Relativamente hasta no hace mucho, este artefacto era el aliado de escritores y oficinistas. Herramienta de tinterillos, esos que se apostaban en las inmediaciones de las oficinas públicas para asesorar los trámites de sus ocasionales clientes, aún se ven algunos cerca de La Alpujarra.
Don Hernán y su máquina de escribir, 40 años en la carrera carabobo |
Máquinas obsoletas arrumadas en los cuartos de rebujo de los abuelos o como decoración en vitrinas y anticuarias. La máquina de escribir fue compañera de grandes escritores y periodistas de todo el mundo. De ellas salieron obras como, Cien años de soledad.
Cuantas cartas de amor salieron de ellas, cuantos poemas. Cartas familiares en los tiempos del correo aéreo, antes del advenimiento de los correos y mensajes electrónicos. Máquinas de muchas marcas, tamaños y épocas. Las hubo enormes y pesadas, livianas y portátiles. No había que conectarlas a la corriente eléctrica, ni mucho menos a la red. Eran autónomas e independientes y solo respondían al llamado de los dedos de su usuario.
En casa siempre hubo una que con el correr de los años ya debe ser una valiosa pieza de museo. Es una Remington de los años cincuentas de la que salieron muchas cartas y trabajos escolares. Hoy la desempolvé para sacarle una foto y hacerle un reconocimiento público por sus años de servicio.
Mi máquina de escribir. |
Juan Hincapié, librero de libros leídos (Los libros de Juan), publica en Facebook una interesante serie de autores con sus máquinas de escribir. Esto me motivó a hacer este video que recrea este bonito tema..
LOS ESCRITORES Y SUS MÁQUINAS DE ESCRIBIR from dario zapata on Vimeo.
No podía faltar la sinfonía de la máquina de escribir.
Leroy Anderson 1950.
No podía faltar la sinfonía de la máquina de escribir.
Leroy Anderson 1950.
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