martes, 17 de septiembre de 2013

LAS ABEJAS SE MUEREN

S.O.S.


El pequeño insecto entró caminando erráticamente al saloncito que está contiguo al patio y se acercó a mis pies, afortunadamente lo vi a pesar de estar mirando los noticias de la noche. Miré el reloj y eran las 7:15, Ver una abeja a esa hora me extrañó. Recordé entonces un documental que había visto el día anterior: El silencio de las abejas.

“Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.

Era cierto, las abejas se están muriendo y nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que está causando esta tragedia. La recogí del piso y comenzó a caminar en círculos en la palma de mi mano, estaba desubicada. El documental cuenta que la desubicación les impide regresar a sus colmenas y por eso los campesinos las encuentran muertas diariamente en sus tierras.

Estuvo en mi mano dando vueltas no más de dos o tres minutos, daba lástima verla tan confundida e indefensa y más me dolía no poder hacer algo para salvarla.

De repente se quedó inmóvil y solo unos esporádicos movimientos en sus patitas me hacían saber que aún vivía, pero no por mucho tiempo, la abeja finalmente  había muerto.

Hice memoria y recordé que ya no veía abejas en el jardín, antes era cosa común ver el desfile constante de estos himenópteros libando el néctar que le ofrecían las flores, les encantaban en especial las de los naranjos, los azahares tienen uno de los aromas más espectaculares, igual será su sabor, por algo eran las flores preferidas por las abejas de mi patio.

Los nicoplaguicidas (Prohibidos en varios países de Europa) están en la mira de los ambientalistas como una de las posibles causas de la inminente desaparición de las abejas melíferas. Como cosa rara aún se permite el uso de este plaguicida en Colombia, al igual que muchas otras cosas de las que se conocen efectos nocivos para el hombre y los animales, eso pasa cuando los funcionarios encargados de estos asuntos piensan más en las ganancias que en la salud pública.


La muerte de la pequeña abeja me causó consternación, con ella en la mano subí la escalera hasta mi cuarto y la puse en la mesa del PC donde ahora me acompaña mientras escribo esta nota para el blog, es lo menos que puedo hacer por ella.

La tercera parte de los alimentos que consumimos los tenemos gracias a la polinización de estas diminutas amigas, y son los más saludables y los que más apetecemos, los granos, las hortalizas, las verduras y las frutas, que desaparecerían sin la existencia de las abejas.

Tampoco podemos olvidar los nutritivos saludables y sabrosos productos que directamente nos ofrecen las abejas: Miel, cera, propóleo, jalea real, apitoxina.

Paro de teclear para mirarla con la lupa, ha quedado con las alas abiertas y las patitas cruzadas sobre su abdomen, seguro que sintió algún dolor antes de morir. Mañana con la luz del día trataré de tomarle unas fotos, como mi cámara no tiene macro veré como me las arreglo para que no quede desenfocada.

Se vuelve actual la frase que pronunció Albert Einstein:

“Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”

Desde el año 2006 los apicultores de Estados Unidos, Europa, Brasil, Chile, Argentina e India comenzaron a notar que el número de las melíferas estaba reduciéndose, alguna veces incluso dándose la desaparición de colonias enteras.


La preocupación no solo es de los apicultores, lo agricultores están alarmados pues cada vez son más las abejas que mueren o no pueden regresar a sus colmenas dejando diariamente miles de abejas regadas por todos lados.

Hay varias teorías sobre las causas de esto pero hasta ahora ninguna conclusión. Una de ellas:

Insecticidas como imidacloprid, clotianidina y tiametoxam contienen una sustancia que hace que las abejas mueran al consumirla o que al detectarla no se acerquen a las flores y mueran por no tener suficiente alimentación.

Otra hipótesis es la de que el polen que consumen de plantas transgénicas contienen la proteína Bt, que a corto plazo les produce el síndrome de deficiencia cognitiva de camino, que hace que se desorienten y al no poder regresar al panal mueran.

Las ondas electromagnéticas emitidas por los sistemas de telefonía celular también entraron en las investigaciones como posibles generadoras del mal que aqueja a las abejas.

El cambio climático,la contaminación ambiental y otros factores también se analizaron, pero los nuevos plaguicidas y la manipulación genética de las plantas a las que les incluyen propiedades de inmunidad a las plagas van ganando entre el club de los sospechosos.


En Colombia los encargados del control de pesticidas no se han enterado de este gran problema o se hacen los sordos, mientras reciben regalos por debajo de la mesa. Lo cierto es que mientras en muchos países se prohíben pesticidas y transgénicos dañinos o sospechosos, en nuestro país se han otorgado 59 nuevos registros a productos fabricados con sustancias peligrosas.

Me da lástima tener que tirar mañana el cadáver de mi pequeña abeja al tarro de la basura, al fin y al cabo pareció llegar hasta mí en busca de ayuda. De niño solía enterrar a los animalitos muertos en compañía de mis amigos, con cortejo fúnebre y cochecitos de latón incluidos. Pero ya estoy grande y eso sería ridículo. ¿O no?

PADRE.
Joan Manuel Serrat

Padre
decidme qué
le han hecho al río
que ya no canta.
Resbala
como un barbo
muerto bajo un palmo
de espuma blanca.

Padre
que el río ya no es el río.

Padre
antes de que llegue el verano
esconded todo lo que esté vivo.

Padre
decidme qué
le han hecho al bosque
que ya no hay árboles.

En invierno
no tendremos fuego
ni en verano sitio
donde resguardarnos.

Padre
que el bosque ya no es el bosque.

Padre
antes de que oscurezca
llenad de vida la despensa.
Sin leña y sin peces, padre
tendremos que quemar la barca,
labrar el trigo entre las ruinas, padre,
y cerrar con tres cerrojos la casa
y decía usted...

Padre
si no hay pinos
no habrá piñones,
ni gusanos, ni pájaros.

Padre
donde no hay flores
no se dan las abejas,
ni la cera, ni la miel.

Padre
que el campo ya no es el campo.
Padre
mañana del cielo lloverá sangre.
El viento lo canta llorando.

Padre
ya están aquí...
Monstruos de carne
con gusanos de hierro.

Padre
no, no tengáis miedo,
y decid que no,
que yo os espero.

Padre
que están matando la tierra.

Padre
dejad de llorar
que nos han declarado la guerra.

lunes, 16 de septiembre de 2013

EL ÁRBOL DEL CAMINO

Alberto Lopez.

EL ARBOL DEL CAMINO

El pino de Alfaz del Pi, en la Plaza Mayor.
Porque le atraía el horizonte
sus compañeros le llamaban fantasioso
insolidario, aventurero, irresponsable.
Quédate con nosotros…le decían…
no seas loco…
juntos somos más fuertes.

Pero el árbol no les escucho
tomó el sendero que bajaba serpenteando la ladera
y se fue del bosque, para vivir junto al camino.

Allí ofrecía sombra a los vagabundos
y descanso a los peregrinos y caminantes.
A cambio escuchaba sus conversaciones
y conocía del mundo.

Los viejos se citaban bajo él
para comentar, lo rápido que pasa la vida
y los jóvenes enamorados
acudían al atardecer a declararse su amor
y los niños jugaban trepando por sus ramas
bajo su mirada vigilante.

Un día, llegaron unos hombres sin rostro con sierras eléctricas
y talaron el bosque de pinos
para hacer pasta de papel y levantar edificios.
El árbol solitario, silencioso y olvidado
lloró por sus hermanos
pero siguió junto al camino
contemplando, impasible
como la pequeña y adormecida aldea
crecía hasta convertirse en un bullicioso pueblo.

Fue por entonces, cuando
las gentes redescubrieron su presencia.
Se había convertido en el centro.
Entonces decidieron dejar en torno a él
un espacio libre para reunirse
y celebrar las fiestas patronales de San José.

Y levantaron la nueva iglesia
y después el ayuntamiento
y más tarde la escuela
y el juzgado de paz
y el cuartelillo de los civiles.

Y la tasca de Pepe se transformó snack - bar
y el colmado de doña Vicenta, en supermercado
y la hija de don Froilán
convirtió la botica en una moderna farmacia
y otros niños, hijos de aquellos enamorados
volvieron a trepar por sus ramas
y otros jubilados, sentados a su sombra
a comentar lo rápido que pasa la vida.

Hoy preside la plaza del pueblo
que tomó su nombre
del árbol del camino.
Está en Alicante…
Le llamaron, Alfaz del Pino.