viernes, 6 de febrero de 2009

LA AMÉRICA


Calle San Juan


Cuando tenía cuatro años llegamos a Medellín entrado el primer lustro del siglo pasado. La primera imagen de esta ciudad que tanto quiero, fué la que descubrí desde una curva de la carretera al mar, bordeada de olorosos pinos.

Era una amplísima y sorpresiva vista de la gran urbe, entonces de algo más de 430.00 habitantes. Al fin, luego de un largo viaje por una carretera estrecha y polvorienta que atraviesa la accidentada cordillera occidental, los pasajeros del destartalado bus de transportes Gómez Hernández se daban de narices con este nuevo paisaje.

Tendida sobre un verde y apacible valle estaba Medellín, enjoyada de blancas construcciones, el verde de inenarrable belleza, como no había edificios altos, se distinguían claramente unas extrañas construcciones que luego supe que era el coliseo y el estadio.

El panorama de la Bella Villa nos llegaba de forma interrumpida, pues al tomar el vehículo las curvas se nos perdía, a veces oculto por la montaña, la niebla o el tupido pinar que rodeaba el camino.

Ensimismados así por el fabuloso espectáculo llegamos a “tierra firme”, el bus se estacionó lentamente en el bullicioso sector de Guayaquil, muy semejante a mi pueblo en domingo, con casas antiguas y plagado de vendedores que vociferaban ofreciendo sus productos y servicios, olía a verduras y frutas, debido a que allí estaba una gran plaza de mercado.


En ese momento sonaba el silbato del tren, que llegaba desde Puerto Berrío a la bellísima estación Medellín, larga y blanquísima construcción de ese mismo sector.
Empacado el equipaje en un taxi, nos dirigimos emocionados hacia el descubrimiento de La América, un barrio que desde ese momento sería y sigue siendo mi segunda patria chica.

Boquiabierto y pegando mi cara al vidrio de la ventanilla, vi pasar la inmensa estación del tren, luego el inmenso edificio de gaseosas Lux, muchos años después ocupado por RCN y hoy día el edificio inteligente, Unos metros más adelante hacia el occidente, encontramos el puente de San Juan, que atravesaba un río que me pareció enorme, no sé si fué por la percepción infantil de entonces o porque realmente así era en ese tiempo, estando el taxi en lo alto del puente vi aparecer por el lado izquierdo una gran imagen blanca de Cristo Salvador, salté hacia la ventana de ese lado para verla mejor, estaba anclada a la terraza del un edificio rectangular como de tres pisos, verde y blanco al otro lado del río, y que exhibía también unas enormes letras metálicas que decían “Proleche”, aclaro que obviamente aún no sabía leer, pero si distinguía los logos de los productos más conocidos.

La imagen miraba con sus brazos extendidos hacia el río. Alguien gritó:

- ¡La Macarena!, señalando ahora a la derecha una construcción que parecía una gran torta de chocolate con cubíerta de azúcar y coronada con un hermoso aviso de cigarrillos Pielroja.


Plaza de toros La Macarena de la época



Las sorpresas no terminaban, muy cerca sobre la misma avenida san Juan estaba la fábrica de textiles Tejícóndor, que tenía una altísima torre con su logo en la cúspide, torre que quiso conservar el ahora inmenso almacén Makro. Mi corazón latía de gozo viendo tantas novedades.

En nuestro recorrido estaban también el moderno teatro América y la fábrica de licores, llamada entonces el zacatín, al pasar por allí había un inolvidable aroma a caña molida, más arribita vi por primera vez un supermercado: “La Candelaria”, hoy cooperativa de consumo, el lugar que ocupaba el zacatín es ahora un lote a la espera eterna de convertirse en una clínica del seguro social. Adelante nos topamos con la glorieta de Pérman, llamada así porque en una de sus esquinas estaba y sigue estando esa panadería, en otra de sus esquinas quedaba entonces el almacén Ley de La América, derrumbado en estos días para la construcción de una mole de concreto.



Glorieta de Perman, tiempo después La Candelaría ocupó por un tiempo el sitio del Ley



La calle San Juan era solo de dos carriles sin separador con grandes árboles de mangos y guayacán en sus costados.
El templo de La América nos bendijo al pasar rumbo al nuevo hogar, tenía una fuente de bronce en su atrio y en la acera del frente un busto plateado del libertador Simón Bolívar, en esa época La América ya tenía mucho comercio, la papelería El Pibe, Mercados América, Panadería Gloria, teatro Santander, Fábrica de sostenes Saligia, foto Lía, heladería noches de luna, carnicería la reina y otros negocios que ahora se me escapan.
Dobló el taxi a la izquierda al llegar a la carrera 88 para conducirnos a la vieja casona de seis habitaciones y un solar grande, en la que habríamos de pasar gran parte de nuestras vidas. Esa noche casi no puedo dormir tratando de asimilar tantas emociones.



PIELROJA HISTORIA DE UN BELLO LOGOTIPO


1925 Cajetilla de cigarrillos Pielroja. Diseño: Ricardo Rendón. Solicitado por concurso, casualmente Miguel Angel del Río presentó una propuesta parecida. Salieron al mercado los 2 diseños y solo hasta 1940 se optó por la de Rendón.



Logotipo de los famosos cigarrillos pielroja en los años 30 y 40

Logotipo más recordado. (El cigarrillo es nocivo para la salud)



El efecto multinacional


Las entidades financieras, así como las compañías de licores y de cigarrillos, viven procesos de compra o de fusión, motivo por el cual se ven obligados a cambiarle el rostro a la entidad. Pero mientras algunas compañías optan por conservar de alguna manera la imagen construida a lo largo de los años, otras han hecho borrón y cuenta nueva, como es el caso de Colsubsidio (ver recuadro). En contraste, Pielroja decidió conservar la imagen del indio diseñada por Ricardo Rendón en 1924. "Lo típico habría sido arrasar con todo por el cambio de dueño -explica Jon Ruiz, gerente general de Coltabaco, empresa adquirida por Philip Morris-, pero la gente terminaría denigrando de los gringos. Nos dimos cuenta de que estábamos hablando de un ícono nacional". Por ello, para relanzar la marca y complementar su tradicional presentación sin filtro, crearon un cigarrillo rubio con filtro y lo ofrecieron en una cajetilla dura, como exige la tendencia.



Extractado de la revista Semana.


¿DISEÑO DEL FUTURO?


Propuesta diseño para la Cajetilla de cigarrilos Pielroja publicada en DESIGN AND DESIGN Worldwide community of designers como "Packaging of the day". Proyecto que lanzará en Enero de 2009 un libro con lo mejor de diseño mundial.



PIELROJA ¿ DE NUESTRA TIERRA?


Cuestionable lema el de la nueva publicidad de Pielroja.
Aunque soy franco opositor del tabaquismo y del consumo de cigarrillo en todas sus presentaciones, manifestaciones y variables, injusto sería el no reconocer la relevancia iconográfica de una ilustración como aquella que identifica a los Cigarrillos Pielroja, más allá de lo tóxica que pueda resultar la inhalación del tradicional y cancerígeno producto.

Fue éste el fruto de una convocatoria, llevada a cabo en 1924, con el propósito de escoger el mejor entre muchos posibles diseños que engalanarían al coloquialmente denominado ‘peche’.

Hubo dos propuestas ganadoras: una del artista Miguel Ángel Del Río, y la otra del padre de la caricatura moderna en el país –el gran maestro Ricardo Rendón–. Ambas fueron utilizadas en un par de cajetillasdistintas. Los dibujos, como lógico resultaba suponerlo, recreaban a un indio de la ya conocida tribu. El de Rendón ostentaba 12 plumas en su cabeza.

Tan censurable como la venta y producción de cigarros puede quizá ser el hecho de haber escogido a un estandarte tan ajeno a la nacionalidad colombiana como lo era un aborigen norteamericano, en lugar de haber expuesto, tal vez, a algún símbolo algo menos distante, el cacique Calarcá, por ejemplo.

Rendón, como suele ocurrir con aquellos dueños de excepcionales genios, murió en forma prematura por su propia voluntad.

Se despojó de la vida en uno de los lavabos de la cafetería La Gran Vía. Había tomado una cerveza y, tras escribir la lúgubre sentencia de despedida: “suplico que no me lleven a casa”, descargó sobre sí un disparo.

Con él se fue quien sería pionero del género en Colombia, además de uno de los más célebres ilustradores de El Tiempo y El Espectador. Con él se fue un antioqueño capaz de amar tanto a su adoptiva ciudad, que llego hasta el extremo de rechazar una atractiva oferta de trabajo en el New York Times, por su temor a irse de Bogotá. Era 1931.

En 1950, José Posada, director del departamento publicitario de la tabacalera, fue encargado de unificar la presentación de ambas cajetillas. La solución fue democrática: conservó la ilustración de Rendón, despojándola de una pluma, pero a la vez utilizó la tipografía de Del Río; de este último también escogió el color blanco de fondo.


Cajetilla en 1.925

De Andrés Ospina en el tiempo (extracto).

jueves, 5 de febrero de 2009

ALMANAQUE DE BRISTOL


Quién no conoce el almanaque Bristol, calculado expresamente para la República de Colombia y cuya corrección se garantiza. Esta publicación lleva más de 176 años circulando por el mundo entero.

En Colombia se ha convertido en un símbolo de la sabiduría popular, es consultado por miles de personas sin importar el estrato o las creencias, pues les indica cómo está la luna, les cuenta chistes, les informa el santo de cada día y les aporta datos curiosos que les ayudan a incrementar el nivel de su cultura general,. 

¿Quién es ese señor Bristol? 
(El de la portada) 

Pués Charles Bristol un médico neoyorkino que ante la necesidad de publicar sus recetas médicas se inventó el recetario Bristol. El librito fue aumentando su número de páginas poco a poco, pues el doctor le fue incluyendo más información hasta convertirlo en el almanaque que conocemos hoy. 
La edición en español se la debemos a la distribución de la empresa americana Lanman and Kemp, que se encarga de exportarlo cada año al país. Una vez llega al puerto de Cartagena, es Business and Logistics, empresa colombiana la que los distribuye a todas los puntos de venta.



En pueblos y ciudades lo voceaban a comienzo de cada año, era imprescindible para las damas que encontraban en él, los últimos productos de belleza de los años 50. 

El jabón de Reuter mantenía terso y lozano su cutis; el agua florida de Murray y Lanman que era la colonia de moda, para los granos de la cara el laxante "Pildoritas de Reuter", para curar el estreñimiento, el dolor de cabeza, la biliosidad y la flatulencia (Tan seguras como la salida del sol) la crema de perlas que garantizaba quitar manchas y pecas, para expulsar las lombrices de los niños ofrecía el almanaque las pastillas vegetales de Kemp; la tos tenía también su remedio con el pectoral de anacahuita, ni que decir del aceite eléctrico de GRATH era un linimento para dolores neurálgicos y reumáticos, para depurar y restaurar la sangre tenían la Zarzaparrilla de Bristol, y no podía faltar el famosísimo: Tricófero de Barry, que prometía un cabello sano, abundante y brillante, recuerdo que en mi pueblo, Domingo Gil, que tenía un almacén, le vendió a un campesino un frasco de tricófero, el hombre se fué y al día siguiente regresó asustado:

- Don Domingo, ¿este remedio se unta o se toma?, fue que yo me tomé cuatro cucharadas, ¿será que me hace daño?. Domingo que era muy jocoso le contesto:

- ¡Que va!, a lo sumo cogés voz de señorita.

Para curar el paludismo estaba el Cholagogue indio de OSGOOD (Famoso antipalúdico de fama mundial), el distribuidor de todos estos menjurjes era la droguería Guayaquil, no sé si aún existe.
Los campesinos se interesaban más por los informes de los cálculos astronómicos, eclipses de sol y de luna, indispensables para organizar siembras y cosechas, también encontraban los mejores días de pesca y las mareas. Daba las fechas en las que los astros estarían más brillantes, invisibles u opacos, aún hoy no sé para que servían estos datos. Las cuatro estaciones para el meridiano 75 no faltaban, las cuatro temporadas, posición de los planetas, cada domingo del año, las fases de la luna, predicción del tiempo, santos de la iglesia. 

Eran infaltables los poemas, las citas célebres y los chistes, una historieta ilustrada, juegos de salón y los concursos que ofrecían premios en productos para sus lectores.

Hasta Walter Mercado, el famoso Psíquico sucumbió ante los encantos de esta incomparable publicación y se prestó a protagonizar la publicidad de la famosa agua de florida de Murray y Lanman, iré agregando fotos de estos inocentes e increibles anuncios.
Aún se publica este folleto, con el mismo encanto de los años cincuenta. DZR


Este era otro folleto del que les iré comentando, !miren la fecha!


VIDEO ALMANAQUE BRISTOL


Es un almanaque que lleva más de 176 años circulando por el mundo entero. En Colombia se ha convertido en un símbolo de la sabiduría popular, es consultado por miles de personas sin importar el estrato o las creencias, pues les indica cómo está la luna, les cuenta chistes, les informa el santo de cada día y les aporta datos curiosos que les ayudan a incrementar el nivel de su cultura general. 

La palabra almanaque proviene del árabe (al-manakh, ciclo anual), los primeros almanaques eran unos calendarios que servían para documentar fechas de fiestas religiosas. En árabe “al-manakh” significa parada en un viaje.

Almanaque Bristol se originó en 1832 en Nueva Jersey por gestión del médico, Charles Bristol cuya faz ilustra la portada. El motivo de creación del almanaque, fue para que sirva de guía para que los pacientes tomaran sus medicamentos de forma correcta. 

Posteriormente se añadieron otros datos como el santoral, los cuentos y los chistes. Bristol fue el dueño de la farmacia que aún conserva su nombre, en 1856 la firma Lanman y Kemp Barclay compró la empresa y añadió al almanaque anuncios de sus productos, como el Agua de Florida Murray y Lanman, el Tricófero de Barry o la Brillantina Alka.

martes, 3 de febrero de 2009

POEMARIO



CONTEMPLACIÓN





Me gusta contemplarte cuando duermes,
imaginando que vivo entre tus sueños,
y al ver tu sonrisa clara y bella,
tener la certeza de tenerte.

Me gusta mirarte cuando duermes,
ver tu rostro hermoso y sosegado,
para que al fin cuando tus ojos abras,
ser lo primero que vea tu alma.

Me gusta verte cuando estás durmiendo,
sentir que vivo en tu profundo sueño,
flotando leve entre tus tibios brazos...
Bebiendo el néctar de tus rojos labios.

Al verte despertar descubro ansioso,
tus negros ojos los míos reflejando,
tus largos cabellos despeinados..
Entonces tu imagen voy guardando.

Me encanta en sueños verte suspirando,
ilusionado que es a mi que evocas,
que me recuerdas, que me llevas dentro,
en tu limpia alma de diamantino estuche.

Entornas tus ojos de mirada tierna,
compruebas sin prisa mi eterna presencia,
sonriendo sincero entonces me nombras...
guardián de tus sueños, señor de tu vida.

Hay días en los que descubro,
tu fina silueta sutil dibujada,
contra la dorada luz juguetona,
que entra furtiva todas las mañanas.

(Abril de 2002)
DZR




AMOR A MI CIUDAD.

También el amor que se siente por tu lugar en el mundo es hermoso, así como yo vivo en Medellín, mi bella ciudad habita en ese rinconcito de mi corazón reservado solo para mis afectos. Cuando me marcho siento que la dejo sola, a pesar de quedar en ella sus tres millones de habitantes menos uno. Cada día que paso lejos, la extraño como un hijo que añora a su madre lejana, y cuando regreso mi corazón salta de dicha al verla de nuevo, arropada entre sus verdes montañas.

Yo quiero a Medellín.





EL REGRESO.

Hoy vuelvo ya a Medellín,
mi ciudad, como te extraño yo.

Cubierta de granito y hormigón,
mi ciudad, se creció.

Vuelvo a caminar tus calles,
Vuelvo a respirar tus aires...
Como te quiero yo.
D.Z.R.


POEMAS INFANTILES.

Esculcando los cajones, encontré unos poemas que escribí cuando estaba en secundaria y que creí se habían perdido hacía mucho tiempo, ahora que los hallo no me parecen tan malos y por eso quiero incluirlos en esta publicación:


LA LUCIÉRNAGA

Chispita de lucero fugitiva,
juguetón duendecillo de los bosques,
eres de la noche el brillo,

precioso adorno de las verdes yerbas.

Cuando vuelas en en noche estrellada,
titilando inquieta mi hada coqueta,
con tu tenue y bella luz fosforina,
más que a mi senda, a mi alma alumbras.

(Mayo de 2002)

DZR


EL PALACIO.


El palacio de la Reina tiene una torre de menta,

las puertas de chocolate, que derrite la tormenta.


La reina de la montaña, se quiere un día casar,

con un príncipe vecino, que no la quiere mirar.

DZR


LA FLOR ORGULLOSA






Una vez en cierto bosque hubo una flor orgullosa

que rechazó la visita de una linda mariposa.


No me gustan tus visitas, le dijo muy ofendida

y se fué la mariposa, llorando muy afligida.


Una langosta viajera, que escuchó a la traicionera,

mirándola de soslayo, la encontró muy buena cena.

DZR

LA HORMIGA.


Paseando por un bosque, un duendecillo haragán,

encontróse con la hormiga trabajando sin cesar,

y le dijo con gran sorna, ¡Hormiga que si eres tonta!,

¿Que trabajas en tal forma si nadie te ha de pagar?


Y la hormiga sudorosa, quiso al momento ofendida

respoder al socarrón, mas después pensando,

se retiró jadeando, con su enorme provisión.


Y aunque el duendecillo pillo, no comprende tal desplante,

la hormiga acaba de darle, una soberbia lección,

que perder tiempo sería responder a un altanero,

que no entender fingiría por nunca dar la razón.

DZR



LA ARAÑA TOLA.






Estaba la araña Tola, tejiendo una fina red,

y una polilla traviesa le grita: Que fea es...


Más la araña inteligente, sigue pronta en su labor,

teje, teje presurosa, tarareando una canción.


La polilla vuela rauda, burlándose sin cesar,

de la tela que la araña, está ya por terminar.


Y por estar criticando, la infame se enreda ya...

En una red pegajosa, que no pudo desquitar.


DZR


AMAZONAS.





Verde esmeralda del Amazonas,

tierra bravía, tierra brutal.


Llenas tus selvas, están de misterio,

de inmensos rios, que van a la mar.


Verde que embruja

verde que mata,

verde que hechiza

a todo el que va allí


Bella Leticia, el puerto en la selva,

viva Leticia, mi tierra natal,


y sus mujeres que si son bellas,

y de veras que, si saben amar.


Amazonas, Amazonas...

DZR

OJOS NEGROS.




Ojos negros, tan grandes y serenos,

que me miran, tan llenos de amor.


Ojos que por ser tan puros no saben mentir,

porque dejan ver el fondo de tu corazón.


Ellos nunca mentirán...

Tus ojos son.


Y.. Las estrellas, inquietas mirarán,

la luz inmensa, que irradia nuestro amor.


Ojos que por ser los tuyos nunca olvidaré,

ni tampoco el día claro, en que los encontré.


Ellos nunca mentirán...

Tus ojos son.

(Abril 27 de 1994)

DZR



ORACIÓN PARA UNA PATRIA EN AGONÍA.

Don Jesús Franco Ospina, el 1° de septiembre del 2000, en una noche de saudades en Manizales escribió este conmovedor mensaje y me autorizó a publicarlo.




Patria mía, como me duelen tus ríos con sus linfas teñidas de sangre,
como me duelen tus montañas sembradas de cruces y de lágrimas,
tus vientos y el vuelo de los pájaros se tornaron
en huracanes de dolor y en aleteos de muerte.

Tus calles y caminos antes embrujados de mariposas y canciones
hoy, el luto cubre con paisajes desolados.
Tus hijos no aprendimos de Cristo el
mensaje de amor, la bondad y el perdón.

Solo hemos logrado con nuestros egoísmos
pisotearnos los unos a los otros... y crucificarnos
en la quemante cruz, del odio, la violencia y el rencor.


Patria mía,
en esta noche de abismos y desesperanzas
haz el milagro que los duros de corazón
no hagan más la guerra, y los mercaderes del poder
no hagan de la vida un negocio y un festín.


Para que los humildes, en su desolación encuentren
en tu entraña fértil un grano de esperanza,
y en los rincones del alma brille la alegría, la paz y el amor.


Amén.

lunes, 2 de febrero de 2009

VOLVER A VIVIR






Manolo era un hombre jubilado de unos ochenta años, aficionado a la electrónica, lector voraz e instruído. Había levantado una familia ejemplar logrando que sus hijos fueran profesionales exitosos.

Su seriedad estaba a prueba de toda duda, era en resumen un Señor a carta cabal, enfatizo esto para dejar claro de que clase de persona proviene el relato que nos hizo una noche, sentados en la terraza del penthouse que ocupaba en un edificio de 25 pisos en pleno centro de Medellín.
Manolo nos confió una historia que por lo inverosímil contaba a muy pocos.
Cuando el tenía 20 años y estando recién casado, el conducía una tracto mula transportando azúcar de Cali hacia Buenaventura, principal puerto en el Pacífico Colombiano. En uno de estos viajes, por problemas mecánicos perdió el control del vehículo en el que llevaba toneladas de carga, dando varias vueltas de campana hasta caer a un abismo. Nada pudo hacer para evitar el desastre, perdió el sentido.
Al volver en sí, vió entre la maleza de una gran pendiente su pesado camión hecho añicos entre un reguero de bultos de azúcar.
Se incorporó atontado y caminó hacia lo que parecía ser el cuerpo de un hombre bajo parte de la carga; ¿Quién sería aquel pobre infeliz que había tenido tan mala suerte?, se dijo Manolo, pero ya estando al lado de aquel cuerpo pudo distinguir que que no era otro que el de el mismo.

Aunque aquello podría ser aterrador para cualquiera, Manolo aún no se explica el porqué no sintió ningún miedo, era solo un espectador pasivo de un accidente cualquiera, como si todo no fuera más que una película irreal.

De repente sintió voces que llegaban desde la banca de la carretera y distinguió la figura de un hombre negro que corría cuesta abajo hacia el camión: debe venir en son de auxilio, pensó Manolo, pero no, ante su vista atónita, ese hombre con expresión de codicia, comenzó a vaciar los bolsillos del cadáver, Lugo le quitó el reloj y finalmente, esto si enardeció a Manolo, su anillo de bodas; como remate magistral de su pillaje, ese hombre tomó la cédula de identificación y abriéndole la boca al cuerpo yaciente, la metió entre sus dientes.

A pesar de su indignación el estaba conciente de su impotencia y permaneció inmóvil mirando a ese hombre subiendo con su botín hacia el camino. Percibió que no estaba solo, que un extraño personaje, enigmático y silencioso había estado desde el principio acompañándolo, o mejor, esperándolo. Ahora si sintió algo de temor y no se atrevió a mirarlo de frente, de soslayo observó la figura de una persona alta y delgada, ataviada con una burda túnica café oscura, que portaba en su huesuda mano un instrumento semejante a una pequeña guadaña. La capucha no dejaba ver su rostro, de repente ese ser hizo un ademán para que lo siguiera y sin poner en discusión esta invitación lo siguió por largo trecho hasta llegar a la entrada de una caverna a la que penetraron. Seguía Manolo sin poder, o más bien sin querer, al extraño guía, internándose por el largo túnel de la oscura cueva; al final de la cual comenzó a ver una resplandeciente luz blanca que de alguna forma ejercía hacia el una gran atracción, como polilla atraída por el resplandor de una llama. Al llegar al final del túnel, otra persona, igual a su conductor estaba esperándolos, los dos seres parecían dialogar, pero no se escuchaba nada, si duda hablaban de mi, continuó Manolo, porque de vez en cuando mi miraban. Cada instante me sentía más y más atraído por la luz y por pasar al otro lado, pero de alguna forma comprendía que debía esperar a ser autorizado. No pensaba en nada más, era un sentimiento profundo y obsesivo, quería fusionarme con el resplandor.
Pasó por mi mente, como un destello, la imagen de Marujita, su bella y jóven esposa, como la amaba…, no quería perderla, deseaba verla con urgencia, estar a su lado, cuanto la amaba.

Cuenta Manolo que tras esos pensamientos, volvió a perder el sentido y no volvió a saber más de el.
Se sintió como entre dormido y empezó a escuchar una voz que decía: - Doctor, este hombre se movió…


¿Cómo se le ocurre?, aplíquele la inyección de formol. Manolo hizo un gran esfuerzo por despertar completamente de su pesadilla y lo logró, se descubrió desnudo y acostado en una fría mesa de baldosines blancos, frente a el rostro de un hombre aterrorizado que sostenía en su mano temblorosa una jeringa repleta de formol que ya comenzaba a inyectar el mortal líquido en su torrente sanguíneo, Manolo lanzó un grito de pánico y cayó de nuevo en un profundo letargo. Tres días después recobró su sentido y le explicaron que estaba en cuidados intensivos y que lo habían sometido a varias cirugías, en fin, Manolo se recuperó y volvió a ser el mismo de antes, regresó al lado de su adorada Marujita, no se cansa de darle gracias a Dios por esa segunda oportunidad. De nuevo condujo Manolo un flamante camión y se sintió más feliz que nunca.

Pero todo no termina ahí, Muchos años después, un día en que recorría la misma ruta que tomó el día del accidente, Manolo vió sentado frente a un rancho al hombre negro que le robó su preciada joya. Detuvo la mula y saltó ágilmente hacia el negro, que sin reconocerle lo saludó sonriente: - Hola Seño, ¿En qué puedo servirle?, le dijo con acento ribereño. Manolo que es temperamental lo tomó del cuello endilgándolo furioso: ¿Es que no te acordás de mí, Negro H.P.?, lo del dinero y el reloj no me interesa, pero mi anillo de boda no te lo perdono. Al negro se le desgajó la mandíbula y se le desorbitaron los ojos cuando vió a aquel hombre, que tantos años atrás había dado por muerto: sin pronunciar palabra se quitó de su dedo el grueso anillo de oro, devolviéndolo a su dueño original.

Interrumpiendo su relato Manolo extendió su arrugada mano para contemplar su preciado amuleto: tomémonos otro trago, nos dijo, mientras enjugaba unas lágrimas que rodaban por sus mejillas, recordando a su ya difunta esposa.

El berraco de Guaca

EL BERRACO DE GUACA

Sal de guaca

Doña Débora es una de esas matronas antioqueñas que levantó a sus hijos trabajando duramente, cocinando y lavando ropa en las casa de los ricos del pueblo. Pasó bastante tiempo en su tierra natal Heliconia, más conocido entonces como “Vieja Guaca”, Guaca era una población que basaba su economía en las minas de sal, producto que en esa época tenía un gran valor.

La sal de Guaca, era reconocida por su calidad y se vendía empacada en hojas de plátano con amarres de cabuya, aún el plástico no se había inventado. En la región vivía Ángel María Álvarez del Pino Gaviria*, hombre que había amasado una inmensa fortuna comercializando la sal de sus minas; tenía también otras propiedades, ganado y negocios. Me contó Doña Débora que aquel hombre era muy enamorado y que andaba siempre a la caza de las mozas más bonitas. Dentro y fuera de su matrimonio se le conocieron 82 hijos.

Doña Débora lavó ropa en la casa de los Álvarez durante algún tiempo, y fué testigo de un hecho que corroboró hasta el final de sus días, la bien ganada fama de tenorio de Don Ángel María, más conocido como: “El berraco de Guaca”.

Estando ya muy anciano y casi inválido, el Berraco recibió la visita de su bisnieto, sacerdote Ángel María, quién se había ordenado en los Estados Unidos. Sentado al lado de su moribundo bisabuelo, y vestido con la tradicional sotana comenzó a orar entre susurros; el berraco de Guaca que estaba ya muy ciego comenzó a sobarle los muslos con morbo, sobe que sobe. - ¿Quién sos vos?, le preguntó al padre con voz trémula. – Pués el padre Uribe, tu bisnieto, le contestó este. Al escuchar esto el viejo retiró su mano malhumorado y disgustado le increpó… - ¡He...! Y yo que pensé que eras una vieja. 

DZR 

De tiempo en tiempo aparece una polémica acerca de por qué los paisas, incluyendo los cultivadores del idioma, como el presente servidor de ustedes, preferimos escribir berraco con b de burro, si el diccionario sólo lo permite con v de vaca. La última aparece como consecuencia de una columna de don Ernesto Samper que lamentablemente no he tenido oportunidad de leer y en la que, según entiendo, nos concede la razón a los partidarios de la b, y de una notica de mi columna pasada. 

El caso es muy sencillo y trataré de sintetizarlo para no hacerme cansón con el tema: berraco y verraco no son lo mismo, aunque el segundo dio origen al primero en la población paisa de Heliconia que antes se llamaba Guaca. Allí un campesino tenía un verraco al que nada lo detenía para ejercer las funciones asignadas en el Diccionario (ver www.rae.es). Talanqueras y cultivos eran poca cosa para el verraco cuando iba tras su elegida. 

La fama del verraco de Guaca superó las fronteras del pueblo, de tal manera que cuando algo se consideraba imposible de realizar, se decía que eso no lo hacía ni el verraco de Guaca. Poco a poco el sustantivo se fue volviendo adjetivo de lo que se quería expresar como en grado superlativo. Se fue dejando a un lado el significado de cerdo y el lugar de origen. Los paisas no hemos podido diferenciar los sonidos de b y v, por lo que al aparecer el verbo con la preposición en, llegó como emberracar, donde la m se escucha perfectamente diferenciada de cómo pronunciamos Envigado, en la que el sonido de n sí alcanza a percibirse antes del de la v. Con esto, para los paisas no hay duda de que la grafía berraco es la correcta. Y mientras verraco no deja de ser un cerdo padrón, berraco tiene más significados que un berraco.

Si es el Alcalde, es de Apía,Si es el Tigre, es de Amalfi,Si es el Verraco, es de Guaca,Si es el Putas , es de Aguadas,y el Guapo, es de la Tebaida.


Origen del berraco de Guaca (municipio de Heliconia, Antioquia)


Cuentan los heliconienses que en las noches se aparece el "Verraco de Guaca", un Cerdo padrón de tamaño descomunal que ahora es mito en el municipio y hace parte de sus tradicionales fiestas. Reza la leyenda que luego de separar este cerdo de su camada, se dedicó a entrar a predios ajenos a hacer destrozos, asustando a niños y señoras. Los pobladores emprendieron cacería del mismo, logrando capturarlo y sacrificarlo. Ese día se hizo fiesta en el pueblo y se repartió carne a todos los pobladores. Desde este día, algunos dicen verlo en las noches.Uno se puede ir caminando a conocer las antiguas chimeneas de las salinas, que ahora son parte de su historia. Otro de los atractivos recomendados es ir a conocer la ruta de Murgia, que era la vía arriera que comunicaba con el municipio de Medellín entrando por lo que ahora es Belén aguas frías. Este camino es un bello sendero y una excelente opción para los que gustan de las caminatas ecológicas. VER VIDEO* Agradecimiento a Don Orlando Ramirez Casas por compartir su investigación sobre la genealogía de Ángel María Álvarez del Pino, "El berraco de Guaca".


REGRESIONES


Don Aurelio mejía es uno de esos personajes que no dejan de asombrarnos, conocedor de infinidad de disciplinas de la vida, editor de libros y revistas de tecnología, electrónica y sistemas, empresario próspero y creador de industrias.

Casualmente él llegó al mundo del espiritismo interesándose vívamente en el tema de las regresiones hipnóticas y la reencarnación. Dicta conferencias y experimenta con este fenómeno en la biblioteca de Envigado, tuve la fortuna de ir a algunas de ellas y he sido testigo presencial de sus demostraciones.

En una ocasión uno de los asistentes, que estaba sentado a mi lado, quedó en estado hipnótico y luego de ser llevado al escenario Don Aurelio lo sumergió en una regresión, el sujeto comenzó diciendo que era un oficial del ejército realista y se ubicó en la época de la independencia Colombiana; contó que estaba al mando de un pequeño grupo de soldados Españoles y que al día siguiente les tocaría enfrentarse a un grupo de rebeldes, que aunque mal dotados los superaban mucho en número y ánimo. Estama temeroso ante la inminente derrota, luego de contar muchos detalles llegó a la narración de la batalla, se levantó de la silla esgrimiendo una espada, invisible para nosotros, y comenzó a dirigir a sus hombres en medio de una encarnizada batalla campal, de pronto lanzó un grito de dolor y cayó al piso, sufriendo una larga y penosa agonía.
¿Imaginación del sujeto hipnotizado?, ¿Serán recuerdos reales de una vida pasada?, quién lo sabe, pero de todas formas fué algo muy extraño.
Casualidades

Estoy seguro de que a este mundo vinimos a aprender con el sistema pedagógico de nuestra propia experiencia, un continuo fallar y acertar que nos ayuda a calibrar nuestro ser. Para aprovechar el tiempo, debemos despojarnos de nuestros lastres, abrir los ojos del corazón y disponernos a vivir la vida como una maravillosa aventura.

Nada es imposible, todo sueño, toda idea, son intrínsicamente semillas ávidas de brotar y darnos su fruto. Por eso, seleccionemos bien sueños e ideas para que las casualidades que ocurran en nuestra vida, sean como frondoso árbol que solo de dulces y jugosos frutos, y nuestras obras generosos legados para la posteridad.

domingo, 1 de febrero de 2009

LA BRUJA DE GERMAN CASTRO CAYCEDO

Un libro con relatos increíbles enredados en una realidad tangible. Germán Castro Caycedo nos muestra otra cara de nuestra realidad, coca, política y demonio, tres elementos que al final pareciera que se convirtieran en uno solo. Un libro escrito para los lectores comunes (visto desde la anécdota) hasta para los más analíticos, a los cuales se les revela la historia de fondo, del nacimiento de la narco-política en nuestro país.

La bruja

Germán Castro Caycedo
Sobre el libro La bruja, no fué menos interesante nuestra conversación, yo no he creído mucho en estas cosas, por lo que le pedí al maestro Castro su opinión, pués esta sería de gran valor viniendo de una persona de tan gran bagaje intelectual. Su respuesta fué una gran sorpresa para mi, comenzó el maestro aclarando que siempre había sido escéptico respecto a estos asuntos pero que después de la publicación de esta obra le habían ocurrido toda suerte de desafortunados incidentes que lo harían replantear seriamente su posición. Fué, continuó el, como si hubieran alborotado un avispero, tanto en el plano físico como en el espiritual, por lo que había decidido no tocar más ese tema en sus escritos literarios, y ahora menos que nunca, pues su fé en El Carpinterito, como cariñosamente se refiere a Jesucristo, se había acrecentado más que nunca.

En el libro La bruja, el escritor hace un seguimiento al mundo de la hechicería y de la relación que con ella tienen importantísimos personajes de la vida social y política de nuestro país, todo esto con nombres propios.
Nuestro diálogo fue interrumpido por un misterioso hombre que se acercó a la mesa para saludar al maestro; Don Germán se puso visiblemente nervioso, pues aquel individuo irradiaba una energía muy diferente a todas las otras personas que habían estado llegando de cuando en cuando a pedirle su autógrafo. Maestro, una dama quiere hablar con usted en privado, le dijo el hombre, al tiempo que señalaba hacia una mujer que husmeaba los libros entre los estantes.

Don Germán aceptó y levantándose de la mesa se retiro a un rincón de la librería con la misteriosa dama. Como cuarenta minutos duró su conversación y habiéndose ya despedido de la enigmática mujer regresó inquieto a la mesa: Francisco sin ningún recato le indagó el motivo de ese encuentro y el aún nervioso nos dijo que la dama había resultado ser la Doctora X, omito su nombre, que era la hija de uno de los personajes protagonistas de su libro, pensé, continuó el maestro, que quería hacerme algún reclamo por haber escrito en el libro sobre su padre con nombre propio, pero no, para mi asombro ella me mostró una carpeta llena de documentos que involucraban a otros muchos personajes actores de la vida nacional, que utilizaban la magia negra en su vida diaria, una verdadera bomba como para hacer la segunda parte de La bruja.
Pero contrario a esto, el nos corroboró su decisión de no retomar tal tema en sus obras.

Después de haber escuchado tan contundentes comentarios de un hombre tan estructurado como el escritor Germán castro Caicedo, no pude más que dar crédito a todas esas historias de brujas y duendes, que contaban las muchachas de servicio a la luz de los chisporroteos del viejo fogón de leña en esa ancestral casa que habité en mi niñez.

Ir a la primera parte de la entrevista EL HUECO

GERMÁN CASTRO CAYCEDO



EL HUECO.



Las casualidades de la vida quisieron que me entrevistara con el gran escritor: Don Germán Castro Caycedo, periodista objetivo y sobre todo gran observador de la conducta humana.
Aunque no soy un gran lector, si conocía la obra del maestro, lo que me proporcionó las bases para entablar un diálogo muy ameno con él. Esa oportunidad se dió, gracias a la invitación que me hizo Francisco García, en ese entonces propietario de la bella librería "Mundo libro" y amigo personal del escritor, al que había invitado para que firmara sus libros en un afortunado día.

Después de las presentaciones de rigor y aunque soy algo tímido, no tardé en entablar con el escritor una amena charla. Le hice algunos comentarios respecto a su obra El hueco, de los que reseñaré dos: uno sobre la historia de un profesional caleño que agobiado por una dificil situación económica se vió obligado a vender lo poco que tenía y emigrar con su familia a los Estados Unidos, donde después de una increíble serie de circunstancias, logró convertirse en un magnate de las artes gráficas en Nueva York.

No sé si sería otra casualidad, pero pocos días antes de mi encuentro con el escritor, le había contado a Marta, quién me digitaba la revista Radio Ondas que yo editaba en esos tiempos, la increíble historia de ese próspero hombre, ella se sorprendió cuando oyó el nombre del protagonista y me dijo: Ese hombre no tuvo que vender nada para viajar a la USA, él defraudó a través de una empresa de inversiones a muchos
ancianos jubilados y ahorradores que le confiaron su capital y huyó, no emigró, a los Estados Unidos; Don Germán se sorprendió muchísimo con mi cuento, y muy serio comentó: -Ese debe ser un homónimo, vaya uno a saber Don Germán.

El otro comentario que reseñaré, es el de una historia que el escritor narra, también en su obra El hueco: Esta es sobre un jóven que viaja al pais del norte en busca del sueño Americano, cuenta con lujo de detalles las peripecias que pasan los compatriotas emigrantes, la madre de este muchacho, era una maestra que presumía a sus amigas sobre los supuestos triunfos de su hijo en las tierras del tío SAM, desconociendo que de las cartas que recibía con fabulosas historias y fotos en las que aparecía el monzalbete frente a bellas mansiones, recostado sobre un lujoso automóvil, lo único verdadero eran: los pocos dólares que contenían y el sello de correo.



Finalmente la historia nos relata como esa madre orgullosa de su niño, vende a menos precio su casa, y ajustando con los ahorros de su pensión viaja a Nueva York, no si antes guardar en su bolso el sobre de la última carta recibida, en la que está muy clara la dirección de la mansión de su hijo esperando sorprenderlo, no se sabe aún quién se sorprendió más, si el hijo al ver a su querida madre, o ella al descubrir que su hijo vivía en un inquilinato maloliente. Maestro, esta es una de las historias que más me gustó de su libro, por su profundo contenido humano; él se sonrió y en tono de gran confidencia me dijo: - El hombre que aparece en esa historia es ficticio...Ese jóven es en realidad Carlos Ledher.

El siguiente tema tratará sobre La bruja, otra gran novela de Germán Castro, sobre la que me confió asombrosos detalles, inéditos hasta hoy.


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LA BRUJA