martes, 11 de julio de 2017

FERNANDO GONZÁLEZ - ANECDOTARIO



Cuando trabajaba como Juez de Circuito de Medellín, entre 1923 y 1929, a Fernando González le llegó la sucesión de una señora adinerada que había acabado de morir. Ella quería repartir equitativamente su herencia.

El testamento decía que la mitad y una cuarta parte eran para los legitimarios y la última se las dejaba, como era costumbre en esa época— a las ánimas del purgatorio y al Niño Jesús de Praga o sea a la Iglesia, y claro que intentaron reclamarla.

“Él lo resolvió así: ‘La parte de las benditas ánimas del purgatorio será entregada cuando ameriten personería jurídica. La del Niño Jesús de Praga cuando cumpla la mayoría de edad, mientras tanto paso esta herencia a sus legítimos herederos’. Obviamente la Iglesia protestó”.

Fernando González y Jorge González, hijo del dueño del café Georgia. Foto de Guillermo Angulo (1959)

Leerlo no es, creo yo, una mera experiencia intelectual, es una experiencia vital, como oír el viento en los árboles, como meterse al mar, como estudiar las rosas o los músculos, como aprender a nadar o a volar en cometa. Estoy seguro de que pocos guías pueden ayudarnos tanto a encontrar la madera de nuestro propio sueño como este soñador tan reciamente colombiano, tan reciamente antioqueño y a la vez tan de otra parte. De la galaxia que no está en los mitos, del mundo que no está en las cartas, del país que no está en los mapas. Del misterioso, cotidiano, sagrado, desconcertante, conmovedor país de una vez y de nunca más.

William Ospina

León Acevedo, Fernando González y Alfredo Vanegas Montoya. Envigado, noviembre 3 de 1962.

 Le pregunté a Olga Elena Mattei qué libros de Fernando González eran más importantes para leer, y me dijo: “Todos”. Lo que me pareció una exageración, ya que tenía tantos. Después me di cuenta que tenía razón: en todos aparecen sus mismos temas, en todos encontrás al mismo Fernando González. Todos son como una sola obra.

Ernesto Cardenal

Fernando González en el jardín.
Foto de Guillermo Angulo (1959)

Según Ligia, su tío, uno de los escritores latinoamericanos más originales del siglo XX, era un enamorado de la naturaleza: “Lo recuerdo hurgando los hormigueros con su bastón. Cuidando las plantas de su jardín. Hablándole al ganado mientras ordeñaba”, dice.



Esa faceta del maestro, conocida solo por especialistas, es para Javier Henao Hidrón, amigo y biógrafo de González, la extensión filosófica de su obra.


“Era un estudioso de la botánica y la homeopatía. Amando a la naturaleza hizo filosofía”, asegura.

Pero al hombre que escribió  Viaje a pie  (1929) no le bastaba solo contemplar.

Con las plantas que sembraba en Otraparte y las que encontraba en sus interminables caminatas por el campo de Envigado preparaba bebidas y ungüentos. Esa actividad le dio la efímera fama de curandero.

“Lo hacía ocasionalmente con personas de su confianza. Iban allá (a la finca) y le comentaban sobre sus dolencias. Él acudía a las plantas”, recuerda Henao Hidrón.

Esas anécdotas las confirma Sergio Restrepo, exdirector cultural de la Casa Museo Otraparte y conocedor de la obra del escritor. “Algunos cuentan que él los curó de su úlcera y otras enfermedades”, dice.

Ese apego, según Henao Hidrón, lo adquirió el filósofo a finales de 1930 cuando regresó a Colombia de Europa y alquiló la finca Bucarest, también en Envigado. “Fue una afición de su vejez”, añade.

Además, en la biblioteca que se conserva intacta en la Casa Museo -dice Restrepo- hay dos libros de botánica que el escritor consultaba con frecuencia. 

Pero aunque algunos le atribuyan el talento con las hierbas, González no hizo referencia explícita de su faceta homeópata en sus obras.


Fernando González, Morelia Angulo y Gonzalo Arango. 
Fotografía de Guillermo Angulo (1958)

Lo que no se puede negar es que era punzante con la iglesia. “Un día una prima que estaba de visita en Otraparte iba para la iglesia y él dijo: ‘¿Van para misa? Fíjense bien, a ver si el padre Villegas se me robó los zapatos. Es que no los encuentro’, así los criticaba”, recuerda entre risas su sobrina. 

Citas

"Aquí no hay ideas propias. Colombia es el comunismo ideológico". (Viaje a Pie, 1929).

"El hombre es un animal que suda, que digiere, que elimina toxinas, que desea la mujer ajena y todo lo ajeno, y que apenas por instantes piensa". (Viaje a Pie, 1929).

"El ritmo es tan importante para vivir como lo es la idea del infierno para el sostenimiento de la Religión Católica". (Viaje a Pie, 1929).

"En definitiva, lo que hace mover al mundo no es sino el ánimo de los héroes". (Viaje a Pie, 1929).

"¿En dónde se ha visto que dos hombres se insulten e inmediatamente se abracen? En los estrados de la justicia. ¡Es la pantomima de la verdad!". (Viaje a Pie, 1929).

"Necesitamos cuerpos, sobre todo cuerpos. Que no se tenga miedo al desnudo. A los colombianos, a este pobre pueblo sacerdotal, lo enloquece y mata el desnudo, pues nada que se quiera tanto como aquello que se teme". (Viaje a Pie, 1929).

"Ya Colombia no hace versos". (Viaje a Pie, 1929).

"Una cosa fundamental en la vida es saber lo que se quiere. Primero buscarlo como el que se asfixia busca el aire y finalmente pagar el precio".

"No podemos vivir en lo abstracto. Por eso vino Jesucristo, en formas tan bellas, para que pudiéramos adorar a Dios. Vino para hacerse ejemplar, camino, para que viéramos, para que oyéramos y tocáramos la verdad. Amo a Dios: luz, forma, todas las ideas. ¡Oh, único, muchacha de las muchachas, árbol de los árboles, mar de los mares! ¡Oh Tú, el ejemplar, Tú, el que no eres sino bueno! ¡Ven y sácame, porque corro desolado!”.

“Quien huye de la vida es porque ama demasiado a la vida. Los hombres vulgares creen que un filósofo es un hombre de alma árida. Todo lo contrario. ¿Cómo puede analizar la vida el que no tiene el corazón repleto de vida? ¿Cómo puede conocer las pasiones, y los deseos, y los movimientos del alma, el que no tenga un alma atormentada?”.

“El payaso interior. Es el espíritu algo tan delicado que hasta la más sencilla sensación lo modifica. ¿Habéis visto esos muñecos que hacen cabriolas cuando se les tira de una cuerda? Pues idéntico es el espíritu. La sensación más sencilla lo modifica grandemente. ¡A sus cabriolas las llamo yo visiones espirituales!”.

"A todo hombre le ocurren grandes aventuras, a pesar de que esté encerrado en un cuarto de diez metros, pues el tamaño de los sucesos individuales se mide por la repercusión en el alma".

“Silencio. ¡Cuán bello el silencio! Pero hay que aquietar este mundo interior. Hay muchos que gritan ahí dentro. El silencio es una conquista. No es el ruido externo lo que nos aturde; es el grito de las pasiones. No es aislarse; es desprenderse; el silencio no es un don sino un fruto difícil. Este silencio físico es apenas un medio para acallar la propia algarabía”.

“Fuerza divina es la vida, y cuando un hombre es constante y no se dilapida en múltiples deseos, vicios y pasiones, tal fuerza parece milagrosa en sus resultados. Todos nosotros tenemos la fuerza divina: llama vacilante en todos, a causa de falta de unidad en los deseos y de agotamiento en los vicios. El triunfo es de quien desea una sola cosa y está resuelto a pagar el precio de ella, a dar la vida, sin vacilar un segundo”.

"Casa es ya tu alma glorificada por tu amor".

Filosofía no es el estudio de las últimas causas, ni Dios es la última causa. Si Dios fuera causa, sería un eslabón, el último de la cadena. Un dios así es un fenómeno, el último fenómeno encadenado. Dios es ‘Creador de la nada’; creó las causas, el tiempo, y el espacio y todo, y El no es causa, ni grande ni pequeño, ni bueno ni malo... Nosotros, los hijos, somos en Dios y por Dios y nuestro vivir es en Dios. Filosofía es viajar en Dios, partiendo desde nuestro yo original, concienzándonos, y el viaje es infinito y de infinita beatitud. La filosofía es viva y es nutricia. El hombre nació para conocer y amar a Dios y ser beato en El”.

“Todo pasa. Pasa esta pequeña experiencia de la vida. Dentro de la historia general del mundo, la del individuo es nada, y nada es la de la tierra dentro de la historia del tiempo y de las estrellas. Y dentro del infinito y de la eternidad ¿qué serán estas vidas nuestras?... Por eso, no se le debe temer a la muerte. Y si no se le teme a la muerte, ¿a qué podemos temer? Se acaba el temor y el desespero y la impaciencia”.

“¿Qué falta en Colombia, Estanislao? Yo lo sé. Tengo en mi poder ese secreto desde hace un año, así como mi tía Lila tuvo al diablo prisionero en una jofaina durante nueve meses, el tiempo de la preñez de mi madre... ¿Cuál es? Que toda belleza, bondad y poder nos vienen de Dios. En Colombia nadie, ni los hombres de la llave, tienen amistades con Dios. Colombia es país tímido, humanidad apaleada. Muy inteligentes, pero tienen miedo. Por eso la esterilidad. Los gobernadores piensan al acaso, sobre el libro que leen, como si fueran gente sin ombligo”.

Mi verdadera religión: adorar a la Intimidad en mi representación, sinceramente, sin otra finalidad; rendirme a la verdad viva y entregarme a quien sé que está en mí y yo en El.

No hablará mi lengua ni escribirá mi mano sino para examinar y buscar la Intimidad en mis vivencias. Gran respeto a los demás en las suyas, y ayudarles a entenderlas. Todo el amor y esmero que ponga ahí será poco.

Soy un sucederse que sospecha o presiente que va a terminar, y que grita llamando a la Intimidad y no la halla... “Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?”
Desde anteayer llamé al infinito luminoso para que me envíen un guía, porque hace treinta años que estoy perdido, en angustia, en garras de la causalidad de tres pasiones: soberbia, ¿Llegaré al Silencio? ¿Podré presentir, pregustar, pre oír al Silencio antes de irme? Sí, ya. Si nos negamos ya, ya es el Silencio. En el silencio no hay humildad ni orgullo, obediencia ni mando, pobreza ni riqueza, bien ni mal. ¡Es el Silencio! No hay nada por encima ni por debajo del Silencio, que es la Paz.

La sabiduría es un producto del tiempo y de las experiencias. Ya puedes leerte todos los libros y no llegarás a sabio, en el verdadero sentido de la palabra. La felicidad es el premio de la vida. Nada se regala. Es cierto que se aprende estudiando; pero se aprende mal y nada acerca de los hombres y de la vida. Se aprenden enumeraciones. La vida es preciso vivirla.

Si no nos remordiera, no ascenderíamos. El dolor es acicate. Sentir remordimiento equivale a odiarse, a estar descontento.

Mientras que nosotros tenemos aspecto de promesa, de obra comenzada, de esbozo. Como animal, es detestable el hombre. El remordimiento comprueba que somos futuros diosecitos, o sea, herederos del reino.

Lo primero es conocerse, y lo segundo, cultivarse. Nuestra individualidad es nuestro huerto, y la personalidad es nuestro fruto. Individualidad es la obra posible que está en cada hombre en forma de instintos, facilidades, habilidades, tendencias; todo ello proviene de la raza, el medio, la sociedad. Individualidad es lo que está encerrado en nosotros y que puede manifestarse o no, así como en la envoltura del capullo está la semilla, el árbol y los frutos.
No aspiremos a ser otros; seamos lo que somos, enérgicamente. Somos tan importantes como cualquiera en la armonía del universo. Todos los seres pueden ser igualmente hermosos.


Fernando González en Otraparte con su nieto mayor Lucas Felipe González
Foto de Carlos Rodríguez Gaviria, febrero de 1958, FAES.

Cuando un joven comprende que el secreto no está en lo que haga, en lo que diga, en el vestido, etc., sino en la energía interior, está maduro para la filosofía.

Oiré la voz y obedeceré. ¡Estaré atento y abierto! A las puertas de mi ausencia está llamando la Verdad y la Vida. Tendré encendida mi lamparilla, el entendiendo.

Estoy resuelto a seguir a Dios: la voz íntima, a pesar de las tentaciones. Cuando oiga la voz claramente no seré tentado. Estoy decidido a morir, a desnudarme hasta que oiga la voz que me subyugará: que la Voluntad que se manifiesta en el universo me guíe.
¡Los libros! ¿Para qué comprar otro, si no he realizado en mí el que ahora tengo? Hay que realizar los libros, realizar en uno todo el universo.

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