martes, 26 de julio de 2016

EXPOSICIÓN NAZI EN MEDELLÍN

ARTE DEGENERADO EN MEDELLÍN

La extraña y curiosa historia de una exposición itinerante que llegó a Medellín en 1937 y que se montó en los Talleres Robledo, edificio ocupado actualmente por el Museo de arte moderno de Medellín, MAMM.

Afiche de la exposición en Alemania

Historia.

En julio de 1937, cuatro años después de su llegada al poder, el Partido Nazi inauguró dos exposiciones de arte en Múnich.

La Gran Exposición de Arte Alemán fue diseñada para mostrar obras que contaban con la aprobación de Hitler: desnudos de rubias esculturales junto con soldados y paisajes idealizados.

La segunda exposición, en la misma calle, mostraba la otra cara del arte alemán: moderna, abstracta, no figurativa o, como los nazis la calificaban, "Degenerada".







La Exhibición de Arte Degenerado incluía obras de algunos de los grandes nombres internacionales, como Paul Klee, Wassily Kandinsky y Oskar Kokoschka, junto con famosos artistas alemanes de la época, entre ellos Max Beckmann, Emil Nolde y Georg Grosz.

Pintura hecha por Hitler en 1914.
Antes de ser político Hitler fue un pintor afín al realismo, y en varias ocasiones sus obras fueron desestimadas por los críticos del momento, que se inclinaban por lo abstracto y moderno.

Ese pudo ser el motivo por el que ya afincado en el poder Hitler tomara venganza organizando esta exposición que llamó arte degenerado. Había pronunciado un discurso sobre el tema ese verano, diciendo que "las obras de arte que no pueden ser entendidas por sí solas, sino que necesitaban de un libro con instrucciones pretenciosas para justificar su existencia, nunca más le llegarán al pueblo alemán".

En los salones de exposición por los que pasaron estas obras confiscadas, las montaban adrede de forma descuidada para que dieran la impresión de ser cosa de poco valor.

La exposición llega a Medellín.


Entrada a la exposición en Medellín
A finales de 1937, en Medellín, un grupo de empresarios en sincronía con el espíritu progresista del momento decidió contactar al Gobierno Alemán para replicar la iniciativa en Colombia. 

A comienzos de 1938, en las oficinas de Talleres Robledo, se organizó una exposición de “Arte Degenerado”. De esta muestra solo se conservan tres fotos: dos corresponden a la exposición y otra a la cena de gala que tuvo lugar luego de la inauguración.

Las dos fotos que se conocen de la exposición fueron tomadas por Erasmus Gerhard, un curador alemán que viajó a Colombia para traer algunas de las obras expuestas y del que se dice que por tener problemas con el Partido Nacional Socialista volvió al país para radicarse en Bogotá como ilustrador. En una de las imágenes se ve una multitud agolpada a la entrada de Talleres Robledo, en la otra se ve una masa variada de personas que atesta una improvisada sala de exposiciones. 


Foto: Erasmus Gerhard
La hidalguía de dos damas con sombrero a la moda contrasta con la presencia de un hombre de atuendo rústico que se toma una cerveza, al fondo se ve a un hombre trajeado y de tez clara que se muestra algo desconcertado por la situación.


Foto de Obando
La foto de la cena de gala fue tomada por Jorge Obando en un club social de Medellín.

La versión criolla del Entartete Kunst incluía también un contrapunto entre las obras expuestas y frases que depreciaban lo expuesto. No se sabe si hubo discursos aleccionadores pero sí en varios recuentos se menciona la existencia de una gacetilla que se entregaba a la salida y que reproducía apartes del texto en mención de Laureano Gómez y del discurso dado por Adolfo Hitler en la inauguración de la Casa de Arte Alemán en Berlín en 1937:

- Laureano Gómez: “Un pintor colombiano ha embadurnado los muros de un edificio público de Medellín con una copia y servil imitación de la manera y los procedimientos del muralismo mejicano. Igual falta de composición. Igual carencia de perspectiva y proporcionalidad de las figuras. Sin duda, mayor desconocimiento del dibujo y más garrafales adefesios en la pintura de los miembros humanos. Una ignorancia casi total de las leyes fundamentales del diseño y una gran vulgaridad en los temas, que ni por un momento intentan producir en el espectador una impresión noble y delicada. Naturalmente, el coro sofista y seudo-literario elogia aquellos fantoches a rabiar. Ay del que no reconozca el número y la marca de la bestia divina. Es un atrasado, un reaccionario del arte, un intonso, un deplorable provinciano.”

- Gómez: “Cabe ahora preguntar: ¿la época que nos ha tocado vivir es uno de esos momentos felices de claridad, pleno de dominio y de armonía, que señalan las cumbres alcansadas en la realización estética por la inteligencia del hombre? O por el contrario, ¿bajamos el declive de una pendiente de decadencia hacia un trágico abismo de inhabilidad y de ordinariez, descenso del que no podemos darnos cabal cuenta, perturbados por la algarabía de las trescientas ocas de que hablara el poeta?”


Gómez actuó como ministro de Obras Públicas entre 1925 y 1926 y como ministro plenipotenciario en Alemania. Al regresar al país fundó el periódico El Siglo en 1936. Llegó a ser presidente de Colombia en 1950.
Fuente: (Lucas Ospina en Esferapública, agosto 14 de 2012)

Los talleres Robledo.



Estaba en la margen oriental del río Medellín donde ahora está el MAMM. 

"A lo largo de las carreteras que conducen a Medellín, desde el norte y desde el sur se alinean grandes y modernas fábricas que impresionan por sus dimensiones y su aspecto limpio y presentables. Hasta sus plantas industriales lucen atractivas".
(David.W. Coombs 1951)

Un horno eléctrico de 500 kilos reunió a su alrededor a los más importantes fieles del novedoso culto al hierro en los alrededores de la finca Las playas, en las curvas secas y los pantanos que regalaba el río. El fuego eterno de la siderúrgica, sus moldes y su pequeño taller de engranajes merecían el trazo de los mismos arquitectos encargados de los palacios y las iglesias. Y necesitaban los mismos arcos monumentales. 


Zona industrial de Medellín años 50s
Desde lo alto, los edificios industriales parecen piezas de una misma máquina, ensambladas a lado y lado de las líneas que trazan los rieles y las autopistas, como si siguieran un pequeño plano de instrucciones sobre papel. El edificio de Talleres Robledo fue uno de los primeros perfiles de la máquina que se fue construyendo como orgullo industrial en el centro de la ciudad. Una pieza bien cortada con encargos variados: desde el mecanismo sutil de los volantes para los relojes de iglesia hasta los pisones de las minas y las ruedas ásperas de las trilladoras de café. 

En octubre de 1939 el edificio de Talleres Robledo era ya una factoría con los resplandores rojizos del gran horno sobre las tejas de barro del techo. La siderúrgica de Medellín S.A. (SIMESA) había acogido al taller como sede de las primeras alquimias reveladas por un ingeniero alemán encargado de encender el horno eléctrico. 

Cuando no estaban ocupados con las grandes bolas de los molinos minerales o las ruedas del ferrocarril o los lingotes de hierro gris, los habitantes del taller se dedicaban a la fabricación de las piezas rotas de la propia máquina, una orfebrería indispensable de arandelas, tornillos y bielas sobre medida. El pabellón de Talleres Robledo era entonces la sede de los grandes hervores y de las habilidades más delicadas. Así que no importaba que su gran competidor exhibiera el nombre de Talleres Apolo.
(Fuente: Blog Rabo de ají, domingo, 8 de noviembre de 2009 domingo, 8 de noviembre de 2009)

La reconversión de Talleres Robledo del Museo de Arte Moderno de Medellín, obtuvo un premio por la categoría Intervención del Patrimonio. Esta obra fue diseñada por Patricia Gómez, Jorge Mario Gómez y Fabio Antonio Ramírez arquitectos.


Edificio histórico MAMM Talleres de Robledo
“La Intervención al Patrimonio resalta la continua transformación que deben tener las ciudades en Colombia para permitir actuaciones dinámicas e incluyentes, que resalten los diferentes períodos de nuestra historia. Su valor fundamental como intervención en el patrimonio, radica precisamente en el hecho de que el proyecto no intenta recuperar una imagen del pasado, sino reconstituir un edificio industrial para un uso contemporáneo que contribuye al desarrollo cultural de la ciudad”.
(Fuente: Construdata.com/BancoConocimiento)


lunes, 25 de julio de 2016

LA HISTORIA DEL PIOJO


Cuando estaba en la escuela muchos compañeros y amigos de la cuadra tenían piojos. A mí por más que me revisaban la cabeza nunca me encontraron ninguno. 

Eso me hacía sentir mal, yo quería tener al menos una liendre que me diera la esperanza de estar en el grupo de los piojosos. Pero nada sucedía. Mis compañeros hacían fila en los lavaderos del patio de la escuela para que uno a uno les bañaran la cabeza con jabón azul o de tierra, y yo tenía que conformarme con mirar tan atractivo programa.

Varias veces pedí que me regalaran unos especímenes para luego alojarlos entre mi cabello, pero por alguna razón que aún desconozco no pelecharon. Ahora que miro esos recuerdos siento que en realidad da lo mismo haber o no haber tenido piojos, eran solo cosas de niños.