encontramos a la salida, después de que nos dieron una tremenda silbatina.
Guillermo se disgustó con los amigos que lo habían incitado a cantar, les hizo varios reclamos, pero éstos le dieron otro estímulo:
-Preséntate como "contador" de cuentos -le dijeron.
El aceptó. Fue a "Radio Calcará' nuevamente a pedir cupo para narrar varios cuentos. Y triunfó.
-La gente se rió -recuerda-. Yo tuve que hacer varias salidas. El director de la emisora quedó bastante satisfecho conmigo.
Así fué su comienzo.
El programa en que debutó se llamaba "La hora variedades". Entusiasmado por el éxito el locutor de la estación le obsequió un saco verde para que actuara en próximos programas.
Cuando Guillermo entró al radioteatro, luciendo el saco, el locutor dijo:
-Ahí llega el Conde de Montecristo.
Fue su bautizo.
'Monte" -como se le dice entre amigos- no recuerda el nombre de ese locutor.
Lo que sí recuerda es que el saco se lo comió una vaca mientras él se bañaba en un río de Cali.
-Si mi memoria no me falla -dice- era un señor de apellido Ruiz. Después, hace unos catorce años, me lo encontré en Barranquilla en una reunión social. El me dijo que llevaba muchos años tratando de conocerme. Y le recordé entonces lo de Cali, el día que me bautizó. Fue tal la alegría de los dos, que nos emborrachamos. En medio de la borrachera le pregunté pór su nombre, pero no se me quedo en la memoria. Sigo recordando únicamente que es de apellido Ruiz.
Meses después de estar trabajando en "Radio Cultura", "Montecristo" fue llevado a Bogotá para actuar -narrando cuentos- en una gran velada, en el Teatro Colombia. A la velada asistieron destacadas personalidades de la capital. 'Monte' fue aplaudido con delirio.
Al día siguiente regresó a su trabajo de Cali, pero convencido de que tenia "todas las de salir adelanté'. Y renunció en la compañía.
-Me equivoqué por completo -dice ahora-. Yo creí que me iba a llenar de plata, pero sucedió todo lo contrario. Aguanté mas hambres que un chivo en un garaje.
Sin empleo estable, `'Montecrlsto" aceptó cupo como humorista en la Carpa Martín, que viajaba por todo el país. Con ella fue en gira de Cali hasta Manuales, donde recibió la noticia de que su pr mer hijo -Jaime- estaba agonizando.
Los hermanos Hernández-Pocho, Gonzalo, Héctor-, que deseaban sacarlo de la Carpa para vincularlo artísticamente a otro grupo, le reunieron cíen pesos para que volviera a Cali, pero su esfuerzo de nada sirvió. Jaime murió como consecuencia de la incontrolable gastroenteritis que lo afectaba.
Lo más dramático sucedió horas después de su deceso. "Montecris to" no tenía con qué pagar los gastos de su funeral. Y fue así como tuvo que hacer humor en una emisora -en el programa "La última chiva" mientras el cadáver de su hijito esperaba ser sepultado.
Eduardo Gómez Alzate, periodista, vió llorar a "Montecrísto" durante la actuación. Le preguntó por la razón. El humorista se la dió. Y ello bastó para que le pagaran doble el programa. Le dieron cien pesos, apenas suficientes para financiar el "entierro".
Días después, cuando pensaba en "hacer algo distinto a contar cuentos", fue contratado para participar en una gira con el cantante Leo Marini. En Medellín lo conoció el finado Willíam Gil Sánchez, máximo ejecutivo de "Caracol". Este, al comprobar sus cualidades, lo contrató como artista exclusivo de la cadena.
Son, pues, veinte años que lleva Guillermo Zuluaga como humorista de la principal cadena de radio de Colombia. Veinte años haciendo chistes para todo un país. Veinte años de servicios a un país que apenas está aprendiendo a reír.
En el lapso de los primeros nueve, "Montecristo" trabajaba tres veces por semana. Pero su éxito creció hasta tal punto, que la cadena tuvo que contratarlo para un programa diario.
Podría decirse que el programa de "Montecristo" es el más atractivo -como factor de ventas- en la programación diaria de Caracol.
Tomado de la Revista Cromos No. 2629, abril 1 de 1968
lunes, 23 de junio de 2008
El arriero más rico de Colombia
DON PEPE SIERRA.
Prototipo del empresario antioqueño.
El arriero más rico del país.
Luis Fernando Molina Londoño
Revista Credencial Historial (Bogotá- Colombia).
Tomo II. Enero-diciembre, 1991. No.13-24
Arriero. Grabado de «Historia naturalis palmarum», de Carl F. Ph. von Martins, Leipzig,1850.
José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra, "El Becerro de oro" o "El Campesino Millonario'' es junto con Marco A.Restrepo "El Rey de la Leña", Carlos Coriolano Amador "El Burro de oro", y Gonzalo Mejía "El Fabricante de Sueños', miembro del selecto grupo de personajes que ha dado vida al mítico prototipo del empresario antioqueño, pragmático, hábil e ingenioso para traer dinero. Caso único en la historia de Colombia, se dice que llegó a ser más solvente que todo el gobierno de su época.
La manera sencilla como un campesino de origen humilde acumuló y administró una de las mayores fortunas del siglo XIX y principios del XX, lo ha convertido en un personaje de leyenda.
Don Pepe Sierra nació en 1848 en Giradora, bella población situada al norte de Medellín, famosa por sus trapiches, el aguardiente de contrabando, los gallos de pelea y el santuario del Señor Caído. A la endogamia entre los Sierra se atribuyeron los desequilibrios mentales en varios miembros de la familia. La educación de don Pepe no sobrepasó el silabario, la suma y la resta. Pero eso no importó. Ya anciano y rico, contestó a quien pretendió enseñarle la ortografía de la palabra "hacienda": "Mire, joven, yo tengo setenta haciendas sin h, ¿y usted, cuántas tiene con h?".
Según su nieto y biógrafo Bernardo Jaramillo Sierra (Medellín:Bedout, 1947), inició la acumulación de fortuna en la juventud,trabajando duro en el campo en la cría de ganado, siembra de caña y fabricación de panela la consolido en la madurez con el remate de las rentas y finalmente la invirtió en bienes raíces. La expansión de su Patrimonio se dio en el siguiente orden: Valle de Aburrá, Calle Real (Carrera 7a.), Sabana de Bogotá y Valle del Cauca. Don Pepe siempre tuvo claro que con una economía inflacionaria como la colombiana, lo único que engordaba eran los lotes de terreno y el ganado que pastaba en ellos.
A los catorce años tuvo su primera parcela. La araba de día y en las noches de luna. Sábados y domingos era arriero subía panela a San Pedro, porque en tierra fría la pagaban mejor, y bajaba papa a Girardota y Copacabana. La yunta fue su único juguete los gallos de pelea y los bueyes se convirtieron en su símbolo del lucro."Hasta ya viejos los bueyes dan plata engordándolos", repetía. A los veinte años contrajo matrimonio con Zoraida Cadavid y a los veintiocho tenia en su haber varios hijos naturales y cuatro legítimos, muchas haciendas que se extendían entre Itagüi y Barbosa, y el control de los precios de la panela y de la vara de sierra en el Valle del Aburrá.
En 1886 pasó a residir en Medellín. Allí fundó varías sociedades como "La Cuarta Compañía", dedicada a la cría de ganado y a la siembra de extensos cañaduzales para abastecer de melaza a sus fábricas de aguardiente, va prósperas en todo el departamento.
La sobreproducción de los alambiques se evacuaba a través de la organización de intempestivas fiestas en los pueblos, concertadas con los curas y los alcaldes, quienes prestaban santo para procesión y plaza para la corrida de toros, a cambio de participación en las ganancias. El eficiente manejo que hizo de esta compañía le dio renombre a don Pepe en Antioquia como negociante creativo y habilidoso.
El primer viaje a Bogotá lo realizó en 1888. Fue el principio de una residencia de 26 años en la capital, donde se inició como apostador y gallero en los bajos fondos de San Victorino y terminó en la Calle Real, en medio de los bancos y de los opulentos. Casó a su hija Clara con un hijo del ex presidente Rafael Reyes, pisó con frecuencia las alfombras del Palacio de San Carlos y llegó a ser el mayor propietario de sierras y ganado de la Sabana. Rápidamente desapareció la timidez del campesino, convencido de ser el único capaz de sacar de apuros a los paupérrimos gobiernos de su época. Los presidentes Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos y Jorge Holguin, José Manuel Marroquin, Rafael Reyes, Ramón González Valencia y Carlos E. Restrepo estuvieron en su lista de clientes. Don Pepe nunca participó abiertamente en la política partidista, pero en la primera página de su libreta de cuentas y apuntes estampó el lema del régimen nuñista: "Regeneración o catástrofe".
Inició la conquista de Bogotá con el remate de la renta de degüello de ganado y el cuero de Cundinamarca, pero luego se sintió casi con derechos perpetuos sobre las rentas, lo cual le granjeó enemigos y problemas.
Don Pepe aprovechó la coyuntura económica de su época, caracterizada por la permanente crisis que al fisco nacional produjeron las rebeliones internas. Durante la Regeneración, luego de la guerra civil de 1885, el problema tocó fondo.
Rafael Núñez intentó solventar las finanzas públicas a través de la reactivación del remate y monopolios estatales, de abundante emisión de papel moneda de curso forzoso y de la colocación de bonos y libranzas en el mercado. Los remates eran el medio para procurarse anticipos de individuos particulares. Estos generalmente eran muy solventes, dado que se les exigían garantías económicas (hipotecas, fianzas, depósitos monetarios anticipados) a cambio del privilegio de gozar de las seguras utilidades producidas por tales monopolios.
Vertiginosamente él se convirtió en el más fuerte rematador y prestamista a nivel nacional, con base en un simple sistema administrativo de negocios, pero con una intrincada red de agentes diseminada por todo el país, encargados de negociar con especuladores particulares y gobiernos locales la adjudicación de las apetecidas, jugosas y hasta insólitas rentas, como aquella del monopolio del hielo en Panamá, establecida en el gobierno de Reyes.
Extendió el negocio del aguardiente al Valle del Cauca junto con Apolinar, uno de sus hermanos esquizderénicos. En la hacienda San José de Palmira y en otras de Cali y Yumbo, creó uno de los imperios agroindustriales de la región, comparable sólo con los de la familia Eder. Las siembras tecnificadas de caña y la maquinaria francesa "Egrot" produjeron por muchos años el mejor licor del país. También en el Cauca remató la hacienda Salento y otros bienes del ciudadano italiano
Ernesto Cerruti, puestos en subasta por el gobierno de Popayán (ello dio origen al célebre conflicto Cerruti durante las décadas de 1880 -90, que trajo como consecuencia un escándalo internacional, el bloqueo de la costa norte colombiana por parte de la armada de Italia y una fuerte multa para resarcir los perjuicios a ese empresario extranjero).
Parece que su parecido fisco con Bismarck era asombroso. Sin embargo,a causa de un accidente de coche cerca a San Victorino, quedó descaderado de por vida y ligeramente desfigurado. Gustaba de los paseos a caballo por Medellín y los potreros de las fincas, y en carroza por la capital. Las contrariedades diarias de la
administración de los negocios, junto con los cotidianos problemas de la casa, acentuaban su acostumbrado mal humor. Desde su juventud fue un apostador empedernido en las galleras de Girardota, Itagüi, Medellín y Bogotá. Se enojaba con los hijos, no porque jugaban mucho sino porque siempre perdían. El hombre más rico de Colombia vivía de manera franciscana: nada de lujos ni cosas superfluas su fama de mujeriego iba acompañada por la de egoísta y tacaño consideraba el ahorro como el valor fundamental. Cuando arribó a las altas esferas bogotanas, no aumentó en lo más mínimo los gastos de representación social de su familia. Las residencias en Medellín y Bogotá, hoy desaparecidas, eran ampliasy austeras, más dispuestas para tratar negocios que para ostentar. Su despacho constaba de sólida mesa de varios puestos, cómodo sdeá para la siesta y desvencijada máquina de escribir. Esa era la escenografía donde don Pepe, apoyado en sus altas dotes histriónicas, representaba al desesperado e incauto auditorio de vendedores de inmuebles, magistrales libretos escritos por él mismo en los papeles de cuentas.
Tratándose de negocios, era implacable su rigidez y fingido desinterés no tenían consideración: el cliente era un enemigo que, en la farsa, siempre llevaba la peor parte.Don Pepe fue empresario financista de la última etapa de los ferrocarriles en Colombia. A él se debió la terminación del Ferrocarril de Amagá y parte del Ferrocarril del Pacifico. Fue fundador del Banco de Sucre, del Banco Central y de la Compañía del Hielo en Panamá. Pero en todos fracasó: así comprobó su principio de que sólo la propiedad raíz era la única y verdadera generadora de riqueza segura.
Al final de sus días, fue atacado por crisis nerviosas y fuerte arteriosclerosis, acompañadas de crónico desinterés por los negocios. La familia empeoró la situación: gastaba a manos llenas en Europa, sin prestar atención a la administración de las fincas, en muchas de las cuales se construyeron lujosos palacetes, como el del Chicó, al norte de Bogotá, convertido hoy en museo.
En la biografía sobre su abuelo, Bernardo Jaramillo anotó que las negociaciones de Pepe Sierra serian vistas hoy como irregulares pero fue el débil sistema económico colombiano lo que dejó al Estado en manos de prestamistas como única forma de garantizar su funcionamiento.
Entonces no existían medios como el control de cambios, ni un emisor sistemático y acreditado, y si graves problemas como una tasa de cambio entre el diez mil y el quincemil por ciento y fuerte inestabilidad política.
La comercialización anticipada de los ingresos fiscales del Estado se mantuvo a disposición del mejor postor. Pepe Sierra murió en 1921 en su casa de la plazuela de San Ignacio de Medellín y la fortuna que creó, a pesar de las múltiples subdivisiones, sigue siendo sólida. Su nombre es recordado por uno de los más ricos y jocosos anecdotarios populares, y su vida y obra son temas de trabajo de los especialistas, como que resulta básico para comprender muchos aspectos de la historia social y empresarial del país.
domingo, 22 de junio de 2008
REMINISCENCIAS
REMINISCENCIAS
Ayer caminando, cuando iba rumbo a mis diligencias sorpresivamente vinieron a mi mente recuerdos de mi infancia. De niño me encantaba la televisión, al fin y al cabo tuve la fortuna de ser un televidente pionero en Colombia, cuando la programación era poca y muy cultural, la presentación de inicio mostraba las imágenes de Simón Bolívar a un lado y en la otra esquina la del General Gustavo Rojas Pinilla presidente y creador del sistema en nuestra patria, en el centro de la pantalla veíamos el escudo de Colombia. Sobra decir que en esa época no se había inventado la T.V. a color, de pronto sonaba el himno nacional y comenzaban los programas.
Teleteatros de Bernardo Romero Lozano en los que su Anuncia Pereiro, Hugo Pérez y otros actores y actrices comenzaron la estirpe de ídolos televisivos. Conciertos largos programas de sabiondos, musicales de la tierra y otras cosas aburridoras para un niño de siete años. Sin embargo la fascinación por esas imágenes mágicas nos mantenían sentados frente al nuevo habitante del hogar, esa caja cuadrada y pesada llamada televisor.
El nuestro era un General Electric de caja metálica color madera beteada. Con mis hermanos nos sentábamos en tarros de saltinas Noél todos los días a las 6 P.M. sin espavilar aguardando que sonara la patriótica melodía y luego ver casi las inexplicables figuras animadas en la pantalla de cristal; en varias ocasiones traté de descubrir a esas pequeñas personas que aparecían mirando por los agujeros redondos de la tapa trasera.
Ya mas grandecito empecé a ver programas que si lograron emocionar mis fibras
preadolescentes:
¨ El investigador submarino.
¨ El enigma fosfogén
¨ El desafío del hombre.
¨ El Show de Jerry Lewis.
¨ el Show de Carol Burnet.
¨ Rintintín.
¨ Lassie.
¨ Telecirco Colombina.
¨ Perdidos en el espacio
" El tio Alejandro
" La isla de Gilligan
Agrega tus primeros programas recordados en las líneas
finales. Si de los anteriores coincides con mas de uno tienes
en este momento, año 2005, mas de 50 años, si tus primeros
recuerdos fueron a color y viste plaza sésamo estarás entre el
tercer y cuarto piso, anota tus programas de infancia
preferidos:
EL DOCTOR CITO.
Cierto día me invitaron a un club de golf muy renombrado de la ciudad y pude entender el porqué tantos profesionales se aficionaban tanto a este extraño deporte.
El solo paisaje sería para mi suficiente incentivo para visitar con frecuencia estos sitios, la ausencia del infernal ruido citadino complementaba las características del club invitando al descanso.
Las cascadas con su constante y refrescante chapuceo y el trinar de los pájaros invitaban a unirnos al palpitar sosegado de la naturaleza.
Poco me interesó lo demás, o sea el tonto empujar a las pequeñas bolitas con un costoso palo hacia los predeterminados agujeros en el césped.
Me desprendí del grupo y después de quitarme los zapatos recorrí el inmenso campo sumergiéndome a ratos bajo la reconfortante sombra de los pinares.
Mi olfato disfrutaba, ora de las fragancias que brotaban de los pinares, ora de los vapores medicinales de los eucaliptos y la yerbabuena. Mis pies sentían el húmedo y mullido tapete vegetal y mi mente reconocía entre las nieblas de los tiempos a mis antiguos antepasados.
Una pequeña y vivaz ardilla saltó desde una rama y caminó recelosa hasta situarse frente a mí, ávida de las rosetas de maíz que estaba yo comiendo, puse el paquete al alcance del bello animal y proseguí mi camino, nunca antes había ofrecido algo con más gusto.
Atravesé varias quebradas usando de puente las saltonas piedras que sobresalían y distinguí a través de sus cristalinas aguas montones de pececitos de colores que danzaban entre los yerbajos de las orillas. ¿Como preferían mis amigos andar tras una pelotica sintética en lugar de estar contemplando tantas maravillas que bullían de todas partes?.
Desde atrás de un montículo de blanca arena vi surgir la despeinada cabeza de un curioso personaje que se acercaba, era un enigmático hombre que vestía un raído traje de buen corte, lucía una corbata de seda de un color indefinible, pues la mugre se había adueñado de ella, avanzaba rápida y firmemente mientras observaba el paisaje girando su cabeza de un lado al otro. Sus labios esbozaban una inocente sonrisa de niño.
Cruzó mi camino sin verme y pude percibir en sus azules ojos que para el nada existía, salvo su propio mundo.
Lo vi por ultima vez sambuyéndose en la espesa maleza que delimitaba el campo, desapareciendo como un fantasma.
Ya más tarde en el comedor le comenté a mi amigo Alex sobre mi raro encuentro.
Ah, me dijo el, ese debió haber sido el doctor cito, ya no es socio del club pero de todas formas se cuela por las mallas, los vigilantes por lástima y en recuerdo de sus buenos tiempos ,cuando se portaba bien con ellos, lo dejan deambular a sus anchas.
-¿Quién es él?, o mejor ¿Quién era?, inquirí curioso.
-Él fué mi médico jefe en el hospital central cuando hice mi internado en el
año 74, respondió Alex.
-¿Y?, repregunté mientras abría mis manos palmas arriba y entrecerraba los
ojos en ademán de querer escuchar todo el cuento.
_Bueno, bueno..., acomódate bien que voy a contarte todo el rollo mi querido amigo:
En 1974 ingresé al programa de internado del hospital central con otros veinte compañeros más, todos estábamos llenos de ilusiones y emoción, pues nos habían asignado como médico jefe a nuestro profesor Diofano Campos, eminencia enmedicina interna y neurocirujano de renombre mundial.
Afable por naturaleza y a pesar de su juventud, pues no llegaba a los cuarenta años entonces, estaba lleno de excelsas virtudes, nunca negaba atención a nadie, así el paciente no tuviera seguros médicos ni recursos monetarios, esto le ocasionó muchos enfrentamientos con los directivos y le creó muchas enemistades y envidias
Nosotros los estudiantes en cambio lo adorábamos y dábamos cualquier cosa por llegar a ser la mitad de lo que el era. Su esposa Inés era una hermosa mujer de ojos verdes y tenía una piel de esas que solo se ven en los almanaques de fin de año, su hijo Andrés Felipe estaba en secundaria y era un aventajado estudiante y además campeón nacional y suramericano de tenis, el muchacho tenía asegurado un brillante futuro y era la más preciada joya de su hogar.
Alex continuó su historia: El tiempo pasó y yo quedé como médico de planta del hospital, realicé con el doctor Campos muchas cirugías en las que no dejaba de asombrarme con su increíble capacidad médica, me honró con su amistad y fueron muchos los gratos momentos que compartimos en familia. Mi esposa Fabiola llegó a ser la mejor amiga de Inés y con el tiempo nos convertimos en compadres, pues ellos aceptaron ser los padrinos de nuestro hijo Tomasito, todo era perfecto, pero nadie conoce las albures que nos depara el futuro.
Alex interrumpió su historia y bajando la cabeza limpió disimuladamente con su mano unas lágrimas que habían brotado de sus ojos.
Yo intuyendo que algo le causaba un profundo dolor guardé silencio.
- Disculpa, dijo Alex y continuó:
- Como te decía nadie sabe que nos espera a la vuelta del camino, como va uno a saber que un solo error le puede derrumbar el mundo; como imaginar siquiera que
un solo desliz en la vida de un ser perfecto pueda aniquilarlo, esto es increíble.
Muchos hombres, la mayoría de nosotros creo, erramos con una frecuencia vergonzosa, hacemos sufrir a otros, herimos sus sentimientos, somos una porquería, pero con una o dos disculpas limpiamos nuestras faltas y seguimos nuestras vidas como si nada hubiera pasado. Yo mismo hubiera dado cualquier cosa para evitarle tal martirio a mi querido maestro, la vida a veces es tan injusta...
Solo un error, solo uno, que tristeza...
Cierta noche que estábamos de turno Campos y yo la congestión de servicios fué desacostumbradamente anormal, parecía que la ciudad estuviera en guerra, el ulular de las ambulancias no cesaba y la puerta de emergencia no daba a vasto para tantos heridos, llegaban con heridas de bala, puñal y garrote, el piso era un mar de sangre y los lamentos llenaban la sala, ni las enfermeras ni nosotros alcanzábamos a cubrir tal demanda, llamaron más personal pero mientras tanto teníamos que multiplicarnos, era como una pesadilla, nadie sabe lo difícil que es para un médico escoger prioridades para la atención, cualquier error de evaluación puede costar vidas. Campos parecía un San Francisco, en verdad lo era, no solo suturaba y daba órdenes
precisas, sino que con su actitud consoladora calmaba a los familiares de las víctimas.
Ante la crisis y viendo que era imposible más cobertura ordenó no recibir mas pacientes y además evacuar otros tantos a otras instituciones de acuerdo al plan de emergencias.
Eran como las cuatro de la madrugada y parecíamos máquinas zurcidoras, corriendo de una camilla a otra en medio del insoportable barullo, de repente la puerta de la sala se abrió violentamente golpeada por una camilla en la que reposaba el cuerpo irreconocible y sangrante de un hombre, doctor Campos los amigos de este jóven ruegan para que lo atiendan, están muy angustiados...
- ¡Cela, (vociferó Campos), la orden fué clara, no podemos físicamente recibir a nadie más!
El exánime y destrozado cuerpo fué retirado de prisa rumbo a otro hospital y continuamos con nuestro penoso trabajo ininterrumpidamente hasta las siete de la mañana.
Nos dejamos caer en una mullida poltrona que estaba en la sala de espera, exhaustos y jadeantes, pero con la íntima satisfacción del deber cumplido, todos los pacientes habían sobrevivido y casi nos sentíamos dioses, de repente Campos se levantó como un resorte y quitándose el gorro dijo:
- Carajo, el grado de mi hijo, lo olvidé por completo, pobre Andresito no pude acompañarlo.
- El comprenderá amigo mío, le dije, no fué tu culpa; sabes que en esta profesión no somos dueños de nuestras vidas, cálmate que más tarde iremos a felicitarlo compadre.
- Tienes razón, después de esta noche que cosa peor puede pasarnos, dijo Campos recostándose de nuevo ya mas calmado.
El correteo de una enfermera nos sobresaltó e imaginamos que algún paciente
estaba en crisis...
- Doctor Campos, doctor Campos, acaban de llamar de su casa, que su hijo sufrió un accidente.
-Pobre Campos, solo un error en su vida, como iba el a saberlo, ese paciente que remitió a otro sitio era su propio hijo, se accidentó en la motocicleta que le había comprado como regalo de grado, su vida se derrumbó, asumió toda la culpa para sí, pobre campos como diablos iba el a saberlo.
¿Acaso somos dioses?
DATOS CURIOSOS
El instinto natural de las aves para construir sus nidos perdura en ellas por cinco generaciones, así no tengan oportunidad de hacerlos por estar enjauladas.
Si el hombre viviera 500 años, ¡sus orejas le crecerían casi medio metro!
Como hipocondríaco se conoce a la persona que demuestra una preocupación desmesurada por su salud. El rey de estos sigue siendo Samuel J. de Inglaterra, en los últimos años de su vida tomó cerca de un cuarto de millón de píldoras, llegando a tomar en un año 52.000 pastillas, murió a la edad de 65 años.
A los sesenta años de edad, un hombre promedio habrá comido unos trescientos mil seiscientos kilos de carne, tres mil de pescado, diez mil de café... y para mitigar sus penas unos diez litros de alcohol.
Durante 24 horas un hombre desarrolla tal cantidad de energía, que toda esta acumulada podría levantar una locomotora a un metro de altura.
De donde viene la expresión O.K.
Durante la guerra civil en Estados Unidos se ponía fuera de los campamentos las siglas 0.K. que significaban 0 (cero) Kills (muertos) , o sea que no habían bajas en esa unidad tras el enfrentamiento.
Porque a los Franciscos les dicen Paco (Pacho en Colombia).
El origen de Paco viene de San Franciso de Asís, primer abad y fundador de la orden franciscana o lo que es lo mismo, "Pater Comunitas" - (Padre de la Comunidad franciscana). Por lo que "Paco" sería el acrónimo de "Pater comunitas".
En el lenguaje mandarín el símbolo de la palabra mujer repetido dos veces significa pugna y tres veces chismografía.
El Galés Oprins es el hombre más liviano registrado en los anales médicos, pesaba al morir en 1.754 2 libras, a la edad de 17 años.