SOPA DEL SIGLO XXI
Se veía venir la reacción de los poderosos caballeros que ostentaban el poder del nuevo feudalismo, ellos de pronto vieron en la placa luminosa del gran oráculo una gran amenaza para su ancestral dominio, la ignorancia que había sido su principal herramienta para garantizar su tenebroso gobierno cedía peligrosamente con el advenimiento de este inesperado maestro que siempre estaba dispuesto a decir tantas verdades inconvenientes.
Al pricipio la placa del saber solo era diversión y hasta aliada suya, pero de repente el oráculo irrumpió ofreciendo la manzana del árbol de la sabiduría, del bien y del mal, todo el conocimiento al alcance de la gente común, de sus vasallos. Temblaron sus gobiernos, cayeron leyes impúdicas y muchos pueblos se alzaron, el sistema económico inventado por ellos y basado en la nada se colapsó al poner en evidencia sus oscuras acciones.
El poder de los medios masivos de información, que digo, de desinformación, quedaron al nivel de sus ridículas mentiras, sus aterradoras manipulaciones para invadir y asesinar a pueblos enteros partiendo de una supuesta defensa del mundo quedó al descubierto cuando el Gurú corrió el velo que ocultaba su verdadero motivo: La codicia, esto no lo podían permitir los amos del planeta.
Se veía venir la persecusión implacable a los que osaran seguir al gurú de la placa luminosa, a los que dieran un solo mordisco a la manzana de la verdad. Crearon en su infinita “sabiduría” una ley digna de sus ancestrales predecesores de la época del oscurantismo, una ley que restringiera el acceso al árbol del bien y el mal pero sin que nadie lo sospechara, aducirían que los controles solo serían para proteger los derechos de autor de los productos allí colgados. Los imagino sentados alrededor de una gran mesa en su gruta secreta, inventando estrategias para controlar la gran amenaza que se cernía sobre ellos, con sus rostros congestionados de ira y sus cabellos blancos como nieve comiéndose la SOPA. Eran los dueños del poder y el poder es para poder, se decian para animarse a emprender su impostergable empresa.
Instalarían cámaras por doquier con la ingenuidad o aquiescencia de sus títeres mayores, interceptarían las líneas teléfónicas, obligarían a los proveedores a rastrear a los que se alimentaran con el fruto de la verdad, esa verdad que a toda costa debería seguir oculta a los profanos, porque la verdad los haría libres y el solo pensar esto los horrorizaba.
Esto se veía llegar, los allanamientos, decomisos y destrucción de equipos, detenciones, desapariciones, fortuitos accidentes y asesinatos disfrazados de enfermedades terminales. Los líderes de la manzana huyeron a las nuevas catacumbas en las entrañas de las ciudades para poder seguir compartiendo la verdad a través de sus redes inalámbricas. El mudo se sumía en una nueva época de oscurantismo y la resistencia apenas comenzaba.
Esto se veía llegar, los visionarios vuelven a estar presentes sin proponérselo, o tal ves si, pudieron intuír basados en sus conocimientos cosas que se podrían dar en el futuro. Es el caso del escritor Estaudinense Ray Bradbury que describe en su novela Fahrenheit 451 una aterradora historia que sitúa en el futuro, narra en ella la forma en que se desata una espantosa persecusión para eliminar el patrimonio literario de la humanidad. Esta novela fue escrita en 1953.
Se hizo posteriormente en 1966 la película Fahrenheit 451 con la dirección de Francois Truffaut que es recomendada por los niveles de suspenso y humor negro que contiene. En Fahrenheit 45l el objetivo del gobierno es impedir que los ciudadanos tengan acceso a los libros, pues vela por que los ciudadanos sean “felices”, que no cuestionen sus acciones y rindan en sus labores.
Siempre que que las clases dominantes han querido sostenerse en el poder optan por ejercer estos deplorables métodos que solo buscan mentener al pueblo en la ignorancia, en la oscuridad.
No podemos olvidar otra novela profética publicada en 1949, esta si más cercana a la realidad de nuestra sociedad actual, es 1984 de George Orwell, obra que nos narra a que punto puede llegar el control y sometimiento de un pueblo. el gran hermano es omnipresente y nada se mueve sin que el gran hermano lo sepa, aterradora posibilidad que tal vez ya estemos viviendo.
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