martes, 6 de agosto de 2013

CRÓNICAS DE AUTOBÚS

LA SONRISA DE FREUD

Les traigo un bloguero invitado que nos sorprende cada vez que pega sus escritos. Y no es para menos, pues su trabajo como periodista lo mantiene en contacto con realidades que pueden pasar desapercibidas para el común de la gente. Prueba de esto es el texto que hoy nos comparte.

Azury Chamah Furman (Medellín, 1969) Comunicador social - Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Corresponsal permanente de W Radio en Oriente Medio desde junio de 2010. Ha laborado también en Todelar, Señal Colombia, Teleantioquia y el desaparecido diario La Prensa, entre otros. Reside en Tel Aviv, Israel, desde 2007 y actualmente completa estudios de cine documental.
"Alguien me enseñó una vez que la vida es como un autobús, o la tomas o la ves pasar. Luego descubrí algo más. Tomar el autobus es una forma de ver pasar la vida. Adentro, tu mundo. Afuera, el mundo. Si quieres hacer parte de él, oprimes un botón y te bajas. Si no lo haces, poco cambia".

Introducción

Alguien me enseñó una vez que la vida es como un autobús, o la tomas o la ves pasar. Luego descubrí algo más. Tomar el autobus es una forma de ver pasar la vida. Adentro, tu mundo. Afuera, el mundo. Si quieres hacer parte de él, oprimes un botón y te bajas. Si no lo haces, poco cambia.

Desde que vivo en Tel Aviv, mi cámara de video viaja conmigo. O quizás soy yo quien viaja con ella. Hoy, Tras varias estaciones, se me ocurrió una frase que haría sonreir a Freud: "Ten cuidado con lo que miras por la ventana, en una de esas podrías encontrarte". Para comprobarlo oprimí los dos botones, el del autobús y el de la cámara.

Ten cuidado con lo que miras

El primer muerto de mi vida quedó sobre el pavimento de la Autopista Norte entre Medellín y Bello. Ese día era mi turno de ventana, serio compromiso pactado con mis compañeros de silla Sarita y Mauricio.

Pubenza, maestra responsable de la ruta del autobús, gritó lo correcto: "Niños, no miren, no miren eso". El tráfico era lento y teníamos emociones cruzadas. Por un lado el delicioso protagonismo que nos daría llegar tarde al colegio, por otro, la impresionante escena matutina del hombre atropellado por otro autobús.

Isaac fue el primero en arriesgarse a correr la suerte de la mujer de Lot. Miró y, en un claro desafío para que todos volteáramos, expresó: "aayyyyjuemadreee".

Yo también miré. Y anunque no logré dormir un par de noches, valió la pena. El resto del día gocé del privilegio de pertenecer al grupo de los valientes que describían la escena a los débiles.

Más de treinta años después de mi primer muerto, aún siento fascinación por ese íntimo arte de mirar a través de la ventana del autobús. Cuando no logro la ventana, me deleito en silencio con lo que sucede adentro. Juego a adivinar los pensamientos de los demás pasajeros, intento adivinar en cuál estación se bajarán.

En mi maletín llevo como amuleto la cámara de video que me obsequió mi hermana Liza. La enciendo y me robo piadosamente algunas de las escenas que parecen estar incluidas en el valor que pago por el viaje.

Hoy, tras varias estaciones, se me ocurrió una frase que haría sonreir a Freud: "Ten cuidado con lo que miras por la ventana, en una de esas podrías encontrarte". Para comprobarlo oprimí los dos botones, el del autobús y el de la cámara.
Enlace al blog original

Gracias Azury por compartirnos tu escrito.


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