sábado, 14 de junio de 2008

locos Cuentos para gente cuerda

LOCOS CUENTOS PARA GENTE CUERDA.

Con estos cuentos participé en el concurso internacional convocado por la cámara de comercio de Medellín 1994.


LA CAMA QUE VOLABA.

Los niños se arremolinaron ansiosos alrededor de su abuela, que reposaba sobre los mullidos almohadones de su centenaria cama de roble. Lilí, con sus pecosas naricillas y sus rubios cabellos reclamaba el mejor sitio, acomodándose por fin en la cabecera.
Daniel con sus ojos negros llenos de picardía escogió su sitio a los pies de la abuela, que esperaba a que sus inquietos nietos se acomodaran para comenzar con sus historias. Ella aprovechaba aquel momento para poner en orden sus ideas y escoger el tema apropiado para esa noche, sabía que cada historia debía ser acorde al momento, por ejemplo en las noches calurosas con olor a naranjos en flor, ella prefería historias de pequeños dundecitos saltando sobre el verde follaje del brevo que el abuelo Joaquín sembrara en el fondo del jardín un mes antes de fallecer. En cambio en las noches tormentosas y frías, que otras historias sino las de guacas y espantos podrían ser las elegidas.


Sus reflexiones fueron interrumpidas por los reclamos ruidosos de la pequeña Lilí
-Abuelita, abuelita, ¿que nos vas a contar hoy?
- ¿Están listos para comenzar?, preguntó la abuela.
- Si... Sí..., gritaron en coro los niños, mientras con sus pesadas cabriolas por poco rompen el inmenso camastro de roble.


La abuela Berta se cubrió hasta el cuello con la manta llenando lentamente sus pulmones y luego dejó escapar un largo suspiro, signo inequívoco de que ya tenía un buen tema.


Los niños apenas si respiraban aguzando sus oídos para no perder el más mínimo detalle, al tiempo que abrieron los ojos de su imaginación, esos que tanto añoramos los adultos y que perdemos en algún momento de nuestro viaje, a causa de la ceguera del raciocinio y que solo algunos recuperan al llegar la ancianidad.
El acogedor lecho se transformó de repente en una extraña nave espacial que comenzó a sumergirse lentamente en las nebulosas de la fantasía. Poco a poco y en silencio las paredes del cuarto ya no estaban, luego las ventanas, las cortinas, la mesita de noche con todo y el vaso de agua que guardaba todas las noches la sonrisa de la abuela, desaparecieron mágicamente, succionadas de una realidad temporalmente perdida.

La abuela ahora se transformó en la avezada capitana de un estranbótico navío, que en medio de la iridiscente corriente producida por el flujo pausado de sus palabras, se impulsó a velocidad insopechada rumbo a la curiosa expedición hacia las ignotas regiones de la sorpresa.

Lilí y Daniel, absortos ante los maravillosos parajes que ahora contemplaban, sentían ondear sus cabellos convertidos en banderas amarillas. La abuela no dejaba de mover sus labios, de los que brotaba esa poderosa energía que seguía impulsando el inaudito viaje.

- Miren arriba..., les dijo la abuela, y ellos alzaron sus ojos , los de su imaginación, claro está, entonces vieron a un grupo de hadas practicando vuelo sincronizado al ritmo de hermosas melodías estelares.
Luego la anciana enrumbó su camastro mágico a babor, mientras sonreía orgullosa por su sorpresiva maniobra, fué cuando divisaron por fin a Puerto Corazón, esa bahía en la que solo anclan las naves de la imaginación, formando largas filas en su muelle cargadas de niños y abuelas.
Sobrevolaron por buen rato ese amable sitio, sonriendo y batiendo sus brazos a todos los que allí estaban anclados. La abuela tomó rumbo erix, punto geográfico que solo existe en aquel lugar, no es norte ni sur, ni oriente ni occidente, sino todo lo contrario.
Penetraron una densa niebla, cosa que los llenó de temor, y no sin razón, pues al atravesar la pared de neblina descubrieron un paisaje asolado por el fuego y la radiación, donde solo quedaban unos pocos seres, que más que humanos parecían espectros que avanzaban cabizbajos hacia ninguna parte, porque allí solo era la nada.
Los niños comenzaron a llorar a gritos y rogaban a la abuela para que cambiara la historia.

- Esto que ven, dijo la abuela, podría ser el futuro próximo, pero como todavía quedan buenos corazones como los vuestros hay esperanza de que no suceda, espero que los conserven tan limpios y puros, que no los dejen enlodar por el fango del egoísmo y la codicia, que no permitan que desaparezca de sus vidas el amor, que jamás se cansen de contemplar maravillados el milagro de la salida del sol tras las montañas, coronado de rojos arreboles, tampoco dejen de admirar la gracia fascinante de una simple crisálida, que después de una paciente espera, libera al fin a la hermosa mariposa, que salta al vuelo mas engalanada que el mismo Salomón.

- ¿ Y quién es Salomón?, inquirió Daniel.
-Esa será otra historia mis amores, ahora es mejor que regresemos, dijo la abuela, y después de besarles tiernamente sus alborotados cabellos, los envió a dormir a su cuarto. Antes de dormirse, los niños guardaron con la ternura que solo tienen los ángeles estas historias en su corazón, envueltas en el terciopelo azul de sus recuerdos.

Veinte años después, el niño Daniel solo existe en los recuerdos, agazapado tal vez en el camastro volador de una infancia ida, dando paso a ese hombre que ahora lleva a cuestas, pero que aún recuerda las historias de la abuela.


TRANSMIGRACIÓN.

Isabel habló desde muy pequeña con gran fluidez e impecable dicción, desde entonces sentía una poderosa necesidad de comunicarse. Tal era su ansiedad, que tenía la firme convicción de que el único objetivo de la vida era el ejercicio de comunicarse.

Ya en su adolescencia dominaba el arte de hablar y escribir, con un manejo impecable de las reglas gramaticales y fonéticas que ello implicaba, eran sus conversaciones de entonces, verdaderos conciertos de erudición y musicalidad, ya que aunaba a sus profundos conocimientos el envolvente sonido de su voz cautivadora...

Pero todo esto no la satisfizo, pues dentro de su espíritu sentía muchas cosas para las cuales aún no se habían inventado palabras. Ella comenzó a pensar que las palabras era un sistema de comunicación muy arcaico, pues no alcanzaba a expresar todas las emociones que luchaban en su mente por salir.
Ya a sus quince años conocía infinidad de idiomas y dialectos, pero todos al igual le parecían limitados para el total propósito de la comunicación. Casualmente oyó un día a alguien hablar sobre la telepatía, la precognición, viajes astrales y otros asuntos metafísicos de dudosa reputación entre la escéptica comunidad científica dominante Atraída por estos temas comenzó a investigarlos y sorprendida halló mas coincidencias que divergencias con las ciencias y tecnologías que estudiaba en la universidad. Todo esto la fué llevando hacia la síntesis de ambas escuelas y a la fusión de conceptos genéticos con otros bioelectrónicos en los que vió inminentes posibilidades para lograr la telepatía electrónica como suma perfección de la comunicación humana.

Dedicada Isabel a estos nuevos horizontes logró en poco tiempo hacer un paralelo entre los fenómenos electromagnéticos, psíquicos y químicos, encaminó sus investigaciones hacia la construcción de un microdispositivo transceptor que ampliara las ondas cerebrales de forma bilineal, o sea en recepción y transmisión.
Ya se había comprobado que todo pensamiento genera ondas y pulsos eléctricos medibles en laboratorio, ¿por qué no pues, seria posible la viabilidad e tal proyecto?. Más que una posibilidad, Isabel tenía ahora la certeza de que al fin lograría la
comunicación directa entre las mentes, sin las pérdidas causadas por la incómoda transferencia que ocasionaba la conversión a la fase idiomática.

Tal artefacto iría mucho mas allá, pues de seguro permitiría que los seres humanos se comunicaran con otros seres de la naturaleza. Esta labor la fué desarrollando en la mas completa soledad y secreto, al punto que ni sus padres tenían idea de estas cosas. En la universidad nunca confió a nadie su proyecto y se aisló tanto que comenzó a pasar como persona hosca y antipática., sus padres estaban siempre tan ocupados que ni se daban cuenta de su cambio de personalidad.

Cuando no estaba en clases se la pasaba encerrada en el sótano de su casa sin más compañía que Rufo, su perro lanetas, que se echaba bajo la mesa de trabajo, más interesado en su siesta que en los complicados enredos de aquel improvisado laboratorio.

Fué en su décimo octavo cumpleaños cuando Isabel resolvió el último escollo de su alocado proyecto, la fuente de alimentación que había conseguido construir, una biobatería prácticamente eterna, que usaba como electrolitos los fluidos naturales del cuerpo.
Dos años tardó Isabel para llevar a término su proyecto, el último paso fué la construcción de los dos mini dispositivos cerebro transceptores bilineales que ella contemplaba complacida sobre su mesa de trabajo.

Eran dos pequeños cilindros metálicos cuyo diámetro apenas si excedía al de una aguja hipodérmica. Dentro de los cilindros reposaban los circuitos electrónicos que una vez insertados en los cerebros de los dos sujetos de prueba deberían entablar el intercambio directo de sus pensamientos. Todos sus esfuerzos y desvelos estaban a punto de ser recompensados. Una vez introducido en el cerebro a través de una aguja hueca solo sobresaldría una pequeña punta a la altura del entrecejo y que se vería como un pequeñísimo lunar, un verdadero tercer ojo.

Ya imaginaba Isabel las repercusiones que tendría su invento, se imaginaba recibiendo el premio novel y siendo honrada en los más famosos salones de la ciencia, pero sobre todo tal vez sus padres comenzaran a prestarle más atención y a quererla aunque fuera un poquito. Llegada la hora de la prueba Isabel se puso un par de guantes quirúrgicos, tomó con algo de nerviosismo uno de los dispositivos y luego de acomodarlo en la aguja aplicadora lo introdujo con fuerza en el entrecejo de su perro hasta la profundidad requerida, Rufo saltó asustado y se refugió debajo de una silla, que mejor compañero para la experiencia podría tener, le dijo a su can. La chica
preparó el otro dispositivo de igual forma y luego de poner un poco de anestésico en crema sobre su piel y mirándose en un espejo, insertó con fuerza la aguja hacia su pineal sacandola luego. Sintió una fuerte corriente eléctrica a través de toda su médula y no pudo evitar lanzar un grito de dolor.

Los padres de Isabel caminan hacia el auto que dejaron parqueado frente al hospital mental luego de visitar a su hija, aún nadie comprende que fué lo que de un momento a otro causó que la jóven perdiera la razón y ahora se comportara de forma tan extraña, pues va y viene por los corredores del sanatorio andando y ladrando como un perro.

Sus padres nunca olvidarán el día que la encontraron acurrucada debajo de la mesa del sótano, ese mismo día en el que su perro Rufo se lanzara bajo las ruedas de un auto frente a su casa. Algunos vecinos aseguran haber escuchado al perro murmurar unas palabras antes de morir.


ONDAS DEL PASADO.

Jorge encendió su radioteléfono a las once de la noche como de costumbre.
Sus movimientos de ahí en adelante parecían un ritual muy ceremonioso, abría el cajón de su escritorio, sacaba su libro de guardia y el parker de plata que conservaba con especial cariño, como que fué el regalo de grados que le regalara su amada Mary cuando apenas comenzaban el noviazgo. Puso todo sobre la mesa donde estaban sus cigarrillos favoritos, un vaso de Escocés y un horroroso cenicero de cerámica, que con sus propias manos y un inmenso cariño le hizo su esposa Mary.

Comenzó a mover las perillas de su radio, que mostraba las frecuencias al comenzar un escaneo automático. Ninguna señal aparecía diferente a los silbidos de la estática por cierto desacostumbrada en aquella época del año. Esto desanimó mucho a Jorge, que soñaba noche tras noche hacer el comunicado de su vida, que le hiciera merecedor del diploma de su radio club.
Ya había logrado comunicados con jeques de Egipto, actores de cine y hasta con el Rey Juan Carlos de España, pero el estaba buscando un contacto más difícil y exótico. El escaneo seguía aún sin dar frutos cuando el reloj marcaba la media noche.
El sueño y la frustración lo invadían por lo que se antojó de irse a refugiar en los brazos de su amada y dejar su búsqueda para otro día. Ya iba a desconectar el radio cuando el escaner se detuvo y se escuchó una fuerte señal de recepción. Se acomodó entusiasmado en el sillón, se tomó un sorbo de whisky e inclinandose sobre el parlante para oír mejor pitos telegráficos que transmitían: - S.O.S. C.Q.D.X., este es el transatlántico Titanic, necesitamos ayuda, hemos sufrido varias explosiones a bordo y la situación es crítica, soy el operador Philips, Jorge trató de grabar el raro mensaje pero este no se repitió más, pues volvió a escucharse el chasquido de la estática. Debía ser un bromista, el Titanic se había hundido en la media noche del catorce de abril de 1.912.

Intentaba apagar el aparato pero ahora lo detuvo el reinicio de esa misma transmisión de auxilio, sintió algo de mareo y se puso de pié para ir en busca de su esposa, pero no pudo pues perdió el sentido.
Volvió lentamente en sí y comenzó a ver borrosamente como cientos de personas corrían y se apretujaban en botes de salvamento, que no resistían el peso y se desplomaban desde las altas poleas haciéndose pedazos al caer en las turbulentas y frías aguas del mar. Escenas dantescas eran las que ahora presenciaba Jorge. Se levantó como pudo, pues era difícil tenerse en pié en la cubierta de aquel navío que oscilaba sobre las olas en medio de una tremenda oscuridad. Entró a un pequeño cuarto que aún estaba iluminado y que resultó ser la sala de radiocomunicaciones, al entrar encontró sentado a un jóven de camisa blanca que se volvió hacia él y le dijo:
- Váyase se aquí, salve su vida y empujándolo fuertemente lo sacó cerrandole la puerta con fuerza, Jorge ante esto se había asido de la camisa de aquel hombre y accidentalmente le había arrancado una insignia que llevaba en la solapa, pero que era todo esto, el barco se inclinó casi en vertical a las aguas, las gentes rodaban como sobre un tobogán, cayendo irremediablemente entre las bravas olas, él mismo no pudo resistir más su peso y sus manos se soltaron de un tubo del que se había aferrado, se deslizó sobre la cubierta cayendo a las frías aguas.

Despertó gritando de pánico y vió que aún estaba sentado frente a su escritorio, menos mal, pensó, todo fué un sueño. En esto entró Mary asustada por los gritos indagando la razón de ellos, Jorge le dijo:

- Tranquila solo fué una pesadilla, pero se sorprendió al ver que toda su ropa estaba mojada y al sentir entre su puño un objeto extraño, abrió despacio su mano mirando a su esposa y sorprendidos los dos vieron una insignia de oro con un nombre:


“John Philips”, “Titanic Radio operator”

Hasta aquí la trilogía.


OTRA BRUJA:

Digo otra, porque en un capítulo anterior hay un relato sobre una bruja más aterradora, muy pero muy famosa, la publicaré luego, pués tendré que digitar unas páginas que perdí.

Doña Luisa, la esposa del doctor Morales recientemente había contratado los servicios de una muchacha que le habían recomendado, se llamaba Lina y venía del municipio de Remedios, sin dudas tras el desgreñado cabello y las humildes ropas con las que llegó, había una hermosa jóven de pícaros ojos verdes. La señora la instruyó sobre las obligaciones que tendría y la chica comenzó a trabajar
inmediatamente.

Doña Luisa tenía dos hijos, Carlos y Andrés, ambos estudiantes universitarios y dueños de una buena pinta. Fué en Andrés en quien puso sus ojos Lina, lo atendía siempre con más especialidad que a los demás, lustraba sus zapatos, le llevaba todas las mañanas jugo de naranja a su habitación y cada que podía se le insinuaba un poco.

Andrés tenía muy definida su vida amorosa y ni siquiera notaba los coqueteos de la muchacha, que ante su indiferencia se fué llenando de rabia, decidió entonces tomar medidas más drásticas y consiguió algunas yerbas para darle en el jugo al jóven, esculcando en los cajones encontró una foto de su bien amado y lo colocó en un rincón de su cuarto alumbrado por una vela roja. Pero nada pasaba, al contrario, Andrés no volvió a recibirle sus jugos matinales y se tornó muy antipático con ella, su hermano Carlos, que fué quien me contó esta historia, fué el único que había notado los requiebres de la muchacha pero guardó entonces un prudente silencio.

Lina se fué volviendo callada y amargada y estaba ya todo el tiempo de mal humor. Un día a la hora del almuerzo la familia se sentó en el comedor y Lina les sirvió la comida como de costumbre, retirándose luego hacia la cocina que quedaba
a la derecha del comedor en el fondo de la casa. Estaban terminando ya la sobremesa cuando Carlos vió una chancla que salía disparada desde el fondo de la casa y que al llegar al salón donde estaban describió una extraña curva para dirigirse en línea recta y con renovado impulso hacia el rostro de Andrés, que sorprendido recibió un tremendo golpazo. Todos se levantaron de la mesa y fueron a la cocina sorprendidos a buscar a Lina, pero ella no estaba allí, ni en su cuarto ni en el solar, fueron al baño y lo encontraron cerrado con seguro, por más que tocaron y llamaron a la muchacha no obtuvieron respuesta alguna, fué entonces cuando el doctor Morales entró en sospechas y fué a buscar la llave, luego de abrir la puerta del baño hallaron a Lina recostada en un muro tiesa como una varilla y con una palidez impresionante, le gritaron y zarandearon sin lograr que esta reaccionara, se le ocurrió al doctor encender un cerillo y tomándole una mano quemó la punta de uno de sus dedos, la chica permaneció impávida; resolvieron dejarla ahí y cerraron de nuevo el baño retirándose silenciosamente.

Después de un buen rato Lina salió y prosiguió con sus labores sin imaginar que había sido sorprendida en flagrante brujería. Buscó a la señora y le pidió una crema para quemaduras:

-Vea señora el quemón que me hice, seguramente fué bajando la olla de la sopa. Doña Luisa se quedó mirándola maliciosamente y le respondió: -Pomadita para quemaduras no es lo que te voy a dar, con gusto te daría una pela so sinvergüenza, empacá tus trapitos y te largás de mi casa bruja asquerosa. La muchacha no tuvo mas remedio que admitir su culpa y se fué de allí para siempre.

viernes, 13 de junio de 2008

Banquete de letras

BANQUETE DE LETRAS.

Como leer es un ejercicio enriquecedor e incomparable, quiero anexar una serie de escritos que estoy seguro disfrutarán tanto como yo, algunos de ellos anónimos, unos muy conocidos, otros no tanto.
Muchos se han atribuido la autoría del siguiente texto, pero en verdad es de un autor Mexicano: Nadine Stair.



EN VIDA HERMANO.

Si quieres hacer feliz a alguien que quieres mucho, dícelo hoy, sé bueno...
En vida hermano, en vida.

Si deseas dar una flor, no esperes a que alguien se muera; mándala hoy con amor... En vida hermano, en vida.

Si deseas decir “Te quiero” a la gente de tu casa, y al amigo cerca o lejos...
En vida hermano, en vida.

No esperes a que se muera la gente para quererla y hacerle sentir tu afecto.
En vida hermano, en vida. Tú serás mucho más feliz si aprendes a hacer
felices a todos los que conozcas... En vida hermano, en vida.

Nunca visites panteones, ni llenes tumbas de flores, llena de amor
corazones... En vida hermano, en vida.



SI PUDIERA VIVIR NUEVAMENTE.


Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería mas tonto de lo que he sido; de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Más fácil con todo, mucho más fácil. Correría más riesgos, claro y haría más viajes, contemplaría mas atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares, a donde nunca he ido, comería más helados y menos sopas, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fuí de esas personas que vivieron sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría; pero si yo pudiera volver atrás, trataría de tener solo buenos momentos.

Por si no lo sabes, de eso está hecha la vida, solo de momentos; no se pierdan el ahora.

Yo era de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas, un paracaídas y muchas otras cosas. Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir, comenzaría a andar descalzo a principios de primavera, y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en coches de caballos, contemplaría más amaneceres, jugaría con más niños y recogería más margaritas, si tuviera otra vez la vida por delante.”


(El anterior texto lo atribuyen muchas personas a Jorge Luis Borges; dice Doña Lucila Gonzalez de Chavez que lo ha visto en varios libros firmado por
NADINE STAIR).



ESTUDIA NIÑO.

Es puerta de luz un libro abierto:
Entra por ella niño y de seguro,
que para ti serán en lo futuro,
Dios más visible y su poder más cierto.

El ignorante vive en el desierto
donde es el agua poca, el aire impuro:
Un grano le detiene el pié inseguro;
camina tropezando: Vive muerto.

En ese de tu edad abril florido
recibe el corazón las impresiones
como la cera el toque de las manos;

Estudia, y no serás cuando crecido,
ni el juguete vulgar de las pasiones,
ni el esclavo servil de los tiranos

Elías Calixto Pompa.

CARTA DE UN HIJO.
-A todos los padres del mundo.-


No me des todo lo que pido, a veces solo pido para ver hasta cuanto puedo pedir.
No me grites; te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también.

No me des siempre órdenes; si me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas y malas. Si me prometes un premio, dámelo. Si me hice
merecedor de un castigo prometido, cúmplelo también.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si me haces lucir
mejor que los demás, alguien puede sufrir. Si me haces lucir peor, seré yo el que sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión
si tu conciencia te dice que es correcta.

Déjame valerme por mí mismo; si haces todo por mí, nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti; me haces sentir mal
y perder la Fé en todo lo que dices.

Cuando hago algo malo, procura no exigirme la explicación de por que lo hice; a veces ni yo mismo la sé.

Cuando descubras que te has equivocado en algo, admítelo; crecerá la opinión que yo tengo de ti, y me enseñarás a admitir también mis errores.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con la que tratas a tus amigos, porque seamos
tu familia, no quiere decir que no podamos ser amigos también.

Cuando te cuente un problema mío, no me digas:
“No tengo tiempo para bobadas”, “Eso no tiene importancia”. Trata de comprenderme y ayudarme.

Quiéreme y dímelo; a mi me gusta oírtelo decir, aunque no sea necesario.

( anónimo. )



DECÁLOGO DEL FRACASADO.


Nota: Para triunfar hacer lo contrario.


1. Espera sentado la oportunidad.
2. Comenta con todos la buena suerte de los demás
3. No te esfuerces por estudiar
4. Constántemente repite que “los tiempos están muy di fíciles”
5. Recuerda siempre que sin roscas ( padrinos) no se logra nada
6. Confía en tu suerte y aguarda a que vengan mejores tiempos.
7. Piensa que eres muy viejo para aprender o emprender proyectos.
8. Laméntate de lo que no has podido hacer , (inventa disculpas).
9. ..Repite con frecuencia que no tienes dinero ni tiempo para nada.
10. Critica y envidia lo que hacen los demás, te sentirás importante.

(De un libro de Don Aurelio Mejía).



LA ENSEÑANZA DE BUDA.


No temas a las fieras, pero teme al mal amigo. La fiera te destroza el cuerpo, pero el mal amigo hasta el alma.

El necio sufre pensando que su hijo y su riqueza le pertenecen, cuando ni el mismo es suyo,
¿ Como pueden ser de él su hijo y su riqueza?.

Pensar que se es necio siendo sabio, es mejor que pensar que se es sabio siendo necio.

Hay que respetar al que nos indica el error, el mal y las imperfecciones que uno tiene, como al que nos enseña el lugar del tesoro escondido.
Así como la firme roca no se inmuta con el viento, el alma del sabio no se preocupa por la fama y el honor.

Es de más valor vencerse a si mismo, que vencer a otros; es de más valor que vencer a millones en una batalla.

No hacer ningún mal, hacer toda clase de bienes, purificar el alma propia; esta es la enseñanza de Buda.

No sientas apego por las cosas agradables. De lo que te gusta nace la tristeza, el temor y la esclavitud.

Es fácil ver el error ajeno, pero difícil ver los propios. Desparramamos el pecado de los otros a los cuatro vientos, pero ocultamos los propios como el jugador oculta los dados falsos.

No dejes para mañana lo que tienes que hacer hoy, ni tampoco lamentes hoy lo que no quisiste hacer ayer.



LO QUE PUEDE LA EDICIÓN..

Hice un canto Bermudino
Al Cóndor;
Pero estaba en borrador
Y me pareció cochino.

Me lo hicieron publicar
En "El Día,"
Lo leí con alegría,
Y lo encontré regular.

Luego en una colección
De poetas
Lo insertaron con viñetas,
Y dije: es gran producción!
¡Lo que puede la edición!

Mi compadre Isaac Rengifo
Con capote
Andaba; y el monigote
Lo llamaban y el cachifo.

Después compró botas, frac
Y sombrero;
Robar pudo algún dinero,
Y se llamó Don Isaac.

Hizo luego una excursión
Por la Francia;
Vistióse con elegancia,
Y fue Monsieur Renjifon.
¡Lo que puede la edición!

Era Juana una indiecita
De Choachí;
Cargando leña la ví,
Y me pareció bonita.

Vino luego a la famosa
Bogotá,
Depuso el chircate, y ya
Me pareció muy hermosa.

Después tuvo crinolina,
Rico traje,
Y enaguas con fino encaje,
Y me pareció divina.

Mas tarde un buen corazón,
Pedrería
Dióle; y el mundo a porfía
La tributa adoración.
¡Lo que puede la edición!

Si yo, que soy campesino
Rematado,
En vez de estar empastado
En áspero pergamino,

Lo estuviera en tafilete
Con labores,
Y pajaritos y flores,
Y con dorado ribete;

No obstante mi cortedad
Y rudeza,
Pudiera entrar con franqueza
En la buena sociedad.

Y fuera hombre de razón
Y de peso;
Y diputado al Congreso
Me hansa sin ton, ni son,
¡Lo que puede la edición!

Ricardo Carrasquilla.



La hospitalidad soluciona un problema matemático.


Un gesto de hospitalidad y de generosidad ayudó a resolver un caso insoluble de matemáticas. Era un árabe del desierto, que tenía diecisiete camellos y tres hijos: Hasán, Hasín y Hasún. Cuando ya estaba para morir les dijo: «Riqueza suya son los camellos.Cuando yo muera los repartirán así: la mitad para Hasán, la tercera parte para Hasín y la novena parte para Hasún».


Aceptaron a gusto y al día siguiente el padre murió.Se pusieron a deliberar y no había manera de solucionarlo. La mitad de diecisiete eran ocho y medio. ¿Habría que matar un camello y quedarse con la mitad? Y lo mismo pasaba con la tercera y la novena parte. Entonces llegó un beduino montado en un viejo camello, pidiendo hospitalidad. Se la dieron y les ayudó a resolver el problema. Les dio su camello para que se repartieran los dieciocho. Hasán tomó la mitad, nueve; Hasín la tercera parte, seis, y Hasún la novena, dos. 9+6+2=17. Y al día siguiente marchó el beduino con su viejo camello que había sobrado. De la hospitalidad había salido la solución.



P. Justo López Melús.




Un sabiondo en el tren



Un joven universitario se sentó en el tren frente a un señor de edad, que devotamente pasaba las cuentas del rosario.El muchacho, con la arrogancia de los pocos años y la pedantería de la ignorancia, le dice: - “Parece mentira que todavía cree usted en esas antiguallas...”.


“Así es. ¿Tú no?”, le respondió el anciano. “¡Yo! –dice el estudiante lanzando una estrepitosa carcajada–. Créame: tire ese rosario por la ventanilla y aprenda lo que dice la ciencia”. “¿La ciencia? –pregunta el anciano con sorpresa–. No lo entiendo así. ¿Tal vez tú podrías explicármelo?”. “Déme su dirección –replica el muchacho, haciéndose el importante y en tono protector–, que le puedo mandar algunos libros que le podrán ilustrar”. El anciano saca de su cartera una tarjeta de visita y se la alarga al estudiante, que lee asombrado: "Louis Pasteur. Instituto de Investigaciones Científicas de París". El pobre estudiante se sonrojó y no sabía dónde meterse. Se había ofrecido a instruir en la ciencia al que, descubriendo la vacuna antirrábica, había prestado, precisamente con su ciencia, uno de los mayores servicios a la humanidad. Pasteur, el gran sabio que tanto bien hizo a los hombres, no ocultó nunca su fe ni su devoción a la Virgen. Y es que tenía, como sabio, una gran personalidad y se consideraba consciente y responsable de sus convicciones religiosas.


http://www.interrogantes.net/



GREGORIO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ



MEMORIA DEL CULTIVO DEL MAÍZ EN ANTIOQUIA



¡Qué bello es el maíz¡ Más la costumbre
no nos deja admirar su bizarría,
ni agradecer al cielo ese presente,
sólo porque lo da todos los días.



El don primero que con mano larga
Al nuevo mundo el hacedor destina;
El más vistoso pabellón que ondula
De la virgen América en las cimas.


Contemplad una mata. A cada lado
De su caña robusta y amarilla,
Penden sus tiernas hojas arqueadas,
Por el ambiente juguetón mecidas.


Su pie desnudo muestra los anillos
Que a trecho igual sobre sus nudos brillan,
Y racimos de dedos elegantes
En los cuales parece que se empina.


Más distantes las hojas hacia abajo,
Más rectas y agrupadas hacia arriba,
Donde empieza a mostrar tímidamente
Sus blancos tilos la primera espiga.


Semejante a una joven de quince años,
De esbeltas formas y de frente erguida,
Rodeada de alegres compañeras
Rebosando de salud y ansiando dicha.


Forma el viento al mover sus largas hojas,
El rumor de la dulzura indefinida
De los trajes de seda que se rozan
En el baile de bodas de una niña.


Se despliegan al sol y se levantan
Ya doradas, temblando, las espigas,
Que sobresalen cual penachos jaldes
De un escuadrón en las revueltas filas.


Brota el blondo cabello del filote,
Que muellemente al despuntar se inclina;
El manso viento con sus hebras juega
Y cariñoso el sol las tuesta y riza.

La mata el seno suavemente abulta
Donde la tusa aprisionada cría,
Y allí los granos como blancas perlas,
Cuajan envueltos en sus hojas finas.


Los chócolos se ven a cada lado,
Como rubios gemelos que reclinan,
En los costados de su joven madre,
Sus doradas y tiernas cabecitas.


¡Salve, segunda trinidad bendita ¡
¡Salve, frisoles, mazamorra, arepa ¡
Con nombraros no más se siente hambre.
¡No muera yo sin que otra vez os vea ¡


Pero hay ¡gran Dios ¡ algunos petulantes,
Que sólo porque han ido a tierra ajena
Y han comido jamón y carnes crudas,
De su comida y su niñez reniegan.


Y escritores parciales y vendidos
De las papas pregonan la excelencia,
Pretendiendo menguar la mazamorra,
Con la calumnia vil, sin conocerla.


Yo quisiera mirarlos en Antioquia,
Y presentarles la totuma llena,
De mazamorra de esponjados granos,
Más blanco que la leche en que se mezclan;


Que metieran en ella la cuchara,
Y la sacaran del manjar repleta,
Cual isla de marfil que flota en leche,
Como mazorca de nevadas perlas.


Y dejando chorrear el claro
La comieran después, y que dijeran,
Si es que tienen pudor, si con las papas
Alguno habrá que compararla pueda.


¡Oh, comparar con el maíz las papas,
es una atrocidad, una blasfemia ¡
¡Comparar con el rey que se levanta
la ridícula chiza que se entierra ¡


Y ¿qué dirían si frisoles verdes
Con el mote de chócolo comieran,
Y con una tajada de aguacate
Blanda, amarilla, mantecosa, tierna...?


¿Si una postrera de espumosa leche
con arepa de chócolo bebieran,
una arepa dorada envuelta en hojas,
que hay que soplar porque al partirla humea ¿


Y la natilla...! Oh, ¡ la más sabrosa
De todas las comidas de la tierra,
Con aquella dureza tentadora
Con que sus flancos ruborosos tiemblan...


Y tú también la fermentada en tarros,
Remedio del calor, chicha Antioqueña
Y el mote, los tamales, los masatos,
El guarrús, los buñuelos, la conserva.


Y mil y mil manjares deliciosos
Que da el maíz en variedad inmensa
Empero con la papa, la vil papa
¿que cosa puede hacerse ¿ no comerla


A veces el patrón lleva a la roza
A los niños pequeños de la hacienda,
Después de conseguir con mil trabajos
Que conceda la madre la licencia.


Sale la turba gritadora, alegre,
A asistir juguetona a la cogienda,
Con carrieles y jíqueras terciados
Cual los peones los costales llevan.


Quién puede calcular los mil placeres
Que proporciona tan sabrosa fiesta
Amalaya volver a aquellos tiempos,
Amalaya esa edad pura y risueña.


Avaro guarda el corazón del hombre
Esos recuerdos que de niño quedan;
Ese rayo de sol en una cárcel
Es el tesoro de la edad provecta.


También la juventud guarda recuerdos
De placeres sin fin... pero con mezcla
Las memorias campestres de la infancia
Tienen siempre el sabor de la inocencia.


Esos recuerdos con olor de helecho
Son el idilio de la edad primera,
Son la planta parásita del hombre,
Que aún seco el árbol su verdor conservan.


Pero en tanto vosotros pobres socios
De una escuela de artes y de ciencia
Siempre en medio de libros y papeles
Y viviendo en ciudades opulentas.


Nacidos en alcoba empalelada
De una casa sin patios y sin huerta,
Que jamás conocisteis otro árbol
Que el naranjo del patio de la escuela.


Vosotros ¡ay! Cuyos primeros pasos
Se dieron en alfombras y en esteras
Y lo que es más horrible, con botines,
Vosotros que nacisteis con chaqueta.


Vosotros que no os criasteis en camisa
Cruzando montes y saltando cercas,
¡oh, no podéis saber, desventurados,
cúanta es la dicha que un recuerdo encierra ¡


Con cuál, decidme, alegrareis vosotros
De la helada vejez las horas lentas,
Si no tuvisteis perro ni gallinas
Ni disteis muerte a patos ni culebras.


No endulzarán vuestros postreros días
El sabroso balar de las ovejas,
De las vacas el nombre uno por uno,
La imagen del solar, piedra por piedra.


Las sabaletas conservadas vivas
Sirviendo de vivero una batea;
Las moras y guayabas del rastrojo,
El columpio del guamo de la huerta;


La golondrina a la oración volando
Alrededor de las tostadas tejas,
La queja del pichón aprisionado,
La siempre dulce reprensión materna;


La cometa enredada en el papayo,
Los primeros perritos de Marbella...
En fín... vuestra vejez será horrorosa,
Pues no habéis asistido a una cogienda.


Gregorio Gutiérrez González
La Ceja, 1826 - Medellín 1872



Fragmentos del trabajo que como "memoria científica" en verso presentó Gregorio Gutiérrrez González al ser recibido en la Escuela de Ciencias y Arte y que a pesar de las palabras:


" Poco españolas que en mi escrito empleo,
pues como sólo para Antioquia escribo
yo no escribo español sino Antioqueño "

jueves, 12 de junio de 2008

El dueño de la piedra

En cierta ocasión que viajé a Guatapé, municipio situado en la hermosa región del oriente Antioqueño, me di el gusto de subir a la cúspide de la famosa piedra de El Peñol, descomunal mole de granito que domina una inmensa represa rodeada de verdes pinares. Lo que no imaginaba era que en esa ocasión conocería personalmente a don Luis Villegas, el dueño de la piedra.
Luis Villegas López
Junio 3 de 1917 - Julio 19 de 1996
 El peñón de Guatapé es el segundo monolito más grande del mundo

Don Luis Villegas y yo
Luego de pagar tres mil pesos puede subir hasta su cúspide por unas escaleras de adobe y concreto que están aferradas a la roca en uno de sus costados, para los acrofóbicos subir por estas, se convierte en una tortura, camino a la cima y recostada a la pared de granito encontramos a una señora que con los ojos desorbitados fue incapaz de continuar el ascenso, tuvimos que ayudarle a descender los no mas de veinte peldaños que había osado escalar. Enseguida comenzamos a subir hacia la cumbre y empecé a contar los escalones que nos llevarían arriba. Conté hasta la cumbre 649.


Para alguien que no esté acostumbrado al ejercicio se hacen obligatorias varias paradas de descanso, porque realmente es largo el trayecto para ascender sus 220 metros de altura. Una vez arriba encontramos una meseta en la que hay una casa con tejas de barro en la que expenden viandas y bebidas. Al frente arman toldos que ofrecen artesanías de la región.

En un costado de la pequeña explanada y justo al lado del abismo, construyeron una torre de cinco pisos en cuya azotea hay un mirador, desde el cual se divisa la inmensidad del hermoso embalse.

La torre fue originalmente levantada para albergar un restaurante, pero las autoridades no lo permitieron por considerar que la construcción no ofrecía las exigencias de resistencia reglamentarias para tal fin.


Los turistas hacen largas filas para subir a conocer esta atracción de la naturaleza y mirándolos desde abajo semejan dos hileras de hormigas subiendo y bajando hacia su gigantesco habitáculo.


En la explanada sobre la que se levanta la roca hay una buena infraestructura turística, se asientan allí varios atractivos restaurantes y estaderos, al igual que un amplio parqueadero. Se pueden alquilar botes y cañas de pescar en el muelle del embalse, en fin aquello debe ser un gran negocio. Pensé que ese sitio pertenecía a alguna entidad estatal o a un gran grupo económico, pero estaba a punto de llevarme una sorpresa gracias a mi amigo Hernán Cárdenas que me presentó a Don Luis Eduardo Villegas, ni más ni menos que el dueño de la piedra.


Frisaba entonces Don Luis los ochenta y tantos años, y se veía lleno de energía y vitalidad, este paisa de poncho y carriel era un trabajador incansable y había forjado este emporio turístico a partir de un sueño que tuvo en su juventud. “Imaginar es ver.”


Parados con la gran roca a nuestras espaldas nos sacamos una fotografía que yo considero de gran valor histórico, al igual que que la interesante historia que don Luis Villegas me contó bajo la sombra de su monolito. Nacido en el seno de una numerosa familia campesina Don Luis creció y trabajó desde niño en esas breñas antioqueñas.


Esos terrenos pertenecieron a su padre y eran patrimonio de los *Villegas desde tiempos inmemorables. Desde su más tierna infancia fue el único que amaba y admiraba esa enorme roca, fue amor a primera vista. Originalmente en la época de su infancia, la mole apenas si sobresalía de la tupida arboleda que la rodeaba, dándole un aire de especial misterio y misticismo que hacía estremecer el corazón de ese niño que diariamente y sin falta recorría varios kilómetros para visitarla. Ya en las noches y recostado en su catre de hierro, soñaba con ella y la veía radiante y bella, como una novia que sonríe al verse admirada.


Sus hermanos no comprendían el apego que Luis sentía por ese pedazo de piedra que reposaba anclada en una pequeña colina, cubierta de líquenes, helechos y musgo, oculta por la arboleda y aparentemente condenada al olvido. Cuando su padre murió se hizo efectiva la sucesión y sus hermanos escogieron las tierras más productivas, afortunadamente para Luis el terreno en el que reposaba la roca de sus desvelos, era arcilloso, ácido y de muy baja producción, fué por estas desfavorables circunstancias que Don Luis Villegas se convirtió de la noche a la mañana en el dueño de la piedra. Su felicidad fué grande pues no había podido ser mejor para él esta providencia. Siendo ya un adolescente sintió una enorme necesidad de descubrir sus mas mínimos detalles, de trepar hasta su cúspide virginal, en una palabra de poseerla y hacerla suya definitivamente.


Fue así como un día soleado en compañía de sus amigos Pedro Nel Ramirez y Ramón Diaz, comenzó a preparar la estrategia para lograr el ascenso.


EL ASCENSO. (1.954)
Foto de un libro de mi colección - 1946
Foto antigua de la piedra.
Será don Luis uno de los hombres que está abajo planeando su primer ascenso

Foto de un folleto de 1956 que conservo


Primero comenzaron a tumbar monte para despejar la roca y tener espacio suficiente para desarrollar su emocionante operación, descubrieron entonces que la roca tenía en uno de sus lados un profundo y amplio canal que recorría la mole en línea vertical hasta la misma cumbre, entonces Luis tuvo la ocurrencia de hacer una escalera de madera usando las paredes de ese canalete rocoso como soporte, se pusieron a la tarea de cortar con sus machetes una gran cantidad de estacones de madera utilizando los árboles que habían derribado.

Después de varios días de trabajo tenían suficientes peldaños para emprender la rústica estructura y fue entonces cuando Luis, lleno de arrojo y desafiando el peligro empotró el primer pedazo de madera ajustándolo con un martillo, colocó así otros hasta la altura que su estatura le permitió, subió uno a uno los primeros cuatro escalones instalados, con otra provisión de leños siguió entonces lentamente la complicada tarea, cuidando de no caer al vacío.
Luego y ayudado por un largo lazo al que sus amigos iban atando palos, los alzaba con mucha dificultad para seguir siempre hacia arriba, trabándolos uno a uno y ajustándolos luego con el martillo. Me contó Don Luis que tardó cinco días la bizarra aventura de ascenso a la cumbre de su piedra, en varias ocasiones casi cae al vacío.


Al fín a las 6:50 de la tarde de un 16 de julio de 1.954, apoyado en el último peldaño y a pulso de brazos, jadeante y sudoroso Luis Eduardo Villegas se irguió sobre la intocada cima, no olvidó jamás la obnubilante visión que desde allí le ofreció la naturaleza como premio a su colosal esfuerzo: Una colorida y preciosa puesta del sol como nunca antes había visto ningún hombre, la roca había sido conquistada.

Don Luis me siguió narrando como luego construyeron unas escalas de madera más seguras y que subían en zig zag para hacer mas fácil el acceso. Empezó a cobrar una pequeña tarifa para conocer la cumbre y poco a poco comenzaron a llegar gentes de toda la región, hoy día vienen hasta de otros paises, agregó orgulloso, mientras miraba casi incrédulo las modernas y seguras escalas de hierro y concreto que ahora llevan hasta la parte alta de la piedra de El Peñol.

Don Luis ya ha fallecido cuando escribo esta historia, pero no ha muerto, porque los grandes hombres, los que se atrevieron a soñar grandes cosas y luego las hicieron reales para el deleite de sus congéneres, siempre estarán con nosotros.

DZR.
*Nota: La parte de la narración que relaciona el origen de la propiedad de la piedra por herencia es ficción, lo demás es historia.


Datos curiosos:

Altura: 220 metros

Peso: 60.000 toneladas
Edad: 65 millones de años
Peldaños: 649


Esta mole de roca está conformada por granodiorita del batolito Antioqueño. En su parte más alta, que está en la parte de atrás (lado sudeste), arranca sobre la cota de 1945 mts. sobre el nivel del mar y su cima que tiene una cota de 2135 mts. sobre el nivel del mar y una temperatura promedio de 18 grados centígrados. Con una altura aproximada de 185 mts. de masa rocosa. Su largo es de unos 380 mts. y su ancho máximo es de 100 mts, con un volumen de 4.685.000 mts. cúbicos y con un peso aproximado de más 10.000.000 toneladas.

Tiene algunas grietas, una de las cuales fue aprovechada para la construcción de sus 644 escalas por las cuales se acceden a su cima y muchas grietas pequeñas que son aprovechadas para la práctica de andinismo.



El batólito Antioqueño junto con el peñón fueron formados a fines del cretáceo superior hace más de 70 millones de años.

Al parecer los indígenas Tahamíes que poblaron esta región adoraron la gigantesca mole que en su dialecto se denominaba mojarrá o mujará (peñón o piedra). Este peñón se encuentra ubicado en la vereda La Piedra a solo cinco minutos de la zona urbana de Guatapé, a él se llega por carretera pavimentada y a la altura del estadero los Cisnes se toma un desvío de un kilómetro de carretera destapada hasta el estadero Sombras de la Piedra y posteriormente se ingresa a una zona asfaltada de unos 300 mts. antes de llegar a su base.

Su acceso es restringido con tarifas diferenciales en el parqueadero, el acceso a su cima (Adultos y niños) y el ingreso al mirador.
En Julio de 1954 fue escalada. Cuenta la historia que esta piedra se escaló por un reto ya que el sacerdote de la localidad dijo: Me parece extraño que desde el descubrimiento de América no haya aparecido un hombre capaz de escalar la piedra o será que los hombres de Guatapé son de la familia de los sapos porque (sapo no sube a piedra). Esto despertó en Luis Villegas, Pedro Nel Ramírez y Ramón Díaz, habitantes de Guatapé, el deseo de escalarla. 

Cinco días fueron necesarios para escalarla utilizando palos incrustados a presión en forma horizontal en las paredes de la grieta de la roca.

En este Peñón se halló una nueva especie de flora que consiste en una planta de hojas espinosas y flor roja, a la cual el alemán que la descubrió le dio el nombre de Pitcairma Heterophila.

En su cima se construyó un mirador donde además de observar el paisaje puede comprar artesanías, fotos instantáneas entre otros. En su base se encuentran varios puestos de venta de artesanías y restaurantes.
En la década de los cuarenta, el Congreso Nacional la declara Monumento Nacional.



Teorías sobre su origen

Se dice que es un pedazo de planeta que explotó y se incrustó en el oriente de Antioquia, creyéndose que es más grande de la superficie hacia abajo. Es débil esta teoría por que los pedazos se descomponen al contacto con el oxigeno y elementos de la tierra.


Un volcán que iba a hacer erupción y se congeló. Aunque no es valida por la temperatura 18 - 19 grados.

Surgió de la condensación, cuando se separaron los continentes.

La trajo el diluvio universal según la religión.
La más acertada es una afloración del Batólito antioqueño.

Tomado de Página Oficial del Municipio de Guatapé.
Aniversario de una odisea.

Encontré el siguiente artículo del que doy crédito de su origen y que me pareció muy interesante.
El Peñol, con ojos  de turista.

Historias de un periodista colombiano en Perú

Debo confesar que la última vez que estuve allí mi nuevo temor a las alturas me impidió escalar la impresionante roca. Y aunque la he visto durante buena parte de mi vida, no dejó de producir en mí la misma sensación que solo un imponente atractivo natural puede causar. La misma emoción que de niño sentía cuando la tenía tan cerca.

Hace algunos años, en 2004, se cumplieron cincuenta años de haber sido escalada por primera vez. La hazaña le correspondió a un intrépido vecino del lugar.

Todo comenzó a mediados del siglo XX. Era 1950 y en la región corría la noticia sobre la posible visita de unos alpinistas extranjeros que venían con la misión de escalar el monolito. Pero también se hablaba de la visita de unos argentinos y algunos españoles que traían cohetes manuales y cuerdas livianas.


Algunas personas de Medellín también querían ser los primeros en escalar la gran roca, por lo que comenzaron a hacer viajes a la región para elegir y preparar física y mentalmente a las personas que realizarían la hazaña. Un jugoso contrato se veía venir.


Pero el señor Luis Villegas, un campesino de la zona, se les adelantó a todos y en compañía de Ramón Días y Pedro Nel Ramírez, y gracias al apoyo del padre Alfonso Montoya, párroco de Guatapé –quien les facilitó una escalera de 13 metros– , el sueño se hizo realidad. Cinco días duró la osada aventura hasta que al final los escaladores izaron una vieja camisa a manera de bandera.

La memorable fecha quedó escrita en la historia: 16 de julio de 1954.


Con el paso de los años el sitio se convirtió en un lugar de peregrinación profana. Cientos de personas querían subir, no importaba que sus escalas fueran de madera y representara todo un reto a los turistas. Los que de allí salían volando era porque así lo querían pero no por accidente. Los vecinos y vendedores del lugar cuentan que unas trece personas se han lanzado desde allí.


En temporada de vacaciones la roca es visitada por unos quince mil turistas, que en promedio suman unas mil quinientos personas por día, miles de turistas que suben y bajan sus 644 escalas, que aprecian desde lo alto la mejor panorámica del embalse adornado de montañas; que quieren disfrutar de la libertad que solo ofrecen las alturas.


Artesanías y todo tipo de imágenes de la región se ofrecen para llevar de recuerdo, y hasta los turistas pueden tomarse fotos con alguna de las tantas boas que se mantienen enrolladas en las manos de sus descuidados amos. Y un libro-diario con todas las peripecias y penurias de sus primeros escaladores puede conseguirse en cualquiera de las tiendas.


Disfrutar de un plato típico, un sancocho en uno de las casetas y restaurantes del lugar, o un refresco en lo más alto de la cima, también es un plan que cada fin de semana cumplen muchos turistas.
La tarde llega y el paseo termina. Los viajeros vuelven a su lugar de origen mientras miran en su calendario la fecha del próximo festivo en el que podrán decidir si volver a la piedra, ir al embalse, conocer los pueblos de El Peñol o Guatapé, o ir a uno de los sitios recreativos de la zona. El tiempo alcanzará para pensar.


A ellos y a todos los que no conocen esa roca, a veces olvidada de Colombia, solo les digo que es un sitio por redescubrir, un lugar que difícilmente olvidarán.

VIDEOS

Video de Paulo Escobar
Mágnífico.


Acompáñenos a subir las escalas de la piedra, hasta la misma cúspide que escaló en 1954 Don Luis Villegas, desconozco el autor del video, si alguien lo sabe me lo cuenta para darle crédito.


EL EXTRA



Estaba aún en bachillerato en el liceo San Javier, cuando vino a Medellín la compañía de Enrique Rambal Jr., a representar el mártir del calvario en vivo en el estadio de la ciudad. Mi amigo Pacho García y yo decidimos asistir a la función inaugural que empezaría a las ocho de la noche y como pudimos recogimos para pagar el boleto más barato; porque como buenos estudiantes de esa época, estábamos bien pelados.

Llegamos como al seis y media a las taquillas para entrar temprano y coger un buen sitio, afortunadamente para el espectáculo había escampado luego de caer durante toda la tarde un torrencial aguacero. Volviendo al cuento nosotros queríamos quedar bien cerca del terreno, aunque de antemano sabíamos que nos tocaría tras los marcos de la portería de la cancha de fútbol.

Lo que ignorábamos era que el destino nos permitiría estar mas cerca que ningún otro espectador, aún mas que los de preferencia numerada que era la más costosa. Verán porqué.

No acabábamos de llegar a hacer la fila de la taquilla sur cuando se nos acercó un hombre robusto y bajito con acento mejicano invitándonos a entrar gratis al espectáculo, y según él, a la mejor gradería. Desconfiados ante tal ofrecimiento le pedimos que nos explicara como era el asunto, y como respuesta él nos empujó literalmente hacia la entrada de cortesía diciéndonos que una vez dentro nos contestaría. 


De buenas a primeras nos vimos en los camerinos donde todo era actividad y carreras, nos dieron a cada uno un traje de soldado romano y otro blanco de judío, nos hicieron quitar la ropa y nos dijeron que nos pusiéramos primero el traje romano y encima el de judío, no pudimos contener la risa al vernos con esa especie de minifalda con taches de centurión. Dicho y hecho sin saber ni que hacer nos empujaron a la cancha que estaba en tinieblas
mientras yo le insistía al señor que nos explicara que debíamos hacer. "No se preocupen por nada, hagan lo que los demás hagan, solo son extras". 

Salí hacia el terreno con los brazos estirados tanteando para no tropezar con nadie. Como no veía nada y estaba aún encandilado seguí avanzando esperando toparme con un compañero y poder acomodarme donde debía, pero nada, no veía, palpaba ni escuchaba nada. Ya me estaba poniendo nervioso cuando todos los reflectores se encendieron creando un gran círculo luminoso en el centro del gramado, al tiempo que sonaban trompetas sublimes anunciando la entrada de Jesús a Jerusalén. 

El público, que casi reventaba las tribunas, rompió en vítores y aplaudía emocionado mientras yo iluminado por tal cantidad de luz descubrí que estaba solo en pleno centro del campo y los organizadores me gritaban desesperados, desde la oscuridad de la línea lateral, pidiéndome que regresara con ellos. No tuve mas remedio que alzarme "la bata" y batir el récord de los cien metros plaanos; mientras que los espectadores volvían a aplaudirme sin darse cuenta de la metida de patas. 

A pesar de esto al finalizar la función quedamos contratados para toda la temporada. Conocimos a Enrique Rambal Jr., que dirigió la obra, una persona muy amable.

Julio Alemán hizo el papel de Jesucristo, y en las presentaciones posteriores me correspondió flagelarlo y crucificarlo; pues como extra me ascendieron al grupo de soldados encargado de la captura y posteriores escenas de la la obra.

Muchas anécdotas recuerdo de esas presentaciones, como una vez que recreábamos la entrada de Cristo a Jerusalém agitando los ramos, un muchacho se apareció usando gafas Rayban y fumándose un porro. 

En otra ocasión las luces iluminaban la mesa donde se celebraba la última cena y Jesús se disponía a partir el pan  mientras decía: "Este es mi cuerpo". Julio Alemán hurgó por todas partes sin poder hallar el bendito pan, mientras entre un grupito de extras se escucharon muchas risas mientras disfrutaban el susodicho pan. El actor entonces cogió una servilleta blanca y fingió que era el pan. La escena se salvó, pero nosotros no; recibimos tremenda reprimenda.

Luego de la última presentación nos reunieron bajo las tribunas y un señor cuaderno en mano nos fue llamando uno a uno para pagarnos nuestro trabajo, que sin exagerar habría hecho gratis por lo bien que la pasamos.

Días después leí en el periódico que varios actores que habían venido de México fueron sacados del hotel por falta de pago, pues los organizadores del evento, Julio Alemán a la cabeza, habían abandonado la ciudad sin cancelar impuestos y pagos de hotel. En la foto del periódico se podía ver a San José y a la virgen María sentados en la acera del hotel con su equipaje al lado.

LECCIÓN DE VENTAS.
mercadeo a lo paisa.

Tuve la fortuna de trabajar en los almacenes éxito cuando aún Don Gustavo Toro era su gerente, hombre afable y de una calidad humana incomparable, comerciante por naturaleza, que sin asistir a universidades conocía como nadie el arte de las ventas, él acostumbraba recorrer de incógnito los almacenes para chequear discretamente como marchaban las cosas, yo trabajaba en la oficina de publicidad interna de la calle Colombia y como buen primíparo no veía la hora de poner en marcha mis conocimientos
académicos, fue así que hice un recorrido del gran almacén en busca de un objetivo para atacar y no tardé en hallarlo, en un punto muy central había una canasta metálica muy antiestética repleta de camisas mezcladas de varias tallas, calidades y colores, algunas parecían haber caído al piso, en resumen un completo desorden.
Busqué en la bodega una pequeña góndola con espaldar de madera y con la ayuda de una empleada de la sección pusimos las camisas empacadas en su bolsa de forma muy atractiva y organizada, en verdad quedó muy bonito y moderno, acorde a lo que nos enseñaron en la academia. Llegué muy contento a la oficina con la satisfacción del deber cumplido, no tardó mucho en llegar un patinador con la razón de que fuéramos al almacén pues el gerente nos necesitaba, allí lo encontramos observando la góndola interesadamente, yo me sentí muy orgulloso suponiendo que me iba a felicitar pues se veía muy bonita, él nos reunió a prudente distancia de la exhibición y nos pidió que observáramos un rato, vimos como la gente pasaba de largo y ni siquiera miraban mi obra maestra, entonces Don Gustavo llamó a una dependienta y le pidió que sacara las camisas de sus chuspas, hizo retirar la góndola y la reemplazó por la fea canasta metálica, aventó en desorden las camisas en ella y tiró algunas al piso, se esmeró en dejar colgadas como de forma casual algunas mangas y nos pidió que nos retiráramos nuevamente para mirar, que sorpresa nos llevamos. al ver que en pocos momentos sobre la canasta se lazaban en rapiña montones de señoras que se disputaban la mejor mercancía. Aún no olvido la vergüenza que sentí con aquella inolvidable lección de mercadeo.

DZR.

miércoles, 11 de junio de 2008

El bobo del pueblo y Ovnis

EL BOBO DEL PUEBLO.

Había en el pueblo varios personajes inofensivos que alegraban a todos con sus salidas, loquitos y loquitas que andaban todo el día por la calle. La chamaca y pum son los que mas recuerdo, ¡Ah! Y tuco, voceador oficial del diario El Correo. Pum era un hombre calmado, descendiente de una familia de comerciantes de marinilla, calmado hasta que alguien le indilgara su apodo, nunca había visto a alguien tan bravo entonces, cierta vez un chistoso apostó con un amigo a que le decía tres veces Pun a Pun, en su propia cara, sin que este se enojara, acordado esto todos salieron a buscar a pun hallándolo en la calle Santander, cerca de donde vivía, los curiosos se
fueron acomodando en las aceras y en los balcones hasta que el apostador se acercó discretamente al loquito y comenzó a decirle en voz alta a su amigo...: Imagínes que ayer tuvimos una fiestota... pum lo miraba calmado y curioso, interesado en la historia.
Entonces... (continuó el hombre) sacamos la pólvora y repartimos voladores... pum se veía ciertamente interesado y la asistencia contenía el aliento, porque si pum se emberracaba los agarraba a piedra a todos. Que si vieras que voladores tan buenos de tres tacos, yo prendí con cuidado la mecha del mío y voló zumbando asi:: ZZZZZZZZZZZZZ. El loquito asustado se le alejó un poquito y luego recogiendo una piedrota se le acercó amenazante al tiempo que le decía:
ESTALLÁ GRAN H.P. y verás...


OVNIS


Estaba por cumplir trece años, cuando en una noche de abril yo jugaba en la puerta del patio con una linterna de tres tacos que me había dado mi papá, que rayo tan bonito el que daba y como se trazaba en la niebla que por aquella época cubría al pueblo, frente a mí se dibujaba con dificultad la línea superior de una montaña boscosa hacia la que enfilé la luz, estaba entretenido en esto cuando una luz redonda y blanca surgió tras la cordillera y lentamente se balanceó en el aire, alumbré hacia ese sitio y entonces salieron otras dos luces iguales a la primera, ya un poco asustado prendía y apagaba mi luz una y otra vez y esto ocasionó que esas luces se comenzaran a agitar erráticas como avispas asustadas, llamé a mi mamá y a mi hermana para que vieran aquello, pero ellas tampoco supieron que era.
Como seguí haciendo señales con mi linterna las luces se fueron veloces y al tiempo, una hacia el norte, otra al sur y la tercera hacia arriba, tan rápido que las perdimos en un instante, ya dábamos por terminado el raro fenómeno, cuando por donde se fueron volvieron aquellas luces blancas como lunas y se fusionaron en una sola, como tres gotas de mercurio que se unen, entonces ante nosotros tuvimos una maravillosa e impresionante demostración de vuelo imposible, los objetos describieron toda una serie de ángulos, curvas y detenciones instantáneas luego de hacer recorridos en línea recta a extra velocidades, quedó claro que ningún tipo de desplazamiento estaba negado a lo que aquellas cosas fueran, sorpresivamente se calmaron y quedaron suspendidas sobre la misma montaña de la que surgieron, una de ellas se fue acercando lentamente hacia nosotros que sorprendidos no atinábamos que hacer, ya esta luz estaba a no más de veinte metros en el límite mismo de la tapia trasera del patio y como a seis del piso cuando se estacionó totalmente inmóvil en el aire, yo que soñaba con sacarme una guaca pensé que era algún espanto y me decidí a gritar: ¡DE PARTE DE DIOS TODO PODEROSO DIGA QUE QUIERE!, SILENCIO ABSOLUTO... Comenzamos a sentir un doloroso frío en todo el cuerpo y no exagero cuando digo que oíamos castañear nuestros dientes, con dificultad mi mamá nos dijo que entráramos a la casa, pero no pudimos mover ni un dedo, hicimos algunos comentarios sobre lo extraño que nos sentíamos, pero casi no podíamos hablar, de repente percibimos que nuestros músculos se soltaban y corrimos como locos a refugiarnos en la casona, cerrando tras nosotros las puertas con las gruesas aldabas y dejando, sin querer saber mas de ella, a esa blanca y opaca luz que flotaba sobre el patio.

Eran como las diez de la noche y no sobra decir que entonces en el pueblo la gente acostumbraba dormirse no más tarde de las ocho, no había teléfonos en las casas y no encontramos nada más que hacer que acostarnos ¿a dormir?.

Al día siguiente en el colegio pregunté discretamente a algunos amigos si no habían visto algún avión durante la noche, pero nadie me pudo dar razón porque habían estado entonces ya dormidos. Siempre que tuve oportunidad, les pregunté a mi madre y hermana si recordaban aquello, pues sentía la necesidad de estar seguro de no haberlo soñado.

DZR.


Este es uno de los videos más claros de ovnis que conozco, Ovnis en la Rumorosa, La Rumorosa, es una localidad del municipio de Tecate, Baja California; México.
Es una parte natural de la carretera entre Mexicali y Tijuana, la cual está ubicada en la parte más alta. En invierno a veces hay tormentas de nieve.
En la Rumorosa se encuentran pinturas rupestres las cuales son su principal centro turístico.



Paisaje de pueblo

Cañasgordas, Antioquia


Crecí en esta bendita tierra Antioqueña, escuchando esas historias tradicionales como las del mayor el menor y el patojo, siendo beneficiario irrenunciable del testamento del paisa y de los cuentos de Peralta y compañía salidos del genio de Carrasquilla; no menos cautivadoras eran las historias que contaban las muchachas del servicio, que en las noches, salpicadas por la titilante luz del fogón de leña, narraban historias de brujas y duendes, contadas con una voz trémula y aterradora.


Y los domingos, como olvidarlos, eran como entre color rojo y naranja, nos vestían con las mejores prendas, camisa blanca, pantalón corto negro y unos zapatos apretados y brillantes. El domingo era tan sagrado como pagano en ese pueblo mío, mientras veíamos por un lado las grandes multitudes que entraban a la misa después de la última campanada de la torre del templo, situado en una plaza que parecía una acuarela llena de color, tachonada de tolditos cubiertos con lonas blancas, por el otro lado las cantinas se iban llenando de campesinos que en medio de la música de los pianos y de cervezas, cuyos envases se apilaban en las mesas, se iban aproximando a las tradicionales grescas a machete con las que generalmente terminaba esta fiesta dominical.
El almacén de mi papá se atiborraba de bellas y jóvenes campesinas que olían a jabón reuter y a pachulí, ellas siempre compraban unos pañuelos grandes y vistosos en los que metían el rollo de billetes que les daban sus esposos o padres luego de haber vendido sus carga de café; colocaban el pañuelo abierto sobre el mostrador, luego el rollo de billetes sobre este, entonces con gran pericia doblaban sus bordes hacia arriba hasta juntar y anudar sus puntas, hecho esto lo guardaban entre sus senos, era hermoso ver aquello.
Compraban sin falta, hilo machete o cadena, el machete era muy ordinario y se rompía fácilmente, por lo que uno distinguía cuales eran las campesinas mas adineradas según llevaran de una u otra marca, también siempre compraban colorete, un cosmético rojo en pasta que venía en unas cajitas metálicas y redondas, el jabón palmolive o el reuter, el paño de agujas y uno que otro corte para mandarse hacer alguna bata o un pantaloncito para sus hijos. El almacén hervía de gente pues los precios del café entonces eran altos al igual que la cosecha.
Cuando las mujeres terminaban sus compras comenzaban a entrar los hombres, campesinos de piel tostada por el sol y con esa expresión serena que solo tienen estos aguerridos luchadores paisas, olían a fique seco, con el que se elaboraban los costales nuevos en los que bajaban al pueblo su café a lomo de mula, por los barriales del camino.
Ellos eran los clientes para los bellos sombreros de fieltro borsalino, que acomodaban en sus cabezas con gran pericia, formateándolos luego con sus dedos ante un pequeño espejo que colgaba de la pared, los machetes, las ruanas y los ponchos eran prácticamente arrebatados de los estantes y se agotaban rápidamente, las linternas eveready de metal niquelado o las rayo vack, primeras en llegar de plástico era las favoritas de ellos, también se apertrechaban de pilas para la linterna y el radio. Los que tenían muchos hijos compraban calcetines de hilo, chupones para bebé, aceite johnson, talco mexana, cascabeles de pasta y muñequitos, el desodorante yodora , un par de botas y los tenis croydon eran otra compra fija, eran amplios en el gastar para sus familia y lo hacían con gran placer.

Los edredones y ajuares para bebé se usaban para llevarlos a bautizar y cuando la nueva madre entraba con su niño a comprarlos todas las mujeres jóvenes la rodeaban y no ocultaban su emoción, pues veían en ello su ilusión. Mi papá siempre vendió a precios justos y era preferido y querido por aquellas bellas personas, por lo que no fué extraño que el tuviera una gran cantidad de ahijados que de cuando en cuando y de todas las edades llegaran al negocio a pedirle: “La bendición del altar padrino”, de rodillas.

El único teatro del pueblo, El Dorado, quedaba frente al almacén y pregonaba por una estridente corneta, al son de música de fondo, películas mexicanas con Rodolfo de Anda, Arturo de Córdova, Libertad la Marque, María Félix, Ana Berta Lepe, Tongolele y una gran cantidad de ídolos de esa época, no puedo dejar de mencionar la película éxito en las semanas santas “el mártir del calvario” con Enrique Rambal, al que casualmente conocí muchos años después, en una afortunada ocasión que luego les referiré. en mi historia: "El extra".

DZR.

La milagrosa

Hablando de recuerdos, conservo uno con especial afecto, Siendo muy pequeño, tal vez de seis años, mi familia me llevó al santuario de la Virgen Milagrosa en la bella vereda La Amoladora de mi pueblo natal. Allí había un pequeño templete, en medio del cual, sobre una columna de adobes reposaba una urna de vidrio que guardaba la imagen de la Virgen pintada de color blanco, no era grande, tal vez de no más de ochenta centímetros de alta y hecha con un material que parecía concreto.

En el pequeño recinto se apiñaba una gran cantidad de personas, señoras con chalinas y vestidos negros con olor a naftalina, acompañadas de sus esposos e hijos, los señores aunque poco piadosos, resignados las llevaron hasta aquel sitio porque el arzobispo de Santa Fé honraba al pueblo con su visita y celebraría allí una solemne misa ante la milagrosa imagen de la virgen, que en aquel entonces muchas personas juraban haberla visto derramar lágrimas. Comenzó la ceremonia y la gente se veía conmovida por el ambiente que logró crear el oficiante, sobre todo después del sermón en el que habló del fenómeno del llanto de la virgen, y la urgente necesidad de arrepentimiento de los pecadores, tal fenómeno, decía, era una inminente señal de que algún terrible castigo divino estaba por caer sobre un pueblo disoluto .

En algún momento noté que se había organizado una larga fila que llevaba hasta la urna, solo cuando abrieron aquella y la gente comenzó una a una a levantar la imagen y a besarla, intuí que era parte de un rito regional.

Un amigo de mi familia llamado Juan López, se burlaba sin mucho disimulo de aquello, pues tal vez le parecía ridículo, él era aficionado a las pesas y había desarrollado unos grandes músculos que ostentaba sin ninguna humildad vistiendo una ajustada camisa blanca de manga corta.

Decidido a dar fin a aquel acto tan provinciano, se ubicó al final de la fila con gesto burlón, viendo como las señoras jadeaban al levantar con gran dificultad la pequeña imagen de cemento, todos estaban pendientes de él, pues tal vez sería el fin de la leyenda que decía que el peso de la virgen era proporcional a los pecados de quien la levantara, al fin Juan se subió más las cortas mangas de su camisa para enseñar sus enormes músculos a una concurrencia que contenía el aliento al ver al fortachón asir la imagen con sus grandes manos, al comienzo todos pensaron que el hombre tardaba en alzarla para ponerle misterio al momento, pero luego todos vieron con asombro que los brazos del hombre temblaban en su inútil esfuerzo de levantarla, sus venas y arterias se brotaron y un copioso sudor cubrió su rostro, aterrado ante su impotencia y finalmente conmovido, el hombre cayó de rodillas llorando
amargamente, vencida su soberbia por esa menuda imagen; el arzobispo poniéndole una mano en la cabeza para reconfortarlo me invitó a subir al sitio donde reposaba la Virgen y me instó a levantarla, entonces sin entender mucho lo que estaba pasando la tomé entre mis pequeños brazos y la cargué balanceándola como si fuera un bebé.

La gente lloraba y gritaba MILAGRO, MILAGRO...Estos recuerdos se me desvanecen entre murmullos de letanías y olor a incienso.

DZR.



Hipnosis




También conocí, no por casualidad, a Mario Marín, compañero de mi buena amiga Gloria Londoño, con él traté temas esotéricos con gran amplitud, pues él tenía vastos conocimientos de la filosofía espírita al tiempo que era un gran hipnotizador, efectuamos reuniones inolvidables en las que al calor de buena música y algunos anises lo veíamos experimentar el hipnotismo con mucha calidad.

Di gusto a mi curiosidad, pues al poco tiempo estuve dando mis primeros pasos en esta técnica.
Manuela, (cambio su nombre), era una mujer joven de gran belleza, que al ver que ya estaba haciéndolo bien me pidió hipnotizarla pues tenía un gran problema, aunque tenía unos padres y hermanos cariñosos, ella sentía que no era amada, de hecho se había casado muy joven y tenía una hija y un hijo, pero a pesar de ser su esposo un hombre responsable y amoroso, su actitud prevenida y desconfiada ante el amor la condujo a la separación, la necesidad de ser amada la hizo cometer muchos errores que la hundían mas en la idea del desamor, entre un novio y otro a veces no pasaban mas de tres meses, ella quería saber que causaba en ella tal desazón. Acepté hacer la experiencia y nos pusimos de acuerdo con un grupo pequeño de amigos para efectuarla una noche de sábado en un lugar tranquilo. Llegado el día nos reunimos y luego de alguna charla intrascendente me dispuse a comenzar la hipnosis, confieso que me amilanaba un poco la idea de no lograrlo, pues tenía muy poca experiencia, aún hoy existe ese sentimiento pero ya no me preocupa.


Le pedí a todos silencio, dejamos el acogedor salón a media luz y le hice cerrar suavemente los ojos, entonces hablándole pausada y suavemente la sugestioné poco a poco para que sintiera mucho sueño, al cabo de no mucho rato ella quedó en estado hipnótico y la fuí regresando a varios estadios de su vida... adolescencia y niñez, recordó entonces hechos de su mas tierna infancia con increíble precisión, pero nada mostraba un acontecimiento que pudiera haber causado su trauma emocional, estaba a punto de darme por vencido cuando se me ocurrió conducirla a su estado prenatal en el vientre materno, llegó allí con gran facilidad y al instante se enrolló en el sofá como un feto y comenzó a chuparse el dedo pulgar, esto produjo risa entre los amigos.

Foto ilustrativa de archivo



Le insinué que escuchara atentamente los sonidos que provinieran del exterior y así lo hizo, nos dijo que escuchaba a su padre hablándole a su mamá:

- Mija, cuando nazca el NIÑO lo bautizaremos con mi nombre. Ella empezó a llorar de tal forma que pronto en el piso se veía un gran charco de lágrimas.

- Mi papá no me quiere, decía angustiada, él quiere un niño y yo soy una niña.

Identificada la causa del trauma la hice comprender que su padre había hablado sin querer ofenderla, pues desconocía que ella era una niña y que de saberlo estaría aún más contento pues sería la primera bebita de su hogar, además de ser tan bella como su mamá.

Ella esbozó una bella sonrisa y recostándose cómodamente en el sofá dejó de llorar al tiempo que dejaba escapar un gran suspiro. La dejamos dormir un poco y luego la desperté pidiéndole no recordar nada, - abre los ojos, le dije, ella despertó
sorprendida sin recordar nada y diciendo sentirse más tranquila que nunca, al cabo de un rato le pregunté si quería recordar toda la experiencia, a lo que ella asintió curiosa, Mario me había enseñado una técnica para esto y luego de aplicarla sobre su entrecejo recordó todo con la velocidad de un rayo, durante el resto de la reunión estuvo callada y meditando sobre su experiencia.


No mucho tiempo después supe que había viajado a Nueva York con sus hijos. Ella ahora está felizmente casada y disfruta de la felicidad de un bello hogar en los Estados Unidos.
La hipnosis es una bella experiencia si se hace con conocimiento y responsabilidad y me consta que es una terapia incomparable para sanar los traumas que tanto atormentan al ser humano.


Los dos hemisferios cerebrales son independientes y mientras el izquierdo maneja el mundo material y consciente, el derecho domina el mundo de los sentimientos y las cosas abstractas y del inconsciente. Al operarse la hipnosis se logra abrir un canal para que fluyan hacia el consciente todos los registros del hemisferio derecho en el que reposan incunables archivos.