martes, 8 de diciembre de 2020

FIESTA EN LOS TIEMPOS DE PANDEMIA

Diciembre 7 de 2020.




Hoy es el primer día de velitas en tiempos de pandemia, y digo “el primer día” porque no sería raro que tuviéramos por lo menos otro dentro de esta crisis sanitaria que amenaza extenderse en el tiempo.


Pensé que la gente atendería las recomendaciones que hizo el ministerio de salud para que se evitaran las aglomeraciones en las reuniones familiares para evitar contagios, pues se ha comprobado que en este entorno se ha propagado el coronavirus profusamente.


Aunque en Colombia aún no se ha sugerido, el uso del tapabocas en nuestros hogares sería una buena idea en estos tiempos de navidad. 


Cuando llegó la noche supe que mi optimista expectativa sobre el comportamiento de la mayoría estaría lejos de la realidad.

Las calles se llenaron de gente que hacía sancochos y prendía las velitas al son de la música de Rodolfo Aicardi, animada con el infaltable aguardiente antioqueño.


La pólvora sonó más fuerte y duró más tiempo que en el amanecer del primero de diciembre con su ingrata Alborada celebrada con pólvora detonante. A las cuatro de la mañana se oían todavía las recámaras y el tronar de los voladores y los tacos.


La prudencia desapareció en esta noche de velitas y sin duda el Covid 19 se pavoneó a sus anchas.


El desarrollo de las vacunas exacerbó la confianza y la mayoría dio por hecho que la pandemia había pasado, pero en realidad aún estamos lejos de esto.


No hay que ser biólogo o sociólogo para comprobar que el ser humano es aún tan sociable como los monos en la selva.


El Covid 19 es una enfermedad muy extraña, que a muchos no le manifiesta ningún síntoma, mientras que a otros les convierte la vida en un infierno. Un amigo me contó hace poco con detalles el caso de su madre, que tuvo que ser hospitalizada varios días hasta el doloroso día de su muerte. No podían visitarla, y cuando llamaban a preguntar por su salud la enfermera le decía que seguía igual y que en las noches llamaba a gritos a sus hijos.


Esta dura experiencia debería ser suficiente para sacrificar las fiestas navideñas hasta que lleguen mejores tiempos.


Esta mañana mientras hacía turno para entrar al banco, pasó a nuestro lado un joven norteamericano, estaba furioso y mascullaba algunas palabras. Se bajó la mascarilla y estornudó fuertemente sobre los presentes mientras gritaba. “Colombia… la chimba”, Continuó su camino dejándonos sorprendidos y ofendidos. Más tarde el portero del banco me dijo que se enojó por no darle acceso sin hacer turno. Casos de enajenación causados por la angustia que causa la pandemia.


Esta vez yo si quiero olvidar el año viejo, porque nos dejó cosas…



Noche de las velitas en los buenos tiempos.


COVID-19 Un virus que llegó para quedarse.


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