viernes, 10 de febrero de 2012

EL LADO OCULTO DE LA LUNA

Es curioso que desde la tierra solo podamos ver un solo lado de la luna, esto se debe a que la tierra por el efecto gradiente gravitatorio que que ejerce sobre ella, ha frenado notablemente su rotación, la luna hace un giro sobre si misma en el mismo tiempo en que lo hace alrededor de la tierra, por eso siempre nos oculta un hemisferio.

Los humanos solo pudimos conocer ese lado oculto el 10 de octubre de 1959 gracias a las fotos de la misión soviética Lunik III, motivo por el cual la mayoría de sus accidentes geográficos llevan nombres Rusos.

Ese lado es mucho más accidentado que el emisferio visible, aunque tiene menos mares que el emisferio visible. Galileo Galilei fué el primero en obsevar la luna con su recién inventado telescopio en 1609 pero solo lograba aumentarla tres veces, poca diferencia comparada con la forma en que la vieron los primeros hombres hace cerca de 3 millones de años, o los Babilonios 2.000 años A.C. Igualmente que miremos la luna desde la tierra con el telescopio de Galileo o con el de monte Palomar, solo veremos un solo lado de ella.

Lo que me lleva a crear esta entrada es que finalmente se han hecho las primeras fotos y videos de alta definición del lado oculto de la luna y vale la pena conocer la historia. Esto lo logró la misión Grail con dos sondas equipadas con cámaras HD. La misión despegó en septiembre de 2011 y tardaron aproximadamente tres meses y medio hasta la órbita lunar, una arribó el 1 de enero y la otra el 2. Las sondas llevan sus nombres gracias a un concurso escolar que hizo para ello. Una se llama Ebb (Marea baja) y la otra Flow (Marea alta).

Ebb fué la primera en activar su cámara el 10 de enero de 2012, más tarde lo hizo su gemela Flow.

El primer video recibido dura 30 segundos y muestra el polo norte lunar, el gran crater Drygalski de 150 Kms. de diámetro y una protuberancia central en forma de estrella. La jefa de este proyecto es María Zuber, que se mostró muy satisfecha por la calidad de las imágenes.

Desde marzo de 2012 los alumnos de escuelas Estadounidenses podrán elegir las zonas a fotografiar, que luego serán exibidas en la red y en sus escuelas. Seguramente en pocos días nos seguirán asombrando con nuvas fotos y videos. No podía faltar el video que elaboré para el tema. Espero lo disfruten.


miércoles, 8 de febrero de 2012

EL PODER DE LA EDUCACION

PALABRAS MAYORES

De vez en cuando surgen personajes de notable sencillez, inteligencia y gran sentido común, sin dudas José Mujica es uno de ellos, me enviaron un mensaje que invita a la reflexión, al tiempo que abre amplios horizontes para la paz y el progreso de nuestros países Latinoamericanos.

José Mujica nacido en Montevideo el 20 de mayo de 1935 ejerce la presidencia de la República Oriental del Uruguay desde el 1 de marzo del 2010. Veamos sus palabras sobre la importancia de la educación.


Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer.

Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!


Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales. No porque sea elegante sino porque es placentero.

Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.

¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers. En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos.


No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.


Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.

Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales

Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada.


LA EDUCACIÓN ES EL CAMINO


Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.

Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar.Pero hay que hacerlo.
Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.

Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.

Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números. Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.


Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa. Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los quevieron el fuego por primera vez. Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.


Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo. Es abrumador.

Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente. Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua. Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.

Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.


Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.


No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines. Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.

Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica...
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.

José Mujica (Presidente de Uruguay)


ANÉCDOTA.

Esta historia describe claramente el talante y sencillez de este hombre.

Cuenta la periodista Teté Coustarot que un día que almorzaba en un pequeño restaurante de barrio, llegó el presidente José Mujica con su esposa a bordo de su wolkswagen modelo 81, todos los presentes quedaron sorprendidos, menos los empleados, pues Mujica frecuenta ese lugar. El los saludó y habló con todos y luego se sentó para almorzar tranquilamente con su esposa. Todos en el restaurante estaban pendientes del personaje y vieron cuando llamó al mesero para pedirle la cuenta y luego sacando la billetera pagó como cualquier parroquiano.

Cuando se retiró la periodista le preguntó al mozo que como era que le cobraran al presidente de la República, este le aclaró: "Si no le cobramos nos mata y no vuelve mas".

Dicen que Mujica como mandatario, y su esposa como funcionaria, donan el 70% de su salario. Jocosamente agrega, antes podía vivir con $4.000 Uruguayos al mes, ahora entre mi mujer y yo llegamos a los $7.000 al mes, para que queremos más.

lunes, 6 de febrero de 2012

QUEREMOS SER COMO ELLOS


Invitado esta vez el gran escritor y periodista Uruguayo Eduardo Galeano con este interesante texto.


En un hormiguero bien organizado, las hormigas reinas son pocas y las hormigas obreras, muchísimas. Las reinas nacen con alas y pueden hacer el amor. Las obreras, que no vuelan ni aman, trabajan para las reinas. Las hormigas policías vigilan a las obreras y también vigilan a las reinas.

La vida es algo que ocurre mientras uno está ocupado haciendo otras cosas, decía John Lennon. En nuestra época, signada por la confusión de los medios y los fines, no se trabaja para vivir: se vive para trabajar. Unos trabajan cada vez más porque necesitan más que lo que consumen; y otros trabajan cada vez más para seguir consumiendo más que lo que necesitan.

Parece normal que la jornada de trabajo de ocho horas pertenezca, en América Latina, a los dominios del arte abstracto. El doble empleo que las estadísticas oficiales rara vez confiesan, es la realidad de muchísima gente que no tiene otra manera de esquivar el hambre. Pero, ¿parece normal que el hombre trabaje como hormiga en las cumbres del desarrollo? ¿La riqueza conduce a la libertad, o multiplica el miedo a la libertad?

Ser es tener, dice el sistema. Y la trampa consiste en que quien más tiene, más quiere, y en resumidas cuentas las personas terminan perteneciendo a las cosas y trabajando a sus órdenes. El modelo de vida de la sociedad de consumo, que hoy día se impone como modelo único en escala universal, convierte al tiempo en un recurso económico, cada vez más escaso y más caro: el tiempo se vende, se alquila, se invierte. Pero, ¿quién es el dueño del tiempo? El automóvil, el televisor, el video, la computadora personal, el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para ganar tiempo o para pasar el tiempo, se apoderan del tiempo. El automóvil, pongamos por caso, no sólo dispone del espacio urbano: también dispone del tiempo humano. En teoría, el automóvil sirve para economizar tiempo, pero en la práctica lo devora. Buena parte del tiempo de trabajo se destina al pago del transporte al trabajo, que por lo demás resulta cada vez más tragón de tiempo a causa de los embotellamientos del tránsito en las babilonias modernas.

No se necesita ser sabio en economía. Basta el sentido común para suponer que el progreso tecnológico, al multiplicar la productividad, disminuye el tiempo de trabajo. El sentido común no ha previsto, sin embargo, el pánico al tiempo libre, ni las trampas del consumo, ni el poder manipulador de la publicidad. En las ciudades del Japón se trabaja 47 horas semanales desde hace veinte años. Mientras tanto, en Europa, el tiempo de trabajo se ha reducido, pero muy lentamente, a un ritmo que nada tiene que ver con el acelerado desarrollo de la productividad. En las fábricas automatizadas hay diez obreros donde antes había mil; pero el progreso tecnológico genera desocupación en vez de ampliar los espacios de libertad. La libertad de perder el tiempo: la sociedad de consumo no autoriza semejante desperdicio. Hasta las vacaciones, organizadas por las grandes empresas que industrializan el turismo de masas, se han convertido en una ocupación agotadora. Matar el tiempo: los balnearios modernos reproducen el vértigo de la vida cotidiana en los hormigueros urbanos.

Según dicen los antropólogos, nuestros ancestros del Paleolítico no trabajaban más de veinte horas por semana. Según dicen los diarios, nuestros contemporáneos de Suiza votaron, a fines de 1988, un plebiscito que proponía reducir la jornada de trabajo a cuarenta horas semanales: reducir la jornada, sin reducir los salarios. Y los suizos votaron en contra.

Las hormigas se comunican tocándose las antenas. Las antenas de la televisión comunican con los centros de poder del mundo contemporáneo. La pantalla chica nos ofrece el afán de propiedad, el frenesí del consumo, la excitación de la competencia y la ansiedad del éxito, como Colón ofrecía chucherías a los indios. Exitosas mercancías. La publicidad no nos cuenta, en cambio, que los Estados Unidos consumen actualmente, según la Organización Mundial de la Salud, casi la mitad del total de drogas tranquilizantes que se venden en el planeta. En los últimos veinte años, la jornada de trabajo aumentó en los Estados Unidos. En ese período, se duplicó la cantidad de enfermos de stress.

domingo, 5 de febrero de 2012

LA COLONIA

Como los hormigueros de este cuento, el Cosmos está lleno de galaxias, con soles y planetas. Por eso las palabras de Anty, la hormiga, son muy atinadas: "- Compañeras, hace algún tiempo sospecho que no estamos solas, que en nuestro universo puede haber muchas otras colonias y por ende muchas otras hormigas desconocidas...

La hilera de hormigas bajaba zigzagueando por la ladera del cerro donde tenían su colonia, la misión era capturar un buen número de pulgones para llevarlos a su establo. Los huevos de la reina habían eclosionado y las nodrizas requerían asegurar con urgencia una buena provisión de leche azucarada para alimentar a las larvas.

El grupo se dirigió hacia la húmeda hojarasca que había bajo un florecido guayacán azul, allí de seguro hallarían una buena cantidad de pulgones. Anty era el líder de la misión y ordenó que rodearan el perímetro y que caminaran sin hacer ruido para atrapar de sorpresa a su futuro rebaño.

A la orden de Anty, todas se zambulleron bajo las grandes hojas que cubrían el piso y capturaron con facilidad a más de treinta asustados pulgones. Ahora debían llevarlos arreados cuesta arriba de regreso a casa.

Antes de emprender el viaje Anty propuso que se tomaran un descanso para reponer fuerzas. Así lo hicieron acostándose algunas en la yerba, mientras otras cuidaban que su nuevo ganado no escapase. Era, la de ellas, una colonia agrícola y pacífica, tanto que ninguna recordaba en su vida incidente alguno. Rendían total sumisión y servicio a su majestad la reina, que aunque no conocían, sabían que era madre de todos.

Anty se subió en una roca y comenzó a arengar a su tropa hablándoles sobre el valor y obediencia que debían guardar hacia la colonia. De repente quedo en silencio, como ensimismado mirando hacia el horizonte:

- Compañeras, hace algún tiempo sospecho que no estamos solas, que en nuestro universo puede haber muchas otras colonias y por ende muchas otras hormigas desconocidas...

Todos lanzaron al unísono un OH... de sorpresa. Guint, la hormiga mayor del grupo le increpó: 

- ¿Que te pasa Anty?, esa es una blasfemia, todos sabemos que según la palabra de nuestro santo libro, la Divina Hormiga creó nuestra colonia y a nuestros primeros padres desde tiempos inmemoriales. La hormiga creadora formó a la primera hormiga con la arena de su propio hormiguero y soplando sobre ella le dio el aliento de la vida, luego creó a la primera madre y reina para que ambas poblaran nuestra querida colonia, en que te basas para lanzar tal despropósito.

Las cabecitas de todo el grupo giraron ahora hacia la roca donde se había trepado el joven y atrevido Anty.

Mi respetado Guint, comprendo sus palabras y sé que se ajustan a la verdad de lo que hasta ahora se nos ha enseñado, pero no puede negarnos que ya es tiempo de trascender lo escrito en nuestro antiguo libro y comenzar a escribir uno nuevo, uno que consigne las nuevas verdades y conocimientos que estamos a punto de descubrir. Pero no teman, al contrario saber la verdad traerá más valor y ánimo a nuestra existencia. Escuchen pues con atención lo nos conviene analizar.

Ya todo el grupo rodeaba la roca de Anty y le prestaba su atención, bueno todos menos Guint, que alejado del corrillo lo miraba con gesto de disgusto recostado en el tronco del guayacán.

Compañeros, ¿Recuerdan lo que nos pasó hace como tres meses cuando recolectábamos la cosecha de verduras?
. Recuerdan que vimos a una extraña y gigantesca hormiga roja corriendo a ocultarse entre las rocas, esa aparición que por generaciones han llamado el demonio del bosque prohibido no era otra cosa que una hormiga extraviada que habita en una lejana colonia más allá del horizonte que podemos vislumbrar.

- Cállate le gritó Guint sin ocultar su enojo, - Bien sabes que los únicos habitantes del universo somos nosotros y cualquier otra cosa es anatema, te estás exponiendo a una severa condena por tu atrevimiento.

- No importa, respondió Anty. Si decir lo que pienso y creo me condena que así sea, pero sigo pensando que no estamos solos, además de otras criaturas hermanas existen sin duda otros seres gigantescos, crueles y espantosos.

De nuevo el grupo lanza un Oh... de espanto.

Anty prosiguió: - Ahora recuerden las veces que hemos visto en el cielo unas sombras borrosas, que como aparecen, desaparecen, y lo más terrible, las ocasiones en que esas sombras han caído con estrépito a la tierra han aplastando a muchos de nosotros, esas sombras no han sido y no son otra cosa diferente a las patas del gran gigante, ese que ni siquiera distinguimos por nuestra limitada visión.

Guint no soporta más y se retira furioso. Avi, una jovencita de cabeza rubia, confronta a Anty al decirle: 

- Bien Anty, esa historia es muy interesante, como para un cuento, ¿en qué te basas para sustentar tal cosa?
- Buena pregunta Avi, ahora que no está Guint tengo que confesarles que varias veces he escapado en las noches de la colonia y me he adentrado en el bosque prohibido...

El auditorio no puede controlar el cuchicheo que esta declaración suscita, mientras se miran con cara de incredulidad.

En una de esas caminatas tomé rumbo al sur y luego de muchas horas distinguí desde un risco una enorme colonia de tierra roja, la actividad allí era inusitada, gigantescas hormigas rojas de grandes antenas marchaban en rigurosa fila cargando enormes y pesadas provisiones y escoltando algunos prisioneros hacia su descomunal hormiguero, que superaba en altura al nuestro en más de diez veces. De repente una de las hormigas extranjeras giró su cabeza hacia el sitio en que me encontraba y entonces corrí como loco tropezando con todo en medio de la oscuridad de la noche hasta llegar a casa, nunca, hasta ahora, había contado esto. Pero ya no temo, la verdad deberá ser conocida.

- Yo quiero ir allí, gritó Avi. Luego muchas otras se aunaron a la petición, eran todas hormigas jóvenes ansiosas de aventuras.

- Bien, bien, si prometen guardar el secreto y el viejo Guint no me acusa ante los sacerdotes, el sábado a la media noche nos encontraremos en este mismo sitio. Ahora cumplamos con nuestra tarea y llevemos sin tardanza el nuevo rebaño a los corrales.

Y así transcurrió esa semana, a veces recolectando hongos para plantar en los cultivos subterráneos de la colonia, y otras llevando trozos de hojas para alimentar a la población. Todos guardaron fielmente el secreto de Anty, pues querían comprobar con sus propios ojos lo que él les había relatado.

Llegó la hora esperada y una a una se fueron escabullendo furtivamente hacia el sitio de encuentro. La neblina cubría la pequeña hondonada donde estaba el guayacán azul y Anty estaba ahí sobre su roca esperándolas.

- ¿Ya estamos todas?, preguntó Anty.
-  Si, todas, respondió Avi.

Emprendieron su marcha en fila india hacia el bosque prohibido, con sus corazones latiendo vertiginosamente debido a la emoción. Subieron colinas y atravesaron pequeños nacimientos de agua usando hojas como botes, cruzaron con dificultad troncos secos y tupidas hojarascas, nada los detendría para descubrir los otros mundos.

Extenuadas luego de muchas horas de viaje subieron al risco que les había dicho Anty, se asomaron para mirar hacia abajo con mucho cuidado para no ser descubiertas, y allí estaba el gigantesco hormiguero con su torre sumida en la espesa niebla. Gigantescas hormigas guardianas custodiaban el lugar, no había duda, había otros mundos y otros seres.

Tenían que regresar a su hormiguero rápidamente antes de que el sol saliera para no ser descubiertos. Caminaron nuevamente alineadas sorteando los obstáculos hasta llegar a su hogar. Pero que sorpresa, las estaban esperando Guint y Ram, el viejo sacerdote con cara de enojo.

- Jovencitas, dijo Ram, ya me han informado de sus andanzas. Entrar al bosque prohibido es una acción altamente reprochable pues infringe las ancestrales tradiciones de nuestra sociedad. Dada su juventud e inexperiencia puedo pasar por alto esta infracción, pero a condición de que no se hable más del asunto. Los sacerdotes, y unos pocos de la élite, ya conocíamos de este asunto que por ser poco conveniente nunca hemos revelado.

Es cierto que no estamos solas, que existen muchas otras colonias y otros seres en el universo, otras hormigas como nosotras y otras muy diferentes en forma y pensamiento, los gigantes son los llamados hombres, tal altos que nuestra vista apenas percibe como sombras, por eso el dicho de aléjate de las sombras, para no morir apachurrados. 


Nuestra supervivencia depende del trabajo y la lealtad a la colonia, así ha sido y será. El invierno está cerca y debemos recoger prontamente la cosecha para resguardarnos de las inclemencias del tiempo y garantizarles a todos, en especial a los bebés de la guardería Real, alimentación y un sitio caluroso.

Los exhorto entonces a retomar con alegría sus obligaciones en la seguridad de que es lo que conviene a todas, buen día jovencitas.

El viejo sacerdote se alejó apoyado en su bastón, al tiempo que el sol surgía tras las montañas. Todo el grupo guardaba un respetuoso silencio, hasta que Avi encogiendo sus hombros dijo: 

- Es verdad, así deben ser las cosas. Todas se retiraron dejando a Anty solo e indeciso mirando primero el horizonte y luego a su grupo. Finalmente corrió hacia sus amigas gritando: 

- Está bien, está bien espérenme que ya viene el invierno y hay que trabajar.