sábado, 9 de noviembre de 2013

CIUDADES MÁS POBLADAS DE SURAMÉRICA

Con algunas pequeñas discrepancias estas son las 15 ciudades más pobladas de Sudamérica. Claro que el número de habitantes no es necesariamente proporcional a la calidad de vida, sin embargo generalmente las grandes ciudades ofrecen más oportunidad de trabajo mejor remunerado y mayor cobertura de servicios públicos domiciliarios, salud y educación.

Luego de ver el video nos sorprende el hecho de que a pesar de las grandes dificultades y relativo poco tiempo de fundación nuestras ciudades van progresando a un ritmo muy aceptable. Como sería si se erradicara la corrupción galopante, la inseguridad, la inequidad social, la mala administración del tema agrario, la educación y la salud, los pésimos gobiernos de muchos países al tiempo que se disolvieran algunos grupos que se autoproclaman "Defensores del pueblo", pero que contrariamente a su supuesta función han perdido el rumbo y se han dedicado durante muchos años a cometer actos muy dañinos y alejados de sus supuestas intenciones.

Sudamérica es nuestro hogar y de nosotros depende que se desarrolle de forma armónica, para que sea un continente unido en torno a unos ideales de justicia, paz y progreso.

Datos de WiKipedia




jueves, 7 de noviembre de 2013

UNA SORPRESA INESPERADA

Esta es una de esas historias que quedaron marcadas en el rincón de los recuerdos, esos que nunca encontraron una explicación lógica y racional pero que sin embargo dada la credibilidad y seriedad de su narrador fue escuchada con todo el respeto que merecía y que sale hoy a la luz pública por primera vez, pues siempre entendí que fue entregada en un ambiente de absoluta reserva.

Es que contar hechos de esta naturaleza nos colocaría en el grupo de los orates o mínimo en de los mentirosos. No tendría más de ocho años cuando la escuché sentado en la sala de mi casa mientras  los mayores departían animadamente en la penumbra, pues el bombillo que pendía del techo solo emitía una lucecita mortecina. Pero eso fue ideal para el relato que acaparó la atención de todos esa noche, tanto así que ni percibieron mi presencia pues los niños teníamos prohibido escuchar y mucho menos participar en las conversaciones  de los adultos.

El tema se basaba en historias, leyendas y cuentos de espantos y brujas, tan abundantes en Antioquia. Me moría del susto pero no quería perderme detalle de nada mientras me esforzaba para que no descubrieran mi presencia.

Hablaron de lo de siempre: Del Mohán, que dizque era un hombre con poderes que le permitían transformarse en cualquier animal o cosa, de la Madremonte, que era una mujer que vagaba por los montes desde tiempos inmemoriales y que de tanto estar por allá sus cabellos ya parecían ramas y su piel era rugosa como troncos de árbol, su ropa decían que era de pura hojarasca. También mencionaron las bolas de candela que bajaban rodando por las laderas de las montañas en las afueras del pueblo y que eran vistas por los caminantes cuando los cogía la noche en los caminos de regreso a sus casas.

No faltó la mención del Sombrerón y el Patetarro, eran cuentos que ya había escuchado y que comenzaban a aburrirme, sabía que eran invenciones para entretenerse en ese entonces cuando no había radio ni televisión, ni cine. La gente buscaba de esa forma entretenerse en las noches antes de irse a dormir.

Estaba a punto de irme para mi cuarto  cuando uno de los visitantes que había permanecido en silencio comenzó a narrar su historia,  decidí darle su oportunidad acomodándome de nuevo en el cojín para escucharlo.

Hace muchos años, dijo, vivía con mi familia en una lejana vereda. Yo era el menor de la casa y gozaba jugando entre las matas de café. La vida allí era tranquila y el aire puro, como era muy pequeño aún no iba a la escuela y permanecía todo el día en la finca, era muy feliz.

Pero de un momento a otro, luego de que todos nos acostábamos en la noche, se comenzaron a sentir unos ruidos raros en la cocina. Vale a aclarar que esa casa era muy grande y que la cocina estaba muy lejos de los cuartos. La cocina todas las noches se cerraba con llave por lo que mis padres decían era que de pronto se estaba entrando algún animal y hacia esos ruidos.

Pero cuando amanecía siempre encontraban todo en orden. Eso era un misterio, indefectiblemente cuando apagábamos las velas y la lámpara cóleman del cuarto principal de mis padres oíamos como si en la cocina revolcaran las ollas y los trastos. Mis hermanos se dormían en el mismo instante que ponían su cabeza en las almohadas, pero yo pasaba muchas noches en vela tapándome completamente con la cobija. Ya no recuerdo cuanto tiempo duró eso, tanto que todos se acostumbraron, menos yo.

Una noche cuando todos dormían comenzó la función, esa vez con más furor. Entonces sacando valor de no sé donde me levanté y en medio de la luz de la luna llena atravesé el largo corredor que separaba el cuarto de la cocina, avancé lentamente descalzo y sin hacer ruido hasta llegar a la puerta de la cocina, estaba bien cerrada con llave y los rayos de la luna se colaban entre los barrotes de macana que estaban en la parte superior del cancel o pared de la cocina.

Los ruidos eran evidentes y salían de allí, ollas que rodaban por el piso, tintineo de cucharas y movimientos de platos y pocillos en el lavaplatos; tenía que encontrarse alguien dentro de ese lugar, pero lo inexplicable era como había entrado estando la puerta bien cerrada con llave. Contenía la respiración para no ponerme en evidencia, el miedo me invadía pero era más grande mi curiosidad, me hice consciente de mi pequeñez y me vi vulnerable y en peligro.

Entonces se me ocurrió una gran idea, la chapa de la puerta era muy antigua y el ojo de la cerradura era suficientemente grande para mirar por él. Así fue que me acerqué con cuidado y puse el ojo en ese visor improvisado, de seguro algo vería gracias a la luz de luna que invadía la cocina, contuve la respiración y miré con mucho cuidado…

La sorpresa no pudo ser más inesperada, vi a una viejita robusta de falda larga y pelo cano, tenía una moña que no olvidaré jamás, la veía claramente dándome la espalda, inclinada y recostada en el mesón de la cocina. Estaba petrificado, quería correr y buscar refugio en mi cuarto pero mis piernas no me respondieron, seguía mirando a esa extraña señora hasta que ella como percibiendo mi presencia, giró aún inclinada y quedamos cara a cara, la pude ver muy bien, sus ojos inyectados, su rostro ajado y cenizo, su cabello cano templado por la moña y sus labios con una mueca de maldad.

Así estuvimos mirándonos sorprendidos, inmóviles, si decir nada, sin emitir ningún sonido. Al fin me volvió el alma al cuerpo y lancé un grito de terror que despertó a todos. Corrí entonces hacia el interior de la casa y vi como mi padre venía a mi encuentro con la lámpara en su mano, mi madre me abrazó y mis hermanos se reían burlándose de mí.

Les conté lo que había visto y todos fuimos a la cocina, mi papá tomó la llave y comenzó a abrir la puerta, por si las moscas tenía el machete en la otra mano no fuera que de alguna manera se hubiera colado un ladrón a ese sitio  o más probablemente un chucha.*

Mi madre había tomado la lámpara y la puerta se abrió poco a poco dejando escuchar el chirrido de sus bisagras oxidadas. Estando todos ya dentro no vimos absolutamente nada, todo estaba limpio y en orden.

Tuviste un mal sueño hijo, vamos todos a dormir de nuevo que aquí no ha pasado nada, dijo mi padre. Marchamos por el corredor hacia nuestros cuartos mientras mis hermanos saltaban y se reían divertidos por el incidente.

Desde luego esa noche tampoco pude pegar el ojo, es que yo sabía que lo que había visto era cierto.

“Tan tenebrosa y real me pareció esa historia que no pude contener el grito que tenía atorado en la garganta desde que escuché lo del encuentro de sus ojos con los de la bruja.”

AHHHH.

Mi grito fue tan sorpresivo y contagioso que todos empezaron igualmente a gritar.
Entonces voltearon a mirarme y mi madre furiosa me gritó:

¿Y vos que estás haciendo aquí culicagao*, no sabés que las conversaciones de grandes son solo para mayores?, Andáte pa la cama que mañana arreglamos.

Salí corriendo para mi cuarto, pero me extrañó que todos en el salón se estaban riendo.

* Chucha: Colombianismo /Marsupial, sarigüeya.
* Culicagao: Colombianismo /Niño.

lunes, 4 de noviembre de 2013

EL LIBRO

Imagen tomada de la página del escritor Eloy Moreno

El libro impreso sin lugar a dudas ha sido la herramienta más fantástica inventada para poner el conocimiento al alcance de todos. Las pinturas rupestres nos revelan el incipiente deseo del ser humano de perpetuar sus ideas a través de las pinturas en las cavernas del paleolítico, plasmando escenas de sus cacerías y actividades cotidianas. Luego tenemos las tablillas con escritura cuneiforme de la antigua Mesopotamia narrando en forma concreta historias épicas y escenas domésticas.

Los Egipcios fueron prolijos en escribir en sus papiros legando sus conocimientos para la posteridad. Imposible no mencionar la biblioteca de Alejandría (Siglo lll A.C.) donde se albergaron más de 900.000 manuscritos. La edad media nos dejó libros iluminados preciosamente copiados e ilustrados a mano alzada por los monjes, verdaderas joyas que por su limitada producción y altos costos era obvio que solo podían llegar a las manos de los más poderosos


EL PRIMER LIBRO IMPRESO

Lo imprimieron en China alrededor del año 868 A.C. Este libro es el Sutra del diamante que enseña la práctica del no apego o abstención del apego mental. Se puede asegurar que este fue el primer libro impreso porque al contrario de los documentos antes mencionados consignados desde el paleolítico y que fueron elaborados manualmente, este fue verdaderamente estampado usando unos bloques de madera en los que Wang Chieh había tallado textos e ilustraciones en relieve invertido para posteriormente luego de ser entintados ser imprimidos sobre papel, no nos queda pues ninguna duda.


LOS TIPOS MÓVILES.

Para acabar de ajustar en el año 1041, otro chino (Phi Seng) inventó los tipos móviles que agilizaban la impresión, eran piezas de porcelana con símbolos chinos. Desgraciadamente eran tantos los ideogramas del alfabeto chino que no dejó prosperar ese sistema.

La Biblia de Gutenberg
Pero el problema se resolvió en el reino Korio (Hoy Korea), en el año de 1234, advertidos del avance de los chinos en el sistema de impresión, desarrollaron un sistema de tipos móviles metálicos, el mismo que presentaría dos siglos después Gutenberg en occidente. Lamentablemente en el reino de Korio no se usaron mucho pero si le abrieron el camino al alemán Johannes Gutenberg para que se llevara los honores al imprimir el primer libro de occidente. Contrariamente a lo creído el primer libro que imprimió Gutemberg no fue La Biblia, en realidad fue "El misal de Constanza" en 1449, La Biblia solo vino a publicarla en el año de 1455.

El libro electrónico llegó en nuestro tiempo y sin duda día a día gana más adeptos, pero para los nostálgicos amantes del libro impreso nada supera la emoción de sentir el olor del papel y el tener un libro en las manos para leerlo, bien en la comodidad del sofá de la sala, sentados en una silla del metro, y por qué no, en el trono del W.C.