domingo, 20 de junio de 2010

EL ÚLTIMO DÍA

Cuento de cuna para cuando el sol se apague.


Y ese fue el último día de los días, la última vez que los mortales vieron la luz del sol, que pudieron observar los colores de las cosas, cosas que a pesar de no ser visibles seguirían.

No presentían ni un poquito lo que les esperaba después de esa noche, en la que todos los que eran buscaron los refugios, las aves sus nidos, las fieras sus guaridas, y los hombres sus lechos. Era una noche como todas las noches anteriores, llena de cantos de ranas y de grillos, sin señales en el cielo ni hechos premonitorios. Es más, era igual esa noche a todas las anteriores noches desde que las noches existieron, noches en las que igualmente nadie sabía lo que vendría después de ellas, solo que esa vez sería muy distinto, porque esa sería la noche del último día de los días.

Esa noche las criaturas quedaron sumidas en ese sopor o trance llamado sueño, y soñaron muchas cosas, soñaron con días y con noches, que creyeron ciertas pero que solo eran ilusiones oníricas, idénticas a la realidad, por que esta, también es otra ilusión creada por la matrix o la maya.

El tiempo transcurrió sin que los durmientes lo notaran, como siempre hasta entonces había sido, porque el tiempo solo se percibe en estado de vigilia, cuando fluye siempre hacia delante, hacia el futuro. Solo que el tiempo en este mundo, después de ese último día, cambiaría su curso y fluiría por cauces escabrosos, que lo deformarían de forma inimaginable.

Bien, ya trascurrido el tiempo de la noche, hombres y animales fueron despertando poco a poco, y notaron que el sol del nuevo día no salía, era que aún no se enteraban de que el tiempo de los días se agotaba, y que el anterior había sido el último día de los días.