viernes, 11 de diciembre de 2009

EL COMITÉ

Capítulo I

El comité científico se reúne todos los primeros jueves de mes en secreto, aún no sé por que el doctor Franco me invitó a participar en sus deliberaciones a pesar de la oposición de varios de sus miembros. El salón es amplio y frío, sus paredes, piso y cielo son de un blanco tan puro, que las uniones curvas entre unos y otros no se distinguen. Las luces deben ser de una nueva tecnología pues no se ven lámparas ni plafón alguno, simplemente la luz es emitida a través de todas las superficies del salón de manera armónica. Pareciera que estamos en un espacio blanco abierto infinito.

Una mesa rectangular de ébano está en el centro del salón y veinte mullidas sillas están distribuidas de a diez en cada lado del gran rectángulo y otra parecida a un gran trono está frente a la cabecera de la mesa. Es un recinto estanco, allí no penetra ningún sonido del exterior y supongo que menos sale.

Esta es la tercera reunión a la que asisto y creo que no resistiré a la cuarta, algunos me miran con recelo. Estoy aterrorizado con las cosas que he escuchado en estas extrañas tertulias, con la presencia de estos espantosos e insensibles seres; olvidaba contarles que conmigo somos quince hombres y seis señoras, todos vestidos igual con una larga bata blanca.

El hombre en el trono se acomoda mientras hace sonar una campanilla que invita a que todos nos sentemos, una señora gorda nos pasa a cada uno unas carpetas.
El hombre del trono cuyo nombre omito, comienza diciendo con su voz gutural:
Estimados doctores, como verán esta semana tenemos que resolver más casos que en la anterior reunión…, en la carpeta blanca está la lista de los pacientes que hasta ahora son considerados tratables, en la carpeta amarilla los que requieren mayor atención y en la roja los pacientes terminales.

Verán que sus historias clínicas ya fueron analizadas previamente en razón de costo beneficio. Sabrán que algunos ameritan la “inversión” así su tratamiento sea oneroso dado su estatus y alto nivel de productividad, otros en cambio solo merecen ser descartados pues son una carga para la sociedad, su familia y obviamente para nuestras instituciones. Les pido mirar en especial la lista de la carpeta roja para que nos den sus conceptos, esta es la que más gastos nos genera y de la cual debemos descartar, según opinión de nuestros financistas, un 30 % .

Presten atención a la carpeta amarilla pues en esta lista hay un alto porcentaje de casos crónicos y pacientes ancianos, que aunque no son mortales si nos están dando grandes pérdidas y mermando nuestras ganancias. Se recomienda sustituir las drogas de sus tratamientos por genéricos de bajo costo. Igualmente tenemos que negar más o menos un 70% de sus peticiones de prótesis, stents u otros artefactos solicitados.

Los pacientes subrayados en amarillo son los recomendados por el SAD para recibir drogas especiales para mermar sus ímpetus contrarios al sistema, la fluoroxetina sigue siendo la indicada.

Los subrayados en rojo son los que abiertamente son un lastre para el sistema por muchos motivos, seguirán siendo tratados con drogas especiales de dudosos efectos secundarios, en especial con las que generan cánceres en poco tiempo, debe ser desechados cuanto antes… Todos soltaron estruendosas carcajadas y aplaudieron.

Ya no resistía más este maquiavélico y grotesco espectáculo, tenía náuseas y todo me daba vueltas, tenía que disimular mi asco y enojo, ya estaba comprendiendo el por qué estaba en este lugar, yo había sido elegido para desenmascarar el ruin manejo de la salud del pueblo en el país, que digo, en el mundo, más de una vez se mencionaron nombres y recomendaciones de gobiernos y laboratorios internacionales.

- ¿Le sucede algo doctor?, me preguntó el enjuto hombrecillo sentado a mi lado al notar mi inocultable palidez.
- Oh, nada, solo que ayer no dormí bien.

Vino a mi mente el recuerdo de mi abuelo, que murió de un cáncer luego de cinco años de habérsele diagnosticado, cinco años en los que gozamos de su presencia y de sus increíbles historias, entonces aún no existía el comité científico y era el boticario del pueblo quien trataba a todos los enfermos con sus drogas magistrales. Hoy día a quien le detectan un cáncer es atendido por el nuevo sistema de salud y dura dos o tres meses si acaso.

Ahora campea la eutanasia escondida tras un grupo de enfermeras y enfermeros comprados por el comité e infiltrados en las instituciones hospitalarias. El comité científico es quien decide quien merece vivir o morir, sus conciencias se alivianan pensando en el derecho de morir dignamente, aún sin consultar ni a las familias ni a quienes en justicia merecerían decidir: Los pacientes, digo mal sus clientes.

Ya hospedado en este hotel estoy a punto de enviarte este correo querido primo para que lo publiques si algo me ocurre, Están golpeando fuertemente mi puerta, creo que la
tumbarán…, pulso enviar...

En este video Juan Andrés Salfate nos habla de la conspiración flúor.



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