martes, 9 de junio de 2015

TERRORISMO DIVINO

Las clases de historia sagrada en la escuela primaria eran algunas veces narraciones espeluznantes que nos llenaban de dudas sobre la naturaleza bondadosa del creador.

"Muera Sansón con todos los Filisteos"
Las escuchábamos fascinados, pues la curiosidad infantil  sobre historias tenebrosas es connatural de esa edad. Fueron muchas las citas sobre exterminios de pueblos enteros ejecutados por orden divina, marchas de ejércitos que arrasaban campos, pueblos y ciudades animados por una misteriosa voz que siempre llegaba desde el cielo.

Quiero recordar el caso de Sansón, el más popular de los jueces de Israel. Fortachón comparable a Hulk. Temido y admirado por su fuerza y astucia. Derrotó solo, a un ejército, usando una quijada de burro como arma. Mató a un león usando solo sus manos abriéndole las fauces hasta romperlas.

Era de temer este Sansón que citaban en nuestras clases de historia sagrada, y a falta de superhéroes en nuestro tiempo, él se fue convirtiendo en el nuestro.

Pero el día que el profesor nos leyó el capítulo de la destrucción del templo de los filisteos si me pareció que se le había ido la mano. Es cierto que eso de que una muchacha lo enamoró para luego traicionarlo y entregarlo a los enemigos  después  de cortarle los cachumbos aprovechando que dormía una borrachera, a cualquiera le causaría rabiecita. Pero maquinar tantos años una venganza tan espantosa convirtió su futuro acto en un crimen premeditado. Y es más, viendo los acontecimientos de nuestra época reciente, su acto de derribar un templo atiborrado de miles de feligreses solo podría tomarse como un acto terrorista, y de los más grandes. Hay Sansón, se te fue la mano con ese atentado suicida.

Ahora casi que nos acostumbramos a ver noticias sobre los inhumanos atentados que comete el grupo ISIS y sus decapitaciones, que son compartidas impúdicamente por internet. Destrucción de ciudades y  monumentos históricos irrecuperables, atentados indiscriminados en museos y mezquitas, atropellamientos masivos, mejor dicho el diablo regado por el mundo causando miedo y sufrimiento, dizque en nombre de Alá.

(Claro que a los Colombianos nos ha tocado soportar hace más de cincuenta años una plaguita similar, aunque con distinta justificación)



En el periódico El País de España del 9 de junio (2015), vemos destacada una entrevista hecha a  varios jóvenes militantes del  Estado Islámico. Sus respuestas nos recuerdan el pensamiento de Sansón, cualquier sacrificio en nombre de Dios es poco, de Alá, en este caso,

Y así dijeron los muchachos en la entrevista:

“Morir en nombre de Alá no duele, es como un pellizquito”
“Lo sé, es como si te picara una abeja… A lo mejor Alá nos está preparando algo mejor. ¡No sé!

Y que van a saber esos pobres muchachos, engañados por unos líderes obtusos que solo buscan su propio beneficio a costa de lavarles el cerebro aprovechando sus deformadas creencias religiosas.


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