viernes, 20 de enero de 2017

UN MUNDO SIN NEGROS

QUÉ SERIA DEL MUNDO SIN NEGROS.
Makungu para el Desarrollo.

"Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano".
(Walt Whitman)


Esta es la historia de un niño que despertó una mañana y le preguntó a su madre, Mamá: 
¿QUÉ PASARÍA SI NO HUBIERA NEGROS EN EL MUNDO?

Su madre pensó por un momento, y luego le dijo: Hijo, hoy tú me vas a acompañar, y veremos cómo sería la vida si no hubiera negros en el mundo. Dijo la madre, ahora ve a vestirte para que empecemos. El niño se marchó a su cuarto, para ponerse su ropa y zapatos.

Su madre lo miró y le dijo, hijo, ¿dónde están tus zapatos? Y esa ropa que llevas está arrugada, yo tendré que planchártela. Pero cuando ella fue en busca de la mesa de planchar, esta no estaba allí. Ves hijo, Sarah Boone, una negra, fue quien la inventó y Jan Matzliger, un negro, fue quien inventó la máquina que se usa para adherir el zapato a la suela.

Bueno, dijo la madre, ve y hazte algo en el pelo. El niño corrió a su cuarto para peinarse, pero el peine no estaba allí. Ves, le dijo su madre, Watter Sarnmons, un negro, inventó el peine. El niño opto por cepillarse su pelo, pero el cepillo tampoco estaba allí. Tu vez, le dijo su madre, Lydia O. Newman, una negra, inventó el cepillo para el pelo.

La madre dijo luego a su hijo, vamos a hacer las tareas de la casa y luego vamos a la tienda a hacer mandado. El niño tenía como tarea barrer el piso. El niño barrió sin descansar. Cuando el fue en busca del recogedor de polvo, este no estaba allí. Tú ves, le dijo su madre, Lloyd P. Ray, un negro, inventó el recogedor de polvo. El tuvo que amontonar la basura en una esquina de la casa y dejarla allí.

El niño luego decidió trapear el piso, pero cuando fue en busca del trapeador, este no estaba allí. Ves, le dijo su mamá, Thomas W. Stewart, un negro, inventó el trapeador. El niño grito a su madre, mamá, yo no tengo suerte. Bueno hijo, déjame terminar de lavar la ropa para que preparemos una lista de mandado para ir a la tienda a comprar.


Cuando la ropa terminó de ser lavada, ella fue a colocar la ropa en la secadora, pero la secadora no estaba allí. Tú ves mijo, dijo la madre, George T. Samon, un negro, inventó la secadora.
La mamá le solicito un lápiz y papel a su hijo, para preparar la lista de mandado que llevarían al mercado. El niño corrió a buscar el papel y el lápiz, pero notó que el lápiz estaba despuntado. El joven esta vez también tuvo poca suerte, porque John Love T, un negro, inventó el sacapuntas.

La mamá trato de conseguir una pluma, pero tampoco había pluma, porque William Purvis, un negro, inventó la pluma fuentes. A propósito, Lee Burridge, un negro, fue quien inventó la máquina de escribir, y W. A. Lovette, otro negro, inventó la máquina impresora avanzada. El niño y su madre decidieron marcharse al mercado. Cuando el niño abrió la puerta de su casa, notó que el pasto estaba tan alto como él. Su madre le dijo, ves, la cortadora de grama la inventó John Burr, un negro.

Ellos se dirigieron al automóvil, y se encontraron con que este no arrancaba. A lo que su madre le dijo, ves, Richard Spikes, un negro, inventó el sistema automático de velocidades y Joseph Gammel, otro negro, inventó el sistema de supercargado para máquinas de combustión interna.


El niño y su madre también observaron que los vehículos en circulación chocaban con mucha frecuencia, por la falta de semáforos. Ella le señalo, tú ves, Garret A. Morgan, un negro, inventó el semáforo. Ya se estaba haciendo tarde, y decidieron continuar su camino hacia el mercado, realizaron su compra y regresaron a casa. Al llegar a su hogar, después de sacar la leche, los huevos y la mantequilla de sus bolsas, notaron que el refrigerador estaba ausente. A lo que dijo la madre, tú ves mijo, John Standard, un negro, inventó el refrigerador. 
Entonces decidieron dejar los comestibles sobre la mesa.

A todas estas, el niño empezó a sentir frío. La mamá fue a encender el aparato de calefacción, el cual no estaba allí. Ella le dijo a su hijo, sabes, Alice Parker, una negra, fue quien inventó el aparato de calefacción. Aun en el verano, ellos tampoco habrían tenido suerte, porque Frederick Jones, un negro, fue quien inventó el aire acondicionado.


Era casi la hora de que el padre del niño llegara a casa. El mencionado señor, usualmente toma el autobús para dirigirse a su casa. Pero no había tal autobús, porque el precursor de ese medio de transporte fue el tranvía eléctrico, cuyo invento lo realizo Elber R. Robinson, un negro. El papá del niño, quien trabaja en una oficina de un veinteavo piso, usa el elevador frecuentemente, pero esta vez no había elevador, porque Alexander Miles, un negro, fue quien lo inventó. El niño también acostumbraba arrojar sus cartas a un buzón de correos de la localidad, pero ahora el buzón no estaba allí, porque Philip Downing, un negro, fue quien lo inventó. 

Y a propósito, fue también un negro, William Berry, quien inventó el matasellos de correos. Después de un arduo día, el niño y su madre se sentaron ante la mesa del comedor, con la cabeza entre sus manos. Cuando el padre por fin llego a casa, este les pregunto, ¿por qué están sentados a obscuras? Bueno, porque Lewis Howard Latimer, un negro, fue quien inventó el filamento que contienen los bombillos, Aquí no estamos mencionando si el niño estuviese enfermo y necesitase una transfusión sanguínea para salvar su vida. Esta habría podido realizarse, debido a la proeza que hiciera el doctor Charles Drew, un científico negro, quien consiguió la forma para preservar y almacenar sangre, lo que dio inicio al primer banco de sangre del mundo. 

¿Qué tal si el niño hubiese necesitado de una cirugía del corazón? Esto no habría podido ser posible, sin la primera operación de corazón abierto realizada por el doctor Daniel Hale Williams, un científico negro.

El niño pronto aprendió, como sería la vida si no hubiera negros en el mundo. Si usted alguna vez se ha hecho la misma pregunta que este niño. ¿Dónde estaría la humanidad sin nosotros? La respuesta es muy simple.
Estaríamos en una gran obscuridad.

martes, 17 de enero de 2017

CUATRO TORNILLOS

 Los cuatro tornillos de la corrupción.


Una mañana salí a comprar cuatro tornillos con sus tuercas para reemplazar los del banco del edificio. Entré a la ferretería del barrio llevando uno de ellos de muestra y los solicité. Debe cancelar $4.000, me dijo el dependiente, y agregó: - Por favor deme el número de su cédula de ciudadanía.

Eso me extrañó bastante, por lo que le pedí que me explicara para qué necesitaba ese dato.

El me explicó que la DIAN estaba enlazada con la base de datos de la ferretería para garantizar los cobros del IVA. 

En verdad no me molestó el asunto, aunque si me dejó claro que todos nuestros movimientos podían ser monitoreados. Había quedado registrado que ese día, a esa hora y en ese lugar, yo había comprado cuatro tornillos con sus tuercas por $4.000 y había pagado el IVA.

Eso fue hace unos dos años, pero rememoré ese hecho al ver las noticias que denuncian graves casos de corrupción de niveles impensables.

Como puede ser que si el sistema registra la compra de cuatro tornillos, no se habían enterado del gran detrimento patrimonial que durante muchos años estaban causando funcionarios y contratistas de las megaobras con sobrecostos inventados que sumaban billones de pesos. Y eso que lo que se ha descubierto es solo la punta del iceberg.

Cuando abrí la cuenta en el banco para depositar $200.000 me solicitaron infinidad de datos personales y una constancia tangible del origen de esos míseros pesos. Entonces como se explica que las consignaciones o aperturas de cuentas bancarias de los responsables de recibir mil millonarios sobornos para apalancar contratos, se hagan bajo una misteriosa sombra de complicidad.

Seguramente se abren a nombre de testaferros, familiares o amigos. ¿Cómo pasan el filtro del origen tangible se esos dineros? 

Cuantas personas andan hoy día en lujosos vehículos y compran mansiones sin acreditar el origen honesto de su fortuna. Que hacen los entes de control en estos casos, parece que nada; o tal vez mucho, siendo esto último fácil de imaginar, piensa mal y acertarás.