jueves, 16 de julio de 2009

PERRO VIEJO

Como un perro nos enseña que la lealtad de un verdadero amigo es eterna.



Era un perro viejo cuyo amo un mal día echó a escobazos de la casa, entonces pensó el can que su dueño solo estaba jugando, o que estaba pasando un mal día y resolvió echarse en un rincón del jardín, mañana será otro día, pensó el fiel animal y se durmió.
En sus sueños se vio jugando con su amo, corriendo por el bosque, escuchando sus carcajadas
alegres y subiendo jadeante por los cerros que llevaban a la casa, rememoró ese paseo al cristalino lago al que le caía una cascada mágica que surgía desde un alto peñón y que juró nunca olvidar, nadó entre chapuceos al lado de su alegre amo en medio de aquel agreste paisaje.

Su sueño fué interrumpido al recordar la furia intempestiva de su amo, nunca lo había visto tan furioso, se metió entonces debajo del cobertizo pues había comenzado a llover y hacía frío, mañana será otro día pensó, y se echó de nuevo a dormir.

El cielo tomaba ya ese color lapislázuli del amanecer cuando el perro viejo despertó, entonces corrió alegre hacia la casa y rasguñó la puerta para saludar a su amo, sintió sus pasos acercándose para abrir la puerta, su corazón casi se le salía de la alegría, hoy es un nuevo día y su amo de seguro le sonreiría y lo invitaría a entrar para darle el acostumbrado plato de leche tibia, escuchó el sonido de la llave en la chapa, no podía evitar mover su cola, hoy era un nuevo día.

La puerta se abrió lentamente y el viejo perro no veía la hora de entrar al hogar para tirarse en su viejo cojín al lado de la chimenea, alzó su cabeza para ver el rostro de su querido amo pero tuvo que dar unos pasos atrás y aquietar su cola al descubrir el adusto semblante del amo.

Ese no podía ser su amo, ese que siempre sonreía y disfrutaba de su compañía, algo le había pasado, su mirada era de odio o de asco, no podía descifrar el viejo perro aquella nueva máscara que llevaba su amo esa mañana, fué cuando miró la mano de su amo y vio la escoba que empuñaba. “Perro sarnoso”, le gritó al noble y viejo perro espantándolo de nuevo a escobazos. Viejo perro corrió despavorido, confundido con la actitud del amo, será que aún no despierto y tengo una pesadilla, pensaba mientras corría huyendo de su amo que lo perseguía vociferando injurias y sin soltar la escoba. Aunque viejo, viejo perro con rapidez se internó en las calles del barrio, escapando de la paliza. Estoy despierto, pero hoy es el nuevo día, se decía desolado.

Algo habré hecho muy mal para que me haya tratado de esta forma, él es el mejor amo del mundo, el más bueno y justo, en estas meditaciones estaba perro viejo cuando se vio vagabundo hambriento y sin rumbo.




Comenzó a comer las sobras que encontraba en las basuras, aprendió el arte de corretear autos y motocicletas, de mendigar un mendrugo de pan a los niños que van al colegio. Pasaron los días, los meses, los años, y se hizo más viejo, estaba flaco y ahora si sarnoso, sin embargo de cuando en cuando vuelve al vecindario del amo y oculto entre los matorrales algunas veces lo ve pasear por la zona verde con un gracioso perrito blanco.

Algo muy malo debí hacer, mi amo es el mejor del mundo, pensó de nuevo el viejo perro mientras se dirigía a buscar las sobras para su almuerzo.

Danubio (D.Z.R.)