sábado, 15 de septiembre de 2018

FINCA LA MARÍA

Una hacienda llena de historia.


Apolinar Villa y familia en su finca La María
Actual Colonia Belencito

FINCA LA MARÍA.
Algo de historia.

José Antonio Lema y Peña, Dic. 3 de 1772, hijo de Don Gabriel Antonio de Lema y Pérez y Doña María Ignacia de la Peña, llegó desde Galicia a la Nueva Granada en el año de 1788. Inicialmente estuvo en Santa Fe de Bogotá como comerciante, y luego en el año de 1790 fue trasladado a Medellín donde ejerció como administrador de correos entre 1790 y 1794. 

Miembro del Cabildo en 1795. Mayordomo de propios y Padre General de menores. Maestro de primeras letras por concurso, de 1797 a 1783. Teniente de Gobernador de la Provincia del Chocó entre 1812 y 1816. Se casó con Doña Lorenza Álvarez del Pino en 1792, tuvo nueve hijos, Ocho mujeres y un hombre llamado Rafael Máximo, iniciando la descendencia de los Lema en esta ciudad.
Don José Antonio Lema y Peña fue muy conocido en Antioquia, entre otras cosas, por haber sido quien introdujo la vacuna a esta provincia, cuya utilización la inició con él mismo y con sus hijas pequeñas

Fue en el mes de junio del año 2017 que conocí una inmensa casona, situada en el barrio Belencito de Medellín, cuando me interesé por conocer la historia de ese lugar, que sin dudas había sido una próspera hacienda en la época de la colonia.

Hurgando libros y datos a través de la red, descubrí que fue Don José Antonio Lema y Peña quién matriculó como propio un extenso terreno donde se encuentra esta casa, a la que se llegaba por la antigua carretera a El Corazón, hoy día carrera 92.

Hoy día funciona allí el hogar geriátrico Colonia Belencito, que alberga a más de doscientos ancianos. Esto les podrá dar la idea del tamaño de este lugar, que ahora tiene un bloque de de dos pisos cerrado por estar en amenaza de ruina.

Volviendo al tema inicial resulta que luego de la muerte de Don José Antonio, sus descendientes fraccionaron gran parte del terreno para vendérselo a familiares y a amigos de su clase.

Uno de los compradores fue el industrial y banquero Luciano Santamaría Barrientos (1832 – 1898), casado con Cecilia Uribe Santamaría, de cuya unión llegaron siete hijos. 

Cuando murieron los padres, sus bienes pasaron a sus hijos. Su cuarta hija Doña María Santamaría Uribe, esposa del señor Apolinar Villa Posada fue la que heredó la finca de Belencito por escritura de hijuela número 1472 del 30 de abril de 1900.


Apolinar Villa y familia
Recuerdo que en la esquina de la carera 89 con la calle San Juan había una inscripción en una tableta de madera que decía: “Calle Apolinar Villa”, así se llamaba esa calle, que era el antiguo camino a El Corazón, en Belencito. Muchos años después pasé cuando ampliaban la calle San Juan y entre los escombros de los muros de tapias derrumbadas vi la tableta que se enfrentaba al olvido. Ahora esa calle es más conocida como calle El Palo, en el barrio Cristóbal.

Muchas veces debieron subir por allí en su carruaje los integrantes de la familia Villa Santamaría rumbo a la finca que entonces llamaron “Finca La María”, en honor a doña María Santamaría, esposa de don Apolinar Villa.
Igualmente quiero reseñar la grata sorpresa de haber encontrado a través del grupo Medellín Viejito en Facebook a María Eugenia Villa Calle, nieta de don Apolinar y doña María, que amablemente nos suministró varias fotos de su álbum familiar.

Retomo la historia. Pasaron algunos años cuando don Apolinar y su esposa aceptaron la propuesta de compraventa hecha por la sociedad conyugal de Julio Arango Lalinde y su esposa Florentina Santamaría, según escritura 430  del 10 de marzo de 1914 de la notaría primera de Medellín. Don Julio fue industrial y comerciante, fundador de varias sociedades como: Pablo Lalinde & Cia. Y Tintorería Alsacia. 

En 1935 murió doña Florentina dejando seis hijos; Oscar, Octavio, Juan, Henry y Fanny. El terreno de la finca era de 59 cuadras, mil setecientas catorce varas cuadradas con los siguientes linderos:

“Por el norte, partiendo del punto en donde se desprende un camino de servidumbre de propiedad de la finca, de la calle llamada el Corazón, siguiendo en línea recta con dirección a occidente y lindando con herederos de Juan Isaías Arroyave, hasta un zanjón, de aquí siguiendo de travesía y por un cerco de alambre, lindando con herederos de Gilberto Sierra, hasta encontrar la tapia posterior del cementerio de La América y siguiendo esta tapia hasta encontrar el camino que conduce a San Cristóbal, por occidente, con la calle llamada del Salado, hasta una agüita salada, siguiendo esta y luego un vallado y cerco de alambre, lindando en toda su extensión de estas, con el señor Eduardo Sierra, hasta donde termina dicho alambrado, por el sur con herederos de Enrique Sanín Arango, por cercos de alambre y tapia hasta una portada donde se voltea hacia el norte, siguiendo el mismo cerco de tapias y vuelve de nuevo hacia el sur, por cerco de tapias y alambre, lindando con los mismos herederos de Sanín Arango, por el camino que gira para el Corazón en toda su extensión, hasta encontrar la primera servidumbre, punto de partida”

No deja de ser encantadora esta descripción de los linderos, más en este tiempo de GPS que vivimos.

Llegó la crisis de 1930 o gran depresión, que golpeó al mundo entero Colombia incluído. Los herederos Arango Santamaría se vieron abocados a tomar un crédito con el Banco Central Hipotecario el 8 de julio de 1933 por valor de $ 12.900,00 como consta en registro de la notaría segunda de Medellín, con el número 1071, que tomaba la finca cono garantía. 

Deudas, intereses e impuestos acumulados llevaron al banco a administrar la finca por medio de la sección fiducia, para recuperar la deuda.

Los herederos finalmente resolvieron poner la finca en venta y recibieron la propuesta de compra del Municipio de Medellín. Pero para aceptar esta venta, la condicionaron a que la convirtieran en una colonia de ancianos. 

Finalmente el municipio acepta la condición y el 9 de diciembre de 1938 expide el acuerdo 159 que crea la casa de mendigos de Medellín. El 17 de enero de 1939 se registra el acuerdo en la notaría cuarta con el número 96.

El valor de la compra fue de $52.500,00. La cuota inicial fue de $12.500,00 Los $40.000,00 restantes se pagaron en cuatro cuotas de $10.000,00

Así fue que desde entonces la casona de la finca La María se transformó en la casa de mendigos, luego en ancianato municipal y hoy día en Colonia Belencito; esa casa que conocí casualmente y que me impactó con su majestuosidad.

José García (Cosiaca) en la casa de mendigos.


Casa de mendigos 1910. foto propiedad de  Ed. Weyersberg Hnos.




Cosiaca en la casa de mendigos de Medellín



PS. La historia consigna que Cosiaca estuvo en la casa de mendigos, hasta el día de su muerte en el año de 1930. Me queda la duda de si fue en esta casa o en otra que fue creada en 1889, pero viendo la similitud de la casa en la foto con la colonia actual me inclino a pensar que si estuvo en Belencito.

Álbum de la familia Villa Santamaría.
Fotos cortesía de María Eugenia Villa Calle.













Visita al lugar junio 27 del 2017














Mayo 1 del 2017




















Bibliogafía:
Grupo en FB: Buscando el Lema de los Lema
Santa Mónica y Campo Alegre (Alvéniz Vélez G)
Consultas en Google.
LEMA: Historia y origen: Por Diego F. Ruibal Lema
Diccionario biográfico y genealógico de la élite antioqueña y viejocaldense.
Actas de la XI Reunión Americana de Genealogía: España y América.
Fotos María Eunenia Villa Calle - BPP - Álbum personal

jueves, 13 de septiembre de 2018

CASAS VIEJAS

Recuerdos de un caminante urbano



Casas viejas

Ivo Pelay Escrita por:Francisco Canaro 1935 

¿Quién vivió,
quién vivió en estas casas de ayer,
viejas casas que el tiempo bronceó,
patios viejos, color de humedad,
con leyendas de noches de amor?
Platinados de luna los vi
y brillantes con oro de sol,
y hoy, sumisos, los veo esperar
la sentencia que marca el avión,
como va al matadero la res
sin que nadie le diga un adiós.

Se van, se van
las casas viejas queridas.
De más están,
han terminado sus vidas.
Llegó el motor y su roncar
ordena y hay que salir.
El tiempo cruel con su buril
carcome y hay que morir.
Se van, se van
llevando a cuestas su cruz,
como las sombras se alejan
y esfuman ante la luz.

El amor,
el amor coronado de luz
esos patios también conoció.
Sus paredes guardaron la fe
y el secreto sagrado de dos.
Las caricias vivieron aquí...
Los suspiros cantaron pasión.. .
¿Dónde fueron los besos de ayer?
¿Dónde están las palabras de amor?
¿Donde están ella y él?
Como todo, pasaron igual que estas casas 
que no han de volver.

Algunas de estas casas siguen en pié, pero muchas ya no están.

Carrera 90A, entre 44A y 44B. El Danubio.


Barrio Cristóbal calle 41 x 88


Barrio Prado.



Barrio Cristóbal, calle 40 entre 88 y 89

Casa de la señorita Inés, Cra.. 88 barrio Cristóbal 
Casa de las Morales B. Cristóbal, carrera 88 entre 41 y 42



Era la casa de los Jiménez, barrio Cristóbal. Cra.88

Aquí vivió la familia Molina, Cra 88 con 41

Casa sucesión familia Morales, calle 41 con 88

Casa del maestro Suárez Calle 40 entre 89 y 90

La casa de los Morales. Cr, 89 (Apolinar Villa) entre 42 y 43

Casa vieja barrio Cristóbal carrrera 39 x 88 

Casa vieja barrio Cristóbal, calle 41 entre 86A y 88

Calle 38 con 88. Ahí estuvo el Bar Chapinero.

Calle 40 entre 86A y 88

Calle 44 B. Cristóbal. Ahí vivieron los Mellizos

Calle 43 entre 88 y 89

Carrera 89 (Apolinar Villa Posada) con calle 43

Casa "del Hoyo". Calle 40 con Cra. 90

Carrera 90, entre 43 y 44

Carrera 90, entre 43 y 42

Barrio Niza, América Calle 45 con Cra. 87


Carrera 88 entre 42C y 43 B. Cristóbal.

Carrera 90A, entre 44A y 44B. El Danubio.

Carrera 90A, entre 44A y 44B. El Danubio.


Los Jotos, calle San Juan (44) x Cra 90A

Calle 40 entre 88 y 89, casas de los Guerra y los Monsalve.