Es costumbre salir de paseo el 6 de enero, día de reyes que en Colombia coincidió con lo que aquí se llama puente festivo. Tuvimos pues tres días para aprovecharlos y viajar fuera de la congestionada ciudad.
Viajar al campo situado al oriente de Antioquia es un placer, allí encontramos paisaje, silencio y aire limpio. En las noches volvimos a descubrir un cielo estrellado que ya no tenemos en la ciudad, contaminada por gases y por la luz eléctrica que nos impide verlo a plenitud.
La cabaña a donde fuimos es pequeña y acogedora, está rodeada por un jardín siempre florido gracias a la humedad y al clima frío que allí impera. Aunque en esta época los días estuvieron cálidos en la noche la temperatura llegaba a los 8 o 9 grados centígrados, frío suficiente para que exhaláramos vapor por la boca cuando hablábamos.
Recorrer los caminos y senderos nos unió con la naturaleza y ejercimos los nobles oficios del campesino cuando cultivamos y regamos algunas plantas y arreglamos las cercas rotas.
Siempre hay cosas que hacer en el campo, por ejemplo recogimos unas buenas cosechas de aguacates y naranjas, cortamos el césped y rastrillamos las hojas caídas.
Por tres días nos convertimos en aprendices de campesino y nos untamos las manos de esa tierra que nos alimenta.
La comida nos supo y olió mejor y cayendo la tarde nos sentamos en el jardín para disfrutar de una suculenta bandeja paisa mientras nos sorprendían los arreboles de una puesta de sol que ya se acostaba tras la montaña.
Al calor de un buen ron platicamos hasta entrada la noche antes de irnos a dormir arrullados por el canto de las rana y los grillos.
Y así transcurrieron esos días en medio de la placidez del campo, entre los chapoteos de la niña en la piscina y el correteo alegre de nuestro perrito Tobi. Tres días de verdadero descanso que definitivamente nos recargaron las baterías antes de emprender el retorno a la gran ciudad.
La variedad de flores en la región de Marinilla es grande y siempre se mantienen frescas por la altura sobre el nivel del mar (2.300 Metros) y el frío propio de la cordillera central.
Aquí algunas de las que traje registro fotográfico.
Día de reyes, el retorno
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