lunes, 18 de agosto de 2014

UN VIOLINISTA EN EL METRO


Un hecho aislado ocurrido en el Metro de Medellín a comienzos de agosto suscitó una gran polémica.  Un sector del  gremio de músicos de la ciudad protestó porque, según ellos, hubo discriminación y exceso de fuerza cuando se retiró de un carro del Metro a un violinista que no atendió una norma que rige para todos los usuarios del metro que no permite esas manifestaciones sin autorización previa.
El hecho de que en otros países no estén regulados estos eventos no significa que sean buenos o deseables, no veo que sea malo viajar en un sistema tranquilo y limpio.

Entiendo que los que no vivan en la ciudad encuentren en las imágenes del video algo que pueden calificar de un abuso de autoridad, pero para los que vimos nacer y florecer esta gran obra que nos entregó  una solución de transporte, rápido, tranquilo y seguro, cosa que nos produjo un sentimiento de pertenencia, la lectura del hecho es otra muy diferente que explicaré más adelante.

El joven músico declaró que había sido tratado con mucha violencia y que había sufrido varias lesiones, eso no se ve en el video, lo que haya ocurrido en la oficina a la que luego fue conducido habrá que esperar lo que diga la investigación.


Los que padecimos el obsoleto sistema de buses, antes de existir el Metro, si sabemos lo que era viajar en vehículos carentes de espacio y seguridad. “La guerra del centavo”  ponía en riesgo a los pasajeros en esa feroz batalla por conseguir un pasajero más, pues los conductores obtenían las ganancias de su trabajo con el porcentaje de los pasajes diarios, fuera de que no tenían sueldo básico ni prestaciones sociales.

Vimos con gran alegría paso a paso como se iba construyendo el Metro durante muchos años, contra viento y marea, pues como siempre no faltaron los que decían que aquello era un elefante blanco y que más bien esos recursos se deberían usar en la construcción de escuelas y hospitales, cosa que por lo demás es cierta hasta cierto punto pero que no objetaba su construcción. Claro que necesitamos más escuelas y hospitales de calidad, pero igual la ciudad urgía un nuevo sistema de movilidad que afortunadamente tenemos operando desde el 30 de noviembre de 1995 y que se justifica con creces.

Desde su inauguración fueron divulgadas las normas del sistema, y todos estuvimos de acuerdo, pasados ya casi 19 años continuamos aceptándolo, hasta ese día de agosto alguien, por desconocimiento o a sabiendas, se le ocurrió tantear el ambiente y subirse a uno de los vagones a interpretar el violín. Tal vez no fue el primero y de seguro no será el último, ya antes algunos habrían sido retirados por intentar vender comestibles o recurrir a la caridad pública, cosa muy común en los buses, pero esos intentos no pasaron de ser incidentes fortuitos ante los que nadie salió a protestar ni a esgrimir argumentos como si ha pasado ahora. Siempre en la sociedad habrá quienes no acaten las normas, pero estas siempre estarán para resguardar nuestros derechos y deberes y deben cumplirse, de lo contrario el mundo sería un caos.

Volviendo al caso del violinista, les aseguro que si hubiese visto en él algún asomo de exceso de fuerza no estaría hablando en este tono y mis argumentos serían otros muy diferentes. Pero una cosa es una cosa y otra cosa, otra.
Limitémonos a los hechos y miremos el video desapasionadamente, como si no supiéramos nada del asunto.
Podemos ver que el título del video ya está algo segado.


El hecho explicado con plastilina.

Es sorprendente la reacción que ha causado el video del violinista en el metro de Medellín. Las opiniones están divididas, unos dicen que hubo exceso de fuerza y otros que simplemente se hizo cumplir la norma. Así la cosa lo más recomendado para ser objetivos es ver el video completo y no quedarse solo con el encabezado. El video podría dividirse en varios capítulos.

1. El violinista interpreta un tema popular.
2. Algunas personas graban este inusual hecho.
3. Al parar en la estación un funcionario y varios patrulleros le informan al músico sobre la norma que no permite estas manifestaciones dentro del tren.
4. El violinista no acata la observación y por el contrario continúa haciendo su función corriendo hacia el fondo del vagón.
5. Los patrulleros ejerciendo su función tratan de detenerlo.
6. El violinista tercamente ingresa a otro carro deteniendo la marcha del tren.
Los trenes tiene un itinerario programado que cumple con el protocolo de seguridad.
7. El violinista ha roto la norma y el diálogo y se empeña en seguir desconociendo el reglamento y causando un retaso en el viaje de todos los pasajeros de ese tren y de todos los demás de la ruta, o sea de miles de usuarios.
8. Finalmente los agentes lo someten y lo sacan del tren.
9. Allí no se ejerció ningún acto violento por parte de la autoridad, solo se ve que cumplieron con su función de la única forma que les quedaba, sin golpearlo ni usar macanas ni pistolas eléctricas.
10. Los trenes retoman su marcha y todo vuelve a la normalidad.
No hubo allí ninguna discriminación contra los músicos como algunos pretenden, ni impedimento al libre ejercicio del derecho de expresión o al trabajo. Solo un hecho fortuito que fue solucionado a tiempo y adecuadamente. 

No se entiende ni es justo que se recrimine a unos patrulleros que solo cumplieron con su deber.

Hay que reconocer también que en el sistema Metro si se han hecho muchas actividades culturales, muchos conciertos y exposiciones hemos visto en sus estaciones e igual concursos literarios, proyecciones de cine y concursos de cuento y novela, como dicen sus directivos todos los espacios están abiertos con la debida concertación.

Otro servicio es la BiblioMetro, idea surgida en Santiago de Chile que ha sido replicada en otras tres ciudades del mundo: Madrid (ES), Valencia (ES) y Medellín (COL).

Las BiblioMetro del Metro de Medellín fomentan la Cultura Metro con el programa de lecturas de ida y vuelta "Palabras Rodantes", que consiste en un voto de confianza que el Metro pone en sus usuarios ofreciendo en la mayoría de las estaciones pequeños libros de autores antioqueños que pueden ser extraídos gratuitamente y sin registros desde buzones destinados para ello, con el compromiso de devolverlo a cualquier buzón cuando haya sido leído y compartido. Además algunas estaciones ofrecen acceso gratuito a Internet.

La BiblioMetro de Medellín ha hecho cientos de miles de préstamos de libros
Ahora espero que este hecho luego de tanta polémica y tantas opiniones encontradas quede en lo que realmente fue, un hecho fortuito. Y los más importante, que podamos seguir disfrutando de nuestro viaje en el tren metropolitano con la seguridad y tranquilidad como lo hemos hecho hasta ahora. Si por algún motivo o razón se permiten estas manifestaciones, habrá que buscar otro medio de transporte más amable, la bicicleta por ejemplo.