domingo, 21 de junio de 2020

MI PRIMER DÍA DE ESCUELA

Como en mis tiempos no había ni jardín, prekinder ni kinder, entrábamos de una a la escuela primaria.

Escuela Cristóbal Colón (ahora Pedro de Castro) La América 1952


Lo recuerdo como si fuera ayer, La escuela no quedaba a más de cincuenta metros de mi casa, pero en mi percepción infantil, el primer día que asistí llegué a sentir que estaba en las antípodas.

La señorita Zenaida Ferrer fue la primera maestra que tuve, era la vecina que vivía en una casa frente a la mía. Era una señora chocoana de una dulzura y paciencia infinita, cosa que ahora valoro con gran gratitud. El primer día de clase, a pesar de mis aprensiones, no estuvo tan mal. Doña Zenaida nos llevó a un recorrido por la escuela para que la conocieramos, e hizo especial énfasis en los orinales, a los cuales dijo, podíamos ir sin restricción cada que quisieramos hacer pipí.

De nuevo en el amplio salón de clase nos asignó un pupitre que de ahí en adelante sería nuestro. Un confortable mueble de madera de una sola pieza, asiento y escritorio con un espacio con tapa abatible donde podríamos acomodar nuestras cosas.Hizo el primer llamado a lista de toda la asistencia por apellido en orden alfabético, cosa que poco me agradó porque de ahí en adelante siempre fui el último de la lista; hasta que por allá en bachillerato me desplazó de mi sitio un compañero de apellido Zuleta.

En el muro, arriba del tablero, había una cruz de madera que mostraba sin lugar a dudas que estábamos en una escuela católica. Además antes del inicio de la clase, cuando aún estábamos en pie, nos bendecíamos y rezabamos el Ave Maria y luego repetíamos con la maestra una arenga que en pocas palabras nos comprometía a hacer valer nuestros derechos y a respetar los de los demás:

- "Mis derechos llegan hasta donde comienzan los de los demás".

.No estuvo mal ese primer día, con varios descansos en los que salíamos al patio a jugar y a hacer la fila para hacer pipí.

Fue al día siguiente cuando me despertaron para que asistiera al segundo día de clase cuando comprendí el nuevo compromiso que había adquirido:

- ¿Como?, dije aún entredormido y algo disgustado, ¿es que eso es todos los días?

Pero solo fue un sentimiento pasajero, ir a la escuela fue una experiencia maravillosa que nos abría las puertas a la vida y al mundo.

ESTUDIA

AUTOR: Elías Calixto Pompa

Es puerta de la luz un libro abierto,
entra por ella niño y de seguro
que para ti serán en lo futuro
dios más visible, su poder más cierto.

El ignorante vive en el desierto,
donde es el agua poca, el aire impuro.
Un grano le detiene el pie inseguro,
camina tropezando, vive muerto.

En esa de tu edad abril florido
recibe el corazón las impresiones
como la cera al toque de las manos.

Estudia y no serás cuando crecido
ni el juguete vulgar de las pasiones,
ni el esclavo servil de los tiranos.