Foto del New York Times sobre España |
De aquella España de pandereta
ramo y sacristía
que diría el poeta.
De aquella sociedad enmohecida
con aromas a tortilla aceitosa
berza cocida y tintorro picado.
De la mano de la aséptica democracia europea
llegó la España de la movida y del euro
de la gomina y el pelotazo.
Pero de la noche al día se acabó la fiesta
y los lodos de la miseria invadieron las calles
y se formaron largas colas en las aceras
a la espera de la sopa de los pobres.
Ese es ahora mi mundo…tu mundo
Un mundo sin obreros ni campesinos
porque todos están sin trabajo.
Un mundo de trabajadores sin oficio
que se venden por poca más que la comida
aterrados por el fantasma del paro.
Un mundo de empleados, empresarios, banqueros
brillantes ejecutivos y fieles funcionarios
que viven de la herencia de aquella orgía de dinero
acumulada con la sangre de un pueblo estafado.
Un mundo de competencia implacable
coacciones y violencia solapada…sin derechos
pero con tantas cargas y obligaciones
que deja a la gente ante el espejo
desarmada de toda esperanza.
Un mundo saturado de injusticia
sangre, abusos y fuego.
De palabras repetidas hasta la saciedad
en discursos vacíos
cargados de verborrea y eufemismos
para ocultar la dura realidad del día a día.
Un mundo de jefes que controlan a otros jefes
de superiores sobre superiores
que controlan a inferiores sobre inferiores
donde nadie sabe quién manda
más allá de quien le manda.
Un mundo amoral, donde el éxito se
mide en términos de competitividad
donde el fuerte pisa al débil para ascender
sin pararse a mirar el abismo que queda abajo.
Un mundo subterráneo
donde los marginales desaparecen
por las pulidas y brillantes alcantarillas de la democracia
como sombras irreales en la oscuridad de la noche.
Un mundo de gritos apasionados
en tardes de fútbol dominguero
¡Messi!...¡Messi!...¡Messi!
y lunes de silencio y derrota
en las largas colas de las oficinas de empleo.
Un mundo de injusticia
donde la política es un vodevil
el trabajo un chiste cruel
y la cultura una causa perdida.
Un mundo de plomo
fundido en la imaginación del horror
por mentes perturbadas
esclavas de la fama, la erótica del poder
y la brillantez del dinero.
Ese es mi mundo… tu mundo…
Un mundo dónde ser pobre no es una desgracia
si no un delito.
Alberto López
No hay comentarios:
Publicar un comentario