miércoles, 16 de febrero de 2011

HABLANDO BIEN

CURSO URGENTE DE LENGUAJE


Mi amigo Hernán Cárdenas me envió este estupendo texto escrito por Joaquín Restrepo, después de la columna de Doña Lucila Gonzalez de Chavez en el periódico El Colombiano no había visto algo tan bueno en defensa del buen manejo del idioma tan maltratado en estos tiempos de globalización y deformación lingüística. Estoy seguro que lo disfrutarán.


Yo supongo que si usted está leyendo estas notas lo hace porque le gusta saber hablar bien. Y escribo mis observaciones porque creo que hay mucha gente que usa mal ciertas palabras y expresiones creyendo que están bien usadas, sin estudiarlas, simplemente porque está de moda hablar así; y es posible que reaccione y estudie. Y sé que es difícil tener la personalidad suficiente para usar bien una expresión cuando la mayoría de la gente cree que está mal. “¿Me da un vaso de agua, por favor?”, pedí en un lugar público. Como la ignorancia es atrevida, una dama me contestó con corrección incluida: “¿Quiere un vaso con agua?”. Y yo le rematé continuando con la grosería de ella: “Si quiere me da un vaso con agua pero que contenga un vaso de agua”.

Hablando de este tema con un amigo, él me hizo este oportuno apunte: “Es que les gusta hacer inventaciones”.

Preámbulo.

Todos los seres humanos normales nos interesamos en ser exitosos. Muchos hemos leído por lo menos un libro de los que dan claves para triunfar. Y pocas de estas claves han dado pruebas de ser efectivas. Pero una de ellas, el saber hablar bien, con voz clara y agradable que diga con precisión lo que se desea comunicar, ha abierto caminos exitosos a muchas personas, inclusive en las conquistas amorosas. Y al contrario, a veces nos ha ocurrido que vemos a alguien impactante por su apariencia física y nos atrae como un imán, pero cuando le tratamos de cerca va perdiendo magnetismo por el sonido desagradable de su voz o por la baja calidad de su lenguaje.

La calidad de la voz depende de factores orgánicos y de sonidos aprendidos en el ambiente donde nos criamos. Se puede mejorar con entrenamiento guiado por un experto, pero en general es difícil que una persona se someta a un readiestramiento porque cree que no se justifica, excepto en el caso de locutores y cantantes. Sin embargo, el otro aspecto del hablar bien, el buen manejo del lenguaje, es algo que la mayoría de nosotros hemos querido hacer desde cuando empezamos a leer y a escribir. Y esto sí lo puede mejorar cualquiera y cuando quiera.

Infortunadamente, con el bombardeo constante a nuestra mente de los medios de comunicación entretenedora como la televisión y la Internet es poco el tiempo que dedicamos a aprender a hablar bien; y un alto porcentaje de nuestra gente, especialmente los jóvenes, aprenden a hablar como hablan los presentadores, los actores y los locutores que ven en la televisión, con sus errores incluidos. Y muchos errores son importados de la televisión extranjera en las telenovelas, en las traducciones de las películas (doblajes descuidadamente traducidos) y en toda clase de presentaciones. Gran parte de las expresiones incorrectas (que circulan como buenas) son aprendidas de doblajes hechos por mejicanos en películas cuyo idioma original es el Inglés; y nosotros nos las tragamos sin masticarlas.

Inclusive la gente que hace algún tiempo usaba bien ciertas palabras, ahora las utiliza mal por aquello de que “el que entre la miel anda algo se le pega”. Por ejemplo nuestro presidente, Álvaro Uribe, ahora comete errores con el verbo escuchar que antes no cometía. Es posible que algún asesor le haya dicho que el verbo oír está condenado a muerte y él le creyó porque no tiene tiempo de averiguar la verdad.

Una persona que sabe comunicarse bien con los demás normalmente conoce el lenguaje corriente (a veces ordinario y hasta vulgar, pero expresivo) del ambiente donde nació y/o donde vive y sabe también el lenguaje más universal correspondiente al idioma en el que se expresa en sus actividades laborales, profesionales, artísticas, etc. Por tanto, no debemos contentarnos con que nos entiendan en nuestro medio; debemos saber hablar para todos los que usan el mismo idioma en el mundo.

Hace algunos años, se formaba una expectativa especial alrededor de un estudiante de educación media o superior y se esperaba que de él salieran expresiones superiores a lo común del montón tanto en sus comportamientos como en su lenguaje. Y yo creo que esto era afortunado porque estimulaba las buenas maneras. Pero con el paso del tiempo y el relajo de las costumbres, esto se ha ido acabando y ya es común encontrar profesionales que cometen los mismos errores de la gente sin cultura.

Si le cuesta dificultad creer que mis notas son correctas, simplemente remítase al diccionario de la Real Academia o a otro medio o persona que sea autoridad en la materia, pero que realmente sepa. No crea que todos los profesionales ni todos los profesores de español saben del tema. Si así fuera no habría tanto estudiante hablando mal.
Sin más preámbulos, vamos al tema.

Expresiones cuyo mal uso está de moda:

Algunas de las expresiones que pondré como ejemplo contienen errores tan exagerados que hasta pueden producir risa, pero le aseguro que todas las sacaré de lo que oigo a diario en la realidad. En otros tiempos a esto se le llamaba “montañerada” aquí en Antioquia o “corronchada” en la costa, porque era frecuente que el campesino dijera algunas expresiones mal usadas simplemente porque le parecían más bonitas y con ellas se daría un toque de elegancia. Pero ahora ya esa “montañerada” se ha propagado por todas partes y en todos los estratos sociales. Ahora abarca desde el trabajador más elemental hasta el presidente de la república, pasando por profesionales, periodistas, maestros, actores y locutores. (Lógicamente debe haber muchos de estos personajes que saben hablar bien, pero lo triste es que se están dejando ganar la pelea de los “malhablados”).

Escuchar.

“Háblame más fuerte que no te escucho”. Mal dicho
“Escuché decir en la televisión…” Mal dicho
“Te estoy escuchando muy mal” Mal dicho
“Háblame más fuerte que no te oigo”. Bien dicho
“Oí decir en la televisión…” Bien dicho
“Te estoy oyendo muy mal” Bien dicho

El verbo escuchar quiere decir prestar atención a un sonido.
El verbo oír se debe usar para indicar que el oído está recibiendo un sonido.

“Escuché decir en la televisión…” Este es uno de los ejemplos de expresiones que suenan más desagradables a los oídos de las personas que aún no han perdido la costumbre de hablar bien. ¿Por qué no decir: “Oí decir en la televisión…”? Si no quiere entrar en la moda de hablar mal dígalo con orgullo.

“Te estoy escuchando muy mal”…
Esta expresión prácticamente no tiene sentido. ¿Si escuchar es prestar atención a un sonido cómo hace uno para escuchar mal? ¿Será que uno puede prestar atención pero solamente un poquito para que le quede mal escuchado?

Ahora los locutores y periodistas van a necesitar otro invento. Si ya no quieren usar el verbo oír sino escuchar, no deben decir “queridos oyentes” sino “queridos escuchantes”. Ahí les colaboro con este nuevo descubrimiento. Ojalá les suene tan mal que les haga reflexionar.

Colocar.

“Colóquele la tilde a esta palabra” Mal dicho
“Me voy a colocar los tenis” Mal dicho
“¿Qué nombre le colocaste al niño?” Mal dicho
“Se colocó a llorar de la tristeza” Mal dicho
“Colóquenle atención a esto” Mal dicho
“El queso se colocó rancio” Mal dicho
“Póngale la tilde a esta palabra” Bien dicho
“Me voy a poner los tenis” Bien dicho
“¿Qué nombre le pusiste al niño?” Bien dicho
“Se puso a llorar de la tristeza” Bien dicho
“Pónganle atención a esto” Bien dicho
“El queso se puso rancio” Bien dicho

Hace muchos años, cuando comenzó la condena a muerte del verbo “poner” se inventaron la sentencia de que “las que ponen son las gallinas”. Pero parece que ahora hasta las aves quieren ser montañeras encopetadas y ya no ponen sino que “colocan huevos”. Y esta “montañerada” se volvió internacional.

Oí una conferencia de un argentino donde usa el águila como ejemplo de dedicación cuando va a criar polluelos y repite varias veces que el águila “coloca un huevo”. Queda la sensación de que ya somos pocos los que abrimos un diccionario para ver el significado de alguna palabra que tenemos en duda. La mayoría cree que si así lo dicen en la televisión así hay que decirlo para lucir bien. “Así habla todo el mundo en el colegio” me contestó una jovencita pariente cuando quise corregirle; y sigue hablando mal, aunque le quieran enseñar lo correcto, porque “así habla todo el mundo en el colegio”.

A quien tenga duda de cuándo usar “colocar” y cuándo “poner” le recomiendo que solo utilice “colocar” cuando se refiera a un objeto físico que se puede coger y dejar en un lugar preciso. Ej.: “Coloque este florero sobre la mesa”. Y en todo caso, si después de consultar el diccionario sigue dudando, haga todo lo contrario de lo que está de moda: siempre utilice el verbo “poner” y estará hablando correctamente: “ponga este florero sobre la mesa”, “póngase los tenis, etc.
Además de que el verbo “colocar” se usa incorrectamente, se abusa de él donde no es necesario. ¿Por qué en vez de decir, por ejemplo, “colóqueme eso por correo” no dice “envíeme eso por correo” que sería la expresión más precisa? O si no le gusta una expresión tan correcta, por lo menos diga “póngame eso en el correo”.

La última prueba de este mal uso la oí de un narrador deportivo: “Se están ubicando, …(aquí se arrepiente y cambia el verbo) se están colocando bien para la foto”. Observemos que el narrador se arrepiente (supongo que por ignorancia) de usar un verbo que está bien aplicado para reemplazarlo por otro mal usado y que se oye con tanta frecuencia que ya suena fastidioso. Esto demuestra que él aprendió alguna vez el significado correcto del verbo ubicar pero ahora está confuso y en vez de estudiar asume la costumbre de moda, a ojos cerrados.

Vaso con agua.

“Regáleme un vaso con agua” Mal dicho
“Quiero un vaso con agua” Mal dicho
“Regáleme un vaso de agua” Bien dicho
“Quiero un vaso de agua” Bien dicho

Si a mí alguien me dice “Regáleme un vaso con agua” yo entiendo que la persona que me dice eso quiere que yo le regale el vaso (el recipiente) con un poco de agua, para llevárselo. Si quiere que le regale el agua que contiene el vaso deberá decirme: “regáleme un vaso de agua”; para que se tome el agua y me devuelva el vaso. Y, a propósito de “regalar”: si estoy en un restaurante y quiero leche no debe decir “regáleme un vaso con leche, por favor” (dos errores en una frase) sino “déme un vaso de leche, por favor”. Más adelante hablaremos del mal uso del verbo regalar.

Regalar

“Regáleme un vaso con leche, por favor”. Mal dicho
“Regáleme su número de teléfono” Mal dicho
“Regáleme un minuto, por favor” Mal dicho
“Déme un vaso de leche, por favor”. Bien dicho
“Déme su número de teléfono” Bien dicho
“Espéreme (o déme) un minuto, por favor” Bien dicho

Los verbos “regalar” y “dar” son sinónimos en algunos casos, pero no siempre. Regalar es donar algo para que pase a ser propiedad de quien lo recibe. Dar, en cambio, tiene tantas acepciones que nos ocuparía mucho espacio escribirlas aquí pero las encontramos en cualquier buen diccionario. La moda ha inventado el mal uso del verbo regalar. Se oye por todas partes: almacenes, restaurantes, oficinas, etc.: “Regáleme un tintico, por favor”, “A mí me regala un pandequeso, por favor”. Estas son expresiones inadecuadas para quien va a comprar. Son adecuadas para pedir una donación, sin pago.

Si yo digo “regáleme su teléfono” estoy pidiendo que me regalen el aparato. Pero si cuando hablo con alguien le quiero manifestar que puedo necesitar llamarlo por teléfono y le digo “déme su teléfono” estoy pidiéndole que me dicte el número, no que me dé el aparato. No es necesario decir “déme su número de teléfono”. Debemos saber que el idioma tiene expresiones con sentidos tácitos, así como al decir “los derechos de los niños” no nos referimos solamente al sexo masculino sino al ser humano niño en general, sin que sea necesario decir “los derechos de los niños y las niñas”, otro enredo mental e idiomático que está de moda.

De que

“Me avergüenzo que me hayan pillado” Mal dicho
“He llegado a la conclusión que…” Mal dicho
“Hizo el anuncio que próximamente vendrá…” Mal dicho
“Me avergüenzo de que me hayan pillado” Bien dicho
“He llegado a la conclusión de que…” Bien dicho
“Hizo el anuncio de que próximamente vendrá…” Bien dicho

La costumbre de no decir “de que” nació de la burla a quienes lo usan mal (“dequeísmo”), por ejemplo: “yo pienso de que…”, “yo creo de que …” Pero no se les ocurrió a los inventores ni a los aprendices investigar el uso correcto. Simplemente se pasaron al error opuesto: no decir “de que” ni siquiera en los casos en que debe usarse. A esto se le llama “antidequeísmo”.
“He llegado a la convicción que no existe”: Esta expresión es confusa. ¿Qué es lo que no existe? ¿La convicción? (Posiblemente lo que debo decir es: “He llegado a la convicción de que no existe”).

Increíble

“Este helado tiene un sabor increíble”.
“Pasamos una tarde increíble”.
“Me conseguí una amiga increíble”.

Freses como esta se oyen con frecuencia, sobretodo entre los jóvenes (o entre viejos que hablan así para lucir como jóvenes). Por las costumbres regionales uno adivina que la gente usa el adjetivo “increíble” para calificar algo bueno (increíblemente bueno, sabroso, bonito, etc.). Pero en buen Español un sabor “increíble” podría significar que el sabor es tan inesperado que no se puede creer que esté en esa sustancia. Por ejemplo, un banano con sabor a hiel tendría un sabor “increíble”; y no sería agradable.

Lo mejor que podemos hacer para no usar expresiones que solamente nos entienden en nuestra región y/o en nuestra época, es tener suficiente vocabulario para expresar las ideas y preocuparnos por coger la destreza para ser claros y precisos al hablar. Y si nos hace mucha falta decir “increíble” entonces podemos mejorarlo dándole precisión. Por ejemplo: “un sabor increíblemente delicioso”. Mientras menos vocabulario manejemos más limitados estamos para decir lo que queremos y podría pasarnos que sólo nos entienden quienes conocen nuestras mañas. Algún sabio dijo que la capacidad de concebir ideas creativas mejora con la capacidad de expresar esas ideas con palabras. Dicho de otro modo: si se aumenta la cantidad de palabras con significado preciso y claro en la mente, se aumenta la inteligencia.

Espectacular

Con esta palabra ocurre algo parecido a lo dicho para “increíble. Inclusive, hasta donde entiendo las modas actuales, se podrían tomar como sinónimas. Actualmente, una persona con poco manejo del idioma para decir que una comida está deliciosa puede expresarlo diciendo que está “espectacular” o que está “increíble”. En buen Español una comida espectacular podría ser la que tenga tal colorido que ofrezca un espectáculo a la vista. Cualquier otro significado es simplemente de jerga de la época.
Tengamos en cuenta que espectacular es aquello que ofrece espectáculo. Y espectáculo se relaciona con lo visual.

Buenísimo

Posiblemente usted se va a sorprender con lo que le voy a decir: La palabra “buenísimo” no existe en Español. El superlativo de bueno es bonísimo. Si se sorprende con esto me indica que nunca se le ha ocurrido investigarlo en un buen diccionario, preferiblemente en el de la Real Academia Española (RAE) que es la máxima autoridad en la materia.

Lo que me sorprende a mí es que una palabra incorrecta tenga tanto uso en la televisión, especialmente entre los(las) presentadores(as) de farándula. Me niego a creer que nadie les haya dicho que esa palabra no existe; que si quieren usar el superlativo de bueno digan “bonísimo”. ¿O será que a nadie le interesa?

Nota especial: Una presentadora de televisión, refiriéndose a un disco de música (CD) lo calificó con tres adjetivos consecutivos: “¡Increíble, espectacular, buenísimo!”. Debe haber temblado la tierra alrededor del Instituto Caro y Cuervo. ¿Cómo se inspira uno para hacer este gran paquete de errores juntos?

Recepcionar

Este es un invento malo e innecesario que está muy difundido entre los locutores deportivos: “Recepciona el balón con el pecho y lo baja al piso…” También lo he oído de boca de profesionales (administradores de empresas) refiriéndose a la persona que atiende a los usuarios de sus servicios, posiblemente porque el lugar (por favor no me lo vaya a cambiar por locación) donde se recibe a los clientes le decimos “la recepción”.

“Tenemos tres niñas recepcionando a quienes quieran inscribirse”, le oí decir a un personaje en una emisora de radio. ¿Por qué no dice “recibiendo” o “atendiendo”? ¿Por qué tantas ganas de inventar lo que ya está inventado? Las palabras nuevas son un buen aporte y las acepta la Real Academia cuando realmente sirven para enriquecer el idioma, no para convertirlo en una jerga.

Hablando de este tema con un amigo él me hizo el siguiente apunte: “Es que les gusta hacer inventaciones”.

Inventos inútiles y feos del mismo estilo son: Audicionar, particionar (lo usan en computadores).

A propósito de computadores: Cuando se quiere significar que un texto digitado en computador tiene un determinado número de signos (letras, números, símbolos, signos de puntuación) se dice que tiene tal número de caracteres. Ej.: “Introduzca una clave hasta de ocho caracteres”, con acento en la primera “e” (sin tilde). Y esto es correcto. Pero si lo vamos a decir en singular la palabra correcta es carácter, con acento en la “a” y con tilde por ser palabra grave terminada en “r”.

Que (cuyo)

“Yo tengo una amiga que su mamá es cantante” Mal dicho
“… esa señora que su papá vino en una camioneta…” Mal dicho
“Yo tengo una amiga cuya mamá es cantante” Bien dicho
“… esa señora cuyo papá vino en una camioneta…” Bien dicho

“Han habido”

“Han habido muchos problemas con la planilla única..” Mal dicho
“…Han habido muchos derrumbes por causa del intenso invierno…” Mal dicho
“Ha habido muchos problemas con la planilla única..” Bien dicho
“…Ha habido muchos derrumbes por causa del intenso invierno…” Bien dicho

Este error es de la misma familia de “hubieron problemas”, “hubieron dificultades”, etc. Simplemente son tiempos diferentes del mismo verbo haber. Para resolverlo de una manera práctica entienda que el verbo haber sólo tiene plural cuando es auxiliar de otro verbo, por ejemplo “han venido”, “han creído”, hemos convenido”, etc. Pero no cuando es verbo principal (hubo problemas) o auxiliar de sí mismo (ha habido problemas).

Paz y Bien.

Hasta aquí el texto de Don Joaquín Restrepo, ¿bonísimo verdad?, no resisto la tentación de ir agregando otras perlas que se oyen con frecuencia.

AL INTERIOR DE (DEL)

Contínuamente los presentadores de noticias dicen cosas como:

"Al interior del congreso se discuten los nuevos artículos de la ley."
"Al interior de la casa se encuentran los bomberos."

De un día para otro les pareció mas bonito decir " Al interior", que "En el interior."
Iré añadiendo otras perlas.

ENFRENTAMIENTO DE GÉNEROS.

No estoy muy seguro desde cuando nuestro idioma comenzó a dar este raro giro al usar en lo escrito y en lo hablado esta inecesaria aclaración de género, en mi memoria ubico esta nueva costumbre en las intervenciones de nuestro respetado exgobernador de Antoquia: Anibal Gaviria Correa, él en sus brillantes discursos comenzaba diciendo: "Colombianos y Colombianas", no recuerdo haber escuchado esto anteriormente, lo cierto es que gustó tanto esta especie de deferencia que no tardó en imponerse y se incrustó en el lenguaje común de nuestro país.

Aunque novedosa la cosa y de buen recibimiento por parte de las Damas, no deja de ser un pleonasmo. Al Decir "Colombianos", nos referimos tanto a los hombres como a las mujeres nacidos en Colombia, y digo nacidos y no "Nacidos y nacidas" como siempre se ha acostumbrado, lo otro solo sería complicar el discurso inútilmente. De no ser así entonces deberíamos decir: "Presentes y presentas", "Oyentes y oyentas", "Asistentes y asistentas". Si deseamos ser específicos en el asunto bien podemos usar: "Damas y caballeros". Las Féminas no deben entonces sentirse excluídas por esto, les aseguro que siempre estamos pensando en ellas y que esto no pasa de ser una regla idiomática para agilizar el lenguaje.

No puede faltar nuestro invitado especial para aclarar el asunto, el siguiente es un artículo del reconocido escritor Héctor Abad Faciolince en la revista Semana el 19 de agosto de 2006 http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=96492


Combianos y Colombianas, ridículos y ridículas

Si el manual de estilo obligara a usar el lenguaje incluyente, el título tendría que decir: “cadena perpetua para violadores y violadoras de niños y de niñas”
Sábado 19 Agosto 2006

En estos días una amiga que aprecio mucho por su valor e independencia, Florence Thomas, escribió en El Tiempo que yo era "absolutamente alérgico al lenguaje incluyente". No la desmiento, lo soy, sobre todo si por lenguaje incluyente se entiende la costumbre de reemplazar la letra 'a' y la letra 'o' por el signo @ (querid@s amig@s), o si cada vez que uno dice "ciudadanos" debe añadir también "ciudadanas".

Dijo también que, a pesar de esta alergia, tendría que acostumbrarme al lenguaje incluyente (el que no excluye a las mujeres), "porque es un debate contemporáneo importante que estamos ganando poco a poco". Y concluyó con una pregunta: "¿Sí o no, Héctor?" Respondo: No, querida Florence, y voy a tratar de explicar por qué no.

El género es una categoría gramatical que no tiene nada que ver con el sexo. Cuando yo digo, por ejemplo, que "las personas tienen estómago", aunque "personas" tenga género femenino no estoy excluyendo a los hombres. Y aunque "estómago" sea masculino de género, lo llevan por dentro los dos sexos por igual. De hecho el órgano viril por excelencia, suele tener en castellano género femenino y (excúsenme los oídos castos) puedo citar los casos de la verga, la polla, la picha y la mondá, cuatro instrumentos idénticos de género femenino, aunque evidentemente de sexo masculino. Y en España, al menos, pasa lo inverso con la parte correspondiente de la mujer y, por típicamente femenino que sea (en cuanto al sexo) el coño, el género de esta palabra es masculino.

Cita Florence en apoyo de su tesis un titular de El Tiempo que decía así: "Piden cadena perpetua para violadores de niños". Thomas se indigna porque la mayoría de las víctimas del delito de violación son niñas y no niños, y siente que El Tiempo, al escribir niños, está dejando en la sombra a las niñas, excluyéndolas, negando su sexo, y propone que el título correcto debería haber sido: "Cadena perpetua para violadores de niñas y niños". En realidad, si el manual de estilo del periódico obligara a los periodistas a usar un "lenguaje incluyente", el título, más exacto, tendría que decir: "Cadena perpetua para violadores y violadoras de niñas y de niños". Sé muy bien que por cada mil violadores hombres, si mucho, hay una violadora mujer, pero si uno se va a poner muy preciso, y si se va a saltar la economía propia del idioma, es difícil saber dónde trazar la raya.

Como el género, insisto, es un asunto gramatical y no sexual, hay una convención en varias lenguas occidentales (español, francés…) según la cual ante un número plural de personas, se usará, por economía verbal, el género masculino, lo cual no excluye a las integrantes de ese grupo específico que tengan sexo femenino.

Si Florence viviera en Alemania no había podido escribir su protesta en el caso de los niños violados, puesto niño, en alemán, es neutro: das Kind. El género es una cosa arbitraria y rara. La palabra mano, en italiano, es femenina como en español, pero su plural (mani) usa la i, que es una típica terminación de género masculino. Se sabe que 'sol' es femenino en alemán (die Sonne, la sol), y luna se dice der Mond (es decir, el luna), y para mayor enredo, ni siquiera la palabra 'muchacha' es femenina, sino neutra: das Mädchen. Con esto quiero demostrar la arbitrariedad que tiene el género gramatical. Es más, hay lenguas no occidentales con muchísimos otros géneros: animal, neutro, dual, de cosa animada, de cosa inanimada, para vegetales, para minerales…

Florence pide "sentido común" en el uso del lenguaje incluyente. No lo pide para las novelas (menos mal) sino para "los documentos oficiales, los discursos políticos, las constituciones, leyes y decretos". El artículo 51 de la Constitución Nacional, por ejemplo, dice así: "Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna". La constitución de Florence diría: "Todas las colombianas y todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna". No me convence; me parece redundante, feo e inútil y me lo seguirá pareciendo incluso si algún día, como escribe Thomas "ganan este debate". Es más, me parece mucho más importante el debate de la vivienda digna que el del lenguaje incluyente.

Creo que en ese debate hay un exceso de susceptibilidad de parte de algunas mujeres. Sé que no todas ellas se sienten excluidas cuando se usa el género masculino para el plural, por simple economía de lenguaje, y no para discriminar. Al fin y al cabo, todas las personas que existen en el mundo pueden ser calificadas con adjetivos negativos, y también la mitad de los oficios y actividades pueden tener una connotación peyorativa. Y en todas esas acepciones negativas, el género masculino carga con la abominación, sin que los de mi sexo protestemos. Si usáramos de verdad un lenguaje incluyente, tendríamos que decir no sólo colombianos y colombianas, sino también asesinos y asesinas, borrachos y borrachas, secuestradores y secuestradoras, violadores y violadoras, feos y feas, brutos y brutas, estúpidos y estúpidas. ¿De verdad les parecería bueno usar el lenguaje así?


EL IDIOMA DE CERVANTES
Agradezco el siguiente artículo que me envió mi amigo Whoancho desde Buenos Aires con claro tinte político y que aclara definitivamente el uso correcto del idioma en el tema que aquí tratamos.

En español existen los participios activos como:

Derivados verbales:

El participio activo del verbo atacar, es atacante.
El de sufrir, es sufriente
El de cantar, es cantante.
El de existir, existente.

¿Cuál es el participio activo del verbo ser?

El participio activo del verbo ser, es "ente".
El que es, el ente.. Tiene entidad.

Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad para ejercer la acción que expresa un verbo, se agrega al final de su raíz la terminación "ente".

Por lo tanto, a la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente del sexo que tenga.

Se dice capilla ardiente, no ardienta.

Se dice estudiante, no estudianta.

Se dice adolescente, no adolescenta.

Se dice paciente, no pacienta.

Pasa el mensaje a todas las inocentes personas que, CORRECTAMENTE, la llaman "Presidenta" porque todavía creen que tiene la capacidad para realizar la acción que denota el verbo.!!!!!! !

Un buen ejemplo de lo mismo:

"La presidenta era una estudianta adolescenta, sufrienta y poco pacienta, que quería ser eleganta, para que la nombraran representanta y además llegar a ser integranta independienta de la asamblea constituyenta".

Ahora es la presidenta existenta en la Argentina. Pero un día llegará en que la veremos sonrienta en una capilla ardienta por ahora inexistenta.

¡Qué mal suena, Presidenta, política dirigenta.

Como ven la cosa queda clara al respecto, solo esperamos que artículos como este contribuyan al rescate de la pureza de nuestro idioma.


Continuando con el tema, encontré este interesanate artículo en el blog de Mario Bermudez: AlcorQuid. http://www.alcorquid.com/?p=80

Con todo respeto y dando su respectivo crédito transcribo textualmente su contenido para beneficio de todos los lectores que queremos hacer buen uso del idioma.

1. La expresión antigua y por tanto, castiza, de esas que se dicen cultas, era: "motu proprio", bueno ahora decimos "a motu propio", que significa por su propia voluntad, decisión o arbitrio.

2. Recuerdo que me decían, no diga arremedar, sino remedar; juntas son correctas.

3. Sonaba como mal decir atrancar a cambio de trancar; las dos formas son correctas ¡Cuestión de uso y de estilo!

4. Si queremos, podemos despegar el asimismo, convirtiéndolo en así mismo.

5. Da igual decir hispanoparlante que hispanohablante. Pierre, un cura súper liberal francés, se extrañó cuando le conté que en castellano existe el verbo parlar, similar al hablar en lengua francesa.

6. Desde que te vi¸ es igual a hasta que te miré.

7. ¿De qué dudo? Dudo de que vayas a venir hoy por la tarde.

8. Ah, para colocarle la tilde a sólo, se debe averiguar si remplaza a solamente.

9. Del verbo estregar: Yo estriego el piso para limpiarlo.

10. El orden correcto es: Fulano, Zutano, Mengano, Perencejo y Manejo.

11. Recordemos que el nuevo verbo influenciar es hijo espurio del verbo influir. De tal suerte que resulta mejor escribir o decir: Él se dejó influir por las nuevas tendencias, a cambio de Él se dejó influenciar por la moda.

12. Prefiramos justamente en cambio de justo a. Y se puede escribir lezna y lesna, y legaña o lagaña. Recuerdo cuando mi madre me decía que me había levantado lagañoso, ¡ja!

13. Pontazgo: Peaje que se paga para poder cruzar un puente.

14. Plagiario: americanismo que significa secuestrador.

15. Por demás: mucho, demasiado o en demasía. Sacudión es el mismo remezón. Y segregar es igual a secretar (que no es decir secretos), excretar o expeler.

16. Procrastinar: Es definir, aplazar, posponer deliberadamente. Y toda vez que es lo mismo que una vez que.

17. El verbo ser como copulativo, concuerda a veces con el sintagma nominal o con el sintagma verbal: Mi capital eran cien mil pesos, o también¸ Mi capital era cien mil pesos.

18. Tráfico es igual a tránsito, que tiene tres acentos: tránsito, transito y transitó, por eso Word no le marca error, lo mismo que a ejército, ejercito y ejercitó.

19. Generalmente, tendemos a definir algunas palabras de acuerdo a como suenan, encontrando cierta semejanza fonética con otra palabra. Por ejemplo, reversar, que fonéticamente se parece a reversa, realmente significa trasbocar o vomitar. De todas formas, algo echa reversa, en este caso el alimento ya deglutido. Bueno, ahora se toma como retroceder o echarse para atrás en una decisión o en una acción.

20. No contentos con fábrica, los argentinos han decidido llamarla usina, término robado del francés, mientras a nosotros, con esa pedantería del imperialismo anglosajón moderno, hemos optado por llamar a la castiza fábrica, factoría. Eso sí es caché.

21. Alguna vez viendo una película de cine ¿?, oí a uno de los marineros que le dijo a otro "Entra al camarote y súbete a la litera. No sé, pero aquí camarote se volvió la cama de dos pisos, mientras que litera, que sí es la cama de dos pisos se convirtió en camarote, que es el cuarto de los barcos en donde los marineros duermen.

22. El orden correcto es: Nieto, biznieto, tataranieto y chozno.

23. Empujar es lo mismo que arrempujar o rempujar, pero vaya y diga alguno de los dos últimos términos, ¿a ver qué le pasa, más si te las das de culto o culta? Monacillo y monaguillo son lo mismo. Mohín es gesto o mueca. Mohína es enojo o enfado. Abano es el abanico. Abastar es abastecer. Abigotado es bigotudo. Ablandecer es ablandar.

24. Abrogar es sinónimo de anular y abolir, (nunca vaya a decir yo abuelo la ley). En América decimos absorto a cambio de abstraído. Abundosamente es igual que abundantemente. Acepillar es lo mismo que cepillar. Acertamiento es lo mismo que acierto. Acobrado es lo mismo que cobrizo. Acodiciar es lo mismo que codiciar. Acojinar es lo mismo que acolchar. Y acorvar es lo mismo que encorvar. Por ejemplo, en el rumano, que es una lengua romance y, por consiguiente indoeuropea, los verbos se forman anteponiendo "A"; éste es un remanente latino que también ha quedado en castellano de acuerdo a los ejemplos anteriores de este ítem.

25. Ácrata es lo mismo que anarquista. Acuátil es acuático. Adestrador es adiestrador. Adiar es fijar el día o la fecha. Adomiciliar es domiciliar.

26. Adormecer es sinónimo de adormilarse o de adormitarse. Adulzar es igual a endulza; aunque adulzar se refiere especialmente a darle blandura a los metales. Adulzorar es dulcificar. Aerostero es el mismo astronauta. Agarrotar es engarrotar. Aglutinar es conglutinar y aladrar es arar. El alguacil es el mismo aguacil. Podemos decir o escribir amerizaje, amaraje o amarar. También podemos decir o escribir amoblar o amueblar.

27. Se dice que los habitantes de la ciudad de Solis hablaban sin ninguna regla gramatical, que los de Sibarita eran muy amigos de los regalos y que los de Laconia apenas pronunciaban monosílabos, cuando más. Así que cuando se infringen las reglas gramaticales con persistencia, decimos que hay solecismo, cuando hablamos con muy pocas palabras, se dice que somos lacónicos, y cuando somos muy amigos de las dádivas, decimos que somos sibaritas.

28. Ella se sorprendió de ver a la gente y no, ella se sorprendió al ver a las gentes.

29. Se puede colocar u omitirse "a", después de un verbo en infinitivo Visitar a Grecia o Visitar Grecia.

30. Raque es recoger los objetos o desechos en las costas, productos de un naufragio.

31. Arredro es atrás o hacia atrás. Descontinuar es lo mismo que discontinuar. Capataz es el mismo manigero. Estar malquisto es estar indispuesto o disgustado, especialmente con alguien. La puncha es la misma púa, espina, o algún objeto con la punta aguda.

32. Las palabras graves que terminan en N en singular, no se les marca tilde, pero cuando están en plural, la tilde debe colocarse: Canon, cánones. Germen, gérmenes. Imagen, imágenes. Joven, jóvenes. Margen, márgenes. Orden, órdenes. Volumen, volúmenes. También cumplen la norma las siguientes palabras: certamen, dictamen, gravamen, origen, resumen, vejamen y vírgenes. Nótese que el acento es bastante pronunciado, hasta el punto de tender a colocar la tilde; menos mal que el procesador de texto lo auto corrige, pero, sin embargo (y no más sin embargo), lo importante es conocer y aplicar al máximo las reglas ortográficas.

33. Decir dechado de buenas virtudes, es una redundante redundancia, pues dechado es Ejemplo y modelo de virtudes y perfecciones, o de vicios y maldades.

34. El jefe puede ser el cabecilla, el adalid, el preboste, el corifeo y, del inglés, el líder.

35. Disruptivo es lo que produce una ruptura brusca o abrupta. Eluctable es lo que puede ser vencido, mientras que ineluctable es lo invencible. Garrafal es lo muy grande, aunque se acostumbra a colocarse como adjetivo de error.

36. Apodíctico es irrefutable, incontrovertible o axiomático.

37. Indemne es incólume, ileso, inmune, indestructible.

38. Diáfano es traslúcido, hialino, cristalino, vítreo, claro, patente.

39. Inmanente es inherente o connatural.

40. Irrelevante es insubstancial, anodino, trivial, fútil.

41. Mostrenco es un bien que no tiene dueño. No sé por qué motivo el Estado quiere hacerse siempre el dueño de los bienes mostrencos.

42. Sativo es lo que está sembrado o cultivado

43. Inicuo es inofensivo, mientras que inocuo es malvado, dañino.

44. Entresijo es lo que está muy escondido u oculto. Ilación, es razonamiento, o la manera de entender a través de los juicios.

45. Óbolo es un aporte pequeño para el bien de una causa, mientras que óvolo es una figura en forma de huevo, y óvulo es el gameto de las hembras.

46. Pálpito es presagio, presentimiento, corazonada, intuición, premonición, barrunto, precognición.

47. Apogeo es auge, cimero, cumbre, fastigio, clímax, pináculo, apoteosis.

48. El quid es la esencia, el busilis, el intríngulis, el desiderátum, la razón, el fundamento.

49. Relente, figurativamente, es frescura. Regate es amague, finta, cuarteo.

50. Requiebro es echar una flor, un piropo, un galanteo, una adulación.

51. Trágala, figurativamente, se refiere a aquello que se hace obligadamente, pero que repugna. Por ejemplo, la pobreza es trágala de la prostitución.

52. Odre, es el mismo zurrón, que es un saco de cuero en donde se almacenaba, especialmente, la miel. El pretil es la misma baranda, especialmente en los puentes.

53. Delante es enfrente de (estático), mientras que adelante es ir a la cabeza (movimiento)

54. El tocón es la parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando se corta por el pie.

55. Quiescente es lo que está quieto a pesar de tener movimiento.

56. Supérstite es sobreviviente o superviviente.

57. Barbudo es lo mismo que barbado. Imputrescible es lo que no se pudre.

58. Cinegética es el arte relativo a la caza, por consiguiente, el arte que atenta en contra del medio ambiente.

59. El marbete es la marquilla, especialmente colgante, que se le coloca a una prenda, en donde puede ir la marca o el precio. 60. Los tres oficios más matemáticos: el albañil, porque eleva el cubo; el ortopédico, porque maneja los quebrados y el odontólogo, porque extrae raíces. ANÁLISIS. Por estos días vi en El Periódico el siguiente aparte de una noticia: …mientras los congresistas que están siendo investigados por su presunta vinculación con la parapolítica… Entonces, decidí hacer el siguiente análisis con respecto a la novísima expresión está siendo o están siendo, que tan de moda está. Bueno, es un análisis muy simple, y hasta lógico, referido especialmente a la terminología digital.

¿Acaso, no queda mejor decir o escribir los congresistas que son investigados por su presunta vinculación a la parapolítica? Son expresa el verbo ser en presente, y, por supuesto que categoriza la expresión, pues a ellos, a los congresistas, son a quienes están investigando en el tiempo actual. Esto me suena, aunque la moda en el hablar y escribir tampoco incomode, al to be del inglés que, de acuerdo al contexto, es ser o estar: están siendo. También se podría decir a los congresistas que están investigando por su presunta vinculación con la parapolítica; démonos cuenta de que el sentido lógico de la oración no cambia para nada, y, por el contrario, es más sintáctico y castizo. No estoy muy de acuerdo que por razones de estilo se pueda utilizar el desabrido está o están siendo, pues con solamente decir o escribir está o están, o con decir o escribir es o son, la expresión queda lo suficientemente clara.

La regla de oro es expresar el mayor contenido lógico con el menor contenido fonético y gráfico, siempre y cuando no se salga de las normas gramaticales. (Después hablaremos de expresiones que exigen una gran extensión gráfica y fonética para un corto significado lógico, que no se me olvide). De tal suerte que puedo gritar ¡abajo los neologismos y las expresiones innecesarias! Obvio que cuando no existe el término o la expresión en nuestro idioma, es necesario crear o importar, ojalá adaptando a la grafía y a la pronunciación vernácula. Y sigo insistiendo, esa maldita manía de tomar lo extranjero porque sí y de adaptarlo de forma pedante a nuestra lengua, no es más que algo inocuo. La regla de que se debe hablar como se habla comúnmente, no es siempre válida, especialmente cuando se aplica al lenguaje técnico, y menos cuando se hace presunción de modernismo y de cultura. Admitir el habla destartalada es acabar con el idioma, por más de que aparezca en el diccionario. Cuando las expresiones, palabras y giros existen adecuadamente en español, no es necesario, para nada, adoptar términos espurios de otro idioma. Bueno, siempre ha existido la tendencia, de por sí falsa e inocua, de creer que lo extranjero es mejor que lo propio, y eso se ha reflejado constantemente, atentando contra la supervivencia de los idiomas.

Frankelina Zapata envió el siguiente aporte sobre nuevas normas gramaticales.

EL GÉNERO DUAL

Don Mario Bermudez nos comparte esta otra publicación de su blog AlcorQuid titulada "El género dual", en el que se refiere a un error que parece estar de moda, incluso entre periodistas, políticos y personas que se supone deben hacer buen uso del lenguaje.

Nos aclara de forma sencilla como utilizar bien el tema de género en nuestro bello idioma Español. Aquí la transcripción de su artículo:

El llamado machismo es otra de las herencias recibidas, a través de las diversas culturas, de los indoeuropeos primitivos; de aquí pasó, con variantes, a las diferentes civilizaciones en donde los arios tuvieron su definitiva influencia. De ahí que el machismo sea común y recalcitrante en la sociedad llamada civilizada u occidental, aunque la herencia machista se manifiesta férreamente entre los semitas. El concepto patriarcal pasó a través de los mitos, la cultura, la ciencia y, especialmente, por medio de la religión. La máxima expresión de este concepto se ve claramente en el mito bíblico, en donde Yahvé, el dios guerrero de la tribu judía, hace a la mujer de una costilla de Adán, lo que implícitamente la hace inferior y, por ende, sometida a la voluntad del macho.

En sí mismo, los votos matrimoniales supeditan férreamente a la mujer a la voluntad del esposo, hasta que la muerte los separe y estar fieles en la enfermedad y en la salud. Bueno, no se trata de hacer una exposición con profundidad acerca del tema, sino que podemos darnos cuenta de que el concepto de machismo indoeuropeo también pasó a través de la lengua. Recordemos que la lengua es el vehículo por el cual el ser humano crea sus diferentes manifestaciones culturales. La idea de la sociedad machista quedó incrustada despiadadamente en el islamismo, se manifiesta, aunque con menos rigor, en el judaísmo, y tuvo su máxima expresión de perversidad en el cristianismo hasta, más o menos, la realización del Concilio Vaticano II a mediados del Siglo XX, aunque antes de esta época ya se hacían los primeros intentos de la liberación femenina.

Pues bien, debido a lo anterior, y exponiendo el propósito verdadero de esta columna, dije que en el lenguaje, y en nuestro caso hablando del idioma castellano, la manifestación machista pasó de forma oronda por entre los desmadrados vericuetos de la palabra. De ahí que en los libros de filosofía se habla de "el hombre", para referirse a la totalidad del género humano, incluidas, por supuesto, las mujeres, así no se les tenga en cuenta sino en el oficio de la procreación al estilo misionero. Los niños, fueron en realidad las niñas y los niños en su conjunto. Las profesiones eran en su totalidad exclusivas de los hombres, así que todavía solemos escuchar esa cosa tan horrenda de "la doctor", "la ingeniero", y, sin embargo, "el periodista" no es necesariamente "la periodista", por esos caprichos arbitrarios del idioma que nos enseñó que la terminación en a, expresa el género femenino. Ahora, veamos estas perlas del eufemismo, evolución en contra del arcaísmo, según los indómitos entendidos: Los adultos y las adultas mayores, para decir los viejitos y las viejitas, o, los viejecitos y viejecitas y los ancianitos y ancianitas. Bueno, antaño se decía "los viejos", género machista para expresar que eran las personas de ambos sexos, mayores de cierta edad. Oh, sorpresa, hace apenas algunos días escuché que ya no vana ha existir los loquitos y las loquitas, los bobitos y las bobitas, que tanta identidad le daban a los pueblos, sino que ahora solamente habrán discapacitados mentales. ¡Nada de bromas!

Pues bien, como es bien sabido, el castellano es un idioma romance, es decir hijo espurio del latín de Cicerón, que el vulgo de la soldadesca implantó, mal hablado, en los territorios conquistados. De adenda, recordemos que los romanos fueron indoeuropeos, sin olvidar que entre ellos la mujer estaba dedicada a la muy noble y abnegada tarea de procrear como las abejas reinas, así a Popea la conozcamos por la costumbre de, dizque, bañarse en leche de asna. De tal suerte que el idioma castellano se quedó, como sus hermanos, sin género dual, es decir, uno que sea capaz de expresar que ahí están implícitos el género masculino y el género femenino. Pero en tiempos pretéritos no era necesario, porque las mujeres estaban condenadas, por si acaso, a permanecer encerradas tejiendo o cocinando, y el único contacto social espontaneo era el de asomarse por la ventana furtivamente, (recordemos a Romeo y a Julieta) a contemplar apaciblemente el mundo injusto. Las damas de alcurnia eran presentadas en sociedad en elegantes fiestas, a donde asistían como con veinte trajes encima, protegidas contra las miradas morbosas de los caballeros; nadie le conocía a tal o cual señorita siquiera el tobillo, y lo máximo que mostraba del mentón hacia abajo era el cuello adornado con diamantes. Aun, las más dignas cubrían sus rostros con velos que disimulaban la realidad de su belleza… Pero esos eran tiempos pasados, que hoy en día nos parecen aburridos, además de anacrónicos. ¡Qué oso tratar cosas de cuchitos!

Volvamos pues al tema, sí, en castellano no existe el género dual, y ahora con lo de la llamada inclusión de género, se exige la integridad referencial de señalar que ahí están por separado, verbigracia, las amigas y los amigos, ¿ven? Analicemos esta expresión: yo los vi pasar la calle. De entradita, suponemos que ahí, en el grupo que vi pasar, hay personas de género femenino y personas de género masculino, aunque los es: Forma de acusativo de 3ª persona en masculino plural de el. No admite preposición y se puede usar como enclítico. Los miré. Míralos, en este caso, entes masculinos, mientras que para el femenino se debe decir: las ví. Sin embargo, ahora se acude a utilizar el dativo le como acusativo para expresar una especie de género dual. Recordando un poco, el acusativo no exige el complemento, así que se puede decir, por ejemplo, le di el libro o dele de comer, sin importar si es a alguien de género femenino o de género masculino; mientras que el dativo exige, o al menos, pregunta, el complemento. Le dije , sí, ¿pero qué le dije? En síntesis, el dativo le es dual, mientras el acusativo le es singular y masculino. Estos enredijos fascinantes del idioma son los que hacen que los pelados y las peladas le tengan fobia a la lingüística, como a todo lo que tenga que ver con estudio, habrá sus excepciones, pues.

En ese afán de estar a tono con los nuevos modelos culturales de la contemporaneidad¸ hasta justamente se ha decidido aplicar la inclusión de género al momento de hablar o de escribir, teniéndose que acudir a una serie de maromas idiomáticas para aplicar la inclusión de género, y no ir a ser acusados de discriminadores sexuales, discriminadores, no otra cosa. Me parece que lo que resulta molesto es cuando se escribe dicha inclusión de género, más cuando la norma prima del idioma exige la mayor extensión lógica en la menor extensión gráfica y fonética. Siempre me he preguntado, por ejemplo, ¿qué hacer para no tener que decir o escribir las niñas y los niños? ¿Cómo decir que en una sola palabra, incluso con su artículo, las niñas y los niños? Como hombre y mujer son heteronimias, así como toro y vaca, o como caballo y yegua, nos señala a las claras que una lengua no es lógico-digital¸ sino racional-arbitraria, que surge más del contexto en que se digan o se escriban las cosas, que en las normas con muchas excepciones; debido a esta circunstancia, una computadora no es capaz de corregir gramatical ni ortográficamente al cien por cien, o al ciento por ciento, como decimos por aquí.

A pesar de mi contacto y hasta sobrevivencia de estos aparatejos llamados computadores, computadoras u ordenadores, me ha parecido un esperpento eso de colocarle a la palabra el signo de arroba para expresar el género dual. Así que horrendamente veo escrito: los niñ@s, y hasta en un grafiti vi: "Por los derechos de los obrer@s" y, " liberen a los prisioner@s políticos" Si aplicáramos una denotación cultural, pues ese signo de arroba, que además es una a femenina "a" envuelta en un circundante manto, en donde uno desprevenidamente lee que son obreras, sobraría a todas luces. Si de manera subjetiva, y hasta dogmática, no aplicáramos la inclusión de género, pues es lógico entender que son los prisioneros y las prisioneras, porque es lógico que hay tanto hombres presos políticos, como mujeres presas por política, así se les achaque un delito diferente al de pensar libremente. ¡No a al horrendo signo de @ para expresar el género dual! Solamente me gusta como identificador del correo electrónico. Y para los abuelos (incluidas también ahí las tiernas y alcahuetas abuelitas) hasta les recordará una arroba de algo y hasta un quintal de otra cosa. Viendo el diccionario, leo que @ es el signo que identifica una dirección de correo electrónico, pero en ningún lado indica que es la terminación del género dual, en donde, para colmo de males, el artículo de semejante adefesio es generalmente masculino: los amig@s, los obrer@s. ¡Horror!

Con el cuento de la inclusión de género ahora se oye comentar a las gentes ( pluriplural ) del lugar de la señora presidente, como si existiera el señor presidento. Se oye decir la gerenta, (aquí Word me marca error ortográfico), como si existiera el gerento (me vuelve a marcar error). De tal suerte, que para ser como un tantico ortodoxos, no existe la necesidad de escribir o decir la gerenta o la presidenta, pues la terminación en "e" en castellano no expresa ningún tipo de género, ya que éste lo da el artículo: la presidente, está bien escrito y dicho, y aquí MS Word no me marca error, corroborando la sensación que tengo al respecto. ¡Adiós, entonces, a las presidentas y a las gerentas, y quedémonos con las presidentes y las gerentes! Bueno, eso sí, si ustedes quieren, como ya les dije, (y no como ya se los dije). Por otro lado, todavía escucho decir: la médico o la ministro, y aunque Word no me marca error, no está bien dicho, aunque, siendo justos, Word no me marca error cuando escribo la médica y la ministra. Acudiendo al diccionario, sin embargo, las terminación en "e" para el masculino y en "a" para el femenino de gerente y presidente, son admitidas, pues, en realidad el uso del idioma, al ser arbitrario, racional y enmarcado en un contexto cultural o instantáneo, es el que, en últimas, se plasma en las versiones académicas de cómo se habla. Recordemos que las acepciones femeninas de presidente, coronel o concejal, entre otras muchas (presidenta, coronela o concejala), se aplicaban antaño a la esposa del caballero que desempeñaba tal dignidad, y no expresaba la misma connotación que ahora posee, cuando ellas sí desempeñan tales calidades, todo debido a la liberación femenina que ha conducido pomposamente a la inclusión de género. Para finalizar este párrafo, señalo que las terminaciones de los nombres (sintagmas nominales) en "ente", se derivan más del participio del presente latino que de un género, y en tal sentido, pueden expresar dualidad al asimilarse al género y al número en castellano, lo que por esa terquedad de ser lógico puede adoptar un morfema extraño al origen antiguo. Presidente, en estricto sentido significa quien preside, sin importar si es hombre o mujer; lo mismo sucede con gerente, que es quien gerencia.

Ahora viene una proposición, más en broma que en serio, porque ante la terquedad de la gente a hablar como cree o le parece, lo que es normal, por supuesto, en el lenguaje común o coloquial, más no en el habla técnica, especialmente la preriodística, lo que voy a decir, no puede ser más que algo descabellado, o un simple ejercicio lúdico. ¿Cómo les parece a ustedes, señoras y señores, si creamos un morfema que exprese dualidad? ¿Cómo? Así como lo oyen, o… lo ven escrito. Sí, podríamos crear un morfema con cierto sentido lógico que exprese en una palabra y en un artículo, porque en castellano generalmente los sustantivos exigen un artículo, que ahí están incluidos, de una, los entes de género femenino y los de género masculino.

Yo propongo que sea "i", pero bien podría ser otro. Las palabras (fonemas) de por sí no significan nada de nada, y si repetimos una palabra varias veces, notamos que comienza a perder el significado prístino, hasta el punto de que no nos expresa nada, sonándonos totalmente desconocida o hueca, carente de sentido. Es circunstancial que signifique de por sí algo, así como las letras, pues son de carácter arbitrario y contextual. Si escucho decir SÍ, pues entiendo que es una afirmación, pero si es un angloparlante quien escucha el SÍ, entendería que le están hablando del mar (la mar). No me cambie el tema y salga de su digresión, amigo. Bueno, vuelvo a mi propuesta del morfema "i" para inventar el género dual en castellano o español, como les gusta decir a algunos.

Veamos, pues:

Los niños y las niñas serían simplemente: lis niñis.

Por ejemplo, para colocar un aviso solicitando un corrector o una correctora de estilo, indistintamente, será: " Solicito correctori de estilo", (suena como italiano, pero qué importa). Y si en mi restaurante necesito meseros o meseras, simplemente escribiría así mi anuncio: " Necesito meseris para trabajar los domingos" ; en cambio de escribir " Necesito meseros-as". Necesito meseras y meseros. Necesito meseros (hombres o mujeres) Necesito meser@s., y demás artificios idiomáticos para darnos a entender claramente.

Al género humano podría llamarlo: il antropi, porque alguna vez una fémina me refutó que ya no se dice " el hombre" para expresar toda la ralea humana, sino que se debe decir, el género humano , o el ser humano. Eso de antrop se debe a su acepción griega, de ahí antropología, por ejemplo. Da la casualidad que humano tiene terminación en "o", que es el morfema que denota el género masculino, tan odiado por quienes se inclinan por la igualdad de géneros.

Los congresistas, incluidas ellas, serían: lis congresistis jamás van al Capitolio, sino cuando se acercan a cobrar puntualmente. No me le meta política, ¿oís?

Así que el artículo indeterminado o indefinido del género dual sería: il, en singular y lis, en plural, conservando de tal guisa la estructura del artículo indefinido el, los , para no irnos a alejar tanto de la estructura castellana. Algunas veces, por ejemplo, necesitamos hablar de un solo niño o niña en singular, entonces podríamos decir o escribir: il niñi, para dar a entender que puede ser indistintamente un niño o una niña, a cambio de emplear los dos géneros para admitir la inclusión de género. Il compatrioti, sería el compatriota y la compatriota, mientras que lis compatriotis serían las compatriotas y los compatriotas, sustantivo que tanto desvela a lis politiquis.

En un caso concreto, le podríamos preguntar a alguien, si tiene hermanos y hermanas, o, cuántos hermanos tiene y cuántas hermanas tiene, especificando por cada género. Para la pregunta dual, incluyendo los dos géneros, sería simplemente: ¿Cuántis hermanis tienes?, y la persona podría contestar: Tengo cinco hermanis, dos hermanos y tres hermanas. ¡Vaya!

El artículo indefinido o indeterminado sería: in, en singular e inis, en plural. Pero si se nos parece en algo al "in" del inglés, entonces, sería ini, el singular. De acuerdo a la primera letra del nombre, podría adoptar la forma más conveniente. Me gusta más "in".

Con los pronombres demostrativos veo algo de complejidad, pero podría ser para aquel y aquella, simplemente aqueli, en singular, y aquelis para el plural. Para los pronombres demostrativos este o esta, usados también como sustantivos en donde se les marca tilde para evitar la anfibología, podría ser esti para el singular y estis para el plural.

El pronombre de la primera persona del plural, es decir, nosotros, que antes se aplicaba sin prevención para señalar que éramos hombres y mujeres, ahora debe especificar: nosotros y nosotras, pero con mi propuesta quedaría simplemente nosotris para expresar que el grupo en donde estoy, hay mujeres y hombres. Y lo que faltaba, hasta el orden en que se mencione la forma dual, resultó siendo discriminatoria. ¿Por qué nombra primero a los niños y después a las niñas, siempre pordebajiadas , mijo? Con mi propuesta eso no va a pasar. También, con mi proposición descabellada, ya no entraríamos en la bizarra discusión de decir, por ejemplo, que los colombianos son gente guapa, sin saber si realmente ahí hay mujeres y hombres, pues si queremos incluir a los dos géneros, bastaría decir: Lis colombianis son guapis, (concordó el adjetivo en género y número) algo diferente a decir, las colombianas son hermosas. Al comienzo se podrá escuchar extraño, como en otro idioma, pero esto solamente sucederá mientras el cerebro ideografía la expresión fonética y la graba debidamente contextualizada en su disco duro.

En este momento me pongo pensar cómo haría con las heteronimias, pero por ahora, sigamos diciendo las mamitas y los papitos, tal como lo he visto en los jardines infantiles, porque inventar un nuevo nombre de carácter dual, sí que sería algo estrambótico, pues se imaginan que podría ser, por ejemplo, un acrónimo: pamis, para papas y mamás. ¡Como feo! ¿No?… pero todo es cuestión de adquirir ideográfica y fonéticamente el término. Antropi para el género humano es su conjunto de mujeres y de hombres, se me hace un poco más suave de adquirir, por aquello de que antropos, en griego, significa hombre con la connotación dual, es decir "el ser humano".

Para finalizar, el children del inglés, imbuyó para meterme con semejantes argumentos, pues children, expresa el conjunto de los niños y las niñas, es decir son lis niñis. ¡Ah!. Otra cosa, en mi trabajo con la Secretaría de Integración Social del Distrito, por interpuestas ONGs , esa cosita de la inclusión de género sí que me ha torpedeado, y me solazo al soñar que para convocar a las personas ancianas, ya no tendría que escribir: los adultos y las adultas mayores, con eufemismo y todo, sino que escribiría o diría simplemente lis adultis mayores. Menor extensión gráfica y fonética para mayor extensión lógica, la regla de oro. Es de anotar que el morfema de género dual también iría en los adjetivos que exijan concordar en número y género con el sustantivo.

El 15 de mayo se celebró el día de lis pofesoris o maestris, así que: ¡Felicidades a todos lis maestris, siempre!

¡Chao, mis amiguis, y muchas saludes a sus hijis!

Mario Bermudez.



LOCACIÓN NO ES UN SITIO.

Acabo de publicar una entrada para el blog, pero había una palabra que me causaba dudas, me refería a las locaciones de las bibliotecas, entonces ante la duda ante esta expresión en el texto, recurrí al diccionario y en efecto había utilizado mal ese término.

Locación no denota lugar o sitio. Locación se refiere a alquiler o arrendamiento y no a la ubicación de algún lugar. persona o cosa. La confusión se debe a la semejanza con la palabra Inglesa "Location", que significa posición, lugar, sitio, punto para el rodaje de una película etc.

Quedó resuelto el asunto y entré a editar el texto para cambiar la palabra locaciones por sedes.

Frankelina Zapata envió este interesante aporte sobre nuevas normas gramaticales.

REAL ACADEMIA DE LA LENGUA. (RAE)

Entra Hoy en Vigencia Nuevo Alfabeto y Normas
Gramaticales de la RAE

La Real Academia Española de la lengua informo hoy 01-01-2012 lo siguiente:

1.- Definitivamente, las letras "ch" y "ll", quedan fuera
del alfabeto en español. Serán dígrafos, tal como la "rr". Este cambio consiste en reducir el alfabeto, debido a que estas letras son combinaciones de otras que ya están incluidas en el abecedario.

2.- La "y" griega se llamará (ye), v (uve) y w (uve doble). Debemos
perder la costumbre de señalar a la b, como larga, grande o alta,
tampoco de "Bolívar" o peor, "de burro". Nunca más debemos decir
corta, chiquita, pequeña o "v de Venezuela" y menos "de vaca". Aunque en el caso de la w, la RAE sugiere "uve doble", cuando nosotros la llamamos doble v. El nombre uve se origina para distinguir oralmente la b de la v, pues se pronuncian de la misma forma en nuestro idioma.
Al decir uve (v), nunca se confundirá con la b (be), de allí la
justificación para este cambio. En el caso de la y, es preferible el
sonido ye y no "y griega", por ser más sencillo de expresar y
diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada comúnmente i latina o i de iglesia.

3.- La conjunción disyuntiva "o" se escribirá siempre sin tilde.
Aunque muchos insistan (todavía) en colocarle la tilde (ó) en la
escritura corriente, únicamente se utilizaba en este caso: 5 ó 6 para
diferenciarla del número 506. Es decir, evitar la confusión entre la
letra o y el cero (0). Este uso diacrítico ya no tiene excusa; porque
hoy en día, gracias a la utilización de los computadores, la
conjunción "o" se diferencia visible y notoriamente del 0, según el
alegato de la RAE. Lo adecuado será; 5 o 6.

4.- La supresión del acento ortográfico en el adverbio solo y los
pronombres este, ese y aquel. Su uso no estará justificado, ni
siquiera en caso de ambigüedad. Ej. Voy solo al cine a ver películas de terror ("solamente") o, Voy solo al cine a ver películas de terror ("solo, sin compañía"). Por consiguiente, a partir de ahora podrá prescindirse de la tilde en estos casos, incluso en caso de doble interpretación, pues cabe colocar perfectamente sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo). Ej. Voy únicamente (o solamente) al cine a ver películas de terror.

En el caso de las palabras "guion", "hui", "Sion", "truhan" o "fie",
deben escribirse obligatoriamente sin tilde, (lo contrario será una
falta de ortografía).

5,. Los términos genéricos que se anteponen a nombres propios se
escribirán en minúscula: golfo de Venezuela, península de Araya, islas Galápagos, etc.

6.- No será correcto escribir "piercing, catering, sexy, judo o
manager" (es decir: piercing, catering, sexy), si no se hace en cursiva o entre comillas, para remarcar su origen extranjero, como es la norma para este tipo de vocablos. Solo pueden escribirse sin cursiva, la forma adaptada al idioma español de estas palabras: pirsin, cáterin, sexi, yudo y mánayer. Otros ejemplos: smoking esmoquin; camping campin; bricolage bricolaje, entre otros.

7.- Los prefijos "ex", "anti" y pro" ya no estarán separadas de la
palabra que los precede. Ej. "Provida, expresidente,
anticonstitucional". Tradicionalmente "ex", "anti" y pro", debían
escribirse separados de la palabra que las precedía, pero ahora se
irán unidos, como el caso de "exesposa" y "provida".

Por lo tanto, no existen ex presidentes ni ex maridos, etc., pasaron a ser "expresidentes" y "exmaridos" (junto, no separado). Únicamente las expresiones compuestas como; alto comisionado, capitán general, podrán utilizar los prefijos "ex" y "pro" en forma separada. Ej. Ex alto comisionado, ex capitán general, pro derechos humanos, etcétera.

Igualmente varían las grafías de quórum por "cuórum", Qatar será
Catar, Iraq por Irak y Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.

8.- Ya no se escribirá "Papa" con letra inicial mayúscula, para hablar de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, sino "papa", con minúscula. Pueden escribirse en mayúscula solo, aunque no obligada, cuando no van seguidos del nombre propio: "La recepción a Su Santidad será en el palacio arzobispal". Sin embargo, es obligada la minúscula, en este caso: "Esperamos la visita de su santidad Benedicto XVI".

9.- Se evitará la mayúscula inicial en "don", "doña", "fray", "santo",
"san", "excelencia", "señoría", "sor", "vuestra merced", aunque se
admite la mayúscula inicial en los tratamientos protocolarios de las
más altas dignidades (su santidad, su majestad, su excelencia).

10.- Los personajes de ficción irán siempre con mayúscula inicial
(Aureliano Buendía, Harry Potter, Mafalda) y también lo harán aquellos formados por nombres comunes: "Caperucita Roja", "el Gato con Botas", la "Cucarachita Martínez".

11.- Los vocablos como güisqui que es grafía correcta actual en
español equivalente a la palabra inglesa whisky o whiskey, y se
escribira : wiski.

¿Buenas tardes o buena tarde?


Últimamente he estado escuchando con alguna frecuencia que algunos dicen: "Buena noche", "Buen día" para saludar o despedirse, entonces comencé a dudar sobre cual sería la forma correcta de decirlo, esto fue lo que encontré: Aunque muchas personas consideran que, al saludar, no se debe decir buenos días, buenas tardes ni buenas noches, sino buen día, buena tarde y buena noche, respectivamente; lamentablemente tengo que decirles que están equivocados, debido a que en nuestro idioma estos saludos son expresiones idiomáticas ya definidas cuyo significado no va más allá de un simple saludo. En consecuencia, cuando se trate de saludar se deberá decir siempre buenos días, buenas tardes o buenas noches.

Sin embargo, y, para tranquilidad de los que hasta ahora han venido aplicando el tal singular a estos saludos (buen, buena) quiero comentarles que las expresiones buen día, buena tarde y buena noche sí existen en Español, sólo que no para saludar sino para expresar una cualidad del tiempo. En este caso se diría: "hizo un buen día", pero pudo decir también, que hizo un "mal día", en caso contrario. si hace buen día vamos al paseo.

Diga siempre al saludar: Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Miguel de Cervantes Saavedra desde su tumba se lo agradecerá.

¿Al interior o en el interior?


Al interior y en el interior tienen significados distintos. La primera locución es apropiada cuando hay una idea de movimiento o dirección: "corrió al interior de la casa"; "miro al interior de la habitación", pero cuando no existe ese sentido de movimiento o dirección, debe emplearse en el interior: "estaba en el interior de la casa", ahora en el interior del congreso se desarrolla una reunión". "el sindicado estaba en el interior de la casa". Señores periodistas, ¿En que momento olvidaron usar bien el lenguaje?


Hola amigos:
(NO AMIGOS Y AMIGAS !!!!!! )

PRESIDENTE  O PRESIDENTA
Carlos Germán Rodríguez Rivera. 
Licenciado en Castellano y Literatura.

En español, el plural en masculino implica ambos géneros. Así, que al dirigirse al público, NO es necesario (ni correcto) decir “mexicanos y mexicanas”, “chiquillos y chiquillas”, “niños y niñas”, panameños y panameñas etc., como el Presidente Vicente Fox puso de moda y hoy en día otros ignorantes (políticos y comunicadores) continúan con el error. (Angelino Garzón, Nicolás Maduro con sus millones y millonas y muchos otros)

Decir ambos géneros es correcto, SÓLO cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: “mujeres y hombres”, “toros y vacas”, “damas y caballeros”, etc.
Ahora viene lo bueno: Detallito lingüístico... ¿Presidente o presidenta? – Aprendamos bien el español de una vez por todas:
¿Presidente o presidenta?

En español existen los participios activos como derivados verbales: como por ejemplo, el participio activo del verbo atacar, es atacante. El de sufrir, es sufriente. El de cantar, es cantante. El de existir, existente. ¿Cuál es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser, es "ente". El que es, es el ente. Tiene entidad.

Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación 'ente'. Por lo tanto, la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente de su género.
Se dice capilla ardiente, no ardienta. Se dice estudiante, no estudianta. Se dice adolescente, no adolescenta. Se dice paciente, no pacienta. Se dice comerciante, no comercianta

La Sra. Cristina Fernández de Kirchner, para aquellos que andan atrasados de noticias, es la actual presidente de Argentina... y no, su esposo no sólo hace un mal uso del lenguaje por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española. Y ahora en Venezuela, con el socialismo, también el presidente que tienen, hace uso de estas barbaridades.

Un mal ejemplo sería: La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta.

Qué mal suena ahora Presidenta, ¿no? Es siempre bueno aprender de qué y cómo estamos hablando.
Caso contrario en Chile, donde lo aplican bien: la Sra. Bachelet es Presidente.

Pasemos el mensaje a todos nuestros conocidos latinoamericanos, con la esperanza de que llegue a la Casa Rosada y a Miraflores, para que esos ignorantes e iletrados hagan buen uso de nuestro hermoso
Licenciado en Castellano y Literatura (y no en Castellana y Literaturo)