martes, 4 de marzo de 2014

DONALEJO Y SUS 186 HIJOS

Los libros que leo.

Familia de Joaquín Arango Gómez.

Cuando en el 2009 escribí la historia  que me contó Doña Débora sobre "El berraco de Guaca:" (Don Ángel María Álvarez del Pino Gaviria), quedé sorprendido al saber que se le habían conocido 82 hijos. Esa en mucha berraquera.

Luego de contarle esta historia a mi amigo Alejandro Grisales, este me sorprendió cuando me dijo que eso no era nada, que en su pueblo natal, Santa Bárbara, había vivido un hombre que había tenido 186 hijos y que se llamaba Donalejo. Obviamente no le creí de entrada tal historia, 186 hijos, eso me sonaba a cuento, a leyenda urbana.

Pero resulta que luego de buscar por aquí y por allá encontré que si era cierto, y que además había un excelente libro sobre esa historia: "Donalejo y sus 186 hijos", de Andrés Berger.Kiss. Decidí que tenía que contar en el blog esa historia tan insólita, pero caí en la procastinación y desde entonces han pasado cinco años.

Afortunadamente tenía guardados los datos y hoy llegó el turno de presentarles a Donalejo a través de un extracto del libro de Andrés Berger-Kiss que nos muestra una historia muy cercana al personaje pues la conoció de labios del propio nieto de Donalejo.

Acerca de Andrés Berger-Kiss

Foto copyright Carla Perry
Nacido en Szombathely, Hungría, en 1927 en una familia de actores de la escena húngara, la familia de Andrés Berger-Kiss abandonó Europa antes del Holocausto, que destruyó 14 miembros de su familia paterna. Llevado a Colombia, América del Sur por sus padres a la edad de cinco años, estudió en el Ateneo Antioqueño y el Liceo de la Universidad de Antioquia en Medellín, un país que considera siempre como su segunda patria. Obtuvo una licenciatura en la universidad de Houghton en Houghton, Nueva York, con una maestría en la Universidad de Indiana y un doctorado (Ph.D.) en Psicología Clincal en la Universidad de Missouri.


Dedicado a la memoria de doña Ofelia Peláez de Mejía y don Emilio Mejía, en conmemoración de una amistad de más de medio siglo con su hijo Hernán Mejía Peláez, quien compartió desde niño las historias de su abuelo Donalejo con el autor.
Andrés Berger-Kiss



Extracto del Capítulo 1
Cómo recibió su nombre Donalejo

Vivía en la Calle del Alto, desde donde se divisaban dos peñascos inmensos que se llamaban Los Farallones, y en sus ojos zarcos que miraban más allá de aquel horizonte de montañas nudosas, se anidaba un sueño milenario que ni él mismo comprendía pero que se manifestaba a diario en una sed insaciable por la vida.  Fue aquella sed la que lo llevó a tener veintidós hijos legítimos y un reguero de naturales que brotaron esporadicamente a lado y lado de los caminos de herradura por donde cabalgaba en jornadas de un día desde las montañas escarpadas de su Antioquia hasta el Ecuador, donde compraba el ganado que criaba en Santa Bárbara.

En el pueblo todos lo respetaban.  No sólo tenía una estatu­ra colosal sino que jamás se dejó ensillar por nadie.  Tenía una manera franca de mirar a la gente en la cara, entre los ojos, con una chispa juguetona en los suyos, como quien a nada le teme, revelando una fortaleza de espíritu que amedrentaba, aun cuando se le notara una tierna sonrisa en sus labios.

Su nombre era Alejandro Mejía y en su pueblo se hablaba con frecuencia de él.  Desde el tiempo de su niñez, siendo el más joven de su vasta familia, la atención de los mayores parecía gravitar en su dirección.  Nadie sabía por qué sucedía aquello, pero algunos lo conocieron como el muchacho que muy pronto alcanzó a sus hermanos mayores, poseído de cierta soltura en sus movimien­tos, todo su cuerpo radiando una energía vital, una intensidad que era inmediatamen­te notada por los adultos.  Otros sintieron que desde sus primeros días parecía ser más sensato de lo que podría esperarse a su edad.  A menudo, cuando miraba en silencio a la gente con el dejo de un destello feliz en su cara, como si algo en ellos lo estuviera divirtiendo, Dios sabrá, qué observaciones le devolvían la sonrisa.  Pero después de unos momentos se inquietaban y no seguían mirándo­lo, como si se sintieran bajo un profundo escruti­nio que los inducía a evadir su mirada.

Uno de los primeros incidentes que dio lugar por muchos años a incontables historietas fue el día en que una de las mulas de la finca de su familia acertó a darle una patada a una gatica en el estómago.  La gata se quedó inmóvil, como si jamás pudiera volver a respirar.  Cada uno de los cinco hermanos del muchacho examinó aquel montoncito de carne y huesitos, proclamando que estaba muerta, pero cuando le tocó el turno a Alejandro, dijo:

-Todavía está calientica.  La voy a cuidar a ver si vive.

Sus hermanos encogieron los hombros cuando el muchacho recogió la gatita y se la llevó a la casa.

-Te vas a meter en la grande, Alejandrito.  Mejor que no llevés animaluchos muertos a la casa.  Apestan, uno de sus hermanos lo amonestó.

El niño insistió y, comenzando por acariciarla, la mantuvo respirando con su aliento y con el calor de su cuerpo; le habló por horas, hasta que comenzó a moverse de nuevo.  Sus hermanos juraron que un milagro había sucedido, seguros de que se trataba de una resurrección.  Tenía entonces el muchacho siete años de edad.  Y la gata, que llamó Misifús, vivió hasta llegar a ser después de treinta años, la mascota más vieja de la casa de los Mejía.

Un acontecimiento cinco años después le proporcionó el respeto entre los adultos de la familia.  Desde ese día en adelante se ganó también la admiración de sus hermanos mayores, en vez del acostumbrado desdén que todavía le reservaban.


Santa Bárbara, Antioquia
Sucedió el incidente cuando un visitante de la capital don Fulgencio Villanova Ibáñez del Gamonal, proclamando ser pariente de los marqueses de la Casa de Lumbria en España llegó a la casa del muchacho. 

Era el hombrón un viejo transplantado desde Lorenza, tan pomposo como su mismo nombre. Soliendo venir a Santa Bárbara de vez en cuando a finalizar algún negocio con el padre del muchacho, era muy conocido y temido por tener una lengua constantemente emparejada con un genio atroz que transfor­maba cada una de sus palabras en flecha venenosa.  

Durante sus visitas pre­vias, cuando fue invitado a cenar con la familia y pernoctar allí por ser un cliente tan bueno y por no haber en el pueblo todavía ninguna posada para visitan­tes, dominó a toda la familia con su verborra­gia petulante que no dejaba hablar a nadie.  Nada le complacía, todo lo que existía en el universo estaba por debajo de su majestuosidad; ninguna rosa olía tan dulcemente como las de su jardín en Medellín.  

Siendo un quejico­so invetera­do, a todas horas hablando mal del prójimo, no aprecia­ba para nada ninguna de las bendiciones de la vida del trópico: estaba siempre haciendo mucho calor, la lloviznita lo mortifica­ba, o los zancudos no lo dejaban en paz. La gente le parecía estúpida o fea, banal o ridícula; y peor todavía, desasea­da. Hiriendo el sentimiento patriótico de los presentes decía que todos, incluso él, vivían demasiado lejos de cual­quier lugar que considerara de importancia.

-¡Ah, cómo echo de menos a Madrid! ¡ésa sí es lo que se puede llamar con orgullo una ciudad!  Aquí, tenemos el honor de vivir en el mismo epicentro del ano del mundo, pontificó una vez cuando las mujeres ya no estaban presentes.  Jamás llegó a decir que algo, ni siquiera el artículo más banal, fuera bueno o hermoso o que tuviera  mérito o estuviera limpio.  Con sólo escucharle, los que lo rodeaban se deprimían.

En la ocasión tan bien recordada por la familia, una vez terminada la cena, sus gentiles anfitriones condujeron a su huésped a la sala.  Ya sentados, don Fulgencio saboreó su primer trago, encendió un cubano y comenzó a exponer los deméritos de la región.  Especialmente trató de desbaratar el pueblo santabarba­reño, diciendo que apenas los zánganos y zopencos vivían allí.

- Excluyendo, desde luego, la presente compañía, se permi­tió decir con afectación, haciendo un gran anillo de humo azul que se movió despaciosamente a través del silenciado salón.

Notando lo incómodos que se sintieron todos con las palabras criticonas de Villanova Ibáñez del Gamonal, Alejandrito lo miró con picardía, como dudando lo que acababa de oír, sonriéndole en silencio.

- Este villorrio de Santa Bárbara es absolutamente inculto, sin ninguna cultura, ninguna, como el resto de toda esta provin­cia; concluyó el visitante terminando su diatriba llenando por tercera vez su vaso con aguardiente.

Mientras que todos los demás evitaron el Contacto con la fijeza de su mirada acusatoria, el muchacho continuó mirándolo con una media burla que se asomaba a sus ojos.  Sostuvo la mirada del hombre por tan largo tiempo como para ser seleccionado por él entre las caras amedrentadas del salón.

- ¡Alejandro!... El hombre lo confrontó: Me has estado mirando como quien duda de mis observaciones.  ¿Tienes algo qué decir en defensa de este pueblo tuyo?

El muchacho ni se mosquió.  Siguió mirándolo, pero la sonrisa en sus labios se esparció por toda su cara mientras que uno de los músculos cerca del ojo izquierdo de don Fulgencio reveló un momentáneo crispamiento espasmódico. Cuando Alejandro continuó permaneciendo en silencio, el viejo abrió la boca y, con una mirada de desdén en la cara se tomó un gran sorbo de aire esperando que le duraría lo suficiente como para reanudar sus embestidas verbales. Pero el muchacho habló antes de que don Fulgencio empezara:

- Don Fulgencio, dijo, ¿conoce usted la parábola del perro muerto?

Ya que nunca lo habían puesto en su lugar en aquella casa de huéspedes tan corteses, don Fulgencio se dio cuenta inmediata del reto de uno tan joven.  Sin darse cuenta siquiera, aflojó la presión del cuello de su camisa con un dedo a tiempo que sintió el aleteo incontrolable del párpado izquierdo.  Esta vez tuvo que hacer un esfuerzo para no pestañear ante el profundo escrutinio de los ojos del muchacho.

- No, respondió, dándole más candela a su cigarro, riéndose entre dientes. No he oído la tal parabolita.  ¿Un perro muerto, eh?  ¿Y eso qué tiene que ver con Santa Bárbara?  ¡Decí a ver, que me estoy muriendo de la curiosidad, muchacho!

- Bueno... dicen que cuando Nuestro Señor Jesucristo caminó una vez con sus discípulos por el desierto, encontraron un perro muerto.  Cuando los doce apóstoles caminaron alrededor del perro muerto, uno de ellos dijo, "¡Qué horror!"  Otro que "Los moscos le sacaron los ojos....me enfermo viéndolo".  Un tercero dijo que la piel del perro estaba marchita.  San Pablo, que olía muy maluco y se tapó la nariz.  San Pedro voltió la cabeza haciendo malacara y exclamó, "Gas, fo."  Cada uno añadió algo cruel acerca del perro muerto.  Pero cuando le tocó el turno a Jesús para pasar junto al perro muerto, llamó a sus discípulos y les dijo:  "¿Habéis visto alguna vez una dentadura tan limpia y perfecta como ésta?"

Sin quitarle los ojos de encima, Alejandro terminó diciendo: Esa, don Fulgencio, es la parábola del perro muerto.

Más tarde, cuando ya don Fulgencio se hubo ido le pregunta­ron al muchacho dónde diablos había oído semejante historia.

- Yo no me acuerdo de esa parábola en el Nuevo Testamento, observó su madre.

- No la encontraste porque yo fui el que la inventó, contestó el muchacho, pa aplastar a ese señor tan malcriado.

Pero la semana siguiente, ya con don Fulgencio en Medellín, el muchacho se arrepintió de haber humillado al visitante cuando llegó la triste noticia de su muerte.

–-¿Y de qué murió? indagó el muchacho.

Los adultos a su alrededor se dieron una mirada de conspira­dores y al final de unos segundos de vacilación, uno entre ellos dijo como sin ganas de dar pormenores: - Le falló el corazón.

Lo que nunca llegó a saber Alejandro es que el corazón de don Fulgen­cio le falló durante su tercer atentado de montársele a una jamona en el prostíbulo más frecuentado por la alta sociedad de Medellín.

Cuentan que al cumplir los trece años, siendo ya el muchacho más corpulento de su escuela, bien pelirrojo y cejudo, con un conjunto formidable de músculos que le brotaban rebeldes de su camisa, Alejandro se levantó un día de su asiento y se dirigió muy campante con su caminar montaraz hacia el tablero.  Sin haber sido invita­do.

El maestro era uno de los temidos hermanos Rojas, el de los dientes de oro, que le pegaban en las pantorrillas a estudian­tes desobedientes con una regla y no cejaban hasta ver brotar la sangre. Todos los alumnos hablaban mal de él a sus espaldas, pero nadie había osado confrontarlo, poniendo en tela de juicio su autoridad. Cuando Alejandro llegó a su destino, agarró, sin recular un instante siquiera, el anuncio odiado por todos sus compañeros que los pedagogos habían instalado allí. Decía, para ser visto y recordado por todos, con grandes letras gruesas y mayúsculas: LA LETRA CON SANGRE ENTRA. 

Ante los ojos atónitos de toda la clase, Alejandro agarró el afiche con ambas manos y lo volvió trizas. Recibió su castigo inmediato sin que le saliera ni el vestigio de un quejido. Desde ese día comenza­ron a llamar­lo don Alejandro, pero terminó por ser conocido como Donalejo.

Andrés Berger Kiss.

LOS HIJOS LEGÍTIMOS DE DONALEJO
Un cuento histórico de Andrés Berger Kiss

En este cuento histórico se revela cómo fracasó el gran tenorio de Medellín, el millonario Pablo Tobón Uribe, cuando trató de enamorar a una de las hijas de Donalejo. Ni con su Cadillac, ni con su avioneta pudo, pero se divirtió tratando. Y hasta hoy día los ancianos del pueblo de Santa Bárbara que vivieron en aquella época donjuanesca se acuerdan de las maniobras de don Pablo, quien casi se entrelló en vano.


Pasaje

Aun antes de terminar la producción de sus últimos cuatro hijos, "antes de cerrar el chuzo", como decía Donalejo para indicar que no tendrían más y que renunciaría para siempre su manía por tener más varones que hembras en su familia la anotación final llegando a ser catorce hembras a ocho machos su segunda hija, la más guapa entre todas sus descendientes, Alicia, le proporcionó nietos.  Así fue cómo sus primeros nietos fueron de más edad que algunos de sus propios hijos, añadiéndole a la confusión de parentescos que comenzó a reinar en la familia Mejía.

Siendo Alicia tan linda, fue difícil mantenerla escondida, fuera del alcance de los ojos de los hombres.  El que la veía se enamoraba de ella.


Don Pablo Tobón Uribe ya mayorcito
La hermosura de Alicia adquirió tanta fama por los linderos de la vieja Antioquia después de ganarse un concurso regional de belleza en Santa Bárbara, que hasta Medellín llegó la noticia a oídos de un joven aventurero llamado  Pablo Tobón Uribe.  Era un buen mozo que se arriesgaba a hacer cualquier cosa, tentando la suerte haciendo sus proezas con tal de que le dieran la oportunidad de probar que él era mucho más intrépido que el resto del mundo.  Cuando oyó lo atractiva que era Alicia, fue a Santa Bárbara en su nuevo convertible, un lujoso Cadillac que nadie hasta entonces había visto en toda Colombia, con miras para convencerla a que fuera a Medellín a competir en el gran concurso departamental donde se escogería a la mujer más bella entre centenares que llegarían desde los rincones más apartados del país paisa.

La boyada en que se metió don Alejo con el padre Castaño
Cuento de Andrés Berger Kiss

En Santa Bárbara, el remoto pueblo en los Andes, en la bella Antioquia de Colombia, había un santo y un pecador. En este cuento se enfrentan.


Pasaje

No creía en la vida eterna prometida por el curita del pueblo.

- Yo en ese Paraíso plagao de godos lambeladrillos no me amañaría —solía decir, frunciéndose.


Iglesia de Santa Bárbara
Por eso, por los chistes malvados que contaba acerca de las fallas de la santa patrona del pueblo, por decir que los curas engañaban al pueblo, conduciéndolo a algún desastre nacional en un futuro no muy lejano y sobre todo por expresar tan abiertamente sus opiniones a cuantos querían escucharlo como seguidor entusiasta del partido liberal se consiguió la enemistad del cura del pueblo.

El padre Castaño, ultra conservador y estricto, quien ejerció sus artes metafísicas por muchos años durante la primera mitad del siglo XX, le prohibió entrar a misa y comenzó a intrigar en corredores oscuros de los laberintos burocráticos de la Santa Iglesia hasta el día cuando llegó una orden de excomunión desde el Vaticano, excluyendo a don Alejandro Mejía de los sacramentos, derechos y privilegios de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Tal vez si su tío Maxi todavía hubiera estado de alcalde, la cosa se hubiera ido por un camino distinto, pero él había renunciado hacía años y estaba involucrado en negocios más lucrativos en Medellín.

De nada valió la palanca que tenía su vasta familia ni las lágrimas de su esposa, Evita, quien vivía rezando a toda hora cuando no estaba atendiendo a su familia, agarrada de su camándula y su rosario. Lo que llamaban "El Poder", con mayúsculas, estaba comenzando a flexionar sus músculos de nuevo en todo el país. Pero Donalejo se jactó de haber sido expulsado de la Iglesia, diciendo que ésa fue la misma suerte de los hombres más eruditos durante el Renacimiento.

Aquel inmerecido castigo fue mucho más duro para Evita que para Donalejo, siendo él tan incrédulo y ella tan creyente, diferencia aquella entre hombres y mujeres que no era inusual en el pueblo. Pero la excomunión desbarató sus idas juntos a misas y cuando Evita iba con sus hijas, sentía siempre las miradas de desaprobación del cura y de las beatas del pueblo como quemaduras en su carne.

Cuando recibió el mensaje de excomunión, se rió y dijo:

- A mi no me importa un pito lo que digan ni lo que hagan esos brujos beatos.

Se rió aún más cuando, por pura coincidencia, el día que recibió la noticia de su excomunión, estalló un escándalo de primera categoría en la propia sacristía de la iglesia en Santa Bárbara.

"LA VIROCHA"



Desde los días después de su matrimonio, Donalejo se abstuvo con las mujeres en Santa Bárbara y limitó por un tiempo su tendencia a visitar las madrigueras del placer de La Pintada, ni siquiera para ver qué beldades trajeron las suertes de la nueva cosecha de mujeres que había llegado a la deriva a aquel escabroso puerto del río Cauca.

No se conmovió ante los descarriados avances de la que llamaban en Santa Bárbara "La Virocha", una hembra requeteculona y bien arrecha, de belleza excepcional, poseída de un furor uterino insaciable.
Era ella el completo escándalo del pueblo porque, habiendo quedado viuda muy joven y sin macho en la casa para calmarle sus apetitos, se especializaba en seducir a los hombres de importancia de todo el municipio. Pero no le gustaban los solteros.

Según ella, eran simples avivatos siempre listos a tomarle ventaja a las mujeres que vivían solas, sin querer asumir las responsabilidades del amancebamiento. Los atormentaba con sus miradas sugestivas pero cuando se le arrimaban, los evadía.

Le gustaban los hombres casados y desbarató con sus diabluras a más de una familia. Con piel de canela y unos ojos negros matadores, la fama de su belleza rayaba en lo legendario. Fue la primera en tener la audacia de solicitar en el único salón de belleza que existía en el pueblo donde ella iba con gran frecuencia no sólo servicios manicuristas sino pedicuristas. 

Insistió en que le dieran un masaje desde las rodillas para abajo hasta la punta misma de los dedos de sus pies, y demandó que le pintaran con rojo carmesí cada una de las uñas. Luego, las ostentó, saliendo a caminar por todo el pueblo con las piernas desnudas y en sandalias abiertas.

Fue aquella una exhibición que no se había conocido hasta entonces por esas laderas andinas y que ella inventó por sí sóla, sin la ayuda de tantas revistas de moda o cines como lo hacen las remedadoras de hoy en día que copian cualquier costumbre por extrema que sea sólo con que proceda de Europa o, mejor todavía, de la Hollywood de Norteamérica.

Sus vecinos, espiando por los postigos de sus ventanas, hacían apuestas a ver quién acertaba en adivinar cuál de los personajes del pueblo saldría todo despeinado y trasnochado de su casa a hurtadillas en las tinieblas antes de las madrugadas, después de haber disfrutado a la belleza toda la noche. No era sorprendente que de vez en cuando, al venir alguna figura ilustre de Medellín, resultara pasando la noche en su amorosa compañía.

"La Virocha" le tenía unos deseos espantosos a Donalejo, sobre todo cuando se rumoró que por estar su esposa preñada a toda hora, él no tenía manera de colmar sus gigantescos deseos.
Yo me lo comería todo, íntegro decía "La Virocha", sabiendo bien que alguien de seguro le pasaría el reporte.

Vivía en una casa no muy lejos de la calle de los blanquitos y, conociendo la ruta que seguía Donalejo, habiéndolo visto subir todas las tardes por la loma que era su calle, se sentaba en el nicho junto a la ventana abierta de par en par de su alcoba con los melones de sus abundantes pechos apenas velados por una mantilla de seda transparente. Los exhibía tan campechanamente que no había modo de no verlos, para que él, montado en su caballo y a una buena altura, pudiera darse su gran gusto viendo ampliamente todo lo que ella quería mostrarle, sin dejar casi nada a su imaginación. Todos los días ella aparecía en aquella ventana con menos ropa encima.

Pero mientras más le mostraba "La Virocha" sus magníficos encantos, mejor resistía Donalejo la tentación. Al fin, cuando ya no cupo en sí misma de las ganas que le tenía, encartada con aquellos deseos lujuriosos que la mortificaban día y noche, decidió olvidar toda cautela, empelotándosele totalmente una tarde. Se apareció en la ventana abierta tal como mi Dios la mandó al mundo, excepto que lució un moñito blanco en la cabeza y una rosa roja, aromática y sin espinas, que se asomaba sonrojando entre sus muslos apretados en medio del jardín paradisíaco de sus vellos azabaches.

Era formidable la hembra, y Donalejo tuvo que usar todas sus facultades de concentración y fuerza de voluntad para no caer en sus redes cautivadoras. Parándose en los estribos para verla mejor, se quitó el sombrero al pasar junto a su ventana y, haciéndole una venia en el estilo de días aún más caballerescos, exclamó:
- ¡Te rindo pleitesía porque con tus encantos superas a Los Farallones del Cauca!

Ella lo miró con cierta tristeza porque comprendió inmediatamente lo que siempre había sospechado y temido en los más aislados momentos de su soledad, cuando se miraba con frecuencia en el espejo y se preguntaba cómo y cuándo iría a descubrir algún día los límites del poder de su hermosura. Ahora supo con certeza que este hombre le había enseñado la lección más difícil de su vida.

Aún antes de verlo desaparecer calle arriba, dio un hondo suspiro de resignación que fue más bien un gemido de dolor que emanó desde el mismo lugar donde escondía los más recónditos secretos y esperanzas de su ser, sabiendo de antemano que su Donalejo jamás volvería a pasar de nuevo junto a su ventana por más que ella lo añorara. Fue entonces cuando sintió la primera embestida de nostalgia en su vida porque comprendió en aquel momento que estaba pasando por el último umbral de su resplandeciente juventud.

Por los caminos de Antioquia, 1900

Ver: A nadie le gusta que lo jodan cuento de Berger-Kiss

LOS BAILES DE MI BARRIO

Así eran los bailes en los años sesentas y setentas

Fotografía de Juan Fernando Ospina - Universo centro

Estábamos reunidos los amigos un viernes en la noche en la esquina del barrio cuando Luis llegó a toda carrera y casi sin aliento nos dijo:

- Que hay baile el sábado en la noche en la casa de las Gonzalez y que todos estamos invitados.

Así, sin tarjeta de invitación formal, solo con el mensaje hablado se convocaban los amigos a los bailes de esos tiempos, que por lo demás eran divertidos, sanos, zanahorios.

Llegado el sábado de la cita íbamos llegando los muchachos (pipiolos), todos con tenis Croydon pisa huevos, peinados hacia atrás con el cabello muy engominado y brillante con Lechuga o Glostora, muy parecido a lo que mostró la película “Grease de John Travolta y Olivia Newton John.

Las muchachas se echaban un colirio que les ponía los ojos muy brillantes, se arreglaban las trenzas o se alisaban el cabello en la mesa de planchar usando papel periódico, se ponían faldas repolludas y zapatos cocacolos, blancos combinados con rojo. Todos andábamos ente los trece y 18 años.

Las chicas formaban su corrillo y conversaban fingiendo indiferencia mientras se tomaban una gaseosa y miraban con el rabillo del ojo a los chicos, los muchachos formabamos igualmente un grupo mientras masticabamos clicle o pastillitas de sen sen para perfumar el aliento y que venían en sobres, sabían a jabón; pero valía la pena el sacrificio, tal vez esa noche tendríamos nuestro primer beso, nunca se sabe.

Al fin alguien prendía la radiola y ponían el primer disco LP, que eran de acetato negro y giraban a 33 revoluciones por minuto (33 rpm), lo explico porque estoy seguro que muchos no saben cómo eran. El grupo musical de moda era el de Los Teen Agers, que luego derivó en otros como Los graduados, Los éxitos, Los claves. Todos de música tropical, en ese tiempo llegó el rock and roll a Medellín con Los Yetis y Los Jhony Jets.

El volumen de la radiola subía y finalmente la primera pareja salía al centro de la sala a bailar, inmediatamente los demás muchachos nos atrevíamos a sacar pareja y se pendía la fiesta. Mientras bailábamos aprovechábamos para pedirle el número telefónico y enterábamos de algunos detalles de su vida: 
- ¿Donde estudias? – ¿Que música te gusta? - ¿Cual es el animal que más te gusta?...

¿EL MURCIELAGO?

Una vez una chica me respondió que el murciélago… Vaya gusto tan extraño, tanto, que no se me olvida, pues hasta tenía un murciélago de mascota, y me consta porque días más tarde me lo mostró en su casa.

En esos bailes se pasaba muy bien y sin duda nos brindaron unos de los más gratos retazos de la vida. Muchos noviazgos se iniciaron en esos eventos y llegaron con los años hasta el altar. Por ejemplo mi amigo Javier Hernández Bonnet  inició en uno de esos bailes un noviazgo que años más tarde se convertiría en un feliz matrimonio. ¿Te acordás hermano?

Entonces se bailaba tomando a la pareja con la mano izquierda mientras nuestra mano derecha iba suavemente  a su cintura, sin amacizarla, amacizar estaba totalmente fuera de las reglas, que eran supervisadas atentamente por los padres y las tías de la familia anfitriona que siempre estaban sentadas en algún lugar estratégico de la sala mirándonos por debajo de las gafas.

Y la canción sonaba:

“Mujeres bellas de nuestra tierra, con ojos vivos, color de arena.
Pequeñas niñas encantadoras como palmeras en playa mora.
Este ritmo tiene sabor, delicioso para bailar…

Y luego esta otra:

“Hoy enredé a tu balcón
un lazo verde esperanza(bis)

Con la esperanza de verlo
prendido a tu pelo
mañana en la plaza
con la esperanza de verlo
prendido en tu pelo
mañana en la plaza”…

El baile duraba hasta el momento en que los padres de las anfitrionas apagaban la radiola y anunciaban el fin de la fiesta, más o menos a las doce de la noche.

Los discos de vinilo volvían a sus fundas y la tía solterona comenzaba a barrer el sitio mientras salíamos y nos despedíamos de las nuevas amigas. Esos si eran bailes.

Súbale el volumen y a bailar se dijo

Otros grupos de la época, sugeridos por los amigos de Facebook:
Los Hispanos - Los Golden Boys - El conjunto Miramar. Si recuerdan más por favor nos los comentan para agregarlos.

sábado, 1 de marzo de 2014

LA PIEZA PERDIDA


A PROPÓSITO DE TELETÓN

Es bueno ver que tanta gente y tantas empresas se vinculen a esta noble causa. Emociona ver como el marcador va subiendo en el transcurso del programa hasta alcanzar una respetable suma de dinero, que finalmente siempre esperamos sea administrada con idoneidad y transparencia.
Saber que tantos, hombres, mujeres y niños recuperarán su calidad de vida y hasta su movilidad no puede menos que demostrar que este es un país sensible y solidario.

LA PIEZA PERDIDA

Pero,  me queda flotando la idea de que falta algo para que este rompecabezas quede completo, una pieza que desde hace mucho y tal vez desde siempre se ha quedado atorada en algún doblez del fondo de la caja.

Es la pieza que representa la participación estatal, esa ficha que para ser justos debería de ser ficha a convertirse en la figura total que garantice la plena atención de la salud de todos los colombianos.

En esta época en que se discute la polémica reforma de la salud, escuché en una entrevista, si no mal recuerdo, al ministro de salud diciendo que la cobertura total de la salud era imposible dado su alto costo, y remató diciendo que tan era así que ningún país del mundo la tenía.

Recordé inmediatamente lo que vi en “Sicko”, un documental de Michael Moore. En este documental se hace una “crítica a las grandes compañías de servicios de salud estadounidenses y muestra las dificultades, de millones de estadounidenses para acceder a un sistema de salud de calidad y universal. Sicko se propone, fundamentalmente, reflexionar sobre la naturaleza del sistema y llama al pueblo estadounidense a demandar cambios políticos que lleven al sistema a acercarse a la sanidad universal gratuita que gozan otros países mostrados en la cinta: Francia, Canadá, Reino Unido y Cuba. (WikipediA)

El ministro debería ver el documental para que se entere de que si es posible.

Entonces en mi irremediable imaginación y optimismo veo que alguien encuentra la ficha del rompecabezas que había estado atorada en el pliegue del fondo de la caja, lo observo con gran interés mientras él la mira embelesado, analizándola y tratando de relacionarla con la imagen total. Es que solo hasta que esa ficha encaje en el espacio de forma correcta se revelará el sentido y la verdad que había estado oculta. Finalmente su mano se dirige a ese pequeño espacio vacío y hábilmente la encaja y puede leer su mensaje: “Si se puede”.

Atina a girar la figura y la pone sobre la mesa. Ahora en ese envés encuentra la clave para poner en marcha lo que otros decían que era imposible.

¿Cuánto dinero se pierde en este país gracias a la corrupción que nos ataca por todos los flancos?, es bien conocida la escandalosa defraudación de algunas encopetadas EPS, de los intermediarios de los medicamentos y de los suministros hospitalarios. Ah, y de la mermelada que compra conciencias con el dinero del estado, que al fin de cuentas es del pueblo.

No quiero entrar en detalles pues ni soy experto haciendo cuentas ni quiero hacerme extenso en este tema, que ya ha sido publicado y sigue disponible en la red. Sumemos la defraudación de los carruseles de la contratación, los maquillajes contables de algunas grandes corporaciones, etc., etc.

Que los expertos sigan haciendo la cuenta para que al ver el saldo final veamos que si hay recursos, que el mensaje del rompecabezas dice la verdad.

Y mientras tanto sigo esperando que llegue este personaje que no tenga miedo de sacudir la caja del rompecabezas y que no descanse hasta hallar la ficha perdida… Esa que cambiará el rumbo de esta Patria que se merece cosas y dirigentes mejores.

Ver SICKO (1 Hora 58 Minutos)

ASTROPUERTA MARZO 2014

Este es el informe Astropuerta que nos comparte mes a mes Germán Puerta desde Bogotá, Colombia.

Hola:
Festival de planetas con Mercurio y Venus al Oriente, Júpiter al Occidente, y Marte y  Saturno como protagonistas. La conjunción de Saturno con la Luna  el viernes 21 es ideal para la astrofotografía con telescopios.
Acá interesante opción de astronomía para niños.


 Enseguida los eventos del mes.

Saludos cordiales.
Germán Puerta.
www.astropuerta.com
@astropuerta


Principales eventos celestes de Marzo 2014

Sábado 1 – Luna nueva
Sábado 8 – Luna en cuarto creciente
Viernes 14 – Elongación máxima Oeste de Mercurio
Domingo 16 – Luna llena
Martes 18 – Conjunción de la Luna y la estrella Spica
Miércoles 19 – Conjunción de la Luna y Marte
Jueves 20 – Equinoccio
Viernes 21 – Ocultación de Saturno por la Luna visible en Brasil y el Sur de Africa
Sábado 22 – Elongación máxima Este de Venus
Lunes 24 – Luna en cuarto menguante
Domingo 30 – Luna nueva

Principales Efemérides históricas de Marzo 2014

Sábado 1 – 1966: La sonda Venera 3, primera nave en impactar otro planeta, Venus
Lunes 3 – 1972: Lanzamiento de la nave Pionner 10
Martes 4– 1835: Nace Giovanni Domenico Schiaparelli
1979: La nave Voyager 1 descubre los anillos de Júpiter
Viernes 7 – 1792: Nace el astrónomo inglés John Herschel
Sábado 8 – 1979: La nave Voyager 1 descubre volcanes activos en la luna Io de Júpiter
Jueves 13 – 1781: William Herschel descubre el planeta Urano
1855: Nace el astrónomo estadounidense Percival Lowell
Viernes14 – 1879: Nace el físico alemán Albert Einstein
Domingo 16 - 1926: El físico estadounidense Robert Goddard lanza el primer cohete con combustible líquido
Martes 18 – 1965: Alexei Leonov efectúa la primera caminata espacial
Domingo 23 – 1840: Primera fotografía de la Luna
1912: Nace Werner von Braun
2001: Cae la estación espacial MIR
Martes 25 – 1655: Christiaan Huygens descubre a Titán, luna de Saturno
Vierens 28 - 1749: Nace el astrónomo y físico francés, Pierre Laplace
Sábado 29 – 1974: La nave Mariner 10 envía las primeras imágenes cercanas de Mercurio.



ASTROPUERTA MARZO 2014 from dario zapata on Vimeo.

domingo, 23 de febrero de 2014

LA FALSA MODESTIA

LA FALSA MODESTIA

Cuántas veces hemos escuchado o dicho cosas como estas ante un reconocimiento: “No es nada… no vale la pena… Es cualquier cosita”. 

Muchas veces por costumbre sacamos a relucir estas respuestas como para minimizar nuestra acción, incurriendo en algo cercano a la falsa modestia. Y digo cercano, porque algunas veces puede ser sincera la expresión, o dicha por mera costumbre.

La modestia y la soberbia a veces son hermanas.

Este meme se me asemeja a Maduro
No faltan las personas que posan de humildes para recibir reconocimientos por ello, les agrada ser mirados con admiración por el preciado don de la sencillez y la humildad. Es pues una posición muy difícil de distinguir y que a la luz de la verdad posiciona a unos, los más pocos, dentro de los santos y a los demás dentro de los  farsantes, y aquí sí que abundan.

La costumbre de minimizar los logros y éxitos en algunas regiones de Colombia es tan común, como exagerarlos en otras.

Se han convertido en parte de la idiosincrasia andar diciendo que la proeza que hicimos no valió la pena, cuando en realidad si sabemos todo el esfuerzo y pericia que demandó.

Tan normal es esto que cada vez que ocurría la ocasión caía en la manida costumbre, y solo hasta que un amigo tolimense me lo hizo notar, no pude más que reconocer que era una mala costumbre: _ ¿Por qué los paisas siempre dicen eso?, que no valió la pena, que es cualquier cosita. Y lo dijo enfurecido mi amigo, con toda razón, es que es un vicio muy feo.

Debe ser una tarea el aprender a recibir reconocimientos y elogios sinceros, al igual que distinguir y rechazar la lisonja, que no es otra cosa que lambonería disfrazada para obtener de nosotros algún favor o consideración. Queda claro que el elogio es sincero y la lisonja y la adulación tan falsas como un billete de tres pesos.

Si nos dicen que nuestro trabajo quedó excelente, digamos que así es, y si podemos, agreguemos que nos demandó un gran esfuerzo y que lo hicimos con gran gusto.

Gracias amigo Manuel por haber sido tan sincero aquella vez y por haberme mostrado lo desagradable que puede ser la falsa humildad o todo aquello que, de buena o mala fe, se le parezca, y que tan desagradable es el presuntuoso como el que presume de su humildad.

Hasta san Francisco de Asís se preocupó de que su humildad fuera solo soberbia disfrazada.
Hay que distinguir muy bien esto: Ser humilde no otra cosa que no sentirse superior a nadie, pero tampoco inferior, ser humilde es sentirse igual a todos.

(El patrón de los los falsos modestos debería ser San-Turrón).

EL CLUB DE LOS LAGARTOS

Los libros que leo.



Hay libros que uno lee una vez y se van a los estantes de la biblioteca a  gozar del descanso eterno hasta quedar cubiertos de polvo y telarañas. Otros en cambio se resisten a ser leídos una sola vez y se vuelven asiduos visitantes de nuestra mesita de noche y tan indispensables como el café de la mañana. Esto me pasa con el libro "El club de los lagartos" de Daniel Samper Ospina. El libro es una recopilación de crónicas de su vida diaria, una especie de retazos de la vida narrados de manera ágil y siempre salpicados de humor.

Daniel Samper Ospina.

Nació en 1974 en Bogotá y a los pocos días, cuenta, fue sometido a una lobotomía por lo cual terminó dedicándose  al periodismo y siendo hincha del Independiente Santa fe, su equipo del alma. Es director de la revista SoHo, una publicación de vanguardias con la que refrescó el periodismo colombiano.

Es felizmente casado y padre de dos hijas, Guadalupe y Paloma. En 2004 comenzó a escribir su columna en la revista JetSet con la que consiguió la admiración de algunas señoras y, más meritorio para él, el desprecio de algunos personajes de la alta sociedad. Es columnista de la revista semana, desde donde procura encontrar el lado gracioso de la realidad política colombiana. Confiesa que la actividad política lo hace roncar, y lo dice con el temor de que lo nombren ministro de Gobierno. Ni le va ni le viene que lo comparen con su padre, el también periodista Daniel Samper Pizano, de quien no sabe si heredó la pasión por escribir o solo la calvicie, pero a quien espera heredarle sus bienes inmobiliarios.

Como bocadillo y sin permiso, y teniendo casi la seguridad de que no le molestará al escritor, les transcribo una de las historias de su libro.

MI PROBLEMA CON LA CATA DE VINOS

Me invitaron a una cata de vinos. ¿Han ido a una cata de vinos? Bien, yo no había ido a una cata de vinos. Es una reunión a la que llega un señor que siempre es un especialista  traído de Chile, que acepta venir a enseñarle a lo que para él debe ser una manada de campesinos cómo se debe beber vino.

Esperaba, entonces, a que saliera un maestro a enseñarme a tomar un trago, pero apareció un señor viejo, con la nariz llena de grumos de carne, roja y gigante, que iba dando indicaciones precisa: suban la copa, huelan la copa, hagan un buche.

Hice lo que me iba diciendo: metí la fosa nasal en el líquido rojo. Revolví la copa. Y me mandé mi primer sorbo. “Siéntanlo”, decía el especialista, “sientan el vino. ¿Tiene personalidad, verdad?”.

No me pareció, para ser francos. Personalidad tienen, digamos, un Carlos Moreno de Caro, un Jota Mario Valencia, un Armando Benedetti que te alza una ceja en dos minutos, ¿pero un vino?

Como no le encontraba mayor sentido a lo que decía esa especie de Churchill grasoso que pedía silencio cada dos segundos, me invadió cierta ansiedad y opté por beberme la copa como me enseñaron: sin tanto análisis y buscando la sensación de un trastorno redentor.

Pero sucedió lo peor; ese especialista resultó ser lúdico y didáctico, como los estimuladores empresariales, y empezó a preguntarles a los asistentes lo que sentían.

Soy muy malo para manejar ese tipo de situaciones. Me producen mucha presión. Cuando en algún sitio público empiezan a hacer preguntas, me mortifico, por eso dejé de ir a misa. No me gusta participar. Me da vergüenza. Soy malo para eso.

Cuando trataba de taparme con la mujer que estaba delante de mí (una señora que tenía unas gafas como las de “la Gata” o, lo que es igual, como las de Gina Parody, sucedió lo que siempre sucede: Aquel barrigón se fijó en mí, me señaló y me preguntó que características tenía el segundo vino que no tuviera el primero.

- La cantidad – respondí. En el primero me sirvieron más.
El tipo me miró con desconfianza.
_ ¿Y no le sintió el aroma a frutas, a ciruelas, por ejemplo? No supe que decir. La verdad, suele pasarme lo contrario, sobre todo cuando tengo guayabo: que los jugos de frutas me saben a vino. De manera que asentí cobardemente ante la indulgencia del especialista, que cambió de tema y empezó a hablar del color del vino. En los tintos, el rojo púrpura denota juventud, en los blancos, en cambio, se sabe que un vino tiene una edad intermedia cuando es de tono amarillo pajizo.
Me acordé de un amigo vietnamita de la adolescencia que se la pasaba viendo revistas pornográficas y al que le decíamos así, el amarillo pajizo, y todavía era incapaz de entender en que me había metido. Sonaba la interferencia del micrófono del sensei chileno, nadie podía hablar, no se podía fumar. Era casi una visita al médico.

Y opté por ir bebiendo, clandestinamente: en vez de hacer un buche, me empacaba dos y me los pasaba. Y en ese tormentoso trance para evadir la realidad, fui capaz de capotear una vez más las preguntas del conferencista:
- A ver, usted de nuevo: agite la copa para que libere aromas.
- Yo, en efecto, agité la copa pero, como últimamente consumo un producto que se llama Finigax, no me fue posible liberar aromas.
- Hice fuerza, pero no me fue posible.
- Ahora siéntalo de nuevo, a estas alturas ya debe estar en capacidad de detectar con sus sentidos de que botella hablo. Si hablo de algo ácido pero un poco serio, ¿a qué me refiero?
- _ ¿A Antonio Caballero?, respondí con nerviosismo. Me regañó en público. Me instó a que pusiera atención.
Con el paso de las horas, mis características y las del vino se fueron confundiendo: no sabía si cuando decía que estaba de mal cuerpo y era intenso hablaba de mí. Me emborraché; traté de golpearlo. Fui retirado del recinto.

No vuelvo a las catas, Están llenas de personas que no tienen plan y que van a tomar gratis. Soy un poco bestia, lo reconozco. Me gusta tomar para marearme. No se me da eso de hablar de lo que tomo, sino de tomar cuando hablo. Suelo pedir el vino  de la casa, que es barato. Detesto a los tipos que chicanean con el vino. Me parecen snobs. Piden un cuncho. Lo saborean. Huelen el corcho. Lo ponen en la mesa. Como si no fuera mejor comérselo, como yo hago: uno no sabe en qué momento le cae mal a la digestión el licor, y me dicen que el Lomotil está descontinuado.

Daniel Samper Ospina
(Páginas 77 a 80)

miércoles, 19 de febrero de 2014

ODIO A MEDELLÍN

EL AMOR Y EL ODIO EN MUCHO SE PARECEN
Tomado de "Kavilando"
Solo quien ama entrañablemente a su ciudad se atreve a darle una reprimenda como esta. Claro que más que a la ciudad, esta va dirigida a la sociedad que la habita.

ODIO A MEDELLÍN.
Por: Alberto Aguirre

Pasaje Boyacá

¡Oh, mi amada Medellín! Tal vez por ese mismo amor, mayor su desilusión y su amargura: "Así coaccionas el espíritu de creación, la libertad y la rebelión. Eres endemoniadamente astuta para conservar la vigencia de tus estúpidas tradiciones. No admites cambios en tu poderosa alma encementada. Solo te apasiona la pasión del dinero y aforar bultos de cosas para colmar con sus mercancías los supermercados". Gonzalo Arango.


Donde yo administraba justicia en nombre de la República de Colombia y por Autoridad de la Ley, hoy venden condones y calzoncillos. Es esta una ciudad de traficantes: convierten lo sagrado en zoco.

En el Palacio Nacional, sede entonces de los jueces de la República, se ha instalado un Sanandresito, que aquí le dicen 'Hueco'. El primer comercio de contrabando y cucherías, en menudos locales, como buhardillas, se llamó 'El Hueco', para señalar su intento de escondite. Aún existe, en extensión centuplicada. Ahí, al borde, el propio Palacio Nacional se volvió 'Hueco': en cubiles como desvanes se vende lo que usted quiera: mercancía de contrabando, mercancía legítima, mercancía chiviada, mercancía de segunda y de primera y aun de cuarta.

Y también es un Hueco el antiguo Seminario Mayor, en todo el centro de la ciudad, al pie de la Catedral Metropolitana y enseguida del Parque de Bolívar. Sus amplios salones de cátedra y sus extensos comedores fueron reducidos a locales. En el viejo despacho del señor arzobispo hoy venden Lotto Lotín, y la antigua capilla es un restaurante de comidas rápidas.

Decía el viejo López que el meridiano político de la nación pasaba por Medellín, y que para atisbar el rumbo que tomaría la República era preciso venir al Club Unión. Allí, en el Salón Dorado, con sus puertas pomposas imitación cobre, escuchaba, López, a los patriarcas antioqueños, y de paso les exprimía la bolsa. Hoy, el Club Unión, en la carrera Junín, también está convertido en Hueco: dividido y subdividido en menudos aposentos; encuentras el chance en un chiribitil; en otro, te recetan para el sistema endocrino; zapatos, lociones, candongas, body piercing, McDonalds, pollo paisa, lociones, bolsos, bodies, calzones, panties, rollos de telas. Y en el Salón Dorado con estatuas en imitación mármol un casino.

El Banco de la República, edificio de un pálido estilo republicano, situado en el Parque de Berrío, colindante con la iglesia de La Candelaria, se acaba de convertir en Hueco. Venden todo tipo de chucherías. Y hay un local con curas para la vena várice.

Es esta una ciudad de mercachifles. Y así ha sido siempre. Nunca tuvo dignidad. Solo que ahora, con ayuda de la coca, ha ido amasando fortunas aún mayores y demoliendo conciencias. El espíritu traficante del antioqueño se cifra en Medellín, y aquí erige su puesto de mando. El Hueco extenso de ahora es la culminación de un proceso, y paso a nuevas degradaciones. Que se tenga fino La Candelaria. ¿No prostituyeron el Seminario?

Ya en 1914, León de Greiff, antioqueño de nación, escribía este ritornelo, con el título "Villa de La Candelaria": "Vano el motivo de esta prosa. / Nada, cosas de todo día, sucesos banales, / gente necia, local y chata y roma; / gran tráfico en el marco de la plaza, / chismes, catolicismo y una total inopia en los cerebros. / Cual si todo se fincara en la riqueza, / en menjurjes bursátiles / y en el mayor volumen de la panza".

Y cincuenta años más tarde, Gonzalo Arango escribía: "Medellín, nunca comprendiste la humilde gloria de tener un poeta errando por el corazón desierto de tus noches considerándote mi hogar, mi amante y mi única patria. Eres utilitaria en cambio, y preferías acostarte con gerentes y mercaderes. También eres tiránica, pues te place la servidumbre, dominar soberana en el reposo de los vencidos y los muertos". Dice el poeta, en medio de su diatriba, ¡oh, mi amada Medellín! Tal vez por ese mismo amor, mayor su desilusión y su amargura: "Así coaccionas el espíritu de creación, la libertad y la rebelión. Eres endemoniadamente astuta para conservar la vigencia de tus estúpidas tradiciones. No admites cambios en tu poderosa alma encementada. Solo te apasiona la pasión del dinero y aforar bultos de cosas para colmar con sus mercancías los supermercados".

Otro espíritu de alcurnia, Fernando González, que aquí vivió y aquí agonizó y aquí murió, decía: "Medellín, dominada por inhóspitos vendedores de rollos de telas; Medellín, guarida de fariseos hipócritas". (1936). Y más tarde (1939) escribió esto: "El latrocinio propiamente antioqueño es la estafa. Aquí se trabaja con la inteligencia. Por eso el Diablo es de Medellín. Antioquia es pueblo comerciante, y el comercio casi, casi se confunde con la estafa: por lo menos se parecen mucho. Pongan a Santo Tomás a que diga en determinado caso en dónde terminó la habilidad comercial y comenzó el engaño, y verán que se les queda pensando".

Es propio del oficio de cacharreros ocultar sus lacras. El engaño. Medellín es diestra en ocultar las suyas. Más de la mitad de sus dos millones y medio de habitantes viven en la pobreza, y un cuarto, en la miseria. Eso quiere decir que para millones no está segura la comida de mañana. Apenas dan, asordinado, el dato estadístico, que ni se proclama ni se lamenta. Es fama de que tiene la mejor empresa de servicios públicos del país, pero no dicen que hoy en día 68.718 familias de la ciudad tienen cortados los servicios por falta de pago. No tienen con qué; son pobres, y es más necesario un plátano que un bombillo. Infame una ciudad en la que se da esta opción.

Es otro vicio de traficantes la pompa. Gastaron 30 mil millones de pesos en un esperpento: ponerle techo a la plaza de toros. Una ofensa en medio de la miseria. Y el otro estigma es el estraperlo. El presupuesto inicial del Metro de Medellín fue de 650 millones de dólares, pero salió costando finalmente 10.500 millones de dólares. A esto le dicen, pudorosamente, sobrecostos. Se pagó una coima, a los señorones de la Villa, de 25 millones de dólares. El asunto es real, tanto, que está en investigación. Solo que la investigación dura ya diez años. Es otra destreza: la impunidad.

Para vivir a la enemiga, como manda el filósofo, es conveniente vivir en un medio hostil.

jueves, 13 de febrero de 2014

ALHEÑA Y AZÚMBAR

Jaime Jaramillo Escobar

"Os preocupáis demasiado de que vuestra casa esté limpia, /y de que vuestros negocios estén sucios. / Lo importante es mantenerse ocupado todo el día, / porque no sabéis qué hacer con el tiempo libre. / Y por eso vivís inventando cosas permanentemente. / Pero yo os digo: / Hay que hacer esta noche una fiesta privada en casa de cada cual, / porque hoy es víspera de la muerte. / Apuráos" ("Comentario de la muerte").

Jaime Jaramillo Escobar (Pueblorrico, 25 de mayo de 1932) es un poeta colombiano. Co-fundó con Gonzalo Arango y otros escritores el nadaísmo, movimiento de índole contestataria que cambió la percepción de la literatura y el arte colombianos a mediados de los años 60. Su propia obra se caracteriza por la ironía, el sarcasmo, los juegos paródicos del lenguaje popular, la irreverencia y el tono sentencioso con el que satiriza la sociedad y sus instituciones.

Vivió su infancia y juventud en varios pueblos antiquismos especialmente en Altamira y Andes, donde fue compañero de Gonzalo Arango. Cuando, en 1958, su antiguo condisos del judaísmo en Medellín, Jaramillo Escobar, quien a la sazón vivía en Cali, decidió sumarse al movimiento, encubriendo su verdadero nombre bajo el seudónimo X-504. "La X es también para preguntar quién soy. Es una interrogación. El desconocido que te interroga. El que pasa por tus manos sin darse a conocer y se va después de haberte dado todo, menos su nombre. Soy el nombre falso de la verdad [...] X-504, número de presidiario [...]. X-504 existe para que Jaime Jaramillo Escobar pueda vivir libremente, sin el peso de la literatura y de la admiración", explica Jaramillo Escobar.

En contraposición con el carácter incendiario y revulsivo del nadaísmo, la discreción de X-504, paradójicamente, resultaba casi escandalosa. Gonzalo Arango lo describió como el más raro de los nadaístas, pues paga religiosamente el arriendo el último día de mes, gira cheques con fondos, usa chaleco, todas las mañanas a las 8 en punto le da los "buenos días" al patrón, etc. No obstante, el poeta más parco del nadaísmo terminaría siendo reconocido como el mejor de todos. El premio Cassius Clay de poesía nadaísta que obtuvo en 1967 con su libro Los poemas de la ofensa, así lo demuestra. 

Este libro, junto con Los elementos del desastre, de Alvaro Mutis, Morada al sur de Aurelio Arturo y Baladas de Mario Rivero, es considerado como lo más logrado de la poesía colombiana escrita entre 1950 y 1975. En los 44 poemas que conforman el libro, Jaramillo Escobar despliega los rasgos característicos de su escritura: poemas extensos dispuestos en frases a manera de versículos; adopción de un tono sentencioso propio de tradiciones épicas y bíblicas, matizado con humor e ironía; y, sobre todo, un contrapunto exultante entre las grandes y colectivas cosas con las pequeñas y personales.
(Extractado de WikipediA)

Alheña y azúmbar.

La digestión de la pulpa de coco demora cuarenta días y cuarenta noches.
Ni mucho, ni poco.
Al plátano hartón de cáscara roja le falta un grado para ser veneno. Compadre, no coma coco.
Si se ha comido banano y se tomado ron, muerte segura. Nadie comió. Ni yo tampoco.
La pepita de la pitahaya si la comes no la muerdas, si la muerdes no la tragues;
si la tragas, allá tú.

La pepita de la granadilla si la tragas se te embucha.
Para que no se te embuche, mejor que no comas mucha.
La pepita de la granada no es como la de la granadilla.
La pepita de la guayaba no es como la de la granada.
Y la pepita de la papaya no es como la de la guayaba.
Es como la de la papayuela, pero más dulce.
Si es más dulce es más sabrosa, si es más sabrosa es más cara.
Para que no sea más cara no compre papaya ni compre nada.
La pepita de la guanábana es como la de la chirimoya. Y ambas son como la de la calabaza. Cuando a uno le dan calabazas no le dan chirimoya ni le dan papaya.
Las pepitas de la guama se usan para hacer zarcillos,
quiero decir que se utilizan como pendientes,
o mejor dicho lo que quiero decir es que los chicos se las cuelgan en las orejas.
Trae el corozo una nuez, trae la nuez una almendra,
pero la almendra de la nuez no es como la nuez del corozo.
Si no se entiende que no se entienda.

La ciruela se lava, pero no se pela; el madroño se pela pero no se lava.
Para saber si una fruta se lava o se pela hay que consultar el diccionario.
El diccionario tiene la palabra. Pero si no la tiene será que le falta una página.
La pulpa de la algarroba se ataruga y se atraganta.
Si tomas agua se forma una pasta y se te pega en la garganta.
Con la garganta atragantada tratas de ver si resuellas o si no resuellas nada.
 Si no resuellas mortus est.

El icaco es una fruta especial para diabéticos: no tiene azúcar,
 ni tiene harina, ni tiene icaco ni nada.
El que come patilla oxidada seguro estira la pata.
 Para no correr el riesgo es mejor comer sandía. La sandía es una fruta sandia.
El tamarindo es la fruta que más me gusta porque es de negros y de tierra caliente.

Qué sería de los blancos cuando van a tierra caliente si los negros no les sirvieran refrescos de tamarindo. Con el sabor áspero del tamarindo se forman bolas ácidas recubiertas de azúcar que sirven para vender en las calles de Cartagena y se hace una miel espesa de tamarindo para lamer sobre hojas de plátano. También se hacen sorbetes para el arzobispo y además el árbol de tamarindo produce una sombra verde y fresca para construir un banquito y sentarse alrededor del tronco. El tamarindo es un tronco de árbol copudo completamente lleno de tamarindos. Sólo los negros lo pueden coger porque no es fruta de blancos. Si los blancos tuvieran tamarindo entonces los negros serían blancos. Pero no puede ser.

Hay muchas frutas que son de negros. Dios les dio a los negros la tierra caliente y las frutas porque Dios tiene predilección por los negros, eso es evidente.
A los blancos los puso en tierras frías para que se resfríen,
pero ellos inventaron la aspirina y las cobijas de lana.
 El níspero y el mamey son frutas de negros. Y el zapote también.
Pero lo que pasa es que a los blancos siempre les ha gustado comerse
la comida de los negros. Y la música de los negros.
Y los bailes de los negros. Y las negras de los negros.

Sigamos: mi negra se emperejila, se emperespeja, se aliña,
Con alhucema y albahaca, con cidrón y toronjil,
Con lavanda, con canela, con loción y con anís.
Mi negra tiene un meneo que no cabe por la calle,
Mueve el tacón y la punta del zapato y ese baile
Derrama tantas fragancias que no caben en el aire.
Mi negra es alta y esbelta, muy lucida y bien plantada,
Su cuello es tan largo que anda su cabeza por el aire.
El donaire de mi negra no cabe en ninguna parte.
Mi negra tiene ojos blancos, dientes blancos, calzones blancos,
Calzones en diminutivo, calzoncitos, prendas íntimas…
Yo no sé qué tienen de íntimas si las anda mostrando por todos lados.
Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
No como las blancas que aunque se desnuden siempre tienen algo que las cubre, aunque sea un concepto. Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda,
y por lo tanto no se puede vestir completamente porque mientras más se viste más desnuda queda.

Mi negra se aceita el codo, se pule el pelo, acicala,
Se emperimbomba, se tiñe, se sahúma, se apercala,
Se va de rumba y regresa cuando está la noche alta.
Yo no sufro por mi negra. ¡Cómo me alegra mirarla!
Mi negra camina en versos de cuatro o cinco tonadas,
Su habla es un canto largo, con las palabras cortadas.
Mi negra es dulce por fuera. Por dentro yo no sé nada.
Por dentro mi negra tiene alguna cosa guardada.

Agüita de manzanilla,
Tisana de ron y eneldo,
La raíz del limoncillo
Y un manojito de espliego.
El aire huele a linaza
Con astillas de canela.
Con alheña y con azúmbar
Viene pintada mi negra.
Pintada no es la palabra,
Viene más azul que negra,
Como esculpida en el aire
Durísimo de la piedra!


MAMÁ NEGRA

miércoles, 12 de febrero de 2014

PACHECO EN PRIMERA PERSONA

Transcripción de la entrevista a Fernando González Pacheco realizada por Hernán Cárdenas Correa para su programa de televisión Variedades en el mes de septiembre del año 1997 en la  ciudad de Medellín.
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"Aquí uno es un gorgojo, uno es una molécula".

- Fernando Bienvenido
- Muchas gracias Hernán, lo felicito por el programa Variedades, es muy lindo que cada sector pueda tener los comentarios de su propio sitio.

-Yo nací en Valencia, España. Mi padre era español, madrileño, mi madre Colombiana. Aunque nací en Valencia pasé pocos días en esa ciudad pues todos nos fuimos a Madrid donde mi padre tenía un almacén fotográfico. Cuando tenía cuatro años se inició la guerra española, mi madre sufría del corazón; entonces mi padre de forma muy acertada decidió que no era un ambiente propicio una guerra para alguien que sufría del corazón. Aprovechando que ella era colombiana y parienta del entonces presidente Eduardo Santos nos vinimos a Colombia, con la idea, según mi padre nos contó después, de escampar guerra y luego volver,  mi padre se amañó, como decimos en Colombia, y se quedó.

Trabajó toda su vida para el diario El Tiempo. Nos quedamos, mi madre falleció al poco tiempo de llegar, nos quedamos mi padre, mi hermano y yo, somos nada más tres con mi padre y mi hermano. A nosotros nos crió mi abuela, la mamá de mi mamá. Y cuando tuvimos una edad apropiada nos fuimos a vivir con mi papá. Por eso yo debo confesar que… Mi padre no fue solamente mi padre, fue mi amigo, yo diría que prácticamente mi cómplice.

Yo tuve una juventud de la que hoy día me arrepiento, pues veo que no aproveché lo que tantos niños no pueden tener…  Fui muy indisciplinado y mi padre nunca me censuró nada, o sea que fue un gran amigo. Lástima que…  Y esa es una de mis grandes frustraciones, aunque llegó a ver que yo tomaba un oficio como este, nunca vio lo que pude llegar a ser gracias a todos ustedes. Esa es más o menos una síntesis de lo que ha sido mi vida.

A la televisión llegué por una casualidad, yo estaba navegando, navegué cuatro años en la flota mercante, fui camarero y mayordomo. Y es tal vez lo único que añoro en mi vida, el mar. El mar llena la parte espiritual. Pero una vez allí Don Alberto Peñaranda que era propietario de Punch, la programadora… Me encontró y me ofreció esto, y yo vine con una licencia de quince días a trabajar en televisión que se han convertido en cuarenta años.

Esa es la síntesis de la vida de una vida de un ser humano muy común y corriente. De eso si me siento, muy… si no  orgulloso, por lo menos pongo la cabeza en la almohada todos los días y sé que el hecho de aparecer frente a una cámara de televisión no me hace ni más ni menos que nadie… Y además no lo soy, yo soy un ser humano muy común y corriente, muy tímido, aunque la gente no lo crea. Y que tengo algunas cualidades y muchísimos defectos… Pero que, lloro, me río, sudo, voy al baño; no tengo nada distinto a los demás.

SUS PADRES

- Jajá… Mi madre tenía un nombre muy lindo, Inés Castro Montejo, a mi padre se lo debieron poner muy pequeñito para bautizarlo, Toda la vida le tomamos el pelo con mi hermano… Mi padre se llamaba Doroteo…. (Risa). Y todo lo bueno que fue con nosotros, (Risa). Quizás fue pagando que le hubieran puesto ese nombre, Doroteo, Doroteo González Pacheco. Yo de mi madre confieso tengo muy remotos recuerdos, yo tenía cinco años cuando ella falleció. Eso hizo que mi padre se convirtiera en padre y madre, amigo, cómplice… Todo.

O sea, yo por mi padre, debo confesarlo, no lo digo, no me gusta repetirlo, cuando falleció mi padre… Yo… Intenté quitarme la vida, afortunadamente Dios no lo permitió, pero… En algún momento fue, y es todavía un ser muy especial por las circunstancias… En que vivimos.

EL NOMBRE PACHECO
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Es una cosa inexplicable, mi nombre es Fernando, mi primer apellido Gozález-Pacheco, o sea el apellido de mi padre… González, guión, Pacheco, el apellido de mi madre, Castro. Yo no sé porqué… Algunas personas pensarán, se puso su nombre artístico Pacheco, no,no, nunca. A mi hermano que es médico y que es la oveja blanca de la familia, muy serio, muy trascendental, también le dicen el doctor Pacheco.  A mi padre le decían Pacheco, a mis sobrinos les dicen Pacheco. Yo no sé, yo creo es porque es quizás un poquito más sonoro y porque el González es más común y corriente.

Yo no sé si algún día… Ya no tengo edad para eso, pero…  Algún día me gustaría quitarme el González, con el mayor respeto por el apellido, pero es incómodo a veces. En la universidad me pasaba cuando, estudiaba medicina, fue la única vez que estudié algo en serio, me llamaban a lista y en ese momento no trabajaba en la televisión…  El profesor decía… “González Fernando”, yo contestaba presente y el profesor me decía: ¿Y usted por qué contesta por otro?  – Pero Señor ese soy yo. _Usted es Pacheco. Fue que él había oído que todos me decían Pacheco. Pero francamente no sé explicar por qué., se queda el Pacheco, me parten el apellido en dos. No me molesta en lo más mínimo, eso sí es cierto.

SU HERMANO

Tengo un solo hermano, un médico que se llama Rafael y vive en Bogotá. Pero como le dije es la oveja blanca de la familia, trascendental, muy serio. Jamás le gusta aparecer en nada, es muy difícil que le hagan una entrevista, a veces lo llaman porque le quieren preguntar sobre su hermano, es muy difícil. Tengo una relación de hermano magnífica, peleamos mucho, como es lógico que peleen los hermanos. Digo “pelear” entre comillas, pero tenemos una magnífica relación y el entiende perfectamente lo que yo hago y yo mucho más que un médico tiene cierta cantidad de responsabilidades muy especiales.

SU PRIMERA APARICIÓN EN UN MEDIO DE COMUNICACIÓN

Yo tenía una familia… y como dije ahora me arrepiento de no saber lo que tenía, era una familia de las que se llaman acomodadas entonces me matricularon desde el kínder infantil, en un colegio de esos High Lights, el gimnasio moderno. Ahí hice el kínder y los primeros años de elemental hasta que perdí el año y me echaron y fui a parar a un colegio de disciplina rígida donde logré hacerme bachiller. Y digo mal, logré, porque fueron mis amigos los que me sacaron de bachiller, yo era un pésimo estudiante, indisciplinado.
Desde aquella época tenía ciertas aficiones, yo les contaba a mis compañeros de colegio, los sacaba al recreo y les contaba cuentos de un personaje que yo había inventado, el viejito. Organizaba los grupos musicales, los equipos de beisbol, todo lo que no fuera estudiar lo hacía yo.

Entonces mis compañeros permitieron que yo me quedara, porque decían, si no se queda Pacheco se daña esto. Luego entré a estudiar medicina dos años, ahí había que estudiar en serio, pero por razones familiares tuve que retirarme. Me fui a estudiar derecho… Duré un día, fui un día a la universidad y no volví.
Me fui a estudiar economía, duré tres meses, me convencí que no podía. Instalé radios en los automóviles,

PACHECO Y EL MAR

Luego fui a parar finalmente a la flota de camarero, mi papá lo consiguió y de mayordomo. Creí que mi vida iba a terminar en el mar, me encanta el mar, además le cambia a uno muchos valores equivocados. El mar lo convence sobre todo de una cosa Hernán: "Aquí uno es un gorgojo, uno es una molécula".

Y es que muchos valores que uno tiene aquí, en el mar no son. La misma familia, la política. El mar es… El barco es la casa de uno, la familia son los compañeros. En fin, cambian muchos valores, el mar me marcó y yo creí que terminaría mi vida en el mar…. Pero por casualidad vine a parar en la televisión. He hecho una síntesis bastante aburrida y espero no aburrirlos mucho sobre lo que ha sido mi vida.

LA TELEVISIÓN EN COLOMBIA

Ah no, cuando yo entré a la televisión llevaba año y medio, algo así. Jugábamos a la televisión la verdad. Hacíamos televisión, todo en directo. En blanco y negro. Hay una cosa curiosa, cuando yo entré a la televisión una de las cosas que más me atrajo fue que la televisión comenzaba a las seis de la tarde. Yo no soy buen madrugador como creo que hay mucha gente y dije: Al fin escogí un oficio donde pueda dormir. Porque no había que estar en ningún programa antes de las cinco de la tarde, sin darme cuenta que después crearon las grabaciones, cosas como estas, y tuve que levantarme muchas veces a las cinco de la mañana a grabar. En aquél tiempo jugábamos pero con una enorme mística… Que se ha perdido un poco.

LA TELEVISIÓN ACTUAL

La televisión de hoy en día es cincuenta mil veces mejor en todos los aspectos, técnico ni hablar, artístico, todo. Esto, un canal como este, permite a la gente, porque aquí hay un gran talento. Pero se ha perdido un poco la mística, por ejemplo en aquel tiempo no pensábamos tanto en si uno ganaba o no dinero, eso era lo de menos, lo importante era hacer cosas. Y lo mismo era un ensayo de dos horas que uno de cinco o seis horas para hacer una obra de teatro.

Éramos menos, entonces nos conocíamos más. Pero es indudable que ver una escenografía de hoy día, las luces de hoy en día, aún el talento, la forma en que se hace, los directores, las actuaciones… Todo ha mejorado.

Los colombianos somos muy dados al canibalismo, nos tragamos los unos a los otros. Yo le digo que he viajado por… Gracias a mi trabajo por muchos sitios del mundo, y no voy a decir que esta sea la mejor del mundo pero ni mucho menos es la más mala. Es más, yo diría que en América Latina si acaso un país nos lleva ventaja que podría ser Brasil.

Lo que pasa es que claro, muchas veces contesto lo mismo, la gente le dice a uno: ¿Porqué no hacen un musical como el de Liza Minnelli o como el de Frank Sinatra?… En ese caso siempre les contesto eso tiene no más que una explicación: Eso no tiene más que una explicación, y es que los billetes de allá tienen el retrato de Washington y aquí tienen el retrato de Bolívar, entonces, esa es la diferencia.´, pero nuestra televisión es una magnífica televisión. Hay programas Muuuy buenos, buenos, malos, regulares, pésimos, como en todo el mundo.  Pero en términos generales tenemos una magnífica televisión.
Continuará.


jueves, 6 de febrero de 2014

LA CASA POR LA VENTANA.

Tirar la casa por la ventana, Casi todos hemos escuchado alguna vez esta frase e igualmente conocido casos en los que la acción que ella implica ha traído resultados desafortunados.

Grabado anónimo, principios del siglo XIX

No en una, sino en muchas  ocasiones la prensa ha publicado que alguien que se ha ganado la lotería y se ha enfarrado un fin de semana completo con todo el vecindario ofreciéndoles licor, comida y música.

RON PA TO EL MUNDO

Algunos han llegado al extremo de regalar o quemar sus muebles y ropa en medio del jolgorio. – Que no se vea la miseria, que el lunes me reclamo mi premio mayor.
Después del jolgorio y llegado el lunes nuestro personaje sale a reclamar su premio mayor de la lotería para enterarse que:

- Su billete es falso y que le metieron gato por liebre.
- Que el número del premio mayor no coincide con el suyo.
- Y hasta en una ocasión que el número ganador publicado en el periódico salió erróneo.

Ni se imagina uno lo que han sentido estas personas que ensillaron antes de traer las bestias, que dilapidaron lo mucho o generalmente lo poco que tenían con la ilusión errónea de ser mil millonarios.

El totazo debe ser grande y con consecuencias desastrosas.

EL CUARTO DE HORA

Otros casos, y más comunes por cierto, son aquellos en los que el desaforado no se ha ganado la lotería ni el baloto. Aquí entran los que por golpes del destino tuvieron un trabajo muy bien pago o accedido a un contrato que les genera pingues beneficios.

Este es el que al recibir su primer pago regala o bota lo que tiene y sale en patota con su esposa, hijos padres, sobrinos y amigos más allegados rumbo a los centros comerciales.

Que la nevera no frost, el televisor led de cuarenta pulgadas, el equipo de sonido de mil vatios, los zapatos de marca para sus hijos y sobrinos, ah y el nuevo automóvil cero kilómetros de gama alta.
Por su parte su esposa y suegra salen a renovar su ajuar en el sitio más caché sin medirse en costos.

Que para eso es la plata y sobre todo la flamante tarjeta de crédito con cupo ilimitado que recién le han dado en la empresa.

Oh razón de la sin razón, o falacia de mundo, esta querida familia que se obnubiló por un éxito pasajero, por el cuarto de hora de su vida, ha dilapidado sus temporales ganancias más allá de su propia realidad, y cuando su trabajo termine tendrá empeñando su futuro con los exagerados pagos que les exigirá el uso de su tarjetica de plástico.

DON PEDRO

Don Pedro si nunca tuvo tarjeta de crédito, ni siquiera de débito ni cuenta bancaria. Él decía: -Volador hecho, volador quemado. Por eso vivía en una humilde casita arriba muy arriba del barrio que se aferró  las empinadas laderas de la cordillera central que bordea la gran ciudad.

Techo de latón, muros de ladrillo pelado, piso de cemento, cortinas de tela en lugar de puertas. Que así se acostumbró a vivir dándole el diario para la comida a su esposa y gastándose el resto en la tienda de la esquina en cerveza o aguardiente.

Era eso sí, un avezado ebanista al que no le faltaban contratos en algunas carpinterías, pero eso de volador hecho volador quemado no lo había dejado progresar ni a mejorar su propia vivienda, en casa de herrero, azadón de palo.

Pero su cuarto de hora lo estaba esperando. Un día cualquiera el dueño de la carpintería lo hizo llamar a la oficina para presentarle a un señor que requería de sus servicios y al cual se lo había especialmente recomendado.
Era un hombre de mediana edad y estatura, algo obeso, blanco y de tupido bigote.

- Mirá, comenzó a decir el señor…
Necesito que me hagás unos trabajitos en mi casa y si quedo a gusto te llevo a mi finca para que igual me hagás otras cosas. Eso sí, confío en lo que me dijo tu patrón y que todo quede excelente, por plata no te preocupés. Dicho esto le entregó su tarjeta diciéndole: - Mañana te espero a las nueve de la mañana para que cuadremos.
Ah, se le apareció la virgen a Pedro, ese señor no mentía cuando dijo que por dinero no había problema, desde entonces Pedro recibía billete a montones.

Pero el bailado no se lo quitaba nadie, siguió con eso de que volador hecho, volador quemado, que cosita, ni siquiera le puso puertas a los cuartos de la casa. Pero lo que sí hizo fue aumentarle el diario a su esposa y cambiar su rutina diaria en la tienda del barrio, ya no tomaba cerveza ni aguardiente, solo whisky ventiado, igual invitando a sus amigos a tomar lo que quisieran dé cuenta de él.

Se llegó el día de los quince años de su hijita mayor y como que no iban a celebrárselos como se lo merecía. Encargó a su cuñada para que le consiguiera una buena cocinera que prepara la comida para los cien invitados que tendrían, a su cuñado le encomendó conseguir unos buenos músicos y el licor para la fiesta y de añadidura unos voladores y papeletas para quemar harta pólvora esa noche. En fiesta que se respete no faltan los voladores. Volador hecho volador quemado.

Y así transcurrió por un tiempo la vida de Pedro, con la holgura que conoció haciéndole trabajos a su nuevo patrón que no escatimada en gastos, es que era un tipo muy rico.

Pero, y nunca falta el pero, un día mataron a su patrón y no hubo más buenos trabajos, como nunca guardó nada no pudo ese día darle el diario a su esposa, en las carpinterías en las que trabajó antes le dijeron que ya le habían conseguido reemplazo. Así que Pedro fue un día a la tienda para que le fiaran una cerveza.  Al entrar al local el cantinero le dijo:

- Pedro, Don José te dejó desde ayer esta plata que te debía y mientras le decía esto le fue entregando billete tras billete de cincuenta mil hasta ajustar un millón de pesos.

- Hombe, ya ni me acordaba, que sea un motivo, traéme una botella de whisky porque volador hecho volador quemao.

martes, 4 de febrero de 2014

FACEBOOK CUMPLE HOY 10 AÑOS


FACEBOOK CUMPLE HOY 10 AÑOS
Gracias a tí cumplimos 10 años.

"Llegamos a nuestro décimo aniversario únicamente gracias a que compartes tu amistad, historias y memorias a lo largo de este trayecto. Te damos las gracias".

Si bien al comienzo estaba algo reacio a abrir una cuenta en facebook pues me daba algo de desconfianza por el asunto de la privacidad finalmente me atreví y ahora no puedo decir otra cosa diferente a la de que es un servicio maravilloso. Las opciones de configurar lo que publico para que sea visto solo por las personas que elija me da la seguridad de que mis asuntos publicados lleguen solo a quienes yo quiera. Uno es quien elige los grupos que por intereses comunes se identifique para recibir sus publicaciones o compartirles las propias. Igual las personas que se agreguen como amigos del perfil son las que uno seleccione. Día a día a través de esta red se logra estar actualizado y se conocen diversas opiniones con las que libremente se puede o no estar de acuerdo. Es una gran opción de la que estoy muy satisfecho.

Facebook llega hoy a sus 10 años y no puedo menos que felicitarlos y desearles muchísimos más cumpleaños para seguir disfrutando de sus servicios.
Esta es mi película de Facebook. Busca la tuya en tu perfil.


miércoles, 29 de enero de 2014

EL TELÉFONO NEGRO

ALÓ, este es el 340 62

Somos testigos de un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, para los que recién llegan deben saber que las cosas que ahora tenemos no siempre estuvieron con nosotros ni tampoco serán las últimas, muchas otras y más maravillosas están llegando y de seguro muchas más vendrán.


Nos acomodamos rápidamente a los cambios, todo cambia y se transforma. Igualmente el hombre evoluciona y crea herramientas según lo exijan sus necesidades. Pasamos del descubrimiento del fuego y las lámparas de aceite a la energía eléctrica y al bombillo, del primer cuchillo de piedra al cortador láser, de la escritura cuneiforme en tabletas de arcilla al ibook.

Aún recuerdo el día que nos instalaron el primer teléfono en la casa, un flamante Ericsson negro de pared, lo último de la tecnología de entonces.

Una vez instalado colocaron una etiqueta en una pequeña pestaña que tenía en la parte superior, era el número de nuestra línea que desde ese momento nos conectaba con el mundo, era el 340 62.

Ya no había que salir a buscar las cosas, solo se pedían a domicilio a la carnicería, al granero o a la farmacia. Igual podíamos hablar directamente con nuestra familia que estaba en otro barrio, o más maravilloso aún, podíamos comunicarnos a otra ciudad o a otra parte del mundo a través de una operadora.

¿Qué inventarán después?, nos preguntamos.

No sé cuantos años han transcurrido desde que me instalaron la primera conexión a internet, para mí fue como en un abrir y cerrar de ojos, era una conexión telefónica que desde que arrancaba producía una secuencia de extraños zumbidos, a pesar de que comparadas la velocidad del ordenador y la conexión de ese entonces con las actuales son como el día y la noche nos parecía extraordinaria, insuperable, maravillosa.

¡Ah!, olvidaba mencionar algo mucho anterior a la internet. En los años ochentas los primeros computadores trabajaban únicamente con el sistema “DOS”. Mi primer ordenador personal fue unTexas Instruments TI-99/4A.  Ahora Muchos de los que leen esto ni lo habrán oído mencionar. Basta que les diga que los monitores tenían conexiones RCA por lo que también se podían usar los televisores normales con un pequeño convertidor a la entrada de antena. La velocidad creo que era de unos 16 Byts y tenía la posibilidad de ampliar su ROM interna mediante cartuchos especiales con el extra que fueron los primeros en traer algunos periféricos, como por ejemplo una impresora. Ahora que lo pienso creo que fue maravilloso iniciarnos en los albores de las computadoras personales. La pantalla que se obtenía era negra, igual que la de los videojuegos como el telebolito. Aún conservo tanto mi ordenador con sus manuales y el videojuego, y funcionan. Para usarlos, no exagero, había que estudiar mucho los manuales o hacer un curso.

Con la llegada del Windows este lo que hizo fue hacer más fácil el manejo de los ordenadores, pero aún exigiendo el uso de muchos de los comandos del DOS, por lo que seguía siendo un poco complicado. Ahora Tanto Windows como Macintosh y los otros sistemas operativos eximen al usuario del conocimiento del DOS, del que ni se enteran de que está incluido, o eso creo, porque no soy muy conocedor del tema.

Pero creo que ya es suficiente de esto que solo menciono por considerarlo interesante para los que no pasaron por esos procesos.

¿En qué íbamos?, ah… si en lo del 340 62 y el desfile de cosas que nos han acompañado en nuestra vida cotidiana. Ahora no es raro ver a los niños manipulando con una habilidad pasmosa sus tablets y sus teléfonos inteligentes, conectados con Wifi y pasándose datos, música e imágenes usando el bluetooth, una cosa inimaginable en los tiempos de los primeros teléfonos instalados en Medellín.

Todo cambia y evoluciona, el hombre sigue creando sus herramientas, estimulando nuestra capacidad de sorpresa. Un momento que suena el teléfono.

- ¡Aló!, este es el 340 62.

martes, 28 de enero de 2014

EL PASADO SI IMPORTA

Divagaciones no autorizadas sobre el tiempo.

Lo que pienso que escribiré viene del pasado y se plasmará en el futuro, lo que digito en el teclado son chispazos de un presente que una vez tecleados ya serán pasado, caramba esto es complicado.

"Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir por siempre."
Mahatma Gandhi.

Escuchando una conferencia que trataba como idea central al pasado como un lastre y al futuro como algo que no debe preocuparnos porque aún no existe, algo se movió en mi mente.

 ¿Acaso el pasado es un lastre?, ¿Y el futuro algo que solo debemos esperar sentados a que llegue como las aguas de un río?

Sentía que algo no andaba bien en el enunciado central de la conferencia, estaría mejor decir que el pasado no debe convertirse en un lastre, y que el futuro no debería causarnos constante temor y angustia.

El pasado es un presente que ya pasó, el futuro será un presente que encontraremos, y el presente es el constante viaje del consciente en el eterno fluido de la vida. Unos y otros inevitablemente tienen una carga de acontecimientos buenos y malos, deseables e indeseables.

El pasado es valioso y sí debe importarnos, es la fuente de referentes que influyen directamente en el presente y la guía a partir de la cual deberíamos vivir el presente para construir el futuro.

En tres tiempos se divide la vida: Presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; y el pasado, cierto”.
Lucio Anneo Séneca.

El pasado de hecho ya pasó, como fue es y es inmutable, él nos ofrecerá recuerdos agradables o desagradables, no importa como sean, siempre será el pasado algo que si importa, pues nada más y nada menos contiene todos los archivos de nuestra existencia a los cuales acudimos cada instante del presente para dirigir nuestro viaje, sin él sucumbiríamos y nos perderíamos en la nada, en el no ser.

La vida humana representa, la mayor parte de las veces, una ecuación entre el pasado y el futuro”.
José Ingenieros.

El tiempo de la acción es el presente, es la etapa de la construcción del futuro a partir del pasado. El presente es la aventura, el goce, el sufrimiento, la risa y el llanto. El hoy es también el tiempo de la creación del software que guardamos en el disco del pasado y que dirigirá nuestra vida del hoy hacia el mañana.

El mejor profeta del futuro es el pasado”.
Lord Byron.

Tratemos pues de vivir en concordancia con la naturaleza que es la esencia del milagro de la vida, preparémonos y aprendamos como si fuéramos a vivir para siempre, vivamos como si fuéramos a morir mañana.