viernes, 25 de octubre de 2013

LA HORA DE DESAPRENDER

SAMUEL ARANGO M. 
Publicado en el periódico El Colombiano
8 de octubre de 2012




Los hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje.

Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposos, mejores profesionales, mejores padres, etc. Fuimos educados con la creencia de que TODO es pecado. Ha llegado la hora del desaprendizaje o lo que mi hija llama graciosamente el importaculismo.

Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones. Pasó la hora de las responsabilidades desvelantes. Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente. Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa. Es hora de ver películas, de estar en una finca durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.

Nosotros demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.

Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana. Viajar al máximo, tomando café con amigos y amigas, conversando con todo el que nos encontremos.

Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos, ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie. Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos.

Nosotros ahora estamos por encima del bien y del mal. Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubimos al Quijote y a Fernando González.

Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal. Dios es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin. Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con Dios, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.

Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no. Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, la tóxica. Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, afecto.

Somos ahora sí libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte.

jueves, 24 de octubre de 2013

PERDÓNAME PERO DISCÚLPAME

"No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma"
(Jiddu Krishnamurti)

Tal vez todo el mundo sea así, o tal vez no, entonces solo hablaré de lo que siento y veo.
Veo tantas cosas que andan mal desde hace tanto tiempo que terminan pareciendo que están bien, o al menos “normales”.

Pienso que nací por accidente en este planeta y que la ruta de la cigüeña se vio afectada por alguna pulsación electromagnética que la desvió para venir a parar en este sitio. Siento que estoy fuera de lugar y que por más que me esfuerzo no me acomodo.

Son tantas cosas que me parecen que están mal y que extrañamente a los demás les parecen que están bien o ni les importa o ni se enteran así  ocurran frente a sus narices.

Es un caos total el que domina a esta sociedad que a fuerza de verlo día a día parece no verse afectada, es cuestión de acostumbrarse, dicen.

Perdóname pero discúlpame, pero el hecho de que tantas cosas se hayan convertido en normales a fuerza de que sucedan constantemente no las hace buenas, deseables o convenientes. No todo lo legal es ético o todo lo ético es normal porque lo humano no está libre de error y las leyes han sido hechas por los hombres.

Tampoco es cuestión de acostumbrarse, “Las cosas son como son y como son son en Sonsón”*.

Uno supone desde cierta inocencia extraterrestre que los gobernantes son los hombres más capacitados para tal responsabilidad, que su honestidad y sentido común  los hacen merecedores de dirigir al pueblo que los ha elegido, que sus discursos llenos de buenas intenciones y promesas son sinceros y surgidos desde el fondo de unos corazones puros e impolutos. Oh falacia, Oh desilusión, uno tras otro nos defraudan y crean esa norma, esa percepción de que el mundo es así y de que al que no le guste le va palo y represión.

Sería injusto dejar de  reconocer que hay excepciones, pero son las que corroboran la regla.
Perdóname pero discúlpame, insisto que lo normal me resbala. Sigo convencido de que las cosas no son así, que van mal, y aún peor: Que empeoran.

No soporto a tanta gente  insensible que va caminando por las calles o rodando en sus coches. Parecen despiertos pero están dormidos. Ellos piensan en su insensato sueño que todo está bien. Parecen hormigas que forman enormes filas creyendo que su sueño es realidad, les grito, los estrujo para que despierten pero no logro despabilarlos.

Los valores han desaparecido, son solo necedades que se aplicaron en los tiempos de los bisabuelos, cuando la palabra valía más que un papel registrado en una notaría.

Para qué sirve eso, lo normal ahora es el engaño, la trampa, el timo. “El vivo vive del bobo, negocio es negocio, papaya dada, papaya partida, mijo haga plata y si no puede haga la plata mijo*.

Entonces ser honesto se hace anormal, no exagero. Si le dices al cajero del banco que te ha entregado $50,000 de más, todos te mirarán con rabia, bueno no todos, el cajero te lo agradecerá.

Si devuelves una billetera repleta de dinero que encontraste en la calle sin duda murmurarán que eres un idiota, perdóname pero discúlpame idiota no serás, anormal sí.

Bienvenido al pequeño mundo de los anormales, de los que creemos que ser honestos nos reditúa tranquilidad emocional, y no digo espiritual para no meterle religión al asunto.

COMO ES ARRIBA ES ABAJO

No nos extrañemos pues ante este desorden generalizado, ante tanto crimen impune, ante tanta indisciplina, injusticia, drogadicción, delincuencia y ante tanto ruido. Que otra cosa podríamos esperar en una sociedad dirigida con tanta indignidad y tanto desprecio hacia el pueblo.

En medio de mi anormal forma de pensar aún tengo la esperanza de que poco a poco todos vayan saliendo de su letargo y desinterés y miren a través de sus propios ojos y piensen con su propia mente, de seguro entonces se sorprenderán al descubrir que habían estado viviendo dentro de un mundo ilusorio guiado por el tubo mágico y por los editoriales manipulados de muchos medios impresos y radiados.

Perdóname pero discúlpame: “Solo la verdad nos hará libres”