“Haga plata honradamente, mijo, pero si no puede honradamente, haga plata, mijo”.
(Dicho paisa)
“Rem facias, rem, si possis recte, si non, quocumque mode, rem”.
Gana dinero. Si puedes, honestamente; Si no, de cualquier modo.
(Horacio, poeta romano)
De donde llegó esta cita al territorio antioqueño es un misterio, lo cierto es que ya la había dicho el gran poeta romano Horacio.
“A papaya dada, papaya partida” y otras citas referentes al asunto de levantarse el dinero era cosa común en la boca de los padres Paisas cuando aconsejaban a sus hijos para que se rebuscaran la vida.
Finalmente muchos atendían la recomendación y cuando ingresaban al mundo laboral se volvían expertos para sacar ventaja en los negocios y llegaban a ser ricos. Hasta ahí todo bien, pues es lícito obtener ganancias a través del comercio y el intercambio de bienes y servicios, lo malo es que al llegar estos tiempos modernos, llenos de ofertas y de productos maravillosos, pero no siempre indispensables, se despertó una sed de riqueza rápida y fácil para satisfacer las ansias de tener. El ser, quedó relegado al mundo de los abuelos y de ahí para atrás; hoy es solo texto de historia.
La honradez paso de ser una virtud, que era admirada y respetada por todos, a un defecto propio de imbéciles. Cierto día en un gran almacén de cadena de Medellín, un cliente olvidó un paquete en la caja en la que pagó sus compras. Al finalizar su jornada la muchacha que atendía ese sitio vio el paquete olvidado y sin dudarlo lo llevó a la oficina del segundo piso.
Al revisarlo tremenda sorpresa se llevaron al ver que el paquete contenía una gran cantidad de dinero. Igual que la joven cajera los funcionarios que le recibieron el paquete olvidado tuvieron un comportamiento ejemplar y pusieron en lugar seguro el dinero esperando que alguien lo reclamara.
Días después llegó una dama muy preocupada indagando por un paquete que había olvidado y no sabía dónde. Interrogada sobre los detalles del objeto extraviado y finalmente sobre la cantidad exacta y la denominación de los billetes que contenía. Solucionado el asunto. La señora recuperó su dinero y el almacén condecoró a su empleada y la puso como ejemplo de la calidad de su personal.
Días después publicaron una foto de página entera en el principal diario de la ciudad, la chica vistiendo el uniforme aparecía acompañada de un corto texto que destacaba la calidad humana de los empleados del almacén. Todo bien.
¿TODO BIEN?
Pues ni tan bien, luego de todo aquello la opinión pública se dividió, y eso que aún no teníamos internet y mucho menos Facebook y Twitter.
Unos opinaban que la chica había obrado correctamente, y los más, llegaron a detestar la acción hecha por la muchacha, según ellos tonta, idiota y otras cosa que no quiero repetir. Me di cuenta entonces que en esos casos la gente saca lo peor de sí. Que los principios inculcados en el hogar y en el colegio se van al traste cuando aparece la oportunidad libre de riesgo, el papayaso.
Una tarde en la que iba en un bus este hizo una parada frente a una carnicería. Salió un anciano de ruana y sombrero llevando en una mano una bolsa con carne y en la otra unos billetes. Mientras caminaba el metía el dinero en el bolsillo trasero del pantalón, pero con tan mal cálculo que los billetes uno a uno iban cayendo al piso. Una señora hasta bien trajeada lo seguía con actitud malvada y en silencio recogía los billetes a medida que caían, la gente miraba y no decía nada.
El bus ya estaba reanudando su marcha y no me aguanté las ganas de sacar la cabeza por la ventanilla para gritar:
SEÑOR…,¡Se le está cayendo la plata!. Él se detuvo y al girar preciso vio a la mujer inclinada recogiendo el último billete y no le quedó a esta más remedio que devolverle todo al anciano, todos rieron pues no niego que el incidente terminó siendo muy chistoso.
Seguro que la emperifollada dama era de esas que no se pierde misa de domingo ni procesión de semana santa, pero la oportunidad hace al ladrón y parece que todos llevamos uno dentro.
SE ME APARECIÓ LA VIRGEN.
También recuerdo que leí la historia de un taxista que recogió a un japonés en el aeropuerto de Rionegro. Llegados a Medellín el pasajero le pidió al conductor que lo dejara en determinado lugar, le canceló el valor del transporte y se fue.
El taxista se dirigió a su casa y cuando iba a bajarse descubrió en el piso trasero del vehículo un fino maletín negro de cuero, lo agarró y entró a la casa. Contenía el maletín un computador portátil, los documentos del japonés y mucho dinero.
Se me apareció la virgen, pensó este hombre que debía dos meses de arriendo al igual que tenía otras deudas pendientes, se me apareció la virgen.
Comenzó la batalla interna del pobre hombre. ¿Lo devuelvo?, ¿Me lo quedo?
Cuenta él que subió al carro y se dirigió al cementerio donde reposaban los restos de su señor padre, ese que le había inculcado los valores de esta tierra Paisa, ya frente a la lápida se recostó en ella y mentalmente pidió consejo a su progenitor, le rogó que lo iluminara para tomar la mejor decisión.
Regresó a la casa y hurgó de nuevo el maletín, esta vez encontró una tarjeta empresarial. Tomó el teléfono y marcó el número que aparecía en ella. Estaba nervioso mientras el teléfono dejaba oír ese sonido preliminar antes de que alguien conteste.
- ALÓ, le dijo una voz de hombre al otro lado de la línea.
- ¿Mire usted, por casualidad se encuentra allá un señor japonés que recién llegó a la ciudad?
Se escuchó un cuchicheo al fondo.
- SI, SI, aquí está, ¿quién habla?
- Yo soy el taxista que lo trajo del aeropuerto, por favor me comunica con él.
Así fue que el japonés le dio la dirección de la oficina para que le regresara el maletín olvidado. Nuestro taxista al rato ingresó y un nutrido grupo de ejecutivos lo estaba esperando, lo aplaudieron y abrazaron, el japonés pidió que le tomaran varias fotos en las que apareciera abrazándolo para mandárselas a su familia.
Estaba sorprendido de la honradez de la gente Paisa, le ofreció un trabajo en la empresa, cosa que aceptó gustoso este hombre que ese día hizo más por su tierra que muchos políticos y embajadores.
ESTADÍSTICA CASERA
Un día que estaba hablando sobre este tema con unos amigos a través del radioteléfono se me ocurrió preguntarles que actitud tendrían si de repente se encontraran una billetera con documentos y llena de dinero.
MUESTRA:
Aunque no tengo idea de estadística, me atrevo a publicar esta experiencia pues creo que es interesante. De todas formas considero que lo que publico queda claro.
10 Amigos. ( 6 Hombres - 4 Mujeres), 6 con estudios profesionales y 4 con nivel de secundaria. 5 Casados, 5 solteros. Todos con empleo estable y de estratos 3, 4 y 5.
Todos vivían en casa propia.
LAS RESPUESTAS.
1. Coge y busca en la billetera algún dato o número telefónico para comunicarse con el propietario para llamarlo y ponerse de acuerdo para que la recupere con todo su contenido sin esperar recompensa. (2)
2. Recoge la billetera, se queda con el dinero y luego la deja abandonada en cualquier lugar. (8)
Sorpresa y decepción fue el sentimiento que me produjeron estas respuestas, nunca imaginé que entre mis amigos un porcentaje tan alto estuviera de acuerdo con aprovechar "El papayaso", que al fin y al cabo no es otra cosa que robo.
Igualmente los ocho que contestaron que se guardarían el dinero usaron términos despectivos contra los dos que dijeron que devolverían todo. Ese día me sentí marciano, como que hubiera nacido en un planeta equivocado.
Y no es que esta actitud sea propia de nosotros los colombianos, en internet encontré montones de casos de personas que habían devuelto dinero perdido en muchas ciudades del mundo y entre los comentarios vi muchos que los trataban de Giles, Tontos, Estúpidos, etc. Parece ser que es universal eso de que la ocasión hace al ladrón.
Aplausos para este taxista, para esa muchacha de Almacenes Éxito y para todas esas otras personas que han tenido la entereza de respetar los valores a pesar de las burlas que reciben de mucha parte de esta sociedad de doble moral, que sale de misa para pagarle a la muchacha de servicio honorarios de miseria, a sus obreros “El mínimo legal”, y a la DIAN el mínimo impuesto luego de alterar los libros con la complicidad de sus contadores. Ah, y olvidaba a esos políticos y funcionarios públicos que salen en la televisión con discursos de transparencia, mientras bajo la mesa desfalcan los recursos públicos.
Joven encontró $ 1,5 millones y los devolvió.
Luego de varios días encontró a la dueña de este.
Periódico El Colombiano, junio 9 de 2016
Por José F. Loaiza Bran.
Siempre hay alguien que está más necesitado que uno, sin importar que la situación propia sea difícil. Es algo que tiene muy claro John Alexis Márquez, estudiante de la Universidad de Medellín, quien después de insistir durante una semana logró contactar a la persona que había olvidado en un bus, un sobre con una cantidad de dinero que cualquiera hubiera podido meterse al bolsillo.
“Yo me encontré un sobre en el suelo en un Circular Coonatra. Adentro había dinero y los resultados de unos exámenes médicos de una señora adulta mayor”, relata el joven, cuya historia es ejemplo de honestidad y respeto por lo que le pertenece al otro.
Su decisión, desde el primer instante, fue devolver los 1,5 millones de pesos que contenía el sobre y que pertenecían a otra persona.
“Llamé todos los días al teléfono que estaba en los papeles, cada vez que tenía oportunidad, pero nadie me contestaba”, comentó a EL COLOMBIANO. Explica que al ver que no recibía respuesta fue que decidió contar su caso a través de las redes sociales. Utilizó un perfil sin fotos personales; y aunque fue reiterativo al principio en que no quería ningún protagonismo, fue tildado por algunas personas de ser desde un bobo hasta un oportunista e incluso de haber inventado la historia para beneficiarse.
Pero se alegró luego de de que gracias a que el caso se reprodujo como un virus al fin haya dado con la persona que había perdido ese dinero. “Todo lo que pretendía era encontrar al dueño y simplemente entregárselo”, advierte.
En una sociedad que cree que el vivo vive del bobo y que si no saco ventaja o hago trampa es mal negocio no faltó quien trató a Jhon Alexis de “pendejo”, pero la dignidad no tiene precio. “Me llegué a sentir mal”, dice el joven universitario, por la forma descarada como lo trataban.
Alguien más necesitado.
“La dueña de ese paquete es una señora que de verdad necesita ese dinero. Al fin hablé con ella y quedamos de vernos para devolvérselo, que era lo que quería hacer”, cuenta John Alexis.
“Me dijo que ese dinero era parte de sus ahorros, que los iba a utilizar para pagar un tratamiento que no le quiere cubrir la EPS”, agrega.
Después de que se hablara tanto de su intención y de que algunos dudaran de que fuera verdad que encontrara ese dinero y estuviera tratando de devolverlo, le hubiera gustado hacerlo de manera pública, pero la dueña prefirió permanecer en el anonimato. “Es una señora de edad y por haber botado la plata tuvo incluso problemas con su esposo, que estaba muy disgustado con ella”, señala.
No le caen mal a nadie
Si John Alexis Márquez, o Álex, como lo conocen sus amigos habla de sí mismo ha sido por su actitud honesta y transparente.
A Alex no le sobra la plata, incluso está a punto de cancelar sus estudios universitarios por falta de recursos, aunque su sueño es estudiar.
En este momento ni siquiera tiene con qué pagar la matrícula. Es estudiante de tercer semestre de Administración de Empresas y de sexto, de Mercadeo en la Universidad de Medellín. “Mi papá me ayudaba a pagar lo de la universidad hasta el semestre pasado, pero tuvo un inconveniente financiero y mi hermano iba a empezar también su carrera. Yo había empezado a trabajar porque me gusta tener independencia financiera. Entonces yo le dije: Viejo, tranquilo que yo me hago cargo de mi carrera; pero hace unos meses me quedé sin trabajo”, cuenta Álex.
Advierte que le gustaría aclarar malentendidos que han surgido con su historia. “Yo no espero ninguna recompensa ni estoy pidiendo nada. Un periodista me preguntó que si alguien me quisiera ayudar cómo podía hacerlo, y le dije que lo que me gustaría era tener un trabajo para pagarme mis cosas yo mismo”, sostiene. “Pero no es tan grave mi situación. Son inconvenientes que se presentan, pero en algún momento se tendrán que solucionar”, concluye.
Actualización de esta historia.
Días después de publicar esto en el blog, el concejal de Medellín Bernardo Alejandro Guerra llamó a John Alex para que hiciera parte de su grupo e trabajo.
Actualización de esta historia.
Días después de publicar esto en el blog, el concejal de Medellín Bernardo Alejandro Guerra llamó a John Alex para que hiciera parte de su grupo e trabajo.
Entregó los $50 mil que encontró en la calle y le ofrecieron un trabajo estable
Que viva esta gente que nos hace recobrar la esperanza de un futuro mejor.
2 comentarios:
"siquiera se murieron los abuelos"
Buena cita la de los abuelos, pero del ahogado el sombrero, hay mucho por rescatar y mucho trabajo para lograrlo. Gracias por el comentario.
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