viernes, 29 de marzo de 2019

ALGUIEN NOS MIRA

Reflexiones sobre el pico y placa ambiental.


No tengo automóvil ni motocicleta, pero me sobra sentido común y oposición ante la injusticia. La ciudad se llena de cámaras que vigilan las 24 horas al mejor estilo del Gran Hermano, personaje de la novela de George Orwell, 1984. El cambio climático no es otra cosa que una teoría apocalíptica para infundir temor y  vender credibilidad a medidas opresoras, como el pico y placa ambiental, que ha quedado desvirtuado por sus pobres resultados de saneamiento atmosférico, pero que sin duda llena los bolsillos de quienes lo manipulan.

Un comité ambiental, basado en la lectura de partículas 2.5PM., infladas gracias a una norma más exigente que la usada en otras ciudades del mundo, impone medidas de pico y placa ambiental de un día para otro con onerosos comparendos que injustamente aplican a muchos que ni se enteraron de los inesperados cambios. 

Yo me pregunto si los miembros de ese comité están verdaderamente capacitados en temas ambientales y de salud pública; seguramente que no.

Sin duda hay quienes se enriquecen con el manejo de las fotomultas, poniendo un halo de duda sobre tan indeseadas medidas; piensa mal y acertarás.

No dudo tampoco que ese control sería muy útil y deseable, siempre y cuando lograra resultados en la seguridad vial y limpieza atmosférica; cosas que ni se han conseguido ni parece interesarles.

El día 28 de marzo desde Área ambiental de Medellín se decidió cambiar los horarios y tipos de vehículos del pico y placa ambiental en las horas del  medio día para que rigiera desde el día siguiente. 
Sin duda esta información no llegaría a toda la ciudadanía, pero eso les tiene sin cuidado.

La señora que lleva a su hijos al colegio y que recibió la noticia no podrá hacerlo y tendrá que pagar un taxi, los que van en su vehículo al trabajo usarán el transporte público. Los domicilios y mensajería de muchas empresas, grandes y pequeñas se atrasarán en las entregas y los trámites. 

Fue una decisión inconveniente e innecesaria que afectará la ciudad y los recursos económicos de muchas familias. Y eso suponiendo que estos actores de la movilidad recibieron a tiempo el informe de cambio, ni que decir de los que salieron confiando en las reglas de movilidad que se habían adoptado anteriormente y que recibirán la ingrata sorpresa de su inocente infracción.

El estado de la calidad del aire mejoró con las lluvias de la noche y amaneció muy aceptable; pero a esos funcionarios que manejan esto poco les interesaba esperar un día más para tomar su decisión.










Opiniones de expertos:

Brigitte Baptiste.

"Hasta hace poco solo las grandes ciudades ubicadas en valles profundos, donde se presenta con regularidad el fenómeno de la inversión térmica, evidenciaban el grave problema de la contaminación del aire. En ellas, capas de aire frío impiden la circulación atmosférica atrapando material particulado por días o semanas en el fondo con lo cual se comienza a respirar mal. 

Peor si hay millones de habitantes circulando en automóviles y buses quemando diésel, peor si son viejos, peor si se suman al persistente uso de carbón en ciertas industrias y peor para los muy menores y muy mayores de edad. 

Hoy día, hasta las ciudades costeras enfrentan el problema del material particulado en suspensión (nada que ver con el CO2), que configura la peor pesadilla para la salud humana y una de las fuentes de aerosoles atmosféricos que confunden todas las predicciones de cambio climático, pues modifican la cantidad de radiación capturada por un territorio dado". 
(Fuente: Revista semana.)

También destacó el compromiso de ECOPETROL para enviar a Medellín un combustible diesel de excelente calidad, cosa que ya se está haciendo.

Datos muy interesantes.


Vista aérea del valle de Aburrá. (Créditos al autor)

"La capital antioqueña está ubicada en un valle profundo y estrecho con una zona de apenas 1.000 metros de diferencia entre el punto más bajo y el más alto, en la cúspide de las montañas laterales. Además, las distancias entre las laderas orientales y occidentales no superan los 20 kilómetros, y en algunos sectores tiene escasos 10 kilómetros e incluso menos.

Este hecho provoca que el viento tome diversas rutas y que la aparición de la inversión térmica (más frío abajo y más calor arriba) dificulte la circulación del aire. Es como si el Valle tuviera una tapa que no lo deja respirar; como consecuencia la contaminación queda atrapada por más tiempo del normal.


“Se forma una atmósfera quieta que acarrea problemas en ambientes urbanos, pues los contaminantes se acumulan a ras de piso. Los registros de la Red de Monitoreo del Aire (Redaire) muestran que la concentración llega a un pico entre 8:00 y 9:30 a.m.”, explicó Andrés Ochoa, investigador de la Facultad de Minas de la UN en Medellín. A esa hora coincide la ocurrencia de la inversión térmica y un pico en la emisión de contaminantes, perjudicando la salud de casi cuatro millones de habitantes.



La inversión térmica, El Niño y don Manuel Uribe Ángel.


Manuel Uribe Ángel (1822-1904)

Ya en 1885, Don Manuel Uribe Ángel, en su “Geografía general y compendio histórico del Estado de Antioquia en Colombia” hacía una descripción del fenómeno. Se lee:

“Con bastante frecuencia la tierra despide copiosos vapores de agua, sobre todo durante las noches y las mañanas, y esto especialmente en los terrenos bajos, húmedos, cubiertos de bosques y atravesados por ríos y torrentes. Esos vapores se elevan pesadamente, se extienden por las llanuras, coronan las cordilleras, giran luego en diferentes direcciones de la atmósfera y causan una opacidad transitoria, hasta que bien pronto son disueltos por los rayos ardientes de un sol tropical” 

“Con harta frecuencia, la lluvia viene acompañada de fuertes huracanes y borrascas, ocasionados por la perturbación del equilibrio en el aire embarazado en sus movimientos por los altos muros de cordilleras que lo encierran”

“Los meses de lluvia en Antioquia principian a mediados de marzo y terminan a mediados de junio, para comenzar luego hacia la mitad de septiembre y acabar en los primeros días de diciembre; pero esta regla está sujeta a numerosas variaciones, pues con frecuencia se invierten los tiempos, volviéndose lluviosos los días de verano, y viceversa. 

A veces el año es húmedo en su mayor parte, y en ocasiones notable por su excesiva sequedad. Muchos de los viejos habitantes del país creen haber observado, y aún lo afirman por la tradición de sus mayores, que los tiempos de lluvia abundante y de gran sequedad están divididos por períodos casi fijos de siete a ocho años. Nos parece que tienen razón”.

Las citas son tomadas de la edición de la obra “Geografía general del Estado de Antioquia en Colombia” de Don Manuel publicada en 1985 por la Gobernación de Antioquia en la colección Autores Antioqueños. 
Fuente: /Blog Palponiente de Luis Guillermo Vélez.)Álvarez.


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