domingo, 13 de septiembre de 2020

Reclutados, adoctrinados..., utilizados

Foto de EFE


Jóvenes sin sentido de pertenencia y ojos tristes que miran impávidos el fuego y el humo que provocan sin razón.


Masa fresca del panadero que hornea los panes del odio, que aprenden que la piedra también sirve para destruir, algunas veces, a cambio de unos cuantos billetes arrugados que tal vez utilicen para proveerse de la verde yerba con la atenuarán al amanecer su desesperanza sentados en alguna acera marginal.


Todos llevan en sus espaldas mochilas casi vacías donde cargan  el peso de sus hogares rotos, de sueños hechos pedazos prematuramente. 


Reclutados, adoctrinados, utilizados. Habitantes de una pandemia que no creen, por lo que llevan en lugar de tapabocas capuchas negras de algodón.


Cuando veo en las fotos los rostros inexpresivos que muestran en los disturbios solo me hacen sentir que algo marcha mal en sus familias y en su educación. Chicos y chicas saliendo de una adolescencia mal superada, masa propicia para el mal panadero que usa la harina de la discordia.


Sin duda deben ser rescatados  de la mala educación que imparten algunos maestros del tahonero. La masa puede mejorarse con la receta de un buen pan que se haga en el horno de la justicia la paz y la inclusión social.