martes, 24 de febrero de 2015

PASAPORTE PAISA

Este pasaporte es válido inicialmente mientras dure la vida del portador y puede ser revalidado hasta por cinco (5) períodos más. Después de ciento cincuenta (150) años, caduca definitivamente.

Foto original de retazos de la vida


REPÚBLICA DE ANTIOQUIA
Ministerio del Exterior

El Gobierno de Antioquia solicita colaboración para que el titular del presente pasaporte pueda desplazarse sin problemas, siempre y cuando se maneje bien. En caso de necesidad brindarle toda la ayuda y cooperación, aunque se dice que "Antioqueño nunca se vara".


ACTA DE INDEPENDENCIA DE ANTIOQUIA

Agosto 11 de 1813
DECRETA

Que a virtud de esta adjuración se haga por toda la República el juramento de absoluta independencia a que ha venido por esta saludable y santa alteración,y manda a los Tribunales, Corporaciones, de toda clase, Jueces y demás ciudadanos de ella, que pasen a prestarlo.

ANTIOQUIA:

Tierra bellísima de mamelones, cañadas, vallejuelos; nudo bellísimo de Los Andes; nidos hospitalarios...; entrañas de oro difícil, como todo lo bueno, y entrañas de mujeres, más preciosas aún que tu oro; rincón salvador de Suramérica; tierraseria en donde perdura el matriarcado, porque mejor son tus mujeres que los grandes hombres; ... Tu produces con frecuencia príncipes de inteligencia, obras acabadas de humanidad.

(Fernando González)

GENTILICIOS: Antioqueño, Paisa, Maicero.


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domingo, 22 de febrero de 2015

LAS CARTAS VIEJAS

De mis retazos de la vida uno de los que recuerdo con más nostalgia es el de la época del correo, cuando se escribían los mensajes a puño y letra, a veces con borrones de tinta causados por las lágrimas del remitente que caían en el papel delatando su estado de animo. Cartas que nos contaban sus cuitas y sus alegrías. Viejas cartas, cartas viejas, benditas cartas.

Medellín 1958, Repartidores de telegramas. Vistaz.org

La historia de los correos y telégrafos en Colombia es interesante y larga, pero además con un final algo triste. Y digo triste porque de la noche a la mañana desaparecieron los buzones de entrega en el barrio y comenzaron a operar el servicio empresas particulares que subieron el costo del envío a precios de usura.

Luego llegó la internet  con su correo electrónico, que aunque gratuito, no llegó a reemplazar el tinte familiar de las viejas cartas.

Los que vivimos esa época del correo postal conocimos la emoción que causaba la llegada del cartero que se anunciaba con el sonido de un silbato. Entonces luego de recibida la carta todos nos acomodábamos alrededor de la mesa del comedor o de la silla de la sala para escuchar a mamá que la leía en voz alta.

Ahora solo nos quedan esas viejas cartas, atadas con una cinta y guardadas en una caja de cartón grueso. Un manojo de hojas y sobres con antiguas estampillas y sellos que delatan su edad.

Cartas de amor y de las otras, cartas de un hijo a su madre, del papá que andaba de viaje y nos cuenta sobre sus andanzas en Titiribí o en Roma. Que nos informan sobre la salud del abuelo o de la triste muerte de una tía en Magangué.

Cartas apiladas que vuelan como mariposas de recuerdos cuando abren la caja perfumada que las contiene. Archivos de buenos y malos ratos de nuestra vida, siempre dispuestas a revelarnos su contenido. Dispositivos que no requieren baterías ni conexiones USB. Que igual podemos leer en la sala mientras nos apuramos un buen aguardiente, o en el baño acomodados en el trono blanco.

Las cartas de mi madre

Como extraño las cartas, como añoro escribirlas y recibirlas. Otra de esas cosas que se han estado yendo de nuestras vidas, sigilosamente como para que no lo notáramos, pero yo si lo noté y me resisto a aceptarlo. Que bueno sería tener de regreso el buzón verde de Adpostal en la papelería de la esquina, que emocionante sería ver de nuevo a los carteros en sus bicicletas en las calles, haciendo sonar sus silbatos y gritando al llegar a la puerta de la casa: EL CORREO…. 


Algo de historia.

El servicio de correo en Suramérica comenzó por allá en el año de 1514, cuando la reina Doña Juana le concedió las facultades de correo mayor de las indias occidentales a don Lorenzo Galindez. Lamentablemente los descendientes de don Lorenzo no supieron manejar el asunto y fracasaron estando establecidos en Lima.

Ya en la época de los Borbón se reorganizó el correo y fue don José Pizarro el que creó las líneas de correo Santa Fe, Cartagena, Quito. Mucha agua pasó bajo el puente, hasta que España con su avidez acostumbrada por el pecunio derivadas de las indias occidentales decidió a organizarlas con la creación de administradores, interventores, oficiales, carteros, mozos, guardias, postas (entiéndase estafetas), postillones (entiéndase guías), reglamentando en 1763 el servicio de pliegos certificados, (correo certificado actual), desde entonces y para siempre los correos nacionales tomaron rumbo pasando por distintas facetas como fue la oficina principal de correos de Santa Fe de Bogotá creada en el año de 1834 bajo la administración del General Francisco de Paula Santander.

Con posterioridad en el año de 1963 fue creada por decreto durante la administración del doctor Guillermo León Valencia la Administración Postal Nacional (Adpostal), adscrita al Ministerio de Comunicaciones, la cual luego de prestar importante servicio al país fue suprimida en el año de 1965 para fusionarse con la empresa nacional de telecomunicaciones Telecom. (Fuente de esta historia)

El correo en Colombia es manejado en la actualidad por empresas privadas como Servientrega. El estado controla en menor parte los correos, a través de la empresa estatal Adpostal, la cual fue renombrada a Correos de Colombia posteriormente denominada 4-72 y entró en proceso de liquidación.

Colombia fue pionera en América al implementar el correo aéreo en 1939 con la aerolínea Scadta que transportaba correo, carga y pasajeros.


Gracias a un recuerdo de la infancia, Aura Morales se embarcó en esta idea que llena de grandes emociones a quienes lo reciben. El Cartero, un servicio creado en el barrio de Laureles.