Uno pensaría que este es un hecho insólito, pero al buscar esa nota en la red me sorprendió ver que el 21 de diciembre de 2011 en la ciudad de Volgogrado, antes Stalingrado, una mujer tardó cuatro días en percatarse de que su esposo de 57 años estaba muerto a pesar de vivir con él en el mismo apartamento, ella declaró que creyó que dormía.
Es evidente la soledad en que vive el ser humano en las actuales megalópolis, una soledad en medio de una multitud indiferente ante sus congéneres, de personas que como robots se cruzan en las calles sin verse y sin tocarse.
EL HOMBRE DE LA PIYAMA GRIS
16 años muerto sin que nadie se enterara
Casa del pintor |
Pero la cosa no para ahí, en Lille Francia el pasado 29 de diciembre de 2012 fue hallado en su apartamento el cadáver del pintor español Alberto Rodríguez. Sus vecinos acudieron a las autoridades extrañados de que en esa casa estilo art déco no se veía ningún movimiento, aparte de que tenía las ventanas rotas y estaba cubierta de telarañas, necesitaban además buscar el origen de una filtración de agua.
Al allanar la morada se sorprendieron al encontrar en la cama un esqueleto vestido con piyama gris.
Su caso es para novela, el pintor había sido el beneficiario de la gran fortuna de una dama francesa, cuarenta años mayor que el y fallecida en 1971, se encontró en la mesita junto a su lecho una escritura para la venta de su casa con fecha de firma en la notaría del treinta de abril de 1991 por valor de 350.000 francos, obviamente el pintor no se presentó en esa fecha. Seguramente estuvo enfermo por algún tiempo antes de fallecer en su cama.
Hasta ahora no se ha podido encontrar a ningún allegado a este hombre nacido en Santander España.
Al lado de su cama y bajo su puerta encontraron entre otras, cartas del banco y de la seguridad social. El banco le había cerrado su cuenta en 1999 por falta de movimientos, el agua le fue cortada en 1996 y la energía en 1997.
Un sistema deshumanizado manejado por máquinas que imprimen facturas a destinatarios invisibles, el mundo está loco. Las historias se repiten con los casos de personas que fallecen en medio de una total soledad, sin que nadie se entere, mi le importe.
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