miércoles, 22 de marzo de 2017

CONTAMINACIÓN EN MEDELLÍN II

Siderúrgica de Medellín, SIMESA 1970
Como vimos en la primera parte de este tema, la contaminación no es algo nuevo en la ciudad, solo ha variado acorde a las épocas, crecimiento y transformación de la urbe.

Muchos recordamos la época en la que las fábricas SOFASA y Cementos Argos estaban activas en el sur de Medellín, fuimos testigos de las emanaciones de sus chimeneas, que oscurcían una gran área de ese sector. Y solo menciono estas dos, pues había otra gran cantidad de factorías allí.

La contaminación atmosférica ya se había iniciado en los albores de la industralización a comienzos del siglo XX y ha tenido sus períodos de complejidad en varias ocasiones. La diferencia radica en la forma en que ahora se pone en conocimiento de la población a través de los medios de comunicación.

Inicios del monitoreo atmosférico.

El Ministerio de Salud sé unió en noviembre de 1967 a la Red de Muestreo Normalizado de la Calidad del Aire PANAIRE, promovida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que a su vez era parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que era dirigida desde Washington. Para el año de 1969 Colombia ya contaba con diecinueve estaciones instaladas en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla y Cartagena; y para el año de 1973 América Latina y el Caribe ya contaban con ochenta y ocho estaciones, distribuidas en veintiséis ciudades, cuatro de ellas ubicadas en Medellín.


Los datos emitidos por REDAIRE sobre la calidad del aire en las ciudades colombianas prendieron una alarma, principalmente en la ciudad de Medellín, ya que esta se presentó como la ciudad más contaminada de Colombia, sobrepasando a la capital Bogotá. 

Los datos mostraron que Medellín, entre 1967 y 1974, excedió en 267 ocasiones los niveles que exigía la OPS, mientras que Bogotá, con seis estaciones mostró un exceso en 225 ocasiones, lo que aumentó la mala reputación que venía adquiriendo Medellín de ser la ciudad más contaminada de Colombia.

En diciembre de 1972, el concejo de Medellín autorizó la creación de la dependencia de Control de Contaminación Ambiental, la cual estuvo a cargo del ingeniero sanitario Jorge Ivan Zapata.

 Por primera vez, el control de las emisiones de los vehículos automotores hizo parte del control público en la ciudad. Además esta dependencia tenía entre sus deberes expedir patentes de contaminación y dar el visto bueno para la obtención del certificado sobre contaminación atmosférica que exigía el Ministerio de Salud Pública, mostrando una relación directa con las nuevas políticas que se venían ejerciendo desde el gobierno nacional con respecto a la calidad del aire.

Las funciones relacionadas con el control de la contaminación y la administración de los recursos naturales que estuvieron manejadas por diferentes divisiones de la AlcaldíaMunicipal de Medellín, pasaron a ser abordadas por una entidad regional llamada “ÁreaMetropolitana del Valle de Aburrá” en 1980. 


Pero el problema de las fábricas en la zona suroccidental de Medellín durante los años setenta fue más complejo. Un caso concreto es el vivenciado en el sector de Guayabal a raíz de la expulsión de dióxido de azufre (SO2) por una fábrica productora de ácido sulfúrico llamada Sulfácidos.

En 1976, la Corte Suprema de Justicia declaró la responsabilidad civil de la empresa Sulfácidos S.A. ubicada en el suroccidente de la ciudad, por arrojar gases sulfurosos a la atmósfera, dañar los bienes materiales de la empresa Hilanderías Medellín S.A. y afectar la salubridad de los habitantes de los barrios circundantes.

Este caso es señalado como uno de los antecedentes más relevantes en la historia de la jurisprudencia colombiana en asuntos de contaminación ambiental.
El tema de la salubridad del aire no era nuevo, ni mucho menos, para la academia en Antioquia y Medellín para los setenta, pues la Facultad de Medicina de la Universidad deAntioquia y la Academia de Medicina de Medellín, fundadas en 1871 y 1887 respectivamente, ya le habían dado interés desde sus comienzos a los aires, las influencias y los miasmas.

Las enfermedades epidémicas y endémicas que podían producir la descomposición de residuos orgánicos y la evaporación de aguas estancadas y pútridas representaban los temores atmosféricos del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX en Medellín. Las preocupaciones médicas, en el caso de Medellín sobre la atmósfera, no correspondían en principio a la inhalación o al contacto de sus habitantes con humos provenientes de la incineración de madera o carbón para usos fabriles, industriales, domésticos o agrarios, sino al posible contagio de enfermedades por medio de los miasmas generados por el estancamiento y la putrefacción de aguas y residuos orgánicos como focos de infección.


A finales del siglo XIX y principios del siglo XX la quebrada Santa Elena representó un serio problema sanitario para la sociedad medellinense, ya que era el principal vertedero de desechos sólidos y líquidos de la ciudad. Manuel Uribe Ángel, reconocido médico, geógrafo e historiador, quien a su vez fue profesor de la Universidad de Antioquia y miembro fundador de la Academia de Medicina de Medellín, señaló en 1890 respecto a los microbios y el aire que emanaba la quebrada Santa Elena que:

[…] todo o la mayor parte del producto de las letrinas cae directamente sobre esas aguas; que se deposita, se disuelve o se suspende en ellas para ir luego a mezclarse con las del río Medellín, o quedan en montones reunidos con la basura que vecinos incautos arrojan sobre ella, para formar masas considerables que, expuestas al calor del sol y a la humedad, fermentan, se evaporan, saturan el aire y constituyen focos de peligrosa y deletérea naturaleza. Oxido de carbono, hidrogeno carbonado, gas, ácido sulfhídrico, hidrogeno fosforado, acido sulfuroso, millones de millones de microbios y muchos agentes más, perniciosos todos ellos, que tienen allí su origen y de allí se derraman para ponerse en contacto con hombres y animales que los multiplican sin guarismo.

En 1968, se instauró en la Universidad de Antioquia la primera carrera de ingeniería sanitaria en el Departamento de Antioquia, carrera que incluiría a partir de 1978 una materia llamada Contaminación Atmosférica. Además, en 1975 se creó el Centro de Investigaciones Ambientales como una apuesta de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia por afrontar las manifestaciones del deterioro ambiental. Esta iniciativa contó desde su comienzo con un laboratorio para medir los niveles de diferentes tipos de contaminaciones (hídrica, atmosférica y de suelos). 


Una descripción de la industria en Medellín, realizada por Sert y Wiener en un informe de 1950, muestra la desorganizada y no planeada ubicación de la industria de Medellín para mediados de siglo, señalando que la ciudad no había considerado las condiciones geográficas y eólicas del Valle de Aburrá para la organización de sus industrias:

La industria está regada por completo en el Área Metropolitana. Ningún criterio consistente se ha seguido para su localización. En muchas ciudades sin planeamiento, se ha agrupado a lo largo de las carreteras principales. En Medellín, este no es el caso.

En los tiempos pasados, no se han tomado en consideración los vientos prevalecientes para escoger los sitios de la industria. El humo, los gases, el ruido y los peligros del tráfico, han invadido las áreas residenciales vecinas. Las zonas mixtas prevalecen, y se levanta toda clase de industria, comercio y diferentes tipos de edificios residenciales, sin un plan lógico.

Una descripción de la industria en Medellín, realizada por Sert y Wiener en un informe de 1950, muestra la desorganizada y no planeada ubicación de la industria de Medellín para mediados de siglo, señalando que la ciudad no había considerado las condiciones geográficas y eólicas del Valle de Aburrá para la organización de sus industrias:

La industria está regada por completo en el Área Metropolitana. Ningún criterio consistente se ha seguido para su localización. En muchas ciudades sin planeamiento, se ha agrupado a lo largo de las carreteras principales. En Medellín, este no es el caso.

En los tiempos pasados, no se han tomado en consideración los vientos prevalecientes para escoger los sitios de la industria. El humo, los gases, el ruido y los peligros del tráfico, han invadido las áreas residenciales vecinas. Las zonas mixtas prevalecen, y se levanta toda clase de industria, comercio y diferentes tipos de edificios residenciales, sin un plan lógico.

A pesar de estos diagnósticos, el Plano Regulador diseñado por Sert y Weinner convirtió la margen suroccidental del Río Medellín en una zona mixta (industrial y residencial), separada únicamente por la Avenida Guayabal, que estaba contemplada como una avenida-jardín, ya que contaba con una pequeña franja de árboles entre la calle con sentido sur y la calle con sentido norte. De esta forma, la cercanía de los nuevos barrios obreros con la industria serviría para que las empresas del sector tuvieran a sus alrededores la mano de obra (obreros) con sus familias a una corta distancia, facilitando la movilidad de estos a la empresa, sin necesidad de pagar sobrecostos por transporte. 

La construcción de barrios obreros no era una dinámica nueva para la ciudad de Medellín. Desde finales del siglo XIX la ciudad y el Valle de Aburrá ya se perfilaban para ser un territorio industrial. Refiriéndose a la primera mitad del siglo XX Fernando Botero anotó que:

El proceso de industrialización y la necesidad de estabilizar una clase obrera que carecía de vivienda, así como el éxodo de campesinos a la ciudad generado por el atractivo del empleo fabril y por la búsqueda de mejores oportunidades en la ciudad planteó, durante las primeras décadas del siglo XX un problema a los empresarios y a la municipalidad. Este periodo se caracterizó, desde el punto de vista urbanístico, por el gran auge de las urbanizaciones y el surgimiento de barrios obreros, en su mayoría realizados por iniciativa privada.

EL PROTOCOLO AMBIENTAL

Archivo Valores Simesa
En realidad el Plan Parcial Gran Manzana Simesa es innovador porque creó una manera completamente nueva de hacer las cosas, que estuvo basada en lo que se conoce como protocolo ambiental. Este mecanismo es un acuerdo entre las partes de respetar unos parámetros y unos procesos ambientales, para que se pueda dar la colindancia y la convivencia de usos, en principio incompatibles.

La oposición inicial de los industriales de la zona estaba justificada en gran parte por el temor de entrar en conflictos con los nuevos habitantes del sector por sus impactos ambientales, así que para mitigar esos temores se realizaron mediciones muy precisas durante más de un año de la contaminación real del sector en cuanto a ruido, material particulado y hollín en el aire. 

Los resultados arrojados por el estudio concluyeron que la contaminación del aire y de ruido que aportaban las fábricas no era tan significativa en relación con el impacto producido por el transporte público de la autopista y de la avenida Las Vegas.

Con los resultados de esas mediciones se dio paso a la negociación del plan parcial que, además, determinó la distancia entre las industrias y la vivienda a través de la creación de tres parques, Parque de las Flores, Parque de Simesa y Parque de los Colores, como parte del aislamiento y de mitigación de impactos ambientales entre las zonas industriales y las zonas con nuevos desarrollos.

Archivo Valores Simesa

Pautas publicitarias de industrias y empresas nacionales y locales con mensajes de protección y compromiso con el medio ambiente en la revista Contaminación Ambiental, 1977-1979.


Bibliografía: Una historia social y ambiental de la contaminación atmosférica en la ciudad de Medellín durante los años setenta.
David Sierra Márquez.
Monografía para obtener el título de historiador
Asesor: Sebastián Gómez González
Universidad de Antioquia
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Historia
Medellín, Colombia, 2014

lunes, 20 de marzo de 2017

LAS VISITAS DE VICKY

"Nadie logra el éxito sin la ayuda de los demás. El sabio y el confiado reconoce esta ayuda con gratitud". 
Alfred North Whitehead.

Vicky, foto deTony Tovar Comunicaciones
Esperanza Acevedo Ossa, más conocida como Vicky, fue una gran cantante y compositora nacida en Ansermanuevo, Valle del Cauca en 1947. Los que vivimos la época de El Club del Clan fuimos testigos de sus inicios como como estrella de este programa, creado en su versión colombiana por Guillermo Hinestroza Izasa en los años sesentas. Poco a poco y gracias a sus hermosas composiciones fue ganándose el corazón se sus seguidores.

Mucha tristeza causó su fallecimiento el pasado 15 de marzo en la ciudad de Bogotá. Lo que de seguro no morirán son sus canciones, pues han quedo prensadas en el alma del pueblo. Gracias Vicky por todo.

AGRADECIDA.

No se conoce mucho esta faceta de Vicky, y es que hablaba poco de eso. Nunca olvidó su difícil comienzo en los medios musicales, algo bien complicado. Ella siempre recordó que el gestor de muchos cantantes que alcanzaron el éxito era Guillermo Hinestroza, a quién nunca dejó de visitar, aún en sus últimos años cuando estaba pasando por difíciles momentos económicos y de salud. 

Esto lo supe cuando tuve oportunidad de hablar con don Guillermo en la modesta casa que habitaba en el sector de Niquitao en Medellín. Eso fue el 8 de agosto del año 2009. Mientras le hacíamos una entrevista para el blog le pregunté sobre su relación con los actores de El Club del Clan. 

Sin pensarlo dos veces nos dijo que los que nunca dejaron de visitarlo fueron Oscar Golden y Vicky, por los que sentía un inmenso cariño. Claro que en ese momento ya Oscar Golden había fallecido un mes antes, el 29 de julio del 2008.

Nos dijo que Vicky segúia visitándolo con frecuencia, llenando su casa de alegría y algunos regalos. "Esa muchacha llega y comienza a cantar a todo pulmón, varias veces los vecinos se quejaron, pero nada, ella es así y me alegra mucho cuando viene".

Sin duda Vicky era una mujer agradecida, con la vida y con la gente que fue buena con ella.