Numismática
El viernes 23 de octubre el Banco de la República sacó a la venta una emisión de monedas conmemorativas de la madre Laura Montoya Upegui (1874-1949), la primera santa colombiana.
El Banco emitió inicialmente 100.000 piezas y podría emitir 400.000 adicionales, dependiendo de la demanda del público. La moneda, aparte de ser de colección, está habilitada para hacer compras a nivel nacional.
SEGUNDA EMISIÓN
400.000 Monedas (70.000 para Medellín)
Especificaciones:
Cuproníquel (níquel 25%)
Diámetro: 35 mm
Altura del borde: 2,65 mm
Peso estimado: 21,75 gramos
• Moneda en empaque de acrílico: $5 000
• Moneda en estuche especial con plegable que contiene información sobre las características de la moneda: $14 000
Sello |
Con estuche y guía |
Cara |
Como siempre he sido admirador de la madre Laura y visité desde niño la sede de su convento en el barrio Belencito, quise adquirir esa bella moneda para agregarla a mi modesta colección numismática. Pero como una cosa piensa el burro y otro quien la enjalma ese viernes en el que comenzaron a venderla me resultaron mil cosas que hacer y pospuse la compra para el día lunes.
En los noticieros de la noche escuché que se habían agotado las monedas y que por lo tanto no las tendrían para el lunes. Me tocó resignarme y esperar a que posiblemente sacaran una segunda emisión.
Unas semanas después que pasé por el Banco de la República indagué por la fecha de la nueva emisión. Me contestaron que aún no sabían y que solo se habían entregado el viernes y lunes 23 y 26 de octubre.
¿Lunes? Ya no volvería a creer en todo lo que decían las noticias.
Afortunadamente la segunda emisión se concretó y pondrían a la venta en Medellín 70.000 de las 400.000 acuñadas para el día de aguinaldos. Estuve muy pendiente de esa fecha y fue así que el miércoles 16 de diciembre llegué al frente de la sede del banco en el parque de Berrío.
Parque de Berrío |
Ese periplo consumió 5 horas de mi vida, soportando un sol canicular y estando en pie. No niego que varias veces pasó por mi mente abandonar esta extraña situación, pero decidí tomarlo como un reto personal.
Como somos seres sociales fue inevitable hacer una simpática amistad con mis dos vecinos de fila. Una era Luzmila, amable señora muy devota de la madre Laura que tenía un hermano muy enfermo al que quería llevarle una de las monedas. El otro era un jovencito con cara de buena gente al que su patrón le había encargado comprar tres monedas, dándole dos al joven empleado para que dispusiera libremente de ellas.
Al preguntarle qué haría con las monedas sin tardar me dijo que una sería para la madre de su novia y la otra para su madre, ambas muy devotas de la santa colombiana. Danilo era su nombre, y al igual que Luzmila a lo mejor no los volvería a ver nunca.
Danilo |
Un funcionario salió y contó los primeros diez de la fila, en los que por fortuna quedamos Luzmila, Danilo y yo, y dijo: “Hasta aquí atendemos hoy”.
Parecía que lo habíamos logrado y que era una prueba superada. Así fue que se nos autorizó la entrada, cédula en mano. Luzmila y Danilo que me antecedían pasaron sin problema, pero cuando yo me disponía a entrar un guarda me detuvo diciéndome que por orden de gerencia hasta ahí llegaba la atención.
Afortunadamente luego de unos minutos y tras un cruce de mensajes a través de sus intercomunicadores el guarda dijo que podíamos pasar los últimos siete elegidos del día.
Lo que siguió fue solo tramite y al fin pude conseguir la anhelada moneda que hará parte de mi colección.
Buscando sombra bajo La Gorda |
Luzmila |
Al fin entrando al banco |
El turno final |
Al salir del banco el reloj marcaba las 2:15 P.M. |
Iglesia de La Candelaria - Edificio de La Bolsa |
Los guardas del banco |
5 Horas bajo el sol |
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