lunes, 16 de mayo de 2016

CARRERA CONTRA EL TIEMPO

El desprendimiento de retina es una urgencia.



A fines del mes de julio del 2015 acudí a mi EPS para que me atendieran una molestia que tenía en mi ojo derecho. Les pedí que me dieran una cita prioritaria pues años antes me habían hecho una intervención láser para tratar algunos agujeros en mi retina, lo que me hacía temer que de nuevo algo andaba mal. La respuesta fue que ya no atendían consultas prioritarias y que estas solo se pedían telefónicamente. Me proporcionaron un teléfono por el que la solicité y como era viernes me la dieron para el lunes siguiente.

Ese fin de semana fue angustioso para mí, tanto que resolví pagar la atención de un retinólogo particular que efectivamente detectó un desprendimiento lateral de retina en curso. Su opinión fue que se debía proceder con urgencia antes de que comenzara a desprenderse la mácula, y de esto dejó una constancia escrita acompañada con los resultados del examen.

Al fin llegó el día lunes y acudí a la cita de la EPS. Para mi sorpresa al entrar al consultorio me encontré a una médica que estaba esperándome para un chequeo de hipertensión, al contarle el motivo de mi visita ella dijo desconocer esa situación. Así fue que tuve que aguantarme el sermón que acostumbran hacerles a sus pacientes mientras el tiempo pasaba.

Salí apurado de allí rumbo a los consultorios de la IPS Unidad Visual, unas calles más abajo. Aún sin tener cita fui atendido prontamente por un optómetra que me hizo un chequeo detallado de fondo del ojo. Su sorpresa fue tal que salió corriendo para regresar rápidamente con otro colega que igual al observar mi caso quedó sorprendido. Me entregó una solicitud de examen con un retinólogo de la IPS Robledo. Ya en esa IPS luego de un largo turno me autorizaron la consulta para el día siguiente. Tantos días perdidos para un problema que debe resolverse quirúrgicamente en tres días o máximo cinco. Mi angustia llegaba a extremos astronómicos.

Ya el desprendimiento había avanzado y una cortina negra tapaba mi visión en mi campo visual izquierdo. Pero mi mácula aún estaba bien y la visión central seguía nítida. Tenía la esperanza de que luego de la consulta con el nuevo especialista ordenaran prontamente la cirugía requerida.

Cuan equivocado estaba, de nuevo, luego de una larga espera me atendió el doctor Vélez. El examen fue largo y minucioso para llegar a la conclusión conocida… Desprendimiento de retina con compromiso de mácula. El doctor muy preocupado me acompañó hasta el escritorio de asignación de autorizaciones recomendándole al empleado agilizar ese trámite por tratarse de un problema muy serio.

El encargado comenzó a chequear el monitor  para después de un rato decirme:
- Listo, su cita queda para el día 30 de octubre en la clínica Clofán.
¿Cómo?, le respondí yo. A lo que él me respondió:
- Es la única fecha que tenemos.

Salí de allí con el ánimo por el suelo y así seguí el resto del día.

Dos días después muy temprano me dirigí al consultorio del doctor Vélez, la puerta estaba abierta y aproveché para entrar y preguntarle qué opinaba de la fecha que me habían dado para atender mi problema. Él al verme se incorporó de su silla y me preguntó:
- ¿Ya lo atendieron?
- No doctor, me dieron la cita para el treinta de octubre…
- No puede ser, me dijo, mientras me acompañaba de nuevo al escritorio para aclararle al funcionario encargado la urgencia de mi caso. Luego de esto se retiró mientras el encargado tecleaba y miraba el monitor. Diez o quince minutos después me reiteró la fecha: Treinta de octubre.

- Le reclamé y le insistí la prioridad de mi caso que requería de una atención inmediata, que era urgente.
- Él entonces se paró y recostándose en la pared cruzó sus brazos y con actitud de prepotencia me dijo de forma cortante. Aquí no hay urgencias, treinta de octubre, eso es lo que hay.

Cuando salía del lugar, no sé si más indignado que asustado, el doctor me llamó y disimuladamente me entregó un papel con una dirección y un teléfono.
- Allí está la sede principal, me dijo, y continuó, váyase ya mismo y les explica su situación. Es que en realidad es una urgencia. Le agradecí su consejo y salí a la calle para tomar un taxi. No se imaginan lo difícil que es bajar unas escalas con la visión de un ojo obstruida en un lado por una cortina absolutamente negra. Eran ya como las once de la mañana y el sol había decidido ese día calentar al estilo Cartagena.

Era una carrera contra el tiempo para evitar que mi mácula se desprendiera, o aún peor, que con tantas demoras podría perder mi ojo.

La mácula es la parte central de la retina, está en la zona donde esta se conecta al nervio óptico, que unido al cerebro lleva las imágenes para su procesamiento. Un científico dijo que la mácula y el nervio óptico son parte del cerebro. Las zonas aledañas de la mácula nos dan la visión periférica del entorno, borrosas, mientras que la mácula nos da la vista fina, esa que nos permite ver detalles, como leer. Si se desprende perderíamos la nitidez y todo lo veríamos borroso, Si se desprende, aún después de una cirugía, lo más probable es que no se recupere.

Ya en la oficina principal de la IPS averigüé por la oficina a la que debía ir. No tardé en encontrarla, allí me atendió una señora muy atenta que escuchó todo mi rollo mientras miraba los resultados de los exámenes. Se retiró y entró a otra oficina para consultar con alguien y luego de poco tiempo regresó y me expresó que iban a contactar a un retinólogo para resolver lo de la fecha de atención y que me llamarían por teléfono.  Yo no entendía nada, ya me habían examinado un especialista particular, un buen optómetra y un  retinólogo de esa IPS, con tantas vueltas el tiempo se me iba agotando.
Datos interesantes


La espera desespera.

Ya había consultado en internet páginas que explicaban todo lo referente al desprendimiento de retina, sabía lo delicado que esto era y las consecuencias que traía el no recibir atención urgente.

Fueron días de gran ansiedad y angustia. Fui a la EPS en la que estoy afiliado hace muchos años para exponerles la situación y me contestaron que eso no era responsabilidad de ellos y que solo comprometía a la IPS a la que le encargaban los pacientes con problemas visuales. Esto era cosa de locos.

Mientras tanto el desprendimiento avanzaba y la sombra visual crecía sin que me dieran respuesta para autorizar la cirugía. Es que para las empresas de salud ya no somos pacientes, solo somos cliente$  con un número de código.

Días después al llegar a casa me dijeron que habían llamado para decirme que tenían novedades en la IPS, que habían cambiado la fecha de la cirugía del treinta de octubre al primero de septiembre, que me esperaban para atenderme. ¡Al fin autorizaron la cirugía!, pensé.

Al día siguiente madrugué y fui a la IPS para indagar sobre la novedad. De nuevo a reclamar un ficho de atención y a esperar mi turno. Mis ojos se centraron en observar la pantalla que anunciaba los números de los fichos, me parecía que si me descuidaba pasarían mi número sin enterarme y perdería la atención. No sé cuánto tiempo pasó hasta que al fin apareció en la pantalla mi turno. Ahora lo que me preocupaba era si aún estaba a tiempo de obtener buenos resultados de la cirugía, ya eran muchos los días de espera, teniendo en cuenta lo que recomendaban los expertos: “De tres a cinco días luego de detectarse el desprendimiento”

Ya en la taquilla de atención me informaron que efectivamente la nueva fecha para la cirujía era el primero de septiembre, que debía ir a la clínica para que el cirujano me hiciera otro examen. ¿Otro?

Al reclamarle la anterior autorización en la que costaba la fecha anterior, 30 de octubre, se negaron a devolvérmela aduciendo que ahora solo quedaría la nueva autorización. Eso me pareció extraño, era como ocultar evidencia de su error.

Pero qué más daba, para el primero de septiembre faltaba casi una semana, más tiempo perdido. Me sentía insignificante en manos de estas personas que les importaba un rábano el riesgo que estaba corriendo con mi grave problema visual.

LA VITRECTOMÍA

Foto de IMO, Instituto de microcirugía ocular
Aproveché esos días para indagar más sobre el desprendimiento de retina y encontré que la cirugía más recomendaba era la vitrectomía:

“La vitrectomía es un procedimiento quirúrgico, mediante el cual se extrae el humor vítreo de un ojo y se sustituye, generalmente, con un gas o líquido. ...
wikipedia

Este procedimiento se lleva a cabo con delicados instrumentos, que son introducidos dentro del globo ocular a través de pequeñas incisiones en su pared externa (esclera).

Algunos de los instrumentos que se utilizan son: una luz de fibra óptica para iluminar la retina, una cánula de irrigación que mantiene la presión intraocular, y un instrumento que corta y extrae el vítreo. También se utilizan tijeras, pinzas y multitud de otros instrumentos seleccionados para cada caso.
Tratamiento/vitrectomia/

Igual encontré en algunos blogs historias de otras personas que habían pasado por situaciones semejantes contando con detalle el proceso de su desprendimiento de retina hasta llegar al desenlace luego de la cirugía.

Los resultados de los pacientes que habían sido atendidos prontamente eran casi siempre de resultados muy satisfactorios, pero los que tardaron más tiempo de atención que el recomendado no eran muy alentadores, y ahí estaba yo, en esa lista de espera indeseada.

Exámenes previos

Antes de la intervención se realiza un examen ocular detallado, y con frecuencia, una ecografía que muestra el estado de los tejidos oculares.

También se pueden sumar otras pruebas, como son:

Tomografía de Coherencia Óptica Retiniana (OCT): escáner que se utiliza para captar imágenes tomográficas del ojo en alta definición
Angiografía fluoresceínica: prueba de contraste para ver posibles pérdidas de fluido o daños en vasos sanguíneos de la retina
Test electrofisiológico: prueba que registra la estimulación eléctrica del ojo para detectar problemas en la retina y en toda la vía óptica hasta la corteza cerebral.

Igual encontré en algunos blogs historias de otras personas que habían pasado por situaciones semejantes contando con detalle el proceso de su desprendimiento, hasta llegar al desenlace luego de la cirugía.

Los resultados de los pacientes que habían sido atendidos prontamente eran casi todos de resultados muy satisfactorios, pero los que tardaron más tiempo de atención que el recomendado no eran muy alentadores, y ahí estaba yo, en esa lista de espera indeseada.

Alberto Kiese
Me pareció muy interesante la descripción que hace en su blog el futbolista argentino Alberto Kiese, que sufrió desprendimiento de retina luego de recibir un balonazo mientras jugaba un partido cuando militaba en el equipo Deportivo Azogues, de la primera división del fútbol ecuatoriano.

Él cuenta detalladamente todo el proceso, desde el momento de la lesión, hasta el postoperatorio. A pesar de la pronta y buena atención que recibió, hasta mi última lectura, el resultado desafortunadamente no era nada alentador.
El caso de Kiese

Retomando mi caso recuerdo esos días que viví tratando de obtener la autorización de una cirugía urgente que, de haber sido atendida a tiempo, garantizara casi sin duda una óptima recuperación de mi visión. En cambio tantos trámites con ires y venires reducían cada día mis esperanzas.

LA CIRUGÍA
Septiembre 1 de 2015

Esta etapa considero que fue tratada correcta y prontamente. Tanto la clínica como el especialista que me atendió garantizaban que estaba en muy buenas manos, el resultado de la intervención dependía ahora más del tiempo de atención desperdiciado causado por la negligencia de la IPS Robledo que de la pericia indiscutible del cirujano.


CONTINUARÁ


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