lunes, 18 de octubre de 2010

ATRAPADO

De repente descubrí que estaba solo en la plataforma sur de la estación, esto me sorprendió pues hacía unos instantes esta bullía de pasajeros con el movimiento normal de las 12 del día, cuando todos abordan ansiosos los vagones para dirigirse a sus casas a tomar el almuerzo y luego regresar a la jornada de la tarde.
Me asombró más que ya era de noche y que al mirar mi reloj este marcaba las 2 de la madrugada. Bajé presuroso a buscar la salida para tomar un taxi que me llevara a casa, pero las puertas estaban cerradas con unos inmensos candados. Ah, busqué mi celular pero lamentablemente no tenía señal.

Confundido no hallaba que hacer, miraba hacia la calle desde la baranda de la plataforma superior y gritaba cada vez que alguno de los escasos transeúntes de esa hora, generalmente beodos, surcaba abajo por la vía. Por más que grité ninguno me escuchó.

Oí que alguien hablaba en una de las oficinas, miré a través del vidrio de la puerta y vi a un guardia arrellanado en una silla hablando animadamente por el teléfono, toqué la puerta con fuerza y grité para que me auxiliara, pero ni siquiera se tomó la molestia de mirarme. No había nada que hacer, debía buscar algún rincon para pasar la noche y esperar a que comenzara el servicio a las cuatro o cinco de la mañana, no tenía claro a que hora comenzaba.

Me acurruqué en el lugar más cálido que hallé y me cubrí con algunos de los periódicos que quedaban en los dispensadores. Estaba tan exhausto que me quedé dormido en un instante. Mis sueños fueron más bien pesadillas, soñaba que me encontraba al borde de la plataforma mirando al tren acercándose a la estación, de repente sentía un gran mareo y todo daba vueltas, era la misma sensación que tuve cuando hace años sufrí de la enfermedad de Ménière, producida por una alteración de los fluidos en los canales del oído interno responsables del equilibrio.

Luego, me veía cayendo sobre los rieles, escuchaba gritos y el chirrido del tren frenando bruscamente, luego nada, solo sueño profundo.

Afortunadamente luego de un buen rato desperté alegrándome de que todo solo había sido una pesadilla, me quité los arrugados periódicos de encima y corrí a la plataforma para salir de allí cuanto antes, la encontré de nuevo desierta, parecía que no amanecía aun, miré el reloj de la estación y marcaba las 2 A.M., debía de estar estropeado, miré el mío y enseñaba extrañamente la misma hora, la manecilla del segundero estaba detenida, igual que la del reloj de la estación, esto era indudablemente lo más raro que me hubiera pasado en mi vida.
De nuevo mis gritos fueron infructuosos y nadie abajo los escuchó, el guardia del turno nocturno dormía a pierna suelta en su oficina y de nuevo otra noche fría cobijado con los periódicos, en uno de ellos descubrí la foto de un hombre parecido a mi, bajo el titular: Hombre muere en la estación”, que cosas.

Me acomodo bajo los periódicos y como todos los días se repite la pesadilla y al despertar, la misma historia de nuevo y de nuevo y de nuevo…

Me pareció buen tema para hacer un cortometraje con imágenes de archivo, ahora lo inserto para compartirlo con mis visitantes que hoy llegan a más de 28.000. Obviamente es de nivel aficionado.